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Concepciones, Creencias y Sentimientos acerca de la Muerte en Adultos Mayores de Nivel Educacion Superior Ideas, Beliefs and Feeliings on Death in Old Age Subjects of High Educational Level Liliana Vilehes Segue!” Resumen En este arsiculo se presenta arta investigacion sobre las concepeiones, c respecto a la muerte en adultos mayores entre 65 y 75 aiios de edad. En la primera parte se sefala la importancia del estudio de este tema que constituye una constante antropolégica en la historia de la humanidad y la necesidad de investigarlo desde una perspectiva psicolégica. Luego sc presentan los objetivos y fa metodologia utilizada. Posteriormente se discuten los principales resultados que mues- tran la muerte como una normativa de la etapa en estudio. las concepciones vinculadas a formas mas amplias del pensar sobre la vida y el ser humano, los sentimientos de temor mas que ante la muerte misma ante él como de ella y los deseos personales respecto al bien morit. Finalmente, se dan a conocer conclusiones y algunas ideas para tener presente en torno a una formacin para encararla y a una ortotanasia, encias y sentimientos Palabra claves: Concepeién, creeneias, sentimientos, muerte, adultos mayores. Abstract In this article concepts, beliefs and feelings are presented in relation to death in adults whose ages fluctuated between 65 and 75 years. The first part of the study is concerned with the importance of this subject matter, a constant in the history’ of humanity, which appears to be an anthropologically significant problem for psychological research The results show that death is considered to be a necessary event in the period of life analysed in the study. Reflections related to this phenomenon create a broader outlook of approaching jife and the human being. The feelings of these subjects are more related to the manner in which death occurs than with death itself, especially with personal desires of “good dying”. Finally, conclusions are drawn that suggest ideas to be taken into account in order to confront the problem of death Key words: Concepts, beliefs, feelings, death, old age. Poclaga teadénico Departamento de Psicologia, Universita de Chile email dsopsicieushilecL, a” 1 IMPORTANCIA DEL ESTUDIO DEL TEMA. A través de los siglos. ef ser humano se ha cinpenado inecsantemente en conocer, dominar y conteolar su mundo, pero ha debide rendirse ineluctablemente ante el misterio e inevitabilidad die la muerte. De los horizontes de sentido en la ‘ida del ser human, se fa considerado que la Gnt- ca Vivencia mas radical que el amor “es Ja muerte ala que todo - absolutamente todo - est expuesto. neluido e} amor” (Hobeaptel (999). También, se ha seftlado que «la reflexidn de todas las époe se hu detenido en ella como en la constante antropologica de mayor trascendeneiay (Lotas, 1998). Por otra pa Thomas (1997) ha consid rado que la concepeidn de la muerte es un clemen= to revelador de lt coneiencia cultural de um pac bio. Por nuestro lado, pensamos que la muert tanto fa de otto como lt propia, es uns de las ex- periencias mis signifivativas y proveedoras de sen- sido on fy vida de los seres humanos, tal vez solo alata por Jas de ta procreacion y el nacimiento, A la vez. constituye ef gran tabi de fa epoca eon- femporanea, superads- quis - por el del enve) cimiento y la vejez. La vida integra del hombre se mueve en el complejo de Tas redes que te Sijan fos elementos ic Ja temportlidad, La prospeetividad psiquiea pe= culiar y distintiva del ser humano fe sitta en una posicién privilegiada y drama pecto al resto de kas especies. en ef sentido que es cl inico con eapacidad de aprehender la idea dest propia finjtud terrenal, Aunque las personas des conocen =a! menos parcialmente - las condiciones paveists ele edad, momento, lugar y forma, saben perfectamente, con absoluta eerteza, que la ni te cs un aconteeimiento que nos sobrevended ine ‘itablemente a tadas.ce moulo que antes de sit Ile= aa Ja Vez con ye wl es und «presencia ausenter La transitoviedad de fa existeneia y las fejos de dar lugar a tin herevis- ino tnigico como en el existencialisme oa un futatismo, oforga una oportunidad pars hi responsible del desculsrimiemte de! senuide de fa ridad de la muerte ese propia vida, El individuo puede comprender las posibilidades y oportunidades de realizar valo- res las ocasiones de obrar, viveneiar 0 suttir , son transilorias, Pero si Megan a coneretarse. se inseri- ben en la historia y se conservan en Forma defini ‘iva, ya nada fas puede climinar ni cambiar, “una vez jusado, permanece en el pasado por toda lx ctemidad”(Frank! 1994), E] ser humano, al eleyir = como continwasniente la esti haciendo ~ decile qué aceién seri impe en todo Momento esta decidiendo, para bien o para mal, cil serd el monumento de su exisiencis,..Yo disia gue haber sido os ta forma mas segura de Ser"(Frankl 1987). Asi, podemos sostener que el ser humano silo es cuando esta perfectamente terminado, esto es S40 cuando muere y deja de ser posibilidad, s6lo en. ese Momento ocupa su lugar definitive en la eter nidad. antes, es todo potencialidad de superacion Eltema de la muerte, sin duda, ha tenido un lugar destacado en Ia literatura, en el arte, en la religion y en Ja Filosofia, Durante los dltimos quin- ce afios se ha generado, en el dmbito de diferentes disciplinas, tn interés creciente por el tema vincu- lado con realidades surgidas de la eapacidad para monejar fa vida y la muerte, que inquietan al hom- Dre contemporineo: Fertilizacidin asistida e inicio de la vida, calidad de vida, aborto, cutanasia acti- va y pasiva. sticidio asistido. testamento del vivo, Cuando comenzamos nuestro trabajo. es Chile atin no existia una gran preocupacién por el estudio stemxitico de la muerte, S6lo algunos psiedlogos, como Middleton ('*) y Lavado (*), habian atendi- doprofesionalmentea enfermos tenminales v asus Santa Cruz (*) y Galle (*) también te. nian una experieneia en relacién al tema. Recien- temente Figueroa (*) (2000) ha publicado expe- riencias recogidas con personas que Se eneuentran ante la muerte. Pero ese campo de ateneiin ha es tado mas cubierto por personas que no son Psi Jogos y que comparten una vocacion de servicio hacia la gente, Bn