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El martillo de Stephen King
Toni García Ramón
Diez razones por las que vale la pena estudiar Cómo perder el miedo a la cocina contemporánea
Ángel Javier Kodak
Periodismo (o reinventarlo si ya no tienes edad La asombrosa pericia ambidiestra de Pat Venditte
Lartaun de Azumendi
para volver a las aulas) ¿Cuál es la pintura más secretamente blasfema e
incluso satánica?
Publicado por Jorge Carrión
Jot Down Magazine
Los fans de Shyamalan dan más miedo que las
películas de Shyamalan
Cristian Campos
Defensa apasionada (y razonada) de nuestras
lenguas minoritarias
Álvaro de Prado
El refugiado Benjamin
Mar Padilla
Muertes de intelectual
Violeta Leiva
San Lourenzo de Carboeiro: románico en el corazón
de Pontevedra
Silvia Castellanos
Cariño, has caducado
Diana López Varela
Opinión
Luna de mano y miel con Amarna
José Antonio Montano
Breviario del divorciado
José María Albert de Paco
Tonto el que lo escriba
Cristian Campos
No es tan frecuente como uno se imagina, pero hay quien atesora una fuerte vocación mediática. Hay quien
desde siempre ha deseado ser periodista. En esos casos no hay nada que hacer: no tiene ningún sentido
quedarse encerrado en el armario. Sal de él. Sé periodista. Pero ten claro que la licenciatura en Periodismo, el
máster, el doctorado, ni siquiera el trabajo en una de las últimas redacciones —cual último mohicano— serán
suficientes. El periodismo es un modo de mirar el mundo, de sonsacarlo, de elaborarlo narrativamente, de
transmitirlo. Puede ser su contenedor, pero no su contenido. De manera que tienes que formarte, al mismo
tiempo, en otros ámbitos. Leer, ver, visitar, pensar. Economía, derecho, sociología, humanidades, cine,
televisión, viajes. El periodismo le dará herramientas narrativas a tu mirada, pero serás tú quien la llenará del
conocimiento que te permita domesticar la infinita información.
No te hagas ilusiones, lo más probable es que no te den trabajo. O que cuando termines la carrera o la
reorientación laboral hayan dejado de existir (y en cambio pervivan diarios centenarios). Lo que importa es que
demuestran que otro mundo es posible: precisamente tu mundo. Un mundo en que la firma ha sido sustituida
por la marca. En que los contratos indefinidos se han transformado en colaboraciones freelance. En que el
periodista es también comisario, profesor, bloguero, DJ. En que casi todo tiene que recrearse, repensarse,
reimaginarse. En que las hemerotecas se han vuelto virtuales. En que las grandes cabeceras se atomizan en un
sistema solar de micromedios. En que el periodista se inserta en una dimensión superior, la de la comunicación,
que a su vez forma parte de la supergalaxia de la circulación informativa. Es difícil pensar hoy en día en
campos acotados, en cotos de caza: incluso las revistas independientes son también editoriales, foros, puntos de
encuentro, hasta pizzerías; sobre todo: comunidades. Antes era posible lanzar al mercado una nueva revista y
construir después un público. Ahora es preciso crear primero un círculo de cómplices, que con el tiempo se
vuelva campamento del salvaje oeste, ciudad circular en tierra de nadie, satélite, planeta. La esfera en cuyo
corazón después se instalará el medio informativo, como antaño lo hacía el televisor en el centro del salón.
Una de las consecuencias más difíciles de predecir del 11-S ha sido la eclosión del Big Data, es decir, de la
gestión de monstruosas cantidades de datos. Una vez más han sido los servicios de inteligencia y la industria
militar quienes han impulsado lo que llamamos el avance humano. Las ingentes, casi ingobernables cantidades
de información que acumulan los ordenadores precisan de intérpretes. Los analistas deberían comenzar a
fusionarse con los periodistas para construir, a partir del Big Data, lo único que puede dotar de sentido tal
magnitud informativa: Big Narratives. Si en 1999 Mark Kurlansky publicó Bacalao: biografía del pez que cambió
el mundo, un recorrido por cómo la pesca de bancos de bacalao o la evolución de sus técnicas de conservación
generaron cambios geopolíticos de primera magnitud, no sería de extrañar que dentro de algunas décadas
aparezca un libro que se titule: Cómo los bancos de datos cambiaron el mundo, una vez más. El periodista como
pescador de altura: no está mal la metáfora, habrá que afilarla.
Se me ocurren pocos impulsos tan humanos como el que nos precipita en el abismo del chisme. Cotillear,
chafardear, poner verde al vecino o a la celebrity: intercambiar información —a veces contrastada y otras no—.
