Está en la página 1de 7

VIRGEN DE ASUNCION

La fiesta de la Virgen de la Asunción se celebra en Oriente desde el siglo VI y en Roma


desde el siglo VII. El 1 de noviembre de 1950, el Papa Pío XII, estableció la Asunción
de la Santísima Virgen María como dogma de la iglesia católica. El dogma consiste
en creer que María fue elevada al cielo en cuerpo y alma.

Existe confusión o poca claridad sobre el origen de esta fiesta. Posiblemente está
relacionado con la fiesta de alguna Iglesia y no necesariamente por ser la fecha del
aniversario de la muerte de María. De cualquier manera, la fiesta y la fecha se han
difundido en el mundo. En casi todos los países se la festeja y su advocación ha sido
apropiada por muchos de ellos. Algunos la declaran fiesta nacional y la virgen ha
sido nombrada patrona o protectora.

En Bolivia sucede lo propio. Muchas ciudades la han nombrado como Patrona, como
es el caso de Oruro, donde su misma catedral lleva su nombre. Llallagua tiene una
tradicional fiesta dedicada a ella. En los últimos años ha ido creciendo en importancia
su fiesta en Quillacollo, aunque en ese proceso ha ido conociéndose más como Virgen
de Urkupiña que como Virgen de la Asunción, esto por el lugar donde se la celebra.

En Capinota se le rinde devoción aún antes de que prosperara la fiesta de


Urkupiña. Hasta hace unas décadas era la fiesta religiosa más sonada del pueblo. A
partir de la Reforma Agraria y por influencia de la fiesta de Urkupiña su boato ha ido
en disminución.

Sin embargo, en los últimos años comienza a renacer, por influjo de los párrocos,
principalmente italianos que la organizaron y ordenaron. En primer lugar, la
adelantaron con relación a la de Urkupiña. Se concentró en la Devoción a la Virgen y
con la presencia ordenada de bailarines, representando a asociaciones o instituciones
diversas. Durante varios años hemos visto entradas bien ordenadas y sin consumo de
alcohol.
Se celebra en agosto, si bien se ve un mayor crecimiento de la fiesta y de los grupos
de danzantes, que se entrenan en sus variados ritmos desde varias semanas antes
de la entrada, su presentación es más caótica y desordenada. Diversos grupos de
bailarines entran danzando el día sábado 13 y el domingo 14.

En horas de la noche se nota mayor desorden y el uso indiscriminado del alcohol, de


manera no muy estimulante para la devoción cristiana y menos para la estética
folklórica. No es nada confortante ni ejemplar ver a los devotos bailando borrachos o
con bebidas en la mano.

Pese a todo, la fiesta se fortalece. Aumenta año a año el número de participantes, de


bailarines y de grupos que los organizan, muchos con derroche de lindos disfraces,
bandas de música (la mayor parte capinoteñas) y uso de llamativos fuegos artificiales.
Nos parece un gran esfuerzo, que está provocando el renacimiento de la gran fiesta
de antaño, lo cual es lo deseable junto con un mayor control de bebidas alcohólicas,
por lo menos durante la entrada de los grupos.

Miles de feligreses del municipio de Capinota, lloran y se arrodillan ante la imagen de


Asunción, una de las vírgenes más adoradas por los capinoteños y otros fieles
católicos que llegaron desde distintas partes de Bolivia y residentes del mundo

En el atrio de la iglesia de San Pablo se coloca a la Virgen. Donde sus devotos le


ofrendan flores y velas, es un acontecimiento religioso cultural, espectacular. Durante
tres días consecutivos en Capinota, los fieles católicos rinden culto a la mamita Virgen
de Asunción que es adornada y venerada por todos los visitantes.

“Ya no tenemos por qué ir a Quillacollo, aquí tenemos nuestra Virgen a quien lo
rendimos culto. Nuestra Patrona es milagrosa nos da todo lo que pedimos, por eso
este año hemos venido de España para acompañar a nuestra Virgen en sus
cumpleaños”, dijo un residente capinoteño que vive en España.
Los feligreses, especialmente del área rural, ingresan a la Iglesia de San Pablo de
Capinota con velas y flores maravillosas, con lágrimas en los ojos, pidiendo paz,
tranquilidad y trabajo. Aparte de los actos propios de la liturgia católica, se preparan
algunos números centrales, siguiendo la costumbre: la verbena, la entrada de las
fraternidades y el calvario.

El acto central es la entrada de las “fraternidades”, que bailan frente a la imagen de la


Virgen.

En la entrada folklórica se ve miles de bailarines y visitantes que se deleitan con el


paso de los grupos o fraternidad que muestran toda su picardía, el lujo de las
vestimentas, la coreografía y se ve mucha juventud rindiendo homenaje a la Virgen.
EL CARNAVAL CAPINOTEÑO

Pasó el tan esperado carnaval capinoteño y dejó una gran resaca en cada una de sus
actividades. Es un carnaval con agenda propia, ya no es el carnaval de antaño con
aire campestre, cuando se bailaba y festejaba toda la semana y se pasaba de una
comunidad a otra para visitar a los parientes o amigos, para coplear, bailar con plantas
de maíz al hombro y presenciar el Tinku, que acontecía por lo menos en cuatro
lugares.

