Está en la página 1de 12
CLASE “MEDIA CUERPO Y DESTINO RICARDO PIGLIA (Winn teotura de La Pratcién de Rita Hayworth de Manuel Puig) “su imagen reflejada en la superficie de las aguas le irrita: su t6rax hundido, los brazos flacos, la espalda un tanto corva. Se detesta”, Composicién de José L.. Casals, Toto. Fuego de espejos, caja china, esa frase encierra toda Ia novela: “yo (quiere deeir Toto) soy el que me miro mirame mi cuerpo”. Coneiencia de un cuerpo detestado, méseara narrativa para distan- ciar ese descubrimiento: Toto, por primera vez en cl relate, habla de sf mismo en tercera persona. Para llegar a esa objetivaeion hay que cruzar 275 paginas: sin embargo, desde el comienzo, toda la novela no hace otra cosa que dar vueltas alrededor de esa fractura. No hay otra “historia” que la deseripeién minuciosa de ese repudio, de ese despegamiento, No hay otro “tema” que la demostracién de que esa alteridad es el produto do relaciones coneretas, el yesiltado de lo que Sartre (hablando de la infaneia de Flaubert) Hamaba “la violencia del adiestramiento”. No es casual que el libro se abra con una narraeién coral: los fami- iares, los “'veeinos” son los voceros de una coneiencia coleetiva, de salida instalan sus obsesiones, que seran las obsesiones del prota gonista, Conversan, se interrumpen, se mueven, apenas se com- prende quiénes son: algunas frases, sin embargo, se repiten, se reeortan entre esas vores persistentes, confusas: “qué ganas tengo de ver al nenito” (pig. 15), “queremos ver al nenito” (pag. 16), “tengo unas ganas de ver al nenito” (pig. 18). El nenito es Toto, acaba de nacer (estamos en 1933): ellos lo esperan, Bn el capitulo II el padre repetiré obsesivamente: “vestido lindo” (pag. 24) “peinalo bien lindo” (pag. 26) “qué lindo lo peinaste” (pig. 29). Es un ritual, una preparacién: hasta el final no habré otra “anée- dota” que la deseripeién de las consecuencias del choque entre esas ‘eonciencias vidas y ese objeto decorado, “lindo”. Se nos eseamotea la experiencia propiamente dicha (entre el capitulo IL y el IL transcurren seis afios): nos quedan los resultados. Las primeras palabras de Toto al salir de exe “encuentro” y entrar en la novela son para deseribir “tres mufiequitos” (ver pag. 31), Basta retener algunos detalles de esa deseripeién: los muticeos son “dures”, “no se comen”, los hombres visten ropes de mujer. Toto esta hablando de sa cuerpo, del modo como quiere ser visto, de la experiencia de ‘su cuerpo en el mundo, En ese momento, a los seis afios, es “ino- conte". Obviamente, la sttya es una inocencia de mala fe: ya sabe todo de sf mismo. Su ingenuidad es ta olvido, un rechazo del cono- cimiento: “...y empez6 a expliearme qué querfan decir Svalos y gonitales y yo ‘st” y no entendia nada porque me puse a pensar en otra cosa a propdsito, que me explotaba la cabeza de hacer tanta fuerza para pensar en otra cosa" (pig. 76, subrayo yo). ¥s evidente que ya sabe distinguir las verdades “inocentes”, de las otras: ha aprendido a evadirse, « “no entender”. Como todas, esa censuira es contingente, Jas seguridades de Ja raz6n nunca solveionan los proble- mas de la existencia: en sus nevesidades, en sus deseos, Toto vive la condena de tener un cuerpo, es decir, un sexo, wna sexualidad, un euerpo para los otros. Por dehajo de sus alvidos, de su “inoeeneia”, en el espacio de su cuerpo se Je evuzan las verdades del mundo, ios. terranes: “los pelos del chico Ie van comiendo todo el traste, v después la barriga y el coraxéa y las orejas y poco a poco 2¢ Ia come toda