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Seminario Filosofado Mayor San Agustín

Filosofía Latinoamericana
Juan Jarvey García Flórez

Comentario al libro “Colombia: violencia, democracia y derechos humanos”


Estanislao Zuleta.

En este libro, el autor reflexiona acerca de la democracia, preguntándose qué es, sus
características, la cultura que exige para su existencia y su relación con los derechos
humanos. Pone como marco de referencia a Colombia, en cuanto a su historia
sociopolítica reciente. Hace un énfasis especial en las condiciones necesarias y los
cambios que este país debería adoptar para efectos de lograr un acercamiento al ideal
que se tiene de la democracia.

En la primera parte expone, entre varios temas, el que la democracia es una empresa
compleja cuyo fin vendría a ser la construcción de un estado fuerte, que no solo
garantice y permita la posibilidad de ejercer los derechos humanos, sino que responda
a las necesidades e intereses de las personas, generando las mejores condiciones
posibles, pues de nada sirve que exista la democracia si no hay posibilidades de
ejercerla.

La sociedad en la cual la democracia es capaz de existir, es aquella que posee una


cultura basada en los derechos humanos. A pesar de tener una conceptualización
demarcada, han sido presentados inadecuadamente en ciertas ocasiones, pues suelen
ser planteados como restricciones con respecto a los otros; por ejemplo, cuando son
presentados como inherentes o característicos de la naturaleza humana sin considerar
cuestiones de raza, cultura y de posibilidades. Los derechos humanos por sí solos,
resultan inefectivos si no son acompañados de posibilidades que permitan que sean
ejercidos en situaciones concretas de la vida

En el caso de Colombia, los derechos humanos son continuamente vulnerados por las
situaciones de la guerra y la cultura de violencia que se evidencian en el país desde
hace más de medio siglo. Se considera que la cultura de la violencia y la guerra son
perpetuados por los integrantes de la sociedad colombiana quienes, pese a estar de
acuerdo en que se necesitan cambios y la paz, siguen poniendo como prioridad
intereses antidemocráticos. Manifiesta que se ha pensado, erróneamente, que la
terminación de la guerra significa la erradicación de los conflictos. Esta creencia es
desestimada por Zuleta, puesto que los conflictos son necesarios en una sociedad, ya
que son estos los que permiten el diálogo y el cambio en la misma, como la expresión
del pluralismo.

En lo que concierne a la cultura de los derechos humanos, se establece que esta tiene
como cuestiones primordiales la consideración que los seres humanos son iguales,
razón por la cual no existe uno que posea la verdad absoluta, y actuar bajo dicho
conocimiento permite que solo a través de este planteamiento se hace posible el diálogo
y llegar a acoger gustosamente al pluralismo. La democracia es bajo estas
consideraciones un mecanismo que requiere y promueve la unificación del pueblo, esta
unificación puede ser también expresada en que sea el pueblo quien produzca cultura.

En la segunda parte del libro, se discute la democracia desde el pensamiento de


diversos filósofos, especialmente Kant, Marx y Mann. El ser humano es definido como
un ser social, que busca pertenecer a la sociedad porque de esta forma se siente más
humano; sin embargo, también siente repulsión a hacerlo, como escribió Kant, y esta
repulsión es la que produce en el hombre las fuerzas necesarias para superarse, permite
que los talentos germinen y que las diferencias sobresalgan.

Citando a Kant, expone la religión como un obstáculo para la emancipación, ya que se


convierte en naturaleza del ser humano el pensar bajo convicciones fijas que le impiden
salir de su condición de subalternidad, en la cual los tutores desean mantenerlo. La
homogeneidad que se da en las convicciones fijas, imposibilita un pensamiento crítico
de un ambiente en el cual todo el mundo piensa lo mismo. Por lo tanto, el pensar por sí
mismo y hacer un uso público de la razón es lo más importante para la emancipación,
no sin olvidar que al estar comprometido con unas normas debe acogerse a ellas, ya
que por el contrario se perturbaría el funcionamiento social.