una tim sSolérica. nos encontramos con Lari, quien hat rea fizado talleres destinados a prepararse «p: frentar y vencer a la muerte» (Lara 1997}. Desde una vision historic _ de corte filositico at podemos obser ‘sur qae se han presentado diferencias en ha for ma de manifestarse su signifieacion para el ser n la époea y' Jas restantes expresio- fumano. segi nics sullurales. Es un hecho eonstatado. fa nega enn coleetiva de lat ming aaaes- re gue earacteris sociedad contemporinea, En otfas Spocas era parte constitutiva de fa vida misma y los anhelos de muerte heroiea, en plenitud de fa vida, impe- un. En ka Edad Media se cultivaba ef arte de y se preparaba durante dias @ las personas, un el sendero hacia su muerte. Ep ed Renacimients is preparacion giraba, de modo importante, en torne a li confesion tal como ta recomienda ef los enfermns y moribuados: de Directorio p: (700. En nuestro pais la historiadora Cruz de \menibar (1998) ha entregado una perspectivar psicohistiriea de Ja despersonalizavica que ha e\perimentado todo lo relacionado con la muer- te ho eutal contribuye a que ésta ocurta como alo »jeno a Ia vida, Desde obras eisciptinas se ha re- conocido Ia existencia de una eultura evasivaa epresora v negadora de Ia muerte persona 1841903) 34 ha sefattado que fas actitudes » conductas ante la muerte en Oveidente son morbosas y macabras o bien de evasion. rechazo miedo. Pieezi (2996). cambign ha hecho notar " Jenor ante Ja muerte y vive una cultura negadora declla, Vial 2997), sel recterdo de kit muerte es amargo para nuestra cultura Y el tratar de olvidarlo, a toda trance, a resurde lo inexorable def hecho, es eslver70 py namente, Lo es también el tratar de velar st re- ccucrdo. quitarlo de nuestra vista». Feifel ha puesto sqe el hombre occidental parece experimes ssimismo, ha al rmado que Lerctiewe que también fos especialistas, los pro- Fesores, especialmente los médicas, en contacto son pacientes erdnieos ¥ moribundos han notado tendencias nisms» Feifel 1977). Esta investi sanitares. evasivas en si \cidn Forma parte de un pro ssronnat de desarrollo mis aiplio, que eomprende clestudio de personas que se encuentran en otras clopats de) cielo vital y en otras condiciones de ids respecte salud tisiea y psicologica. a nivel Sooraeeonomicn ¥ de escolaridad ¢ inctuye hbo + acadéinieas de doceneia y de extension Nuestros fines son. desde fuego, tedricos conocer ¥ comprender, psicofogicamente, mejor al ser humano a través de la significacién y reper- cusion que tiene La muerte ¢n su existencia. En senitide pragntitico o aplicado: claborar algu- hos planteamientos que contribuyan a asimilar igjor el proceso de la muerte y su incorporacién, ent el proyecto ue vida de Tas personas, de modo que éstas puedan administrar su tiempo y vivirmis plenamente consigo mismas y con sus semejan- tes. Chopra ha estimado que el miedo mismo pue- de ser aprovechado constructivamente, “deja que tw miedo a Ja muerte te inspire # examinar tu ver dadero valer y a concebir un sueito para tu propia vida...deja que te ayude a valorar el momento, a aciuar en él ya vivir en él” (Chopra 1995), Adicionalmente. se pretendy atender a las inquic- tudes y necesidades de los seres humanos respec- to a la muerte. con el fin de contribuir a una onotunasia I. OBJETIVOS. FL objetivo general fue la deseripeién com- pronsiva de Jas concepciones, erveneias y Senti= migntos acerca de la muerte en adultos mayores, de nivel edueacional superior Loy objetivas especificos consistieron en la deseripeion de los siguientes contenides Vivenciales: ~ Coneepeidn v idea personal de la muerte ~ Sentimientos experimentados al pensar 0 anticipar ta propia muerte, Temores. Aspectos de la muerte generadores de esos temores. = Muertes significativas y repereusidn aleectiva, + Experiencias cercanas a fa muerte. ~ Creeneias en Ta existeneia de otra vida despu de fa muerte, + Deseos de que exista vida despugs de fa muer- te. + Estado de preparacion pata aveptar la muerte cnt euafquier momento (de si ntismo y de seres queridos). ~ Agentes que han brindade preparacién para aweprart, te Pei de a Uo NAF i 20 ~ Lamentos mis importantes en caso de muerte repentina. - Expectativas y plan de vida antes de la muerte, - Observancia religiosa como orientacién de vida ara asimilar Ia muerte, HI, METODOLOGIA. Esta investigacién fue de cardcter descrip. livo, a través de metodologia cuslitativa. Ella se situd en uns orientaciin fenomenoldgica, procu- rando Ia aprehensién de la realidad tal como se presenta y da ante nosotros. Sc ha tratado de enfo- car los problemas de mode deseriptivo, buscando los significados en los sujetos mismos, para obt or una mejor comprensidn de los fenémenos. Se intento ir mas alla de tos datos maméricos. tales como las frecuencias, Io que es mis propio de la metodologia cuantitativa. Lo que interes6 fie come prender mas que explicar: Consideramos. ademas que el earacter intimo y personal del tema, hacia sis aptopiada esta aproximacién metodol6gica Ella, julstamente, es mas conveniente cuando se desea saber “qué sucede” y “emo suced Nos ajustamios a las cuatro reglas basicas para Ia investigacién cualitativa, sei Kleining 1) Sobrepasar y adecuar ch conocimiento y las conceptualizaciones que la investigadora maneja- ba acerea de la vivencia de la muerte, a la luz de nuevas informaciones. 2) La vivencia de Ja muerte en la adultez mayor seria mejor conocida al finalizar el estudio. 