Está en la página 1de 50

Maricela García Villalta

Curso: Psicoanálisis

“Estructuración del Aparato Psíquico y las Pulsiones”

I.- Constitución del Aparato Psíquico

1.1.- La Pulsión en La Constitución del Aparato Psíquico


1.2.- Estructura del Aparato Psíquico
1.2.1.- Definición del Aparato

II.- Esquemas de La Primera Tópica: Inconciente, Preconciente Y Conciente La


Tópica En Tensión Con lo Económico y lo Dinámico.

2.1.- El Inconciente
2.1.1.- Justificación del Concepto de lo Inconciente, Cómo se Revela y Cómo
Conocerlo
2.1.2.- La Multivocidad de lo Inconciente Y el Punto de Vista Tópico
2.1.3.- Sentimientos Inconcientes
2.1.4.- Tópica Y Dinámica de la Represión
2.1.5.- Las Propiedades Particulares del Sistema Icc
2.1.6.- La Comunicación Entre Sistemas

2.2.- El Preconciente
2.2.1.- Plano Descriptivo
2.2.2.- Plano Tópico
2.2.3.- Comercio Sistema Consciente-Preconsciente

2.3.- El Conciente

III.- Segunda Tópica: Yo, Superyó, Ello

3.1.-Constitución del Yo: Identificación y Narcisismo. el Ello Como el Inconciente,


Reservorio de La Pulsión

3.1.1 Origen del Yo:

A.- El Primero, Más Fisiologista Naturalista

Partes del Yo:


1) La Parte Preconciente
2) La Parte Conciente
3) La Parte Defensiva Inconsciente

B.- El Segundo Por Identificación

Diferenciación del Yo:


1.- Yo de Realidad Inicial
2.- Yo de Placer Purificado
3.- Yo de Realidad Definitivo

3.2.- El Super Yo

1
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

3.2.1.-Complejo de Edipo: Constitución Sexual, Estructuración de la


Personalidad Psíquica Y Formación del Superyó, Relación Con La
Identificación
3.2.2.- El Yo Y El Superyó (Ideal Del Yo)
3.2.3.- Conciencia Moral
3.2.4.- Autoobservación
3.2.5.- Castración Simbólica Y Ley del Padre: Constitución del Sujeto
3.2.6.- Las Servidumbres del Yo.

3.3.- El Ello
3.3.1.- Ello e Inconciente
3.3.2.- El Aparato Psíquico Y Las Pulsiones Con el Ello
3.3.3.- Las Dos Clases de Pulsiones de Vida Y de Muerte

IV.- Conclusiones

Anexo

Notas a Pie de Página

Bibliografía

CAPITULO I

I.- CONSTITUCIÓN DEL APARATO PSIQUICO:


Freud formuló dos teorías sobre la constitución del aparato psíquico:

1.1.- LA PULSION EN LA CONSTITUCIÓN DEL APARATO PSÍQUICO: En el año


1900, utilizó la palabra "Aparato" para referirse a la Mente Humana y su
capacidad para la trasmisión y la “transformación” de la energía psíquic;, es
decir, el Aparato Psíquico funcionaría como “regulador” entre la energía interna
(mantener a un nivel lo más bajo posible) y las energías externas del ambiente.
Pero, ¿Cómo llega a conseguir estatuto psíquico aquello que en su origen es
pura necesidad somática? ¿Cuál es la "materia prima" fundante del aparato
psíquico? ¿De qué modo se constituye y cómo se complejiza?
Para intentar responder a estas interrogantes, partimos del recorrido que lo
llevó a Freud a la primera formulación del modelo.
En su tratado "Estudio sobre histeria" escrito en conjunto con Breuer, hay un
sorprenderse frente a las manifestaciones histéricas. Se postula allí, que ciertas
ideas o representaciones no han entrado en comercio asociativo con el resto de
los pensamientos de que dispone el sujeto. Esta escisión de la conciencia,
surgiría como producto de la defensa, ante sucesos penosos incapaces de ser
tramitados ni abreaccionados, constituidos por lo tanto como traumáticos.
Se afirma una hipótesis económica que determina un efecto patógeno. La falta
de abreacción implica contención del quantum excitatorio que se expresa por
vía somática en el denominado ataque histérico. Ciertas representaciones, las
que conllevan un afecto penoso y que no son integradas al resto de ideas
pertenecientes a la conciencia normal, forman un grupo disociado inasequible al
yo por voluntad del sujeto. Y es justamente en el ataque, cuando son evocadas
bajo una modalidad conversiva, sustituyendo el conflicto psíquico por su

