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25 anys d’'arquitectura catalana José Antonio Coderch, o las coincidencias imposibles Reflexi6n sobre algunos ejemplos de arquitectura residencial. Antonio Pizza. El propio pensamiento de la redencion implica, al mismo tiempo, una idea de pérdida irreparable. (Ch. Baudelaire). Hacia el final de los anos 40 en la Espafia franquista, pese a la presién abrumadora de un poder reacciona: rio y autarquico, conjuntamente con una primera dis- tensiGn del aislamiento politico y econémico, empi zan a vislumbrarse relativos indicios de una evolucién progresista, ‘Aquella doble orientacién que ya en los aiios prece- dentes habia representado la manera més directa para poner en practica una actitud innovadora, es decir la asuncién de los modelos del racionalismo y la recupe- racién meditada de las formas tradicionales, encuen- tra expresién concreta hacia los tiltimos afios de la dé- cada en muchos proyectos presentados en el concurso de ideas convocado por el Col-legi d’Arquitectes en 1949 para solucionar El problema de la vivienda (con- curso ganado por un equipo formado por Sostres, Tort, Moragas, Balcells, Mitjans y Perpinyé), y, entre otros, en el proyecto de J.A. Coderch y M. Valls del conjunto de “Las Foreas”, elaborado en el mismo Este tltimo proyecto es la primera y relevante mani- festacién publica de un arquitecto, entonces joven (habfa obtenido el titulo en 1940), que busca una inspi- racién evidente en la lgica agregadora de los tipicos pueblos mediterréneos, en el cual, no obstante, ya es posible detectar un primordial intento compositivo que le permite diluir los féciles manierismos vernacu- lares tan habituales en la época En una sesién de conferencias organizada por el Col-legi d’Arquitectes de Catalunya en la primavera del 1949, se invitan como ponentes al urbanista belga Alfred Laden, al arquitecto mallorquin Gabriel Alo- mar y a Alberto Sartori, los cuales no sélo organizan por primera vez en Barcelona una discusién sobre los maestros del Movimiento Moderno (Le Corbusier, Gropius, Mies van der Rohe), sino que sobre todo se esfuerzan en presentar posibles caminos alternativos, al internacionalismo ya difundido, a través de una rei- vindicacién de las formalizaciones de la tradicion y de tun genérico mediterraneismo. EI de abril se estrena en Barcelona la quinta Asam- blea Nacional de Arquitectos, en la cual participa el italiano Gi6 Ponti, Seré el mismo Gié Ponti quien que- dard impresionado, a partir de una exposicion de ar- Perspectiva del conjunto “Las Forcas”, Sitges quitecturas de la época no particularmente brillantes (*... veo entre vosotros incertidumbre y titubeos”), por una de las primeras obras de Coderch: la casa Ga" rriga-Nogués del 1947, en la cual el inevitable llama- miento al lenguaje popular est filtrado por un racio- nalismo més decidido y moderno. Gié Ponti construi- +4 el trampolin para el lanzamiento internacional de este arquitecto catalén: a través de las paginas de la re~ vista “Domus” primeramente, y luego invitndolo a organizar el pabell6n espafiol en la IX Triennal de Mi- lan de 1952, Este periodo bastante febril crea también las condicio- nes de existencia de un grupo, el Grupo R, que tendra ‘mucha influencia sobre el desarrollo de la arquitectura en Catalufia; fue fundado el 21 de Agosto de 1951 en el estudio de los arquitectos Coderch y Valls y formaban parte de él Bohigas, Gili, Martorell, Pratmars6, Sos- tres y Moragas Este conjunto tan heterogéneo tenia como objetivo principal el de estimular un debate sobre las arquitec- turas internacionales, y de vitalizar con nuevas temati- cas (entre las cuales también hay que anotar una ti Casa Garriga Nogues, Sitges dda alusion ala interdiseiplinaridad) el ambiente acadé- mico y retrégrado de la disciplina arquitecténica. El ‘grupo, pese a las diferentes posturas de sus componen- tes, mantuvo una cierta continuidad organizando se- minarios, exposiciones y concursos durante casi diez afios. El mismo Coderch, sin embargo, ya dimitié en 1953, consagrando con este gesto una actitud de refle- én personal e introspectiva frente a aquella polémi y panfletisia que los afios en curso parecian exigir J.A. Coderch permanece como una figura enigmatic: Yambigua en la arquitectura de la posguerra (practic ‘mente su actividad profesional cubre todo el arco