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º 0003-2018/ CIVIL
Es el caso que la Sra. Celmira fallece el 06 de enero del 2011, esto es antes de que se
cumpla el plazo para concretar el contrato definitivo. El demandante alega que, a
pesar del fallecimiento de la Sra. Celmira, con fecha 11 de marzo del 2011 – tal como
estaba pactado en el contrato - le entregó la cantidad de US$ 15,000.00 al Sr.
Napoleón, representante de la Sra. Celmira.
En este caso son varios los temas que podemos extraer de la resolución y que
pasamos a desarrollar:
La Corte Suprema señala que “el poder otorgado a Napoleón Cabrera Palacios ya se
había extinguido y no estaba facultado para recibir el segundo pago (…)”.
Concordamos con la Sala Suprema dado que, además de la propia fuerza de la
naturaleza del acto de representación, según la cual no puede existir un representante
sin un representado, el artículo 1801 del Código Civil, aplicado vía analógica a la
representación, establece que: “el mandato se extingue por muerte del mandatario”.
En ese sentido, se concluye válidamente que, habiendo fallecido la Sra. Celmira el 06
de enero del 2011, a la fecha de pago -11 de marzo del 2011- el poder a favor del Sr.
Napoleón se había extinguido de pleno derecho, por lo que el pago, de haberse
verificado efectivamente, resultaba ineficaz, dado que no se cumple con lo establecido
por el artículo 1224 del Código Civil que prescribe: “sólo es válido el pago que se
efectúe al acreedor o al designado por el juez, por la ley o por el propio acreedor,
salvo que, hecho a persona no autorizada, el acreedor lo ratifique o se aproveche de
él”.
Con respecto a este tema, un extremo que no se analiza, es que el poder otorgado por
la Sra. Celmira a favor del Sr. Napoleón se encontraba inscrito en el Registro de
Mandatos y Poderes; en ese sentido, bien se pudo alegar que, de conformidad con el
artículo 2038 del Código Civil: “el tercero de buena fe y a título oneroso ha contratado
sobre la base de mandato o poder inscrito en el registro del lugar de celebración del
contrato, no será perjudicado por mandato, poder, modificaciones o extinciones de
éstos no inscritos”. Este artículo dispone que la extinción del poder no afectará al
tercero de buena fe que contrata con el representante inscrito, a pesar de la muerte
del representado. Evidentemente, el tercero al ser de buena fe tiene que desconocer la
circunstancia de la muerte.
“en este caso para que el acto jurídico se configure, estaba ligado a un
segundo pago el cual debía concretarse el once de marzo del dos mil
once, sin embargo, ello se tornó imposible puesto que la promitente
vendedora falleció con anterioridad (…)”.
En caso de que no tengamos certeza de quienes son los herederos legales de nuestro
acreedor, ello por no existir declaración judicial o notarial de herederos, lo correcto,
consideramos, es realizar un ofrecimiento judicial y pago por consignación. En efecto,
el artículo 1251 del Código Civil señala que: “el deudor queda libre de su obligación si
consigna la prestación debida (…)”, por su parte, el artículo 1252 del mismo cuerpo
legal señala que: “el ofrecimiento puede ser judicial o extrajudicial. Es judicial (…)
cuando el acreedor no sea conocido y fuese incierto (…) y en situaciones análogas
que impidan al deudor ofrecer o efectuar directamente un pago válido”. Por la
consignación judicial, con conocimiento del juez, el deudor pone lo adeudado a
disposición del acreedor.
La Sala Suprema -casi lamentándose por la suerte del Sr. Wilder- precisa que “(…) la
obligación que se demanda en el presente proceso no es cumplimiento de la
obligación de celebrar o suscribir un contrato definitivo, sino la formalización del
contrato preparatorio de “Promesa de Compraventa con Arras” (…)”.
Atentamente,