2
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

expresión en lenguaje corporal. Se presenta de este modo, como un modo de


tramitación relativamente cercano a la alucinación. Constituye un "volver a vivir"
más que una evocación de cierta escena a título de recuerdo que debería
conllevar escaso o nulo compromiso afectivo. Todo lo contrario sucede en
dichos ataques. De allí la frase tan significativa: "la histérica sufre de
reminiscencias".
La técnica de resolución del síntoma da la clave para el posterior desarrollo del
modelo teórico y de la técnica psicoanalítica. Es que la abreacción, propuesta
como método psicoterapéutico, significa ya, traer a conciencia los recuerdos
disociados y el lenguaje sirve a los fines de sustituir la acción evitada que
hubiera provocado una catarsis natural y el olvido posterior. Justamente el
acceso a conciencia cogitativa secundaria, mediatizada por la sobreinvestidura
del material inconciente implica disminuir los niveles de excitación en el aparato
psíquico y realizar una descarga aunque de cantidades menores. Pero estas
inferencias parten de su primera tópica que aún no se ha constituido, si bien
presenta este texto en germen desarrollos posteriores.
En un principio, el organismo, ante los aumentos de excitación, intentará una
descarga conforme al arco reflejo. A medida que se van realizando sucesivas
experiencias, los estímulos que provienen del exterior o del interior consiguen
un estatuto psíquico en las denominadas huellas mnémicas, que se definen
como posicionamientos excitatorios en el aparato psíquico. Es desde el interior
del organismo que surge la necesidad, donde la cualidad que permite el acceso
a la conciencia, la obtiene, conforme a los signos de la serie placer-displacer. El
displacer responde al aumento de excitación. La acción de un agente externo,
por lo general la madre, determina su resolución, constituyéndose entonces la
vivencia de satisfacción. En un segundo momento, el surgimiento de la
necesidad reinviste la huella mnémica producto de la satisfacción, gracias al
enlace establecido con anterioridad. De este modo, surge la alucinación que
implica la descarga energética de los niveles excitatorios perturbadores, en el
aparato psíquico. Este procesamiento se lleva a cabo gracias a la lógica de la
simultaneidad, al deseo operante que busca reestablecer una situación
satisfactoria y a la capacidad del aparato para reinvestir las HM hasta alcanzar
el sistema de las percepciones logrando así la denominada identidad de
percepción.
Podemos concluir entonces, que el aparato psíquico surge como producto de
retención energética.
Recordemos el Manuscrito E de 1893. Si bien la teoría tóxica de la angustia por
acumulación de excitación sexual somática, que por verse impedida en la
descarga no puede más que experimentar una mudanza en angustia, va a ser
reemplazada conforme avanza en el descubrimiento que lo lleva a postular que
es un fragmento de la angustia automática masiva, el que pone en marcha el
proceso represivo, abandonando de este modo su segunda teoría de la
angustia, en la cual ésta surgiría como efecto de la represión; en este
manuscrito, vemos un concepto de capital importancia ya que es la Tensión
Sexual Somática que cuando alcanza determinado umbral de intensidad, vía
aumento de la misma, es valorizada psíquicamente. Esto significa que adquiere
estatuto psíquico.
El Principio de Constancia nos servirá a los fines de comprender el significado
del empuje pulsional y su meta directa.

