Está en la página 1de 2

CONOCIMIENTO Y PODER EN LOS DISCURSOS SOBRE FEMINISMO

¿Qué se necesita ser para ser feminista? Esta pregunta no tiene la intención de colocar en
duda la lucha de compañeras que sacan la voz por tantas sino por todas nosotras; solo
pretende cuestionar cierto halo de intelectualidad que ha englobado algunas conversaciones
en torno al movimiento feminista y creo, no es conveniente sea LA forma de apropiarse del
discurso sobre la igualdad de géneros, porque lo que hace es excluir a millones de mujeres
que por distintas razones no son parte de esta apropiación intelectual.

La intelectualidad a la que me refiero es un signo que resuena en las conversaciones sobre


feminismo, un cierto tono que inunda los diálogos, donde el acto de leer pareciera ser el
mayor referente para comprender la matrix machista en la que estamos. Y quisiera aclarar,
antes de continuar con este argumento, que estoy muy de acuerdo con la lectura como medio
emancipador de las consciencias y con la existencia de un sentido creado e impuesto por los
hombres para comprender de una única forma las diversas maneras de ser y estar en el mundo,
donde ellos, los hombres blancos, eurocéntricos, heterosexuales y de clase alta son quienes
dictan las normas que nos rigen, por tanto, este argumento está a favor de la necesidad
histórica de revertir aquello.

Dicho esto, mi crítica es ¿cómo integramos las distintas maneras de ser feminista sin de nuevo
recrear categorías de subalternización, donde no se representen las mismas formas de
hegemonía eurocéntricas que generan tipos de personas y clases de discursos más válidos
unos de otros?

Creo que uno de los desafíos que tiene por delante este momento de la historia es visibilizar
y derribar el machismo impreso en las sociedades, pero también construir una real idea de
igualdad entre mujeres y hombres, entre mujeres y mujeres, entre personas y medioambiente.
Esta premisa no es una forma de hacer inabarcable el problema para que finalmente termine
cambiando nada, no, la idea es tener la reflexión siempre por delante, autovigilarse desde las
propias visiones feministas y de igualdad de géneros, la reproducción y representación del
mundo en espacios donde efectivamente estemos siendo tolerantes e incorporemos la
diferencia como un valor humano. Donde para ser escuchadas con respeto en cualquier parte
que estemos, no sea necesario cumplir con alguna categoría de intelectualidad, donde el
discurso feminista sea parte de todas quienes nos sentimos involucradas en esta relación de
desigualdad.

Lo anterior quiere decir que no hay que perder de vista que el vínculo entre conocimiento y
poder ha sido la forma de trato interpersonal que nos determina negativamente como seres
humanos, que esta relación se cuela en todas las maneras de comunicación social, donde los
niños y niñas están supeditados a los adultos, los mal llamados objetos de estudio están
subalternizados a las academias, los pobres están sujetos a las personas con dinero, etc, etc.

Quizás este sea el momento de hacerse todas las preguntas, posibilitando distintas respuestas,
asirse a lo que nos define como seres humanos, estando siempre atent@s a las formas de
cooptación que el pensamiento único y hegemónico ha intentado, con bastante éxito
implantar, por ello, la invitación es a comprender a la teoría feminista y descolonizadora
como un grandísimo aporte a la ciencia, a la academia y por sobre todo a la construcción de
la pluriversalidad, no obstante, es fragmento y parte de un conocimiento que tiene muchas
otras ramas, de muchos otros colores, con muchas otras voces igualmente válidas y
requeridas para la conformación y comprensión del ser feminista.

Por Sandra Villanueva-Gallardo


Doctora © en ciencias sociales
Universidad de Los Lagos

También podría gustarte