Se podría pensar que los electrones más externos a los
átomos (los de valencia) podrían ser los que contribuyen a la conducción eléctrica en los metales, sin embargo esto no es así.
J. F. Shakelford, Ciencia de Materiales para ingenieros, 3ª. Ed. Pearson, Cap. 12
D. R. Askeland y P. P. Phulé, Ciencia e Ing. de los Mats., 4a. Ed. Thomson, Cap 18 W. Gao, Z. Li y N. Sammes, An introduction to electronic materials for engineers, World Scientific, 2011, Cap. 5, Hemeroteca Ed. 8 Las características de los átomos elementales que se ven en la tabla periódica suponen átomos aislados en el universo y una temperatura de 0 K.
En un cristal real a temperatura ambiente, los niveles de
energía electrónicos se ven modificados por la agitación térmica y por la presencia de átomos vecinos.
De hecho el cristal completo deviene en un sólo sistema
físico donde el principio de exclusión de Pauli es válido. Para introducirnos a resolver estos problemas, primero hay que repensar la estructura atómica:
Cuando se descubrió que en la materia había
partículas con carga negativa (electrones) y partículas con carga positiva (núcleos), saltaba de inmediato la pregunta ¿cómo es que no colapsan dentro de la materia, partículas con carga electrostática de diferente signo, debido a que se atraen con una fuerza:? F=K ࢘ Bohr recordó que hay un sistema estable de partículas que se atraen y que no colapsan…al menos inmediatamente: El sistema solar, pues las masas se atraen con la misma funcionalidad:
F=G ࢘
Sin embargo el colapso ocurrirá eventualmente,
después de millones de años.
Para resolver el problema se pensó en el electrón
como una onda: Se postuló que el electrón es una onda. Por su movimiento, hay dos tipos de ondas, las viajeras y las estacionarias