3
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

Este principio, indica que el organismo intenta sostener lo mas bajo posible y en
estado de equilibrio las excitaciones en el interior del aparato. Cuando se
produce un aumento en ese quantum excitatorio, intentará recuperar el estado
anterior apelando a la descarga. Dijimos líneas atrás que el aparato psíquico
surge como efecto de retención energética. Impresiona esto como opuesto a la
evacuación de energía relacionada con el principio de constancia. Lo que
sucede es, que a medida que el aparato evoluciona y se complejiza,
necesariamente el nivel de quantum energético aumentará como producto de
esa misma complejización.
Si bien en su origen, el organismo ante el aumento de excitación intenta un
drenaje del total de la cantidad, (un símil del arco reflejo); a medida que se
desarrolla, va logrando establecer investiduras, es decir, representaciones
solidarias de energía psíquica; y en este momento, ya nos encontramos ante un
aparato psíquico cuyo modo de tramitación de las excitaciones concluye en la
identidad de percepción. Pero para que esto sea posible, se ha instalado una
diferenciación respecto del primer modo de descarga; en el cual, podemos
inferir la actuación del principio de Nirvana, aliado de la pulsión de muerte, que
intenta un drenaje total de la cantidad reduciendo al cero inicial la magnitud de
la excitación.
Encontramos entonces una primera diferenciación entre el yo real inicial y este
segundo momento de inauguración del aparato con tramitación de las
excitaciones, vía principio del placer, logrando la descarga en la alucinación
perceptual, tarea llevada a cabo por el yo placer purificado. En este modo de
operar, el principio de constancia expresa una homeostasis pero en un nivel
energético mayor y por lo tanto, se opone ya a la reducción absoluta de tensión
dentro del aparato psíquico.
En la carta 52 de 1896, Freud expone su teoría de retranscripción del material
mnémico. En las fronteras de una fase el material es sobreinvestido de modo tal
que la fase posterior que se inicia supone un modo de operar superior al
producido por el estrato anterior. De este modo las ligaduras van adquiriendo
mayor estabilidad, lo cual indica mayor contención de energía ligada a
representación con menor grado de movilidad. Las inscripciones que operan
por simultaneidad serán sobreocupadas por un nuevo modo de procesar que se
inicia en la fase oral secundaria: la analogía, y éste a su vez será sobreinvestido
por la lógica causal animista. Todos ellos procesamientos que rigen en el
sistema Inconciente. En el avance progrediente con cada fase que se inicia, el
yo logra apoderarse de las investiduras de la fase anterior para utilizarlas en un
nuevo modo de tramitar que resulta mas eficaz que el anterior. Las ligaduras
presentes en la fase oral 1, que constituyen el engrama alucinatorio, no
discriminan al yo del objeto, sino más bien acogen en el yo lo placentero para
atribuir al objeto todo aquello que le provoque displacer. En el avance hacia la
constitución y estabilización del Preconciente o Yo Real Definitivo, la analogía
permite una primera diferenciación del objeto como otro, pero este objeto es
sostén del yo. La lógica causal animista introduce un nuevo refinamiento en el
tipo de retranscripción. Esta investidura que se constituye a partir de la caída
universal del pene se muestra más estable que la anterior en la medida que
introduce, tanto en el objeto como en el yo, una nueva diferencia, ahora
acotada a los genitales: falo-castración antecesora directa de los conceptos
masculino-femenino del Preconciente o Yo de Realidad Definitivo que ha
logrado máxima estabilización de investiduras ligadas y sustitución del principio
del placer por el principio de realidad. (2)

