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tecnica-literaria_K03IR8oxBSsSkSOLVj4Yd4/ 20/04/2014 - 12:50
Se inventaba términos, escogía adjetivos raros, empleaba analogías
sorprendentes.
Tenía una profunda formación poética: por eso sus textos parecen musicales.
Se sometía a una dura disciplina: a veces, no escribía sino pocas líneas al día.
a voz, el estilo, los párrafos, los adjetivos, las oraciones… Muchos expertos han
tratado de encontrar la fórmula de García Márquez, y muchos otros han tratado de
imitarle.
Habría sido más fácil comprobar cuáles eran sus anotaciones en los originales que
escribió. Pero el escritor colombiano destruyó las pruebas mecanografiadas y las
anotaciones de Cien Años de Soledad, su 'carpintería secreta', como la llamaba.
Pero, ¿podemos conocer aun así en qué se basaba su técnica? En parte sí, pues
García Márquez fue dejando pistas en sus memorias y en algunas entrevistas que
concedió, así como en biografías como la de Dagmar Ploetz, la traductora al
alemán de sus obras (García Márquez, editorial Edaf).
La voz.García Márquez afirmó aThe Paris Reviewque para escribir Cien años de
soledad escogió la voz de su abuela. El autor afirmaba que cuando su abuela
contaba cuentos, eran fábulas irreales pero ponía 'cara de palo' para hacerlas
creíbles. De ahí nace el realismo mágico, donde lo verosímil se funde con lo
mágico, lo irreal. "En vez de hablar de la realidad, debía hablar de la
representación de la realidad", cuenta Gerald Martin, su biógrafo. Es una voz que
no se encariña con los personajes: es distante, como la de su abuela
cuentacuentos.
Las metáforas. Fue uno de los recursos mejor empleados por el autor. La
metáfora sustituye una cosa por otra para acrecentar su sentido. Por ejemplo,
"lloró con lágrimas de aceite ardiente que le abrasaron las entrañas"; "Tuvo que
remontar los afluentes de la memoria"; "la medalla de fuego permanecía en su
retina" (un eclipse).
Los adjetivos. Dedicaba mucho esfuerzo a sustituir los adjetivos tópicos por otros
que producían un efecto inesperado en la imaginación del lector. Por ejemplo: ojos
fosforescentes, respiración pedregosa, fiemo empedernido, mosquitos
carniceros…
Los párrafos esculpidos. Afirmaba que le encantaba trabajar mucho los párrafos
y reescribirlos. Algunos, como en Cien años de soledad, contienen párrafos largos
con oraciones muy largas. También usaba mucho una técnica llamada inversión
por la cual se pone el final al principio, comenzando por un verbo o por los
complementos, para evitar que todas las frases sonaran igual. Esa parte de la
estructura era posiblemente lo más trabajado. García Márquez lo llamaba en sus
memorias 'romper párrafos'. "Ahogándose en la mare magnum de fórmulas
abstractas que durante dos siglos constituyeron la justificación moral del poderío
de su familia, la Mamá Grande emitió un sonoro eructo, y expiró". (Funerales de
Mamá Grande)
La disciplina. Confesaba que como periodista, era muy indisciplinado y tuvo que
imponérsela. "Me vi obligado a establecer una pauta de trabajo que iba de las
nueve de la mañana a las dos de la tarde, cuando mis hijos volvían de la escuela.
En ese tiempo tenía cuarenta años...Después me sentí culpable de escribir sólo
por la mañana, intenté continuar por la tarde, pero caí en cuenta de que en la
segunda parte del día nada me resultaba bien y debía rehacer todo a la mañana
siguiente". (Vogue). "No creo que puedas escribir un libro que valga la pena sin
una extraordinaria disciplina". (The Paris Review)
Media cuartilla al día. "He tenido que someterme a una disciplina atroz para
terminar media página en ocho horas; peleo a trompadas con cada palabra y casi
siempre es ella quien sale ganando". (Vogue)