3) Estudiar ts vivencia de la muerte desde la mis amplia gama de perspectivas, ¢s decir la variacién estructural mixima de perspectiva, expresada en Ja conduccion de tas entrevistes 4) En cuanto a la evaluacién, llevar a cabo la de: cripcidn y el analisis de tos datos, buscando ta in tegracién de ellos. Esta investigacién no estuvo guiada por hi- potesis prefijadas que debian ser comprobadas, sino que se orienté por la bisqueda de compren- sign y entendimiento de la realidad, en la medida ba que se ha imteraetwado con ella, Come han setala- do Taylor y Bodgan (1994), en este tipo de estu- dios lo que interesa es comprender ¢] comporta- miento humano desde el marco de referencia de quien actia, es decir asumiendo una perspectiva ‘desde adentro”. Entendiendo, ademas, que la uni- dad del proceso de investigacién esti en el inves tigadot mismo. quien debe encontrar sigaif ¥ sentido a los datos. EI universo correspondié a los adultos ma- yores de ambos sexos, entre 65 y 75 aflos de edad con enseiianza superiot y desempeito académico en este nivel, El muestreo fue intencionado 0 a propésito, ya que garantizaba hallazgos de alta alidad, imponantes y significatives, La primera estrategia fue seleccionar por eriterios predetermi- nados, como la pertenencia al foco evaluativo, $a- nos. La segunda estrategia fue de variacion estroe- tural maxima de las perspectivas, sucesiva, en que la scleccién de los primeros sujetos y el andlisis de ellos fue determinando los siguientes elemen- tos muestrales ( muestreo tedrico segan una teo ‘emergente), La categorizacién conceptual de los primeros datos orient para obtener nuevos datos, para afinar el analisis, hasta que los nuievos datos, no dgregaron nueva informacidn. Es decir, en un momento ha habido simultaneidad entre la reco- leccién y el andlisis. La cantidad de adultos mayo- res ha sido determinada por ese proves. El investigador fue el instrumento principal de la recoleccién y andlisis de los datos. Se utilizé la Entrevista cn Profundidad semiestructurada, aplicada individualmente, con preguntas abiertas, que permitjan a Jos entrevistados expresarse di- recta y espontineamente con respecto a los temas fijados, Una vez formuladas las preguntas, se dejé aladulto mayor hablar libremente y sin interrum- pirle en la expresién de sus ideas. La interaccién fue naturalista y no intrusiva. La pauta de entre- vista ya habia sido sido construida y aplicada an- teriormente por la investigadora, con una planifi- cacién previa de los principales t6picos que se abordarian. Las preguntas guia, eorresponden a temas mas generales que s¢ han ordenado y jerar- quizado a partir de reflexiones e inquietudes sur- idas de Ia revision bibliografica, panicularmente de orientacién existencial. Otras ticnen su origen ‘acién cn las indagaciones clinicas y andlisis de la in- dora. También ha sido aplicada en inves- tigaciones anteriores, con las adecuaciones ne- cesarias a los objetivos de ellas. La pauta ha sido séle una guia al servicio de la obtencion de in- formacion. No se traté de un mero intercambio formal de preguntas y respuestas, sino que se in- dujo el discurso de cada entrevistado segiin una pauta flexible y adaptable a su relato. El aniilisis de Jos datos se Neve a cabo se- it escuela de la “Grounded Theory”, de Strauss, que permite trascender el ni- vel descriptive, Se trabajé con categorias con- coptuales emergentes, a partir de los datos. La codificacién inicial de los primeros resultados ha sido sometida a fa “comparacién permanente” con Ja siguiente (muestreo sucesivo), de modo de lo- gar Ja “saturacion tebrica™ Sc han usado dos tipos de codificacion : abier- tay avial Glaser 8 IV. ANTECEDENTES RELEWVANTES. IV.1. ADULTEZ MAYOR. La estructura demogratica de los paises en desarrollo es caraeterizada por fas aftas tasas de natalidad y una gran proporeién de javenes con menos de 15 aos. Pero esa situacién esta cam niando, América Latina vivird un env to de la poblacién y una disminucién de la tasa de fecundidad hacia e! aito 2050, to que deterni- nari tin crecimiento y una estructura poblacional similar a la de los paises desarrollados. Segin lus fmformes de CEPAL y CELADE (1998), la poblacién de la region se ha acercado a las te deneias del mundo, cayendo desde tasas de cre- cimiento poblacional de 12.5% hace 25 afios a 1.6% en Ja actualidad. E: ri, para Negar al aio 2050 con tasas de ereei- miento de 0.8%. El deseenso mayor ha sido en Méxivo y Perit Hoy tenemos $00 millones de habitantes en A.L, En 1970, teniamos un promedio de 5 hi- joy por mujet, hoy tenemos 3. Esta es. incluso, ta disminueién regional mas rapida de! mundo. Se jecimien- ta situaeién se acentua- Muerte Ads Mayors de Ye calcula que para ¢] aio 2050, tendremos tun pro- medio de 2 hijos por mujer, en AL. En Chile, en 1950 habia 5.4 hijos por mujer, en 1998 2.3. y se espera que en 2050 habri 2 hijos por mujer. Por otra parte, la expectativa de vida en AL. es mayor que en el resto del mundo. Hoy, el promedio de vida es de 70 aiios y en ef resto def mundo 66 afios. Se calcula que para el afio 2050 sera de 75 alos en A.L. y de 72 en el resto del ‘mundo. Entre 1980 y 2025 el numero de perso- nas sobre los 60 aiios habri aumentado 400% en AL (de 23,3 a 93,3 millones), sein estudios de la OMS (1997). EI nimero de ancianos aumenta Porque hay menos nifios y jovenes muriendo de enfermedades infecciosas, debido a tratamientos médieos adecuados. Quien no ha muerto antes de los 30 0 40 afos, tiene grandes posibilidades de Hegar a los 65 aiios, afirma Kalache, director del departamento de Envejecimiento y Salud de la OMS (1997). Es de tal magnitud el aumento de Ja poblacién mayor de 60 aiios que “de ser ‘marginal, el anciano esté en trance de se ent [a especie mas comin de ciudadano” (Minois, G. 1989 en Fliman, M. y col., 195) Nuestro pais mantiene la mayor esperanza de vida (75 ais). Para el 2050, se calcula que, en Chile, la esperanza de vida para las mujeres seré de 84 aitos y para los varones sera de 78 afos. En ese afio, el pais tendré alrededor de 22 millo- nies de personas y de esas, 5.2 millones tendrin mas de 60 aiios. Hacia el 2025, en Chile el por- centaje de personas con mas de 65 afios sera su- perior al de los menores de 15. Para ese afio, tos de tercera edad - que hoy representan el 7% de la poblacion - seran del orden del 15% (OMS 1997). Chile serd el pais més «anciano» de Sudamérica hacia mediados del siglo XX1 y el 4° o 5* en América, superado sélo por Estados Unidos, Ca- nada, Puerto Rico, Guadalupe y tal vez Cuba Esa tendencia deberd tener un enorme im- acto en Jos gastos de los gobiernos y ent fos 8 temas administrativos. Las necesidades y deman- das de los adultos mayores pasaran a set un tema politico de importaneia en fas proximas décadas, segin Urziia. director del Centro de Analisis de Politicas Piblicas de la U, de Chile, Para Guzman, asesor demografico del Fondo de Poblacién de “onvertir- 95 tay Naciones Unidas, si bien Jas estadistivas no tte » que Nuestro pais esté en camino a conver tise en un pais de ancianos come fos eurapeos, Chile puede observar fo que pasa en