4
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

Ya en la carta 52 Freud define en qué consiste el mecanismo de la represión. El


material no retraducido a la fase siguiente permanece fijado, gobernado por lo
tanto con la modalidad de esa fase y conservando su antigua significación. Si la
problemática de la neurosis gira en torno de la polaridad falo- castración, es
producto de que el Yo de Realidad Definitivo no permite la sobreinvestidura que
traduce a los conceptos masculino y femenino a sus antecedentes. Hacemos
referencia a los órganos de los sentidos que aportan el material necesario al
sistema de las P. Las representaciones de cosa contendrán entonces, una serie
de imágenes provenientes de los diversos canales, enlazados en una unidad.
Este enlace también obra por simultaneidad. Los componentes propios de una
representación de cosa serán por lo tanto las imágenes cinética, táctil, olfativa y
auditiva donde el componente visual es el estructurante de dicha
representación, es decir, el que le otorga unidad y sentido. Las
representaciones de cosa se encuentran enlazadas de modo que se articulan
en escenas, fantasías y complejos. Es decir que los vínculos entre
representaciones constituyen totalidades mayores.
Las representaciones palabras propias del Yo de Realidad Definitivo, se
generan a partir de la sobreinvestidura de las de cosa que sirven de soporte.
Si las representaciones de cosa se conforman a predominio del deseo y del
proceso primario, las de palabra tienen como objeto la sustitución del principio
del placer por el de realidad que gobierna el proceso secundario. Son estas
representaciones las que se muestran más aptas para realizar una ligadura
estable entre significante y significado, entre la imagen sonora de la palabra
oída y el concepto al que remite la misma. También la representación palabra
se compone de una serie de imágenes enlazadas entre sí, de modo que
constituyen una unidad en la cual la imagen sonora es la estructurante de dicha
representación. El enlace entre ambas representaciones se produce a partir del
componente visual de la representación de cosa y el componente sonoro de la
de palabra, dando lugar de este modo a la constitución de la representación
objeto.
De lo dicho hasta aquí podrá inferirse en qué consiste el enunciado que afirma:
el análisis consiste en hacer conciente lo inconciente. Significa que aquello que
no logró la sobreinvestidura producto de la no aceptación del Yo de Realidad
definitivo deberá ser pesquisado en la tarea de análisis, de modo tal que se
posibilite su acceso a conciencia cogitativa secundaria, lo cual genera una
nueva expectativa que promoverá los movimientos necesarios hacia la
ejecución de la acción específica. En el recorrido hacia la nueva representación
meta, se establecen nuevas vías de facilitación que enriquecen y complejizan el
desarrollo del aparato. El levantamiento de las represiones implica ganancia de
quantum energético ya que el mecanismo de la represión provoca un gasto
constante. Así, el sujeto se apodera de aquellas investiduras que le fueron
negadas por el yo o el superyó, lo cual significa un cierto avance en el control
del empuje pulsional, pues la tarea de llevar a conciencia lo expulsado, implica
por sí misma ligar energía y realizar una descarga de pequeñas cantidades.
El movimiento progrediente del aparato psíquico se establece en la medida que
se constituye la ontogénesis, la cual supone la instauración del sistema
preconciente que permite elevar a conciencia los procesos de pensamiento y lo
logra con una cualidad nueva, diferenciada de la serie placer-displacer. Me
estoy refiriendo a los restos mnémicos de palabra. Esta es la alternativa que
permite el acceso a Cc. cogitativa secundaria donde necesariamente debe
disponerse de una cualidad que lo posibilite.

