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Qué es Ethos, Pathos y Logos

En un momento te cuento el significado de ethos, pathos y logos y además te pondré varios


ejemplos pero antes de empezar ten en cuenta que este contenido se considera el ideal
cuando hablamos de discursos persuasivos. No es necesario para todo tipo de discursos.
Dicho esto, la realidad es que la gran mayoría de discursos o presentaciones son
persuasivas. A menudo buscas un cambio en tu audiencia ya sea de conductas o de
pensamiento y eso precisamente es lo que significa la persuasión.

Ethos
Ethos se refiere a la credibilidad que tú puedas tener como orador o divulgador. ¿Por qué
tu audiencia debería creer lo que dices?

¿Cómo te sentaría que Luis Bárcenas te diese un discurso sobre honestidad y buenas
prácticas?
Para poder persuadir a tu público lo primero que necesitas es envolverte en un aura de
credibilidad. Si ellos no te ven como alguien en quien confiar, poco importa lo bien
estructurados que tengas tus argumentos o lo rico que sea tu lenguaje no verbal ya que
será muy difícil que consigas convencerlos.

Tres maneras de construir Ethos


La primera manera de conseguirlo es tener un ethos construido de antemano por tu
reputación. Puede que seas un experto en el tema del que hablas, que tengas algún título
académico que te legitime o algún trofeo que demuestre que dominas la disciplina que
explicas.
Imagina que el último premio Nobel de economía te viene a dar una charla sobre el futuro
de las inversiones en este país. ¿Harás caso de lo que pueda decir?
Muy probablemente.

La segunda manera es tomarlo prestado. Puede que tú no seas el premio Nobel pero si te
sirves de sus argumentos o sus ideas envuelves lo que dices en papel de credibilidad.
Imagina que te hablo de unos resultados médicos y te digo:
“Según el doctor Smith, jefe de la planta de cirugía avanzada del hospital de Boston,
Massachusets, el 82% de las operaciones de pecho son…”
Sí, estoy hablando yo pero son las palabras de un experto en mi boca.
Gracias al Doctor Smith estoy ganando credibilidad.

La tercera técnica nace de tu coherencia como orador. Tu retórica, tus movimientos y la


capacidad de conectar con el público son factores que ayudan a reforzar tu Ethos.
¿Te imaginas a un orador que tartamudea, se queda en blanco y se mueve con nerviosismo
por el escenario?
No pinta bien.

Pathos
Pathos se refiere a la capacidad que tienen tus palabras de generar emociones en la
audiencia.
¿Se te ha puesto la piel de gallina alguna vez al oír el discurso de alguna película? Muchos
actores, desde Russell Crowe hasta Chaplin lo han conseguido conmigo. Y no es sólo
por su fantástica interpretación sino por el estudiado texto que es capaz de tocar las fibras
más sensibles. Y si añades visuales prepara los pañuelos.
Apelar a las emociones es uno de los recursos más potentes que tiene un orador. Y de los
más difíciles de dominar.

Tres maneras de construir pathos


La primera y más potente es mostrar vulnerabilidad.
Cuando alguien sale a hablar delante de docenas o cientos de personas y es capaz de
abrirse y contar algo que le haga vulnerable está circulando por la autopista que lleva al
corazón de los demás.
Mira este discurso de la pequeña pero gran Ellen Page.
Mi recomendación es que lo veas todo para que veas el cambio tanto en ella como en el
público pero si prefieres ir directo al grano puedes avanzar hasta el 5:00.
Decir lo que dice delante de toda esa gente… vaya. Hay que ser valiente.

La segunda estrategia es contar historias. Las historias o anécdotas personales nos hacen
parecer más humanos y ayudan a conectar con el público.
Cuando tú cuentas los problemas que has tenido para aparcar en el centro de Madrid dejas
de ser “el orador” y te conviertes en una persona normal como el resto del público.

La tercera estrategia es usar metáforas. Las metáforas son analogías que explican
conceptos complicados a través de historias más simples.
La biblia está llena de metáforas así como nuestra cultura popular. Cuentos como el patito
feo o la hormiga y la cigarra son maneras distintas de explicar un concepto. Y es que como
dice Jorge Bucay: “Los cuentos sirven para dormir a los niños y despertar a los adultos.”
Con las metáforas sucede lo mismo.

Logos
Logos se refiere al mundo de la lógica y el razonamiento. Es todo aquello que refuerza tu
mensaje desde el prisma de la razón.

Imagina que quieres hablar de cómo la polución perjudica a nuestras vidas.


Podrías dar porcentajes de polución en distintas ciudades, mostrar gráficos, podrías definir
qué se considera polución: el humo de los coches, algunos desechos tóxicos, según qué
gases de la industria, etc.
Con esto conseguirías darle una base sólida a tu discurso y apelar a la parte analítica de
tu audiencia.

Tres maneras de construir logos


La primera es incluir gráficos o estadísticas en tu discurso.
Cuando alguien ve un gráfico que demuestra una tendencia o una estadística que sustenta
una afirmación su parte izquierda del cerebro se activa y aprueba lo que estás diciendo.

La segunda es usar investigaciones, estudios o experimentos que aborden el tema que


tratas desde una visión científica. El método científico ha aportado muchos avances en la
sociedad y es, a día de hoy, la prueba que debe pasar todo razonamiento o teoría para que
la mayoría de la población la adopte como cierta.

La tercera es mostrar hechos demostrables. Puedo decir que dos más dos son cuatro para
ejemplificar un concepto y con ello uso la lógica de un hecho demostrable para toda la
audiencia.
También podría decir que el FC Barcelona se fundó en 1899 o que el Real Madrid tiene 11
copas de Europa.

Datos, hechos demostrables. Logos.

Ethos, pathos y logos: todo en uno


Uno de mis discursos preferidos es el que dio Robert Kennedy en 1968 alertando del peligro
de medir el progreso y el bienestar de una nación por su Producto Interior Bruto.
Te recomiendo que, por poco inglés que sepas, veas la recreación del discurso aquí.
(empieza en el 2:40)

La traducción vendría a ser algo así:

“Durante mucho tiempo hemos medido la excelencia personal y los valores sociales por la
mera acumulación de cosas materiales.

Nuestro producto interior bruto actual es de más de 800 billones de dólares al año. Pero si
juzgamos a los Estados Unidos por eso, ese Producto Interior Bruto incluye la polución, los
anuncios de tabaco y las ambulancias que usamos para limpiar nuestras autopistas de
carnaza. Incluye las cerraduras de nuestras puertas y las cárceles para aquellos que las
rompen. Incluye la destrucción de los bosques y la pérdida de nuestras maravillas naturales
en pos del urbanismo salvaje.
Incluye también el Napalm, las cabezas nucleares y los coches blindados de la policía que
detiene las manifestaciones en nuestras calles. Incluye el rifle Whitman, el cuchillo Speck
y los programas de televisión que glorifican la violencia para vender juguetes a nuestros
hijos.

Y aún así el Producto Interior Bruto no mide la salud de nuestros hijos, la calidad de su
educación o su modo de gozar jugando. No incluye la belleza de nuestra poesía o la
fortaleza de nuestros matrimonios. La inteligencia de nuestro debate público o la integridad
de nuestros políticos. No mide nuestro ingenio ni nuestro coraje, nuestra sabiduría ni
nuestro aprendizaje, nuestra compasión ni nuestra devoción a nuestro país.

Mide todo en corto y se olvida de aquello que hace que la vida valga la pena.
Nos dice todo de América excepto por qué estamos orgullosos de ser americanos.”

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