Si el periodista tiene que aliarse con el analista (o transformarse en él), no hay duda de que también hace buena
pareja con el hacker. Solo hay que echarle un vistazo a las series de televisión o a los periódicos: el nerd, el geek
o el friki son personajes cómicos, pero el hacker es un personaje trágico, uno de los grandes héroes o antihéroes
de nuestra época. No hace falta ser Julian Assange, no hace falta ni siquiera vulnerar la ley, solamente sumarle
a la formación estadística y a la capacidad de observar arcos narrativos algunas nociones de búsqueda de datos
a través de computadoras y redes. Cuantas más, mejor. Digamos: el periodista como un hacker legal. El
periodista informático.
En el imaginario colectivo el periodista todavía se vincula con la redacción. Pero ese es solo uno de sus espacios
posibles. El hogar se convierte en laboratorio, en taller, en superficie de posproducción. Los frentes en los que
se multiplican las posibilidades del artista de lo real son múltiples. Algunos podrían ser: el transmedia
(Malvinas 30), el arte contemporáneo como práctica documental o histórica (El Camp de la Bota, de Francesc
Abad), el periodismo en viñetas (Joe Sacco), la inteligencia colectiva (Wikipedia), el desarrollo de programas
estadísticos, la escritura de novelas de no ficción (Emmanuel Carrère) o la producción de juegos. Los
newsgames nos obligan a pensar lo real a través de la interacción y de la reflexión: ¿quién le iba a decir a tu
madre que su hijo iba a ejercer el periodismo diseñando videojuegos?
Estamos en tiempos de hazlo tú mismo y de amateurs que se convierten en profesionales a golpe de visitas de
blog, de retuiteos o de visionados de Youtube. Pero la técnica, la artesanía no siempre puede aprenderse
intuitivamente. Y, sobre todo, solo puede mejorarse, perfeccionarse gracias a la práctica crítica y al estudio.
Estudiar Periodismo es obligarse a una disciplina de aprendizaje, de lectura, de evaluación. Para que después,
durante toda tu vida, ya puedas aprender, leer y evaluarte por tu cuenta. Ese impulso es necesario, para luego
interiorizar la inercia. Porque sin esa energía interna que te impulsa hacia adelante (aunque en el horizonte
haya un barranco), al ritmo de las zancadas del presente, la realidad y sus noticias dejarían de interesarte. Y Agenda Cultural Jot Down
sería el fin.
Fundación APSURIA. Proyecto «De la mano»
Porque siempre nacerán nuevos hobbies, nuevas pasiones, nuevas tendencias Martes, 14 julio, 2015 Domingo, 25 octubre, 2015
Madrid
No se me ocurre palabra más precisa para nombrar a la «tendencia» que la palabra «tendencia». Tecnológicos, Exposición: «La vida que creix» de la ilustradora
artísticos, profesionales o sociales, constantemente surgen nuevos modos de relacionarse con aquello que nos paulapé.
hace humanos: la moda, la ciudad, los territorios, la imaginación, los otros. Entre las muchísimas utilidades del Martes, 1 septiembre, 2015 Miércoles, 30 septiembre,
periodismo está la de justificar tu adicción, tu afición, tu pasión. Ya sea en un blog, en una revista, en un 2015
programa de radio o en un diario, si te conviertes en un auténtico erudito en un lenguaje o una práctica que Valencia
acaba de empezar a desarrollarse y que, por tanto, todavía no cuenta con expertos, no hay duda de que podrás I Certamen exprés de microrrelatos: «Convence a
generar discurso periodístico en ese ámbito. Por supuesto es más difícil conseguirlo en disciplinas y temas que Rosaura» o «Rosaura, tú qué piensas de todo esto»
se consideren clásicos. Pero eso no debería abocar al desánimo. Al fin y al cabo, el propio periodismo ya es una Lunes, 28 septiembre, 2015 Miércoles, 30
práctica y un área de conocimiento con varios siglos de tradición. septiembre, 2015
Sevilla
Porque algo hay que estudiar
Presentación de «No aceptes caramelos de
Arquitectura no porque no se construye obra nueva. Derecho no, porque sobran abogados y no se convocan extraños» de Andrea Jeftanovic
plazas de jueces. Medicina y Magisterio tampoco, porque se está recortando en sanidad y en educación. Miércoles, 30 septiembre, 2015
¿Entonces? Parecía que invertir en formación en nuevas fuentes de energía resultaba conveniente, pero el Madrid
sector no acaba de arrancar. ¿Qué queremos, que toda una generación estudie Informática y Gastronomía? Merienda.de.voces / Micro abierto sin micro
¿Qué haremos con una generación entera de programadores y cocineros? A diferencia de los estudios Miércoles, 30 septiembre, 2015
absolutamente técnicos, con una proyección laboral muy definida, el periodismo y la comunicación audiovisual Santander
(maldito el día que los separaron), como las matemáticas o las humanidades, deberían educar sobre todo Talleres de escritura y audiovisuales en Casa
metodologías de análisis y de formulación, de observación y de relato. Conocimientos de adaptación a todo tipo
Tomada (modalidades presencial y online)
de medios.
Jueves, 1 octubre, 2015 Jueves, 30 junio, 2016
¿Qué es esto?
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