5
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

Las sucesivas sobreinvestiduras en el aparato psíquico permiten ir


transformando paulatinamente la energía libre en ligada. La fase oral 1 que
funciona conforme a la lógica de la simultaneidad es aquella que presenta
mayor nivel de energía libre. Cuando se instala la fase oral 2, el yo se apodera
de las investiduras de la fase anterior sobreinvistiendo el material y logrando un
tipo de ligadura inexistente para el estrato anterior. La fractura narcisista que
corresponde a la pérdida del pecho como propio, es efecto de la diferenciación
que comienza a establecerse entre el yo y el objeto. Si bien el objeto se
presenta como análogo del yo, dispone de un núcleo irreductible al sujeto.
Gracias a la analogía establecida, el objeto se presenta como sostén del yo. Es
decir, que hay un grado de diferenciación imposible para la fase oral 1 en la
cual pecho y boca permanecían enlazados libidinalmente bajo los signos de la
ausencia del objeto reconocido como otro. Respecto de la fase anal se presenta
la oral 2 con mayor indiferenciación, menor estabilidad en cuanto a investiduras.
Las nuevas adquisiciones del estadío anal van determinando un yo que por su
complejización resuelve con mayor eficacia las distintas situaciones que se le
plantean. En este estrato, se consolida la analogía. El manejo de la musculatura
que le permite al niño desplazarse en el espacio, resulta solidario del desarrollo
y complejización del psiquismo. El impulso epistemofílico cobra tal importancia,
de modo que el niño se nos presenta como un pequeño investigador. El
desarrollo del lenguaje verbal permite establecer una serie de relaciones
incapaces de ser llevadas a cabo en estratos preverbales.
Freud establece una clara diferenciación entre las representaciones de cosa,
que constituyen como restos perceptivos directos pertenecientes al Inconciente
y las de palabra propias del preconciente.

1.2.- ESTRUCTURA DEL APARATO PSÍQUICO: En 1923 la reformuló, creando otra


conceptualización más amplia, del psiquismo humano; Freud llamó "Sistemas"
o instancias, que modulan y controlan los recorridos de dicha energía; cada una
de las instancias, posee una función, una energía y un modo de operar.
Explicaba, que actuaban tres sistemas distintos en sus dos hipótesis tópicas: en
la primera hipótesis tópica, dividió el Aparato Psíquico en tres estratos o
niveles: Inconsciente, Preconsciente, Consciente. Y una segunda hipótesis
tópica, que no se opone a la primera sino que la integra, dividió
el Aparato Psíquico en tres instancias o dimensiones psíquicas: Yo; Ello;
Superyó. El tema fue denominado "la estructuración del aparato psíquico".

1.2.1.- DEFINICIÓN DEL APARATO: La idea de aparato está ligada a: lugar,


espacio, localización, proceso, funcionamiento, conjunto, sistema,
modelo, máquina. Apparat en alemán (lengua original del psicoanálisis),
está vinculada a la de representación, en particular, con la de
representación científica: podemos representarnos lo que no se
presenta por sí mismo, sino en aquello que se traduce en sus efectos y
sus consecuencias, y se manifiesta como síntoma, patología, o
simplemente como mecanismo ordinario. Así, desde el punto de vista
freudiano, lo que urde en profundidad, el síntoma psíquico, sigue siendo
desconocido y puede representarse mediante un aparato con el que
podemos realizar experiencias de pensamiento. En el vocabulario
freudiano, con la palabra «aparato» encontramos articulados los
términos «pieza» o «parte» (Stück) elemento (Bestandteil), montaje
(Zusammensetzung), operación (Leistung). En el Esquema del