Ahora el carnaval se centra en el festejo del día domingo, cuando hacen su


presentación las principales comparsas, que con alguna anticipación se prepararon
para este día central del carnaval capinoteño. En los últimos años han aumentado las
comparsas con carros alegóricos y representaciones de las más raras y diversas. Casi
todas ellas preparadas con mucha habilidad y utilizando cañahuecas y cartón, forrado
con papel lustre.

Sin embargo, como siempre, los grupos que predominan son los improvisados, que al
calor del baile y la farra utilizan cualquier indumentaria para disfrazarse y participar en
la “entrada”, que ahora se llama corso. Se pueden ver disfraces de mujeres, cholitas,
espantapájaros, vagos y hasta de espíritus de barro (mayu almas). Cualquier cosa es
conveniente para entrar bailando.

Un buen número de comparsas presenta una reina, que normalmente entra bien
protegida, en medio de una cubierta de malla de alambre, so pena de recibir una
andanada de globos, muchos de ellos dolorosos. De cualquier manera, no hay reina
que no salga mojada por completo, por lo que se le recomienda entrar en bikini

Los tradicionales “bailes del mercado” (eran siempre tres) han sido reemplazados por
bailes en locales privados, generalmente galpones grandes donde se reúnen los más
jóvenes para seguir bailando, pero que no tienen el alcance ni la pluralidad de los
famosos bailes del mercado. Sin embargo, así como se retomó la entrada desde la
zona del Molino, así también se intentó este año retomar la “fiesta del mercado”, pero
el intento fue impedido por las comerciantes que lo bloquearon desde temprano para
evitar lo que consideran un atropello a su higiene y sus intereses. La fiesta, entonces,
buscó otro refugio.

El lunes el pueblo se vació y casi no se vio actividad alguna, salvo algunos encuentros
de amigos en casas particulares. Por el contrario, al día siguiente, como en todo el
país, se celebró el martes de ch’alla, que es la fiesta de guardar más importante del
año. Todo el mundo hace su ch’alla, ofrenda sus bienes a la pachamama o a la virgen,
con cohetes, serpentinas, alcohol y comida. Cientos de transportistas se fueron
alrededor de Wasa Mayu a realizar su ch’alla en las cercanías de la capilla que le fue
construida a la virgen. Este día, que comienza calmo, suele terminar con grandes
libaciones.

El cierre de carnaval se sucede en el Tinku de Sack’amalla, donde acuden jóvenes de


las diferentes comunidades a lidiar con el chicote: látigo largo que sirve para pegar en
las piernas del oponente. Normalmente el desafío consiste en dos golpes de cada lado
en la misma pierna descubierta del oponente. Éste es miembro de otra comunidad.
Recordemos que eran tradicionales los combates entre capinoteños e irpairpeños, que
terminaban en una gresca general. Ahora esto se evita porque existe mayor control
policial. En este año hubo patrocinio de la Alcaldía, con amplificadores, locutor en
quechua y hasta premios. Considero que para la premiación el jurado ha tenido que
vérselas en problemas, porque un buen número de los combatientes no tenían la
suficiente puntería para asestar en la pierna del oponente debido al desequilibrio
producido por el alcohol. De cualquier manera, vimos un renacer de la fiesta del Tinku,
con gran cantidad de comunarios y de público asistente, generalmente del mismo
pueblo, porque los turistas ahora son, en su mayoría, del día domingo.
SAN ISIDRO

Como todos los años el 15 de mayo es un día de veneración para los campesinos
capinoteños, que festejan a su Santo al tiempo que dan inicio a la época de las
siembras invernales. En ese día hubo festejo en Sarco Kucho y a la semana siguiente
en Capinota y en Buen Retiro, donde hubo mayor afluencia de campesinos con yuntas,
que es la manera de festejar en nuestro pueblo.

Los bueyes iban adornados con platería y colgantes, principalmente la yunta mayor,
que estaba especialmente decorada para la ocasión y tenía en las astas una bandera
de Capinota y otra de Bolivia. Por turno los agricultores junto a sus mujeres empujaban
los bueyes, el marido guiando diestramente la yunta y la mujer por detrás, echando la
semilla en señal de respeto a la fecundidad de la tierra. Es una hermosa alegoría a la
reproducción de la vida a través de la semilla y el trabajo del hombre ligado a sus
bestias. Es una fiesta dedicada a un Santo español pero que por sincretismo adquirió
su rito y su propio significado en tierras colonizadas.

Un pequeño altar estaba dedicado al Santo, quien tenía una efigie que lo representaba
dirigiendo su propia yunta. Para llegar a él se tenía que pasar por arcos forrados con
llicllas y adornados con platería. Al lado del santo los esposos pasantes recibían el
saludo de los presentes e invitaban con sendas tutumas de chicha fresca, elaborada
con el fruto de la última cosecha de maíz. Los invitados regaban el suelo con la bebida,
brindando a la Pachamama, antes de vaciar sus tutumas. Una banda de sicuris
acompañaba la fiesta con sus sones agudos y quejumbrosos, cuyo ritmo era
acompasado con el ruido de los bombos y tambores que parecen repetitivos, pero
tienen gran sentimiento.

Al tiempo que las yuntas pasaban y repasaban un jinete al mando de un caballo


zunicho trotaba a la par de las yuntas. Algo así como el símbolo del capataz que
controla el trabajo de los labriegos.

Una bonita fiesta con mucho contenido costumbrista y telúrico, teniendo como fondo
los hermosos paisajes de nuestro fértil valle.

También podría gustarte