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Otitis Externa por el Dr.

Juan Videgain
Me parece, según humilde experiencia, que las otitis externas están
sufriendo un aumento de su incidencia en los últimos años. Y es por el
aumento de una serie de noxas, exógenas y endógenas, que alteran los
mecanismos de protección del conducto auditivo externo (CAE) y, por lo
tanto, favorecen la infección (y así lo confirman una serie de señores con
mucha mayor experiencia, entre ellos Russell, J. D.; Donnelly, M.; McShane,
D. P.; Alun-Jones, T. y Walsh, M. que se preguntan "What causes acute
otitis externa?". J. Laryngol. Otol., 107:898-901; 1993).

Estos factores son:


1- Maceración de la piel del conducto por el calor, la humedad ambiental (Kaur, R.;
Mittal, N.; Kakkar, M.; Aggarwal, A. K. y Mathur, M. D. "Otomycosis: a clinicomycologic
study". Ear Nose Throat J., 79:606-609; 2000) y por baños (Strauss, M. B. y Dierker, R. L.
"Otitis externa associated with aquatic activities (swimmer's ear)". Clin. Dermatol., 5:103-
111; 1987 y Thompson, D. "Effects of swimming on health". Med. J. Aust., 141:614;
1984). Estos factores hacen que la piel pierda elasticidad, se agriete y macere, disminuyen
la cantidad y viscosidad del cerumen y la acidez del pH y, finalmente, favorecen la
proliferación de microorganismos.
2- Lesión mecánica (roce, rascado, micro-traumas) que destruye la integridad del epitelio.
3- Lesión química (como los halógenos: el cloro de las piscinas).
4- Tratamientos locales intempestivos mediante antibióticos y antisépticos.
5- Procesos alérgicos cutáneos (como algunas dermatitis) (Jones, E. H. "Allergy of the
external ear". Otolaryngol. Clin. North Am., 7:735-748; 1974 y Reynolds, J. C. "Asteatosis
and pruritus of the ear". JAMA, 249:884-885; 1983).
6- Otras afecciones cutáneas (eccema, psoriasis, dermatitis seborreica, etc.) (McKelvie,
M. y McKelvie, P. "Some aetiological factor in otitis externa". Br. J. Dermatol., 78:227-
231; 1966).
7- PH alcalino (por alteración de la composición de las secreciones) que favorece el
desarrollo de los gérmenes Gram negativos.
8- Higiene intempestiva del CAE (sobre todo con jabones fuertemente detergentes), y
también es incorrecto el intento de limpieza del CAE mediante medidas higiénicas
agresivas (Grossan, M. "Cerumen removal current challenges". Ear Nose Throat J., 77:541-
546, 548; 1998). Es mejor que cualquier limpieza o maniobra dentro del conducto la realice
una persona entrenada en ello, como por ejemplo un otorrino ;-).
Que conste que no soy el único que lo dice: Wilson, P. L. y Roeser, R. J. "Cerumen
management: professional issues and techniques". J. Am. Acad. Audiol., 8:421-430; 1997.
9- Inmersión en aguas cada vez más contaminadas (Sundstrom,J.; Jacobson, K.; Munck-
Wikland, E. y Ringertz, S."Pseudomonas aeruginosa in otitis externa. A particular variety
of the bacteria?". Arch. Otolaryngol. Head Neck Surg., 122:833-836; 1996 y Seyfried, P. L.
y Cook, R. J."Otitis externa infections related to Pseudomonas aeruginosa levels in five
Ontario lakes". Can. J. Public. Health, 75:83-91; 1984). Parece que hay mucha gente que
bucea en los Grandes Lagos, ¡brrrrr!. El CAE está normalmente colonizado por una
variedad de microorganismos saprófitos. A pesar de lo que la mayoría de la gente cree, el
agua en la que se desarrolla una otitis externa no tiene porque estar contaminada con
bacterias (Havelaar, A. H.; Bosman, M. y Borst, J. "Otitis externa by Pseudomonas
aeruginosa associated with whirlpools". J. Hyg.(Lond), 90:489-498; 1983). Es en las
condiciones especiales referidas cuando la flora saprófita puede convertirse en patógena (la
muy puñetera). Encuentran un medio para multiplicarse húmedo y cálido. La flora habitual
de la piel está formada por: estafilococos (son los gérmenes más frecuentes en el CAE),
anaerobios, bacilos Gram negativos (la mencionada Pseudomona, que es muy mala),
micrococos y hongos.

Las otitis externas difusas es la infección más característica.

Clínicamente se caracteriza por un comienzo insidioso con picor, edema y sensación de


taponamiento auditivo. En los buceadores esto suele producirse tras varias inmersiones
seguidas. Si el proceso progresa se produce un intenso dolor, que aumenta al presionar el
trago (signo del trago positivo), al traccionar del pabellón auricular o al mover la
mandíbula.