6
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

Psicoanálisis (1938), último e inconcluso trabajo de Freud, leemos,


como título del primer capítulo, «El aparato psíquico» «Admitimos que la
vida anímica es la función de un aparato al que atribuimos extensión en
el espacio y montaje en varias piezas. Nos lo representamos entonces a
la manera de un telescopio, un microscopio, etcétera. La construcción
coherente de una tal representación, a pesar de alguna aproximación ya
intentada, es una novedad científica.» Por lo tanto, el aparato representa
lo que no conocemos para hacérnoslo conocer, o por lo menos imaginar
y construir.
En las primeras páginas de “En busca del tiempo perdido”, Proust
muestra, con su recuerdo de infancia de una linterna mágica, lo que
puede ser un aparato que, mediante una operación técnica mínima,
reúne la percepción de un espacio exterior, la palabra y el discurso de
un otro, el ensueño o la imaginación que constituyen el tiempo psíquico
y, finalmente, la escritura que los capta y los transcribe. Proust era
contemporáneo de Freud. La linterna mágica del joven Proust se
asemeja a los aparatos ópticos que sirvieron de modelo al aparato
psíquico presentado por Freud, en 1900, en La interpretación de los
sueños.
La noción de aparato atraviesa toda la obra de Freud y, en cierto
sentido, la dirige. Las máquinas con las que ilustra sus pensamientos
son, en su aspecto técnico, mínimas. Van desde los aparatos ópticos
más simples hasta la memoria rudimentaria de la pizarra mágica (1),
Freud construyó una máquina textual refinada, que denominó «aparato
psíquico». Por otra parte, la noción de aparato se encuentra en todo el
pensamiento científico contemporáneo, en las máquinas célebres de
Duchamp y en la obra de Raymond Roussell. Está también en las
investigaciones de Tausk, publicadas en 1919, sobre las psicosis:
«Sobre el origen de la "máquina de influir" en la esquizofrenia». Yendo
aun más lejos, uno puede preguntarse si el conjunto de las instituciones
que fueron concebidas por Freud, y por otros después de él, para
apuntalar el descubrimiento de lo inconsciente; no constituye, en un
sentido amplio, el «aparato del psicoanálisis».
En el capítulo VII de La interpretación de los sueños, hace una
presentación más completa del aparato psíquico. Todos los elementos
reunidos poco a poco por Freud en el curso de esos diez años de
trabajo (1890-1900) se encuentran en la «representación figurada del
instrumento que sirve para la operación psíquica», es decir, en la
figuración de un aparato compuesto de diferentes instancias.
En el texto final e inconcluso que es el Esquema del psicoanálisis, el
concepto de aparato se desprende definitivamente de su base neuronal
anatómica y se centra en una localidad psíquica: corresponde entonces,
a un lugar del interior de un aparato psíquico; es por lo tanto, la
representación del instrumento psíquico en sí. (3) Es destinada a
comprender la operación psíquica desconocida, que acompaña de
extremo a extremo la concepción del aparato psíquico. (4)
El aparato tiene una orientación, a la vez espacial (como las lentes de
un telescopio) y temporal; recorridos en un cierto orden por las energías
o las excitaciones que los penetran en el curso de los diferentes
procesos de los que son sede. (5) Decíamos, que la actividad va de un
extremo al otro, de un borde al otro: de lo sensible a lo motor, de la

7
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

excitación a la inervación. En ese estadío, el aparato se comporta


simplemente como un aparato reflejo (6). Pero en qué se diferencia lo
biológico con lo psíquico?: Veamos entonces UNA PRIMERA
DIFERENCIACIÓN: La percepción, deja en el aparato una huella, que
se denominará huella nmémica. Es la memoria. Pero volvemos a
encontrar la dificultad formulada en el Proyecto de 1895: ¿cómo es
posible concebir una memoria que conserva las huellas y a la vez sigue
virgen? A esta paradoja, responde la distinción entre los diferentes
sistemas que componen el aparato: adelante, un sistema que acoge las
percepciones sin conservar huellas, provisto por lo tanto de conciencia,
pero no de memoria; atrás, otro sistema que convierte en huellas las
excitaciones fugaces, y por lo tanto está provisto de memoria pero no de
conciencia. El aparato funciona así, según un principio que define la
alienación o la división fundamental de la operación psíquica: memoria y
conciencia se excluyen. Se sigue en consecuencia, que la memoria es
fundamentalmente, y por principio, inconsciente.
Y LA SEGUNDA DIFERENCIACIÓN, que retorna el aporte de la Carta
52: No hay un solo estrato de memoria, sino varios, y por lo tanto, varios
sistemas, de los cuales, sólo el último tendrá el nombre del inconsciente,
con la forma de una notación abreviada: Ubw. Este último sistema de
memoria, precede y sostiene al preconsciente, designado Vbw, ligado
esencialmente al lenguaje, sistema que desemboca directamente en la
motricidad, el acto, y de nuevo la conciencia. Conclusiones: 1) Por una
parte, la conciencia se encuentra en los dos extremos de un aparato
cuyo funcionamiento principal está constituido por una serie de sistemas
desprovistos de conciencia, pero que aseguran una estratificación de la
memoria. En Psicopatología de la vida cotidiana (1901), Freud califica
esta estratificación, de «principio arquitectónico»: «Nosotros suponemos
que el principio arquitectónico del aparato psíquico es la superposición
en capas [Schichtung], la estructura estratificada de instancias
extendidas unas sobre otras». 2) Por otro lado, el inconsciente
propiamente dicho (el Ubw) está precedido por una serie de estratos de
memoria que, para emplear los mismos términos de la Carta 52, forman
otros tantos registros o inscripciones. En términos más actuales,
diremos que hay inscripciones del goce que preceden necesariamente,
en el tiempo y la estructura, a la formación del inconsciente, y que sin
esas inscripciones tampoco habría inconsciente para los sujetos
hablantes que somos nosotros.