Europa y pre- patatse al cespecto, ambien [a importaneia de los estudios so- re personas Mayores, en todas las diseiplinas. ya comienza a notatse y ellos irin en stumento, Lox Cambros evolutivos de caricter psicologico ye se ‘esperimentan en la adultez mayor han side deseri- os. por wha parle. come positivar y ventajoso: especialmente si ellos se acompaitan de ciertas con- dciones de salud fisica y mental, de bienestar eco- némigo y de reconocimiento socia}, Ineluso. se ha lestacado Ja ereatividad y produetividad de per- sonas notables en esa epoca de su vida ( Beethoven, Tiziano, Goethe y tantos otros). Esta vision de kt ameianidad se puede sintetizar en Ja expresion de Browning : “lo mejor esta por venir. ef final de la vida pars ty eual el comienze fue ereado™ - Pot ‘iro laelo, tambien se han sevialado algunos aspe tos que se mucven en Ja linea de to que Erikson ha deserito como el polo distonieo de la tarea de d sarrollo correspondiente a esia edad : la desespe: savin, En este sentido, fa eonciencia de To no rea lizado y de que el tiempo que resta es demasiado corto para inientarlo, tal como Jo saca de st propio, vivenciar Bobbio en su libro “De senectute™. § embargo, es este mismo autor quien seitala el o mino ~ también por él experimentado ~ hacia la integeidad ; ef recuerdo de los afeetos permanen- tes. esos que el tiempo no consumié porque se tuvo. ¢1 valor de darles constaneia, Desde el Anilisis Existencial, Frank) ha deserito fa actitud que puede adoptarse ante el ranscurso de} Gempo durante Ja vida, qe equiva teat la idea «te Integridad en Erikson “alguien que junta fas hojas del calendatio con toda prolijidad, hace anotaciones al dorso sobre lo que hizo 0 lo ue Le ocurrid diariamente y con orgullo mira ha cia atts abareande todo Jo gue ha side fijado en sas hojas, todo Lo que en esta vida ha sido fijado como vivencial” (Franki 1994), Un aneiano asi, ha enfrentado la vide activ .. considerando Ia transitoricdad eseneial de fs vida humana en for ma activa y no pesimista. A esta persona que ha neni Vivido-cons mide, {Qué pucde importarie euan- do advierte que se va volviendo viejo ? ¢Tiene al- guna razon para envidiar a Ja gente joven. 0 sentir nostalsgia por su juventud perdida ? “No. gracias” | “ett vez de posibilidades yo cuento con alidades de mi pasado, no s6to Ta realidad de trabajo hecho y del amoramade. si mientos sufridos valiememente. Estos sufrimion- 19 de los suuii- os son previsamente las casas de fas que me sien- fo mis osgullose aunque no inspiren envidia (Frank) 1987), ET normal desarrollo requiere de un cambio, en fas motivaciones ¢ intereses de acuerdo con la edad, de modo que cada nueva etapa de ta vida de ser tan feliz y ereadora como las anteriores. cia y Lillo ha sefialado que “el hombre enrique~ 4 semido desu vida y apronde a desligarse - paulatinamente - de un mundo en ef cual, mas tar- de © mis termprano, no participard,..puede trans- formar fa vejez en sabiduria y alin prepararse para la muerte como en su julventud se prepard para ka * (Pefia y Lillo 1999). V, DISCUSION. Desde ta iniancia, todas las personas tienen tuna viveneia de la mu edad y has experieneias gue matean ta biografia de cada una. A partir de nuestros resultados, este pro- ceso es objeto de atencién e interés por parte de los entrevistados. Todos, sin excepeién, expresa- romhaber pensado mas de alguna vez en ella y sen sar sobre el tema: “me inleresa como tema, lo encuentro interesante ! “se me da naturalmenic, no es obsesivo”. Heese kt Psicologia del Desarrollo ya se ha hecho ver que es on la mitad de fa vida cuando se empieza a re- lexionar sobre la muerte y esa preocupacion au menta con los aos. Un entrevistado nos eontaba que «cuando era joven no me preocupaba la muer te come tema, no recuerdo haber pensado en ella el tiempo transcurria tan lento», E) poeta wrapua- yo Benedetti ha expresado que won las preocupa- ‘eiones que trav consige ta edad, la tucrte adqu re importancia en {a medida que se aproxima’ «Benedetti 1998). En vez de pensar la vida en ter- minos de afos vividos, se piensa en términos de te, ta que varia segin su tirse motivados a conver Jos que quedan, se adquiere mayor conciencia de la finitud, Segiin Kalish (1985 en Rubio, R. 1997). Ja conciencia de la presencia prixima trae consigo la avepta pavo del tiempo : asi también Jo ha manifestade e mismo Benedetti “me preocupa mucho. como a todos. Pero he astumido que el paso del tiempo es irremediable” (Benedetti 1998). Uno de nuestros entrevistados lo decia asi hora sicnto que es- toy en of tramo finai del viaje, me doy cuenta que he sido y ain soy un pasajero y que Voy a tener gute ime en un momento. Antes vivia come Si b= bivra sido eterno”. otro express “me lleva a pen- en la muerte el que tenga 70 afios y este termi nando mi vida", Sin duda, cl envejecer es un acer carse a |a Muerte, al tiempo de morir ; para ¢l adulto mitayor fa Muerte es una normativa, representa “lo esperado”. Mas que una presencia ausente, ahora Ja muerte es “una presencia préxima”. No obstan- te. esta concieneia no ha impedido a nuestros en- trevistados el inicio de nuevas realizaciones, como ha sefalado Kalish, que con no poca frecuencia :de. No lo hemos encontrado en estos adultos mnayores, quienes estan Ienos de proyectos y en- tusiasmo, tal vez debido a su nivel educativo-cul- tural y ast estade de salud no detcriorado. Hay un intento de aprovechar mejor el tiempo disponible y esta conciencia de la JimitaciOn tensporal va apa- rejada con un impetu que en realidad lo extiende al yalorizarlo y wtilizarlo de mejor modo, final- mente la temporalidad ¢s subjetiva, ¢s posible vie \irla cternidad en un instante, Un entrevistado nos confiaba que tenia “varios planes de realizaciones intelectuales". Como lo ha revelado la escritora Marta Blanco (1997), “el tiempo es muy misterioso... Mientras mas se acerca no al final. ids comprende gue el tiempo es una cavidad vir- ual y se expande a si mismo...el ticmpo que le va quedando a uno es su vida, porque es el tiempo de estar vivo y de hacer las cosas como si fuera tn primera vez.” No podemos dejar de considerar que reicalmente fs inicios de ta ancianidad propia- mente fal se vuelven més tardios, en parte por el slargamiento del ciclo vital. en parte por la con- servacién