y esta perdida, no se ve nunca mds” (pég. 44), Sex camido, perder el cuerpo, no ser ‘isto nunea més, Si el sexo es vivido como amputacién y pérdida, ya no se trata de “olvidar”, sino de no tener vn cuerpo en el que sufrir el sexo. Repudio, negeeién que termina por ser una metamorfosis, Veamos una cualquiera de esas trans- formaciones. Escondido en la oscuridad, (pag. 100) Toto asiste aun juego sexual. ‘La experiencia lo toma de sorpresa. No puede hufr, su cuerpo lo traiciona, se le imspone: “me dievon ganas de oir mas”. Censuradas, repudiadas esas “ganas” ‘se conviorten en asco, en “repugnaneia”: “me vino de golpe la gana de repetir la torta repugnante de mucha. ‘manteca y vino la gana de oir también de golpe”. Deseo y néusea, tentacién, represiOn: este vaivén dura ‘segundos, le da vertigo encuentro y rechazo de la sexualidad, momento clave, sintetiza ln dialéetica del libro: olvidar un cuerpo, recuperarlo en sus deseos. ‘Todas las respuestas Hevan a la misma encrucijada: enrollarse en Jz coneiencia, ser un espfritu, 0 ser uno de esos “muiecos duros ‘que no se comen”’, Ser un alma pura o ser otro, Mejor: ser el alma de otro", Cada vez que su cuerpo negado, “‘muerto”, reviva en la carmalidad de sus deseos no habré mejor refugio que eseonderse en otro, ser visto como si uno fuera el otro. Esa bésqueda os una pérdida de s{ mismo, un modo de extraviarse en la contemplacién faseinada de un enerpo ajeno, ausente. A los nueve aiios Toto ha clegido enmaseararse: esta evasion confirma su destino, A partir de ahora sabe, mejor dicho: no puede negar que sabe. Disfrazado, olvidado, ese conoeimiento es una premonicién: toda su vida no seré otra cosa que el intento de realizar en lo conercto ese espejismo. Bésqueda de otro en el que refugiarse, de otro en el eual ser: este “descubrimiento”, que modifies su vida, provoea la quichra més significativa en el nivel estructural del relato. A partir del eapftulo quinto, Toto “se va” de la novela, Su concieneia deja de narrar(se) Cuando reaparezea (en un texto clave: la composicién del capitulo tree) habré, perdida sn identidad, se Hamaré José Casals, hablaré de sf mismo en tereera persona. Nosotros podemos deseubrirlo entre esa marafia de palabras que lo esconden, pero 61 se habré perdido (por fin) para sf mismo. EI otro camino de esa fuga se da fuera de la eseritura, “en la realidad” de su vida: desde la escena en la que no puede (quiere) orinar (ver pig. 33), pasando por sus resistencias a nadar, a andar en bicicleta, lo que hace es negarse a usar, a vivir su cuerpo: Ja conclusién es Ia “independencia” de un cuerpo que actiia sélo y termina siendo extrafio, incomprensible, el euerpo de otro, “spor qué te dejaste pegart papé; ipor qué se dejé pegar? mamé; 4por qué me dejé pegar mamé?” Se entiende, al mismo tiempo, la teatralidad de sus reaeciones en los momentos deeisivos: encuentra en esas comedias apasionadas que se representa a si mismo, un modo de vivirse desde afuera, en el momento congelado del gesto teatral: aleanza lo que siempre used: ser un espejo, verse, mirar su cuerpo detenido en un ade- man elegante, espiritual. (©) Otro:-un rofugio, un matieeo ciego al quo prestarle el alma: “,.. y el tio de Alicia quo shora tione Ie cara Iisita y més lustrosa como tos uiiccos y los ojos ya no son de hombre, son de piedras precioans cuesta tanto comprarias” (pég. 100). “... sin que nadio #0 do rme peso para adentro del pocko del tio do Alicia, voy a estar adentro de € como el atma esté adentro del euerpo” (pag. 102).

También podría gustarte