El autor expone que Mann defiende la democracia, aunque con cierto escepticismo,
pues realiza una crítica al materialismo implícito en ella, manifestado en el consumo, la
pasión por la riqueza y al tiempo la decadencia de la cultura en favor de los intereses
materialistas. De forma similar, Mann defiende la necesidad del socialismo junto con la
democracia, ya que considera que el sufrimiento como consecuencia de la indignidad
humana social debe acabarse.
En cuanto a Marx, Zuleta hace una crítica a los derechos humanos y a la carta
constitucional que, si bien hace iguales a todos los ciudadanos ante la ley, con igualdad
de derechos y deberes, en la práctica son sumamente desiguales. No se les permite
hacer casi nada de lo que la ley permite, porque las trabas de su realidad efectiva se los
impide, realidad evidenciada en la miseria, la ignorancia y el miedo.

En la tercera, y última parte del libro, que ha llamado Sociología política de Colombia,
Estanislao Zuleta realiza una contextualización de la democracia teniendo como
referencia a Colombia. A pesar de que este país sea constitucionalmente democrático y
tenga rasgos característicos de la misma, el ejercicio de la democracia se ve
interrumpido por el terror que impide que sus instituciones, los derechos humanos y las
movilizaciones por parte de diferentes sectores de la sociedad se lleven a cabo
efectivamente. Siendo el narcotráfico y el movimiento guerrillero los principales factores
que han contribuido al terror y el impedimento de una democracia efectiva en el país. El
primero de estos tiene, a causa de su carácter ilegal, fuerzas armadas a su disposición
que por medio del terror llegan a limitan la justicia institucional; el segundo, se compone
de grupos cuya ideología va en contra del sistema, que pretenden cambiar por medio
de la lucha armada. Del mismo modo, buscan tener mayor participación política y
defender intereses, que se caracterizan por ser de difícil alcance en la medida en que
solo en la paz podrían llegar a conseguirlos.

El narcotráfico ha surgido en un ambiente derivado de cuatro décadas de violencia y se


ha convertido en un debilitador del estado. Su búsqueda se centraba principalmente en
la creación de fuerzas armadas, la intimidación y el asesinato de quienes ejercen la
justicia, así como los sobornos, lo que hace sumamente difícil la labor honesta.

Junto con la identificación de la situación problemática de la democracia en Colombia a


raíz del terror y el análisis de dos de las causas que han dado origen a dicha situación,
Zuleta realiza una exposición de diferentes sucesos políticos y económicos que han
surgido en Colombia, que han atentado contra la democracia mencionando, a su vez,
las consecuencias que han traído estos. Trae a la memoria el Frente Nacional, como
una empresa fundamentalmente antidemocrática que no solo llegó a eliminar las
diferencias ideológicas entre los diferentes partidos, sino que también limitó la capacidad
de crear cambios trascendentes dentro de la sociedad. La violencia que ha vivido el país
en las últimas décadas y particularmente las masacres que se han ejecutado con el fin
de generar terror en las poblaciones y obligarlas a huir más que para eliminar a un
enemigo en particular, y que en algunos casos han sido cubiertas o apoyadas por
fuerzas militares

El autor presenta un panorama de la democracia como un proceso en vía de ampliación,


que se evidencia en las prácticas electorales, periodísticas y educativas. En situaciones
tales como que los grupos de izquierda tienen libertad de expresión, pues no están
sometidos a censura y sus publicaciones circulan libremente, en que la mayoría de las
huelgas y protestas no son reprimidas violentamente, en las que el Estado reconoce que
poseen razones justas, por lo cual suelen llegar a un compromiso con quienes están
reclamando, así posteriormente no cumplan.

Sin embargo, la democracia está habitada por el terror a lo largo del territorio nacional,
pues los periodistas son amenazados de muerte y asesinados. Aunque existe
participación política, los militantes y líderes de los grupos de izquierda y sindicatos han
sido liquidados. Igualmente, en el ámbito social, se ha impuesto la mentalidad de
limpieza, que busca eliminar a quienes promueven y ejercer los males que aquejan a
las ciudades: homosexuales, pobres, mendigos, recogedores de basura, entre otros.

Propone finalmente que la democracia participativa es la única solución para los males
que vive el país, ya que un pueblo fuerte y organizado que sea capaz de reclamar sus
necesidades y reivindicar sus derechos. Pues es solo la capacidad que tengamos de
pensar y sentir los problemas fundamentales de nuestra vida actual y de la manera como
logremos luchar por una sociedad más justa e igualitaria como podrá surgir una cultura
colombiana que sea al mismo tiempo un aporte para las otras culturas.

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