Silencio, en medio del espacio vacío... La nada, solo la nada. Mi palpito reteniendo el eco: Abre, abre... abre, deja resplandecer mis iris con el solo reflejo de tu faz y el eco sórdido de tu sonrisa que se escapa de tus labios carmesíes que enmudece mi pensar. Caminamos en andanzas imparables, circular sin destinos aparentes, sorprendidos por la estrella matinal por algún beodo tardo; pernoctando al pulular de gorriones volatines. Mi alma herida al aire me delata en su sentir hacia ti mi vida bella que no quieres sonreír, a tu alma compartida hoy invoco mi canción.