de las condiciones de salud hasta avan- zadia edad, No olvidemos que en su ya clasico tra- tado de Psicologia Evolutiva (1974), Remplein i6n o la resignacién, como ocurre con el su wl Muern en Ads Maar de Niel Eleacin Speror ubicaba la presenectud de los 56-58 aitos a los 68-70 y la senectud de los 68-70 afios en adelan- te; hoy. recién el ingreso a la década de los 80 parece hacer una diferencia importante con res- pecto a las edades anteriores (recordemos que nuiestros entrevistados tienen entre 65 y 75 aflos), Un entrevistado de 72 aiios nos hacia ver que a él no le tratan aiin como a una persona anejana las personas me tratan como a alguien en pleni- tud de sus fuunciones” Las concepeiones de la muerte que tienen nuestros entrevistados se mueven en dos lineas bien definidas, que tienen que ver con concep- ciones mas amplias de la existencia y det mundo, En una, més bien religiosa, se piensa en la muer- te como “un transite a otra vida” ya sea de natu- raleza espiritual - en ia que se conserva la con- ciencia individual - o del tipo de la reencarna- cfOn : * todo Jo que ha sido 1a vida se acaba, no hay més que reanudar, puede quedar otra forma de vida espirituat” ; “yo creo en fa reencamacién, uno evoluciona, va ascendiendo por etapas”. A este respect, sabemos que las ereencias en ta reencarnacién son informadas cuantitativamente por mucha gente en nuestro pais. Recordemos tin estudio realizado ef aio 1998, que reporté que mas del 50% de hombres y mujeres de la R.M., cree en fa reencamacién (BBDO 1998). La otra nea corresponde @ la concepeién de la muerte simplemente como el término, el final de fa vida, en [a cual no hay sentido religioso : “es la cesa- cidn de todas las funciones vitales” ; “el fin de la vida" Estos hallazgos no son muy distintos de los que hemos encontrado en jovenes de educa- cin faica (Ididquez, Rodriguez y otros, 1998); pero lo que si aparece como distinto con respecto a esa edad - tal vez debido a la mayor conciencia de la proximidad e inevitabilidad de la muerte propia - es la mverte como un parkmetro que ayu- da a organizar la vida propia. Esta conviccién es Ja que integra la vida y la muerte como dos mani- festaciones de una sola realidad, posibilitando que la muerte revitalice Ja vida, Y esto independiente de la religiosidad. Un entrevistado nos decia* no Je haré el quite. mi muerte seri parte de mi vida, me perienecerd a mi, siento que ella se pasea por mi hogar, me visita y se va, pronto nos iremos juntos... debo aprovechar el tiempo que permane- todavia aqui Con respecto a ercencias en otra vida des- pués de la muerte, evidentemente que quienes pro- Yesan religion, las tienen. Lo que Hama fa atencin, = que nos ha aparecido también en otras edades - Tue el deseo de que exista otra vida, ain en algue nos no religiosos : “es que yo he amado demasia- do la vida”, explicabs una que manifest ese de- seo ; otra sefalé “me encantaria”. Tambien la idea de que, aungue ne se tengan creencias teligiosas sea dificil imaginar la disolucion del yo. En el fon- do ts ewestidn es que los ancianos pueden final- mente aceptar que su cuerpo se envejece y muere, peta eecanocen un niicleo psicolégico propio y linico, cuya disolucién o aniquilacion se resisten a aceptat. “Mi cuerpo moriré, pero yo" continua- 16" :'9e muere y se lo comen los gusanes, pero mi yo individual no morira” ; “la idea del acabamien- to absoluto de fa vida personal me es muy pesada, ne gustaria (que exista otra vida)”. Entre los que no creen en esta sobrevivencia, algunos confiesan “yo de jover no ercia en otra vida, ahora tampoco, pero lo la- niento, vaya que me gustaria tener la certeza que Yeo en otras personas. ef mi ser mas intimo me cneantaria que hubiera otra vida", Sin embargo, cuando no se cree cn absoluto, este pensamniento domina : “ no hay nada, después usted se deshace...no pues, sila vida depende de que sis organismo funcione”. Pero no es exactamente esta vida la que ies gustaria etemizar, sino otra sin tiem po ni sufrimientos : “algo asi como lo que se des- eribe como el paraiso”, seria insapottable vivir etemamente en estas condiciones -y no se trata de gue sea © haya sido infeliz - menos si fuera yo solamente, quisiera reencontrarme con todos los que se fuecoa”, También aparece atractiva la posi- bilidad de reencamar, teniendo otras vivencias y una vida mejor: “mas evolucionada”, “me da cu- riosidad el mundo, me gustaria saber lo que va a pasar con los avances de la tecnologia y las cosas maravillosas que va a hacer el hombre”. En los mas escépticos, se vislumibra cierto dolor y pesar en la oxpresion del rostro ante la nada, la separa~ cion de los seres queridos y las pérdidas definiti- vas. Pero siempre est la autotraseendencia, en este tuna intima esperanza de que asi sea os 10 es eltecuerdo y eh apontea través de sus obras spero haber contribuido y seguir haciéndolo para gue este mundo sea mejor” Hemos constatado una preocupacién teme- sos mas bien ditigida al emo de la propia muei te, a la enfermedad prolongada, a la invalidez, al deteriota, al dolor . No aparece el miedo a Ja muerte cn si, nia lo que pueda venir posteriormente, sino a la incapacidad, al desvalimiento, a la soledad, a las molestias y a Jos sufrimientos que puede ocasionarse a los seres queridos y a la imposibil dad de set una ayuda efectiva pars ellos : “nunca he sentido miedo a la muerte, todo lo contrario...1o que pasa es que muchas veces puede ser el desen- lace final de una enfermedad dolorosa o provoc dda por traumas, en ese caso €s terrible”; “no me gustaria morir atravesado por la decrepitud, quie- ro morir bien” ; “Jo tinico que no quiero es tener dolor antes de morirme” ; “nte gustaria morir dur- micndo o de un ataque fulminante, después de ver sufrit tanto a mi madre...”