Sin afectación de la audición o muy discreta sordera (pasa a segundo plano), pero por el
taponamiento. El conducto auditivo externo aparece edematoso y rojo, ocupado por un
detritus fétido (indica sobreinfección por bacterias Gram negativas y/ó anaerobias) que
impide la otoscopia (mirar el oído por dentro, que es muy dolorosa) y acompañado por la
afectación de los tejidos blando y de los ganglios regionales (dolorosos y aumentados de
tamaño).

El tratamiento, en principio, consta de la instilación de gotas óticas.


La mayoría de las gotas que se encuentran en el mercado contienen antibióticos (polimixina
B, Neomicina, ciprofloxacino), corticoides (dexametasona, fluorocortisona), anestésicos
(lidocaina) y un excipiente con uno o varios ácidos (Farmer, H. S. "A guide for the
treatment of external otitis". Am. Fam. Physician., 21:96-101; 1980, Evans, P. "Treatment
of otitis externa". J. Am. Board Fam. Pract., 12:262; 1999 y Jones, E. H. "Treatment of
externa otitis". Mod. Treat., 2:1145-1161; 1965).
La combinación de antibiótico de acción tópica y amplio espectro, como el ciprofloxacino,
con corticoides, consigue una reducción estadísticamente significativa de la duración del
dolor (Guthrie, R. M. y un montón de gente más "Diagnosis and treatment of acute otitis
externa. An interdisciplinary update". Ann. Otol. Rhinol. Laryngol., 108:Suppl. 176; 1999).
La aplicación de calor seco disminuye el dolor.

No existe evidencia de que la administración sistémica de antibióticos combinada con los


tópicos mejore el resultado del tratamiento frente a los tópicos exclusivamente (Hannley,
M. T.; Denneny, J. C. y Holzer, S. S. "Use of ototopical antibiotics in treating 3 common
ear diseases". Otolaryngol. Head Neck Surg., 122:934-940; 2000). Solamente se utilizará la
antibioticoterapia sistémica en los casos graves (otitis recurrentes, celulitis preauricular,
afectación del pabellón, etc) basado en el cultivo microbiológico (Hirsch, B. E. "Infections
of the external ear". Am J. Oto-laryngol., 13:145-155; 1992 y Shapiro, D. P. "Recurrent
otitis externa". Arch. Oto-laryngol. Head Neck Surg., 115:394; 1989).

LLegados a este punto del ladrillo, te preguntarás, ¿y del alcohol boricado qué?. Para
secar el oído infectado, efectivamente, son adecuadas las soluciones de ácido bórico,
disuelto a saturación en alcohol de 70 grados.

Es decir, que el famoso alcohol boricado me gusta más como tratamiento que como
profilaxis, que también sirve. La profilaxis es, en mi opinión, lo más importante y si el
buceador no la realiza, la recurrencia o la aparición de la otitis es casi inevitable. Pero
siempre antes de que se presente la infección.

El riesgo de padecer otitis aumenta con el número de inmersiones y de días de buceo,


por lo tanto o se bucea poco o se siguen mis consejos. Como dato señalar que entre los
buceadores en saturación de la Armada americana, en 1972 y antes de instaurarse la
prevención con gotas ácidas, el 20% presentaba episodios de otitis externas (dado obtenido
de un trabajo del Dr. Edward Thalmann en la página de DAN, Divers Alert Network, de la
cual es Assistant Medical Director). Hoy en día la profilaxis del CAE es obligatoria en
dichas inmersiones en saturación (del "U.S. Navy Diving Manual").

Las infecciones del conducto auditivo externo son fácilmente prevenibles no realizando
limpiezas extremas de la cera del conducto, manteniendo la piel lo más sana posible, para
que no se produzcan zonas que favorecen el paso de los microorganismos (Roeser, R. J. y
Ballachanda, B. B. "Physiology, pathophysiology, and anthropo-logy/epidemiology of
human earcanal secretions".

J. Am. Acad. Audiol., 8:391-400; 1997) y manteniendo el pH del CAE ácido. Como
profilaxis en los casos de otitis externas de repetición se pueden utilizar instilaciones
de soluciones ácidas, de pH cercano a 3, en el oído: ácido acético al 2% en agua o
alcohol con agua. Esta solución tiene un pH de 3.0 y disminuye el pH del canal hasta
4.0-5.0, el efecto bactericida más importante. El alcohol además ayuda a eliminar el
agua del conducto, pero puede irritar especialmente si el CAE se encuentra
inflamado. Las gotas se instilarán en el conducto antes de la primera inmersión de la
mañana y después de la última. También se deberá realizar un secado meticuloso del
CAE, incluso con una pera neumática, después de cada inmersión, como recomiendan
Strauss (el de los valses no, el del trabajo citado en el primer mensaje) o Everhart-
McDonald, M. A. en un trabajo muy majo titulado " How to keep scuba diving safe". Phys.
Sportsmed., 28:94-96; 2000.