que vva desde el final de los anos 40 hasta hoy), y eso no tan- 10 por su posicién ideolégica, que en cambio siempre se ha mantenido fiel a algunos principios personales irrevocables, cuanto por el tipo de aceptacidn de la cual ha gozado; siempre, y a menudo acriticamente, ha sido reconocido como maestro indiscutible y “pater familias” de las generaciones sucesivas, y eso a pesar de la profunda diversidad de ideas y de comporta- mientos con respecto a los otros arquitectos. Es sufi- ciente considerar su postura civil, que no solamente se manifiesta en la adhesion al fascismo (“... guerra ci vil!?; Hamadla més bien guerra de liberacion”)', adh sign que se concreta en varios cargos oficiales (en Ma- drid desde el 40 hasta el 42 en la Direccion General de Arquitectura, en Sitges desde el 42 hasta el 45 como arquitecto municipal), sino que representa un rechazo genérico a cualquier discurso ideoldgico, politico, so- ial, bajo la afirmacion seguin la cual la arquitectura (el métier) est compuesta simplemente por inspiracién, fey sacrificio ‘Una conducta que tiene mayor relevancia en un perf do en el que cualquier anhelo de arquitectura moder- 98 nna no podia sino presentarse bajo las formas de un an- tifranquismo asumido como practica cotidiana; puesto que, sin existir una censura directa, existfa sin embar- go la dificultad de utilizar un lenguaje que pudiera m nimamente incidir en los habitos de una especulacién salvaje y de un desinterés hacia las formas. Aunque sea admitiendo la actual reconsideracién, desde un punto de vista episiemoldgico, de los diferen- tes tipos de fascismo, y también aceptando, dentro de ciertos limites, la autonom‘a de lo disciplinar respecto a los juicios politicos, sin embargo continuan perma- neciendo unas zonas de sombra en una postura habi- tualmente sometida a una indiscutida mitificacion. Desde Inego no se pone en duda la validez de algunas respuestas formales y tipolégicas, sino la sospechosa Uuniformidad de los comentarios. El mismo arquitecto en una entrevista del 1967 afirmaba ""Y conste que sé que mi obra es normal. Si por algo re- salta es debido al bajo nivel cultural del pais”, yen la anénima arquitectura de la posguerra esta calidad no podia pasar desapercibida. Parece casi que la cultura catalana tenga sobre todo necesidad de construirse un espectro de referencias s6- lidas ¢ incuestionables: gy qué es lo que puede unir el GATCPAC con Coderch, ambos citados como hitos, sino, mas bien que una supuesta relevancia cultural, la presencia absolutamente ética, de valor y dignidad, que ellos representan en un mundo caracterizado pot corrupcién y malvivencia? Sia algunos hombres del GATCPAC, los aconteci- mientos histéricos han ofrecido la muerte, sufrida en la defensa de un ideal revolucionario para erigirse en protagonistas; a Coderch, en cambio, para subiral pe~ destal de grand maitre, ademas de una buena arquitec- tura, le ha sido suficiente profesar anatemas de arist6- crata decepcionado, en su batalla cotidiana contra la laxitud moral, la mala educacién, la corrupcién de las jerarquias, el Socialismo imperante, y... Le Corbusier, la urbanistica moderna, el sistema escolar...: “Hoy en dia en las universidades, con tantos profesores y alum- nos, hay mas burros por metro cuadrado que una tarde de sAbado en el Corte Inglés”. Y la respuesta general, por parte de personas que obviamente practican bien otros principios, a estas afirmaciones tan provocado- ras ha sido siempre la aceptacién, aunque dificil, de es- tas excentricidades, puesto que proceden, en cualquier caso, de un hombre caractetizado por capacidades ar- quitéct6nicas y por principios morales irreprensibles. Coderch fue seguramente uno de los primeros arqui- tectos que g076, ademas del prestigio internacional, dela posibilidad de contactos fuera de Espaiia con mo vimientos de actualidad. Fue propuesto por J.L. Sert como miembro de los CLAM hasta su disolucidn en el 1960, y posteriormente se adherio al Team X; cierta~ mente su participacién fue bastante formal, porque él nunca lleg6 a aceptar la posibilidad de una comunién de ideas (*... no me gustan los movimientos arquitec- t6nicos o artisticos; hay una gran falsedad en ellos.” En 1961, con ocasidn de la formacién del Team X, Co- derch envié una carta de contestacién, a J.B. Bakema que le habia pedido una contribucién para