. Nos ha parecido que estos adultos mayores son menos autocsntricos qe los jovenes que hemos estudiado (Vilches 2000), ala hora de pensar en su muerte; estén mucha mas preocupados de su entomo y de los que les rodean gue de si mismos. Pensamos que esto tiene que Ver también con una disminucién de las exigen- cas hacia el exterior, con ta mayor aceptacién de la realidad de Ia vida, producto de las experien- cias, lo que a su vez se traduce en una mayor con- sideracion y comprensién del otro. Uno decia: “no quiero ser molestia para nadie, tampoco me gusta- ria estar mucho tiempo enfermo en cama” ; “sin causarle problemas a nadie”. En el polo positivo seria la adquisicién de sabiduria y entereza, como lo cncontramos nosotros, en cl otro el conformis- mo y la claudicacs nante cn atros tipos de ancianos ( estos en cierto modo constituyen elite ). Hay una clara tendencia a terminar su vida en cl cumplimiento del “deber ser", incluso mucha preocupacion por to que te dojan a las proximas generaciones. En parte, tam- bien, es respuesta a lo gue ellos imaginan © saben que son las expectativas de la sociedad y especial- meme de los mas jovenes con respecte aellos y se hacen cargo. Ligado, probablemente, a una cultu- ra generacional, aparece el desco de asumit la pro- n, que pucde ser mas predomi- pia muerte Hevados a la disyuntiva de tomar 9 no conocimiento de una enfermedad terminal que los, conduzea en breve tiempo al deceso: “preteriria saber exténgo me queda para prepararme™ : informado de qué se trata”. Si bien hay un eonoci= miento de la cutanasia, se esté 0 no de acuerdo con st Uso, no existe una consideracion acabada sobre este tema, nxis bien se aborda en relacion a las emociones y los sentimientos experimentados en relacidn a si mismo y a los seres queridos : “con una inyeecién (le gustaria morir)...cuando no puc~ a seguir trabajando, se me alviden las cosas” ; “yo estoy de acuerdo con la eutanasia” Otro elemento que nos ha parccido impor- tante ent retacion a fa anticipacion de la muerte pro- pia. lice relacién con una idea més realista de ella, ©» comparacion con lo que bemos observado en Jos jovenes que hemos estudiado, por ejemplo. Si ten en ambas edades es pricticamente imposible visualizar como serian las circunstancias, e mo- mento y el lugar de la propia muerte, en los adisl- tos mayores se la concibe en directa y estrecha re- lacion con la experiencia de enfermedad y dolor que se ha tenido, que todos han tenido : “si, he tenido experiencias cercanas a la muerte” ;"en una ‘uperscion casi me mori”. ¥ pueden hacer una des- eripeién aproximuuda: "yo me imagino que me voy a quedar dormido, me van a tlevar al erematorio, me van a quemar...”, En cuanto a otros descos res- peeto al morir, est muy presente el de na morie solo, sino acompaiiado de seres queridos, en lo posible en el hogar y su cama: “en mi cama”; ‘proximo a mis seres queridos, en plenitud de con- ciencia, me gustaria que estuviers otra persona, prara evitar la frialdad de fa agonia, aunque sé que cl final cs forzosamente solo” ‘mpficancias importantes para la ortotanasia. F: ‘os que manifestaron el deseo de morir solos, ello aparece vinewlado con su reaiidad actual de vida, viven solos y lejos de sus hijos, de modo que seria mis bien una adaptacion realista y resignada a su vida, sin hacerse ilusiones de contar con eompa- ‘tia, También aparece un rechazo a Ja muerte vio- lenta u ocasionada por otros : “no en un choque™ “me gustaria morir de muerte natural,..ser muerto es una idea mais pesada” ; "no me gustaria que me ‘mataran” ; “no me gustaria ser muerta..porque al- estar Esto tiene rns dea Mere en Adu Maver de wel Educa Saperor tera mi esquema natural”, El deseo de la muerte de otros sélo aparece vinculado a la transgresién de valores considera- dos importantes, como Ia vida misma y el respeto alas personas : “he deseado la muerte de crimina- 'S que matan gente, fes he deseado la pena de muerte, a esos delincuentes terribles” ; “a quien ba matado a miles..." La muerte de otros significativos tiene al menos dos repercusiones. Una dice relacién con la concienciacién de la muerte propia ; recorde- mos que la vivencia que cada pessona tiene de la muerte no est dada por la experiencia directa, Esta nunca Ia tenemos, en sentido estricto, ni siguiera bajo las mis severas amenazas a la propia vida. ‘Como Heidegger ha sefialado, podemos morir en, ugar de alguien o alguien en lugar nuestro, pero nadie le puede tomar a otro su muerte, de modo tic nuttea fogrimos acceder cabalmente a esa vi- “El morir es algo que cada ‘ser ahi’ tiene que tomar en su caso sobre si mismo. La muerte sen la medida en que ‘es’, esencialmente en cada caso la mia” (Heidegger 195). Tenemos la expe- riencia de la muerte del otro, Ia que slo a través, de una cmpatia podemos hacer en cierta medida, nuestra. La muerte de otro puede convertirse en una experiencia de muerte “a condicién de que la vivamos afectivamente, es decir, que nos identifi- quemos en cierta medida con ese otro que muere 0 que acaba de morit” (Lepp 1967). Asi es como lo observamos en los entrevistados ; las sucesivas experiencias de muerte de otros que han tenido las personas mayores contribuyen a percatarse de que “a mi también me ocurrira” ; “uno se va dando cuenta de que en algin momento le tocar, no se sabe de alguno gue se haya librado”. Asimismo, la muerte del otro despierta la conciencia de la sepa- racién (otal y definitiva, una entrevistada lo ex- ptesaba asi “nunea mas lo veré, no podré oirlo, tocarlo”. Como Jung ha dicho : “ya no existe mas esperanza de refacién alguna, pues todos los acce- 30s se han roto” (en Sta. Cruz 1994), No obstante puede recurtirse a formas altemativas, ya sean de caricter religioso, esotérico o sectario. Segin el antropélogo Daneman (1999), “una especie relacién comunicacional con los difuntos, alterna- tivaa la que proponen las religiones, esta dada por vencia. Je Pegi ke ba 0 ad de Ch Tid Nt 20 civttas précticas de magia y ocultismo que han conguistado mayor espacio en diversas socieda- des” Este investigador seitala que ta comunica- postmortem permite precisamente al hombre ener un contacto con sus muertos : funciona como consuclo, como rito de vivificacion o resurreccién, del fallecido, situdndolo en un plano de comuni- cavidn cotidiana, Este rasga puede apreciarse en algunas culturas andinas y en Chilog, donde exis- ten ceremoniales de ofiecimiento de comida para su vida posterior. En Santiago, son frecuentes las prictivas espiritistas y ef culto a fas énimas. En nuestros entrevistados adguiere un cardeter reli- gioso y. sobre todo. espiritual. Por ejemplo, “le hacemos misas, sobretodo para los aniversarios", ~curando estoy en una situacidn dificil recurro a él Yssiento que me ha ayudado™. En jos no