La aplicación de la acidificación del conducto para prevenir las otitis secundarias al baño,
es algo muy viejo. Ya fue descrita por el Dr. Edley H. Jones, en 1924, tras sus
observaciones en un campamento de verano en California. El Dr. Jones utilizaba una
solución de ácido acético al 2% en alcohol. Una de las recomendaciones que recalca para
conseguir la adecuada profilaxis es la de mantener cinco minutos las gotas de la solución en
el conducto, es el tiempo que necesitan para secar y eliminar las bacterias (Jones, E. H.
"Prevention of "swimming pool ear". Laryngoscope, 81:731-733; 1971). Otras gotas muy
utilizadas es el agua o solución de Burrow, solución de acetato de aluminio, que puede
conseguirse sin receta. El acetato de aluminio o el sódico también actúan como
astringentes. Un uso juicioso de estas soluciones permite mantener la acidez del conducto y
los microorganismos no pueden sobrevivir (¡que se chinchen!) y nosotros podemos seguir
buceando tan campantes. Igualmente las personas con infecciones recurrentes deberán tener
especial cuidado al sumergirse en aguas que contengan la maldita Pseudomona.

En plan casero (más fácil, más cómodo y más barato) se pueden preparar unas gotas
con una solución de vinagre y agua. El vinagre corriente contiene un 4-6% de ácido
acético por lo tanto deberá mezclarse al 50% con agua, usarlo sin diluir provocará
irritación. Otros ácido (cítrico, etc) pueden ser eficaces pero es mejor ceñirse al
vinagre, por otra parte muy fácil de conseguir. Yo no me arriesgaría en un crucero
que no tengan vinagre para preparar esas gotitas, ¡como para pedirles oxígeno
normobárico!. En cualquier caso se deberá recordar que las gotas deben permanecer
el suficiente tiempo en el conducto, sino su efecto se reduce. Si por el contrario
cualquiera de estas soluciones provoca irritación se deberá suspender de inmediato.

¿Te has hecho ya la pregunta de cómo sé yo si lo que se siente, dolor de oído/s, es una
otitis externa o media?.Como ya he comentado la otitis externa es insidiosa, lenta de
aparecer y no suele haber antecedentes de dificultades para compensar (¡cuidado que
también pueden asociarse ambas!) o, como mucho al final cuando el CAE está muy
inflamado. En el oído externo (conducto auditivo) sólo se pueden producir problemas de
compensación si existe algo que tapone el conducto, y por lo tanto se crea una zona aislada
en el conducto, entre el tapón y el tímpano. Los tapones de cerumen muy duros pueden
impactar en el conducto por efecto de la presión, provocando dolor. Por este mismo motivo
están absolutamente contraindicados los tapones para los oídos durante el buceo así como
la utilización de capuchas tan ajustadas que no permitan la compensación de las presiones.

Las exóstosis óseas y las estenosis congénitas o atresias se diagnostican durante el


reconocimiento médico. Por el contrario las otitis medias el dolor es secundario a malas
compensaciones. Si no se compensan las presiones la mucosa del oído medio se edematiza
(se hincha) y puede sangrar, produciéndose una otitis media. Si la diferencia de presión es
muy importante, además de un intenso dolor, se puede producir una rotura del tímpano. Por
el conducto auditivo puede salir sangre, llamada otorragia (no es necesario que se haya
producido rotura timpánica). Esto es, más o menos, lo que les pregunto a mis pacientes para
tener una idea de qué tipo de otitis presentan (¡y en algunas ocasiones aciertooo!). Si las
molestias en el/los oído/s continúan e impiden el buceo, se debe dar de inmediato por
finalizada la inmersión.

Igualmente se deberá acudir al especialista en caso de que las molestias sean muy intensas
o que persistan después de una inmersión. La gravedad del barotraumatismo ótico que se
produce se mide en una serie de grados. Son los grados de Haines y Harris (del 1 al 5) o de
Tedd (del 0 al V y utilizados por la Armada estadounidense). Van desde el grado 0 en el
que el paciente ha notado algo de sintomatología durante la inmersión, pero la otoscopia es
normal, hasta el grado V cuando se produce una perforación timpánica. Los primeros (0, I y
II) son poco graves.

La afectación es habitualmente unilateral, pero si se puede presentar bilateralmente,


generalmente con un grado de afectación distinto en cada oído.

Cuando se rompe el tímpano, el agua (más fría que la temperatura del cuerpo), entra en el
oído medio y provoca un vértigo brusco y todo el entorno gira alrededor del buceador (aquí
no me puedo resistir y citar al amigo Roydhouse, N., "Otolith disorders from diving". N.
Z. Med., 109:241-242; 1996 y "Vertigo in divers". Br. J. Sports Med., 17:209; 1983).

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