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LA MUERTA ABUALA adorado con locura. Por qué se ama? Es chocante no ver en ef mundo mas que un ser, no tener en el cerebro mis que una ides, s6l0 tun deseo en el corazén y en Ia boca in nombre: un nombre que sube 4 os labios sin cesar, que sube como el agua de una fuente, de las profundida- des del alma, y que se dice, se repte, se murmura No contaré nuestra historia. Et amor no tiene mis que una, 1a misma siempre. La enconté yla amé. Nada més. Y_vivi durante un ano en su tr mura, en sus bra20s, en sus caricias, en sus ‘ira das, en us vestids, en sus palabras envuelto, I fro, aprisionado en todo lo que procedia de el de {al modo, que no sabia ya st erade dia‘ de hoche, si estaba muesto 6 vivo, en la vieja tierra ‘en otra pate. Y de pronto muti. Céino? Nol ya nolo st Regresd moja dt, una viosa noche, y las uiente mafana tosia, Tosid_ du na. proximamen- fey wibse oblit gada & guardat 2 sce? Nolo sf Presentlbanse médicos y_ mis médicos, que esenbian y se marthaban. Llevaban= fe cemedios; una mujer $e los hacia tomar, Sus manos estaban callentes, su frente estaba meds y abrasaba; tena la mirada beilante y triste, La Cy le AUPASEANT Es hablaba, me respondia, 2Qué nos dijimos? Nolo 36 jLo hie olvidado todo, todo, todo! Mud; ree cuerdo muy bien su breve suspiro, su breve suse pico tan débil, el postrero, La mujer que la euidaba ejb escapar una exelamacton. jComprend,eom- prendi TNo supe nada mas. Nada. Viun sacerdote, que promunei estas palabras: «Su queria de usted» Pareciéme un insilo diigiéo 4 ella, Pucsto que habla muero, nadie tenia derecho & preguntar o= is lales. Hele salir de mi casa. Y vino otro que fué muy bueno, may dule, Haclame Hlorar cuandk me hablaba deel CConsultéseme acerca de mil cosas para el ene fro, No sé cules. Recuerdo, sin embargo, muy bien lata el uido de tos marillos al clavar: Io con ella dentro, ;Ah, Dios ral {Fu enterrada!jEnterradat Ela (En aquel hoyo! ‘Aguas personas, amigas suyas, haba venido 4 vetla. Hui Eseapé, Caminé largo tiempo de calle en eallerLuego regresé& mi casa. Al sigulente dia sali de viaje Ayer enié de nuevo en Paris. Cuando volvi a ver mi aleobs, nuestra sleba, nuestra cama, nies thos muebles, toda aquella casa en que habia quedado to ue rest deta vd He un ser despu sentir una pena nt, que fat poco para 6 el haleon y me arojase 4 la calle. No de aguellas tas mil dtomos de ella, de su carne y de su allento, oY De sAvassast on ‘ogi mi sombrero y- me dispuse A salir. De promt, en el momento del lante del gran espe hecho {tas tsar, con ob jeto de mirar si tha bien vests ies ba comecta y_ bela desde las botas al sombrero, Y¥ me paré. frente 4 aguel espejo que fan 4 menudo a hae bia retejado. Tan & menudo, tan & me- auido, que haba de bidoconservarigual mente su imagen Hallindome de pie, femblando, fj a mirada en cristal plano, profundo, vacio, pero que la habla contenido toda enter, que la habia. poseido tanto ‘como yo, como mis miradas apasionadss. Parerib=

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