rehigioses, es el recuerdo: «mis muertos viven en mi memo- ria» En relacion al dolor y suffimiento moral , ‘owestea experiencia es que mucha gente reporta la pérdida de uno © mas seres queridos, como el momento de mayor infelicidad en su vida, tam- bién estos adultos mayores. La muerte de hijos y padres. aparece como la iis desgarradora. Una constante que aparece, al igual que en los jovenes, es el mayor impacto de 13s muestes prematuras, cuando alin no se han vivido todas Tas etapas de ta Vida, las de Ios nifos, especialmente, Aunque la muerte de Jos seres querides siempre son experi- mentadas como prematuras, se les quisiera tener siesapre consige - “oungue sea viejita, como sea, decia una entrevistada respecto a su madre adoptiva, = sin duda se esté mas preparado para aceptar la muerte de las anteriores generaciones que de las siguientes: “me rebela la muerte de los jévenes...” “cuando son j6venes, tienen una familia” : “euan- do muere una persona joven, eso lo encuentro lo mas peor, o que una madre pierde a un hijo, acabo de leer que miurié una niaita porque la pied una abela...csa cosas son como poco naturales” ; "euan= do le toca a un nifio, se me desestructura todo”. A Ja muerte de los padres, lo caracteristico es un sen- timiento de soledad y desvalimiento y la objctivacién del transcurso de la vida : * senti que Ja roca en que me afirmé se desintegrs”, “un va- ). dejé de ser nifia, cuando ellos vivian, yo era 100 hija y me sentia un poco nifia...ahora no”. En la muerte de los hijos se acentita la sensacion de va~ cio y de pérdida del sentido de Ja vida : “un vaio “morme, yo pensaba cémo fa vida y eb mundo si- guen su Curso, es algo que no se olvida nunca’ “oye angustia que ni hija se pueda morir, yo no, pero mi hija jno !” La fase del duelo que mis se recuerda es la de fa reorganizacién en el esquema de Bowlby y depresidn en el de Parkes. Sin duda, ‘se esta menos preparado para enterrar a los hijos. que a Jos padres y Ja magnitud y profundidad del sufrimiento estén relacionadas con las del amor tras muertes que perturban son tas violemtas : “cuando se es victima de degradacion, violacion...cuando ja gente mucre sin querer mo- rrr, no Se esta preparado para morir, cuando estin atacados por una enfermedad repentina’. Respecto a la preparacién para aceptar la muerte propia y de los otros, lo que hay es mis bien un trabajo personal, generalmente con mu- chas dificultades, no se reconocen facilitadores importantes en este duro proceso, en el cual la mayor parte de las veces se ha improvisado : “la religion algo, no tanto, si como conformidad” + “poca, basicamente mi formacién elemental reli- giosa, donde hay inchaso wnas formas verbal del trénsito de la vida a la muerte”. Hay una ex- periencia personal de tener mayor aceptacién del proceso que cn edades anteriores. que est diree~ jamente relacionada con |as realizaciones y el cumplimiento del cielo vital y el realismo : “ya me lo vivi todo, tengo nietos”, “se me han muer- to muchos de mi generacién™. Reaparece la ne- cesidad del orden natural, Ja mayor aceptacién de la muerte propia que Ta de los hijos : “quicro morir antes que mis hijos” ; “no mte gustaria que desaparecicran antes que yo..me crearis Un ae cio emocional”. ‘Los lamentos mas importantes en situacion de muerte repentina, siempre tienen que ver con v0 realizaciones, tarcas pendientes, afectos : “no aber amado mas” ; “no besar més ami hija”: “dejar todo en orden” ; “mis trabajos pendientes” La experiencia del cadaver es inguictan- te : “me produce un sentimiento de gravedad, casi un rechazo, casi una ciemta repugnaneia, pero accpto esta imagen, yo he besado a mis seres que- ridos cusindo son cadaveres”, La comunicacion esta rota. li distancia parece insalvable, sélo el amor gue prevalece es e} acceso y la posibitidad de acep- tavion de la despedida En cuanto a una relacién entre la observan- cia sehigiosa como arientacisn de Vida para asimi- lar fa muerte, no encontramos algo definido, salvo {que ella constituye un apoyo a través de los servi- eros religfosos, también cuando no se tiene una opservaneia, pero mis precario. No existen siste~ nis sustitutives para quienes no comparten esos s«mbotismos rituafes. Las ereencias en otta vida cespués de la muerte, sin duda constituyen fuente de confortacién. En los no creyentes es sustituida por [a permanencia en el recuerdo de los que que- dan. sobre todo a través de sus obras y aectuacio- . CONCLUSIONES. Si pretendemos avanzar en el conocimiento diel ser humano, se hace indispensable continuar tratando de comprender fa significacion que tiene para él el trascendente evolutivo de la muerte, Si siescamos hacer mejores a los setes humanos, po- demos fomentar fa bitsqueda de sentido de sus vi- das, Una de las alternativas es a partir de la transi- roriedad de ellas y de la muerte que siempre llega- i mais temprano que tarde. Pensamos que la aceptacién consciente y cealista de la muerte como proceso que forma par- ue Ja vida, puede ser muy beneficiosa para los ndividuos y nuestra sociedad. En todas las eda- des la formacién es necesaria y no privativa de la incianidad, pues apen: mos Io suficientemente viejos como para morir, pero en la vejez esa preparacion es inchadible,cam- bien el apoyo y la compaiiia para esos viajeros q se van. Si descamos promover el desarrollo hu- mano, se hace decesario develar y privifepiar fa vineulaci6n originaria del hombre con los sueesos Tundamentales de su propia existencia y de] mun- Go. oo tuna dispesicidn de erato intimo y cotidiano con li muerte, asi como también con su contrapar- te, ln procreacidn y la vida, Esta apropiacién con- lleva el reconocimiento def dolor y del sutrimien- s somos concebidos y so- to como aspeetos inherentes a la vida misma, los cuales siempre podemos aminorar, pero jams eli- minar. La obsesiva busqueda del placer y evita cién del dolor en una sociedad casi fobica al res- pecto. sélo conduce a experimentar mayor frus- tracion y sufrimiento, Evidentemente que quien mas ame, mayor pena y tristeza experimentard ante la partida de los seres amados. A la observacién nietzchiana respectoa que Ja calidad humana pue- de medirse por la capacidad de suftir profunda- mente, Pefia y Lillo (1998) ha agregado que son los seres superiores los que, lejos