la configu- racién de un corpus de doctrinas arquitecténicas como alternativa a los principios del CIAM. La carta, con- vertida luego con algunos retoques en el discurso de entrada a la Real Academia de Bellas Artes de San Jorge en el 1977, conocida bajo el titulo de “No son ge- nios lo que necesitamos ahora”, queda como uno de os manifiestos més licidos y' famosos del autor. ‘Transcribimos aquf algunas partes que pueden aclarar lo dicho anteriormente, y pueden direccionarnos ha- ia el mundo cultural de este arquitecto: “No creo que sean milagros 0 genios lo que necesita- ‘mos ahora. Creo que los genios son acontecimientos, ‘no metas o fines. (...) Necesitamos aprovechar lo poco que nos queda de tra- dicin y ética verdaderas en esta época en que las mas, hermosas palabras han perdido précticamente su real y verdadera significacién. Necesitamos que los miles y miles de arquitectos que anden por el mundo piensen menos en Arquitectura (con mayiiscula), (...) trabajen con una cuerda atada alpie, para que no puedan ir demasiado lejos de latie- rra en la que tienen raices. (...) Creo que para conseguir estas cosas hay que despren- derse antes de muchas falsas ideas claras, de muchas palabras e ideas huecas, y trabajar de uno en uno, con la buena voluntad que se traduce en accién propia y ensefianza més que en doctrinarismos a la moda. Creo que la mejor ensefianza es el ejemplo.(...) Los aristécratas enriquecen la sociedad hacia la cispi- de con obras y palabras, y hacia la base con el ejemplo, Ya qu as mast lose emiqucen por respeto Omi ‘metismo.(...) Hoy en dia las clases dirigentes han perdido el sentido de su misiGn, y tanto la aristocracia de la sangre como la del dinero(..), contribuyen decisivamente por sw inutilidad, espiritu de lucro, cobardia, ambicién de poder, y falta de conciencia de sus responsabilidades, al desconcierto arquitecténico actual.(...) Es ingenuo creer, como se cree, que el ideal y la practi ca de nuestra profesién pueden condensarse en slo- ¢gans como el del sol, la luz, el aire, el verde, lo social, lo politico y tantos otros. Una frase de Einstein preside nuestro despacho desde hhace muchos afos: “La cosa mas hermosa que un hombre puede sentir es el lado misterioso de la vida, En él esta la cuna del arte y de la ciencia verdadera."* La vivienda unifamiliar Casa Ugalde en Caldetas/1951 El inusual desorden compositivo de esta casa con res- pecto a las repetidas formalizaciones mayormente de- cantadas de las casas unifamiliares proyectadas por Coderch, encuentra posiblemente su propio significa- do en el concepto filosofico de la wnicidad de la obra Si quizd en otros casos las arquitecturas realizadas contradicen esta tesis, continuamente sostenida por el autor, porque resultan estar sujetas a una cierta teoria del habitar, en cambio esta casa representa una de las arquitecturas mds singulares y artisticas de J.A. Co- derch, Estd edificada en un territorio rocoso con amplias vi tas panoramicas hacia el mar, y durante su proyecta- ci6n se tuvieron cuidadosamente en consideracién las exigencias ambientales y paisajfsticas, compartidas por los propios clientes. De hecho la casa se apoya so- bre las curvas de nivel, respeta la vegetacion existente englobandola en la composicién del conjunto, y abre perspectivas hacia el entorno, culminando en la plata- forma que se asoma a la parte mas baja del valle. El e- sultado final es el de un disefio en tensin, en el cual la separacién entre interior y exterior se pierde, y la defi- nicién de los espacios funcionales se convierte casi en ‘marginal con relacidn a los Jatigazos de los muros de contencién y a la presencia alucinada de las escaleras, que son obviamente necesarias para superar las fre- cuentes diferencias de nivel, y que sin embargo acen- ttian, por su posicién, la respiracion convulsa de esta vivienda, Para vigilar sobre esta impetuosidad aparece, lateral- mente al desarrollo principal de los espacios, un cuar- to dormitorio correspondiente a la zona de los invita- dos, entregado a extaticas contemplaciones de las be- llezas naturales (en efecto su situacién domina el va- lle), hija sosegada de este conjunto retorcido. Normalmente los eriticos atribuyen esta obra a una fase juvenil, intemperante yen via de maduracién, del ‘Casa Ugalde, Vista general

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