de esquivarfo, fo asumen con fortaleza. La mayoria de las instituciones y agrupa- ciones, tanto sceulares como religiosas, que tie- nen como propésito y finalidad principal promo- ver cl desarrollo personal integral de sis miem- bros, destinan tiempo af tratamiento y trabajo en este tema. Asi como existe preocupacién por la educacion en otras areas, una formacién respecto a [a muerte podtia perfectamente ser parte de pro- ramas destinados a gente de todas las edades, En el caso de los que se encuentran en las etapas mas tempranas y receptivas del ciclo vital, sin duda que se presentan enormes ventajas, pero no es poco lo que se puede hacer y obtener con quienes estén er el tramo altimo ; ademas, obviamente, el tiempo disponible es menor. Las personas que han parti- cipado en nuestros estudios, siz excepeién, han expresado una necesidad muy sentida de conver sobre el tema y han agradecido la oportunidad que se Jes ha dade para emitir sus ideas y senti- mientos al respeeto , aunque reconocen no haber adoptado iniciativas sobre ello antes, por no ha- ber encontrado la instancia o fa ocasion, Tenemos la conviecién de que la incorporacién del tema en Ja vida de las personas, a través de las vias formal ¢ informal y en fa totafidad de sus dimensiones, entregaria frutos insospechados en los distintos Ambitos de la existencia de la gente en general y, de fos adultos mayores en particular. Uno de los medios mas efectivos de despertar la necesidad de trabajar sobre si mismo, es el darse cuenta que se puede morir en cualquier momento y aprender a tenerlo presente en fa Vida cotidiana; no obstante. Ja gente vive como si fuera inmortal. La mayorfa de las personas que han pasado por una experien- cia de cercania a Ja muerte directa o indirecta, re~ tot Vela ona transformacién estremecedora y renova- dora en su forma de interpretar y vivir la vida. In- cluso, quienes han sido informados de un tiempo timitado de vida, reportan haber vivido desde ese momento, su mejor tiempo. La excepeién la cons- fituyen quienes por razones de desequilibrio pre- vio may acentuada o por cireunstaneias en extn mo desfavorables, reaccionan de modo destructi- Vo hacia si mismos 0 los demas. Es posible ben Feiarse de los Hamados “sufrimicntos nuclear tan bien deseritos por Pea y Lillo, “que nos hie~ ren en lo mas profundo de nuestro ser..son prov chosos y enriquecedores de la experiencia de vida” (1999), El taspaso de esas viveneias a quienes no las han tenido, puede ocasionar un cambio en la forma de ver a la vida y a sus semejantes. Tam- bién, Mevar a las pers ponerse representacionalmente en situacién limite, origina sesaltados similares, como lo pudimos apreciar en nuestros entrevistados. Incluso ef comin miedo a la muerte se puede convertir en una fuerza positi- va, La limitacién temporal objetiva en los adultos mayores, pensamos que no debiera ser obstéculo onas a para el desarrollo personal, para el aprovechamien- to del instante y la realizacién del sentido. tampo- co pretexto para eludir esas tareas. Seria de gran conveniencia acoger y canalizar la vivencia de proximidad de fa muerte que experimenta el adul to mayor, en lugar de oponerse a ella tratando de desterrarla de si coneiencia En tin, a modo de proposicién, entregamos algunos de los fines especificos que, a nuestro jui- cio, podrian considerarse en la formacién en tomo «ta ntuerte: aumentar Ja coneiencia respecto a la valoracién de la vida propia y de la de los otros. Megar a descubrir sentidos para ella, aumentar la ‘lewtia de vivir, lograr mayor autoestima y cuida- do de si y de los demas, disminucidn de las con- ductas autodestructivas y dafinas hacia otros, re- conocer y aceptar el dolor y la pena que se produ ce con la muerte de los seres queridos. elaborar proyectos de vida lo més circunstanciados posible tentiendo presente ta administracién de un tiempo limitado para todos, especialmente para e} adulo mayor, el cal hay que aprovechar, descubrir [os temores y necesidades en relacién al morir, acep- tar el fin y prepararse para recibirio. 02 En cuanto a metodologias y formas de tra bajo. creemos que con ellas puede recuperarse cl itrenunciable ¢ imremplazable papel de la familia para acercar las nuevas edades a los mayores en un encuentro de ciclos vitales intergencracionales al modo Eriksoniano. El apoyo y fa compaiiia de los seres queridos en el trinsito de fa muerte para el adulto mayor, puede producir el beneficio de fa formacién natural e imperceptible de preparacién para la muerte desde las edades mis tempranas en quienes comparten sus vidas en eb ciclo de vida familiar, Incluso, tal vez se beneficie mas el que ayuda a bien morit. que quien recibe esa ayuda. Es cierto que, como to ha sefalade Holzapfel, (1999), la muerte entraita la posibili- dad del sinsentido y del absurdo, al hacer caer en cuenta que todo Jo que hagamos w construyamas a posibilidad esta siempre pre- sente en quienes no tienen ereencias en otra vida después de ella, Una salida vs fa estoica del sopor- ta y aguanta. Otra opcidn. segiin este autor, es el camino del amor, determinacién fundamental en Ja cual el hombre se juega su ser, Sélo el amor seria capaz de contrarrestar - parcialmente - la fa- talidad de la muerte. En esta solucién pueden co- incidir creyentes y no creyentes Como contribucién a una auténtica ortotanasia, nos parece de gran relevancia la sen- tida necesidad de personalizas fa muette y bacerla ‘menos piiblica, En esta linea, e] acompaiamiento al moribundo, el morir en el hogar - cuando sea pertinente - rodeado de seres amados, teafirma los uusos que se han ido instalando, contando por su- puesta con la apreciacién profesional calificada que permita distinguir fa enfermedad de fa agonia, en- tendiendo que los recursos médicos estin destina- dos a salvar fa vida, mas no a impedir Ja muerte Sin duda que para quienes postrimerias de sus vidas, le disposieién de los que alin nos quedamos algo més de tiempo, constituye una ayuda en el trance que nunea perderd total- mente su caricter intimidatorio. acaba con ella, encuentran en las novus la Mute dios Maree Wet dae Speror REFERENCIAS |. BBDO Investigaciones. Enevesta sobre ereen- cias en fa reencarnacion. Santiago. 1997 2. 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