Ahora bien, este aparato orientado puede recorrerse en un sentido


inverso a su orientación: no solamente es posible en él la regresión, sino
que ella constituye una ley fundamental de las formaciones
psicopatológicas, de las cuales el sueño ofrece el primer ejemplo. Ese
aparato orientado funciona durante gran parte del tiempo al revés de sí
mismo. Como ya lo hemos dicho, funciona a partir de su propia hiancia,
lo que se expresa aquí bajo la forma siguiente: tiende a funcionar en
bucle. Dicho de otro modo, es un aparato de alucinar. Y si se llama
deseo al motor de ese aparato, habrá que decir que es el deseo
humano, la que originaria y fundamentalmente, alucina su objeto. «Lo
que se produce en el sueño alucinatorio no podemos describirlo de otro
modo que diciendo: la excitación toma una vía retrógrada. En lugar de
propagarse hacia el extremo motor del aparato, se propaga hacia el

8
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

extremo sensible y finalmente llega al sistema de las percepciones.»


Como consecuencia, «llamamos regresión al hecho de que en el sueño
la representación se transforma de nuevo en la imagen sensible de la
cual partió un día». «En cuanto a la regresión, observamos también que
ella no desempeña en la teoría de la formación de los síntomas
neuróticos un papel menos importante que en la del sueño.»

CAPITULO II

2.- ESQUEMAS DE LA PRIMERA TÓPICA: INCONCIENTE, PRECONCIENTE Y


CONCIENTE LATÓPICA EN TENSIÓN CON LO ECONÓMICO Y LO DINÁMICO.
En la primera Tòpica o teoría del aparato psíquico, Freud separa la conciencia del
preconsciente (lo que, sin estar presente en un momento dado, puede hacerse
consciente o evocarse con mayor o menor esfuerzo), y del inconsciente, constituido por
contenidos reprimidos no accesibles a las otras entidades por la acción de la represión.
Si bien esta primera división del aparato psíquico le permitía a Freud dar cuenta de una
importante serie de fenómenos psicológicos en la primera parte de la teoría, ya luego
no resultaba adecuado para explicar otros fenómenos que Freud iba observando: como
por ejemplo, el saber cuáles eran los límites de estas instancias psíquicas. Siguiendo
este modelo, se tendría que decir que la represión parte de la conciencia y eso no es lo
que observa Freud, pues dice que la represión es inconciente se revela indirectamente
y se rige por el proceso primario, sobre todo por los mecanismos de condensación y
desplazamiento. Entonces, da cuenta que no hay limites definidos para delimitar al
inconciente, ya que por ejemplo, la censura, el examen de realidad y otras funciones
que le asignó a la conciencia en su momento, serían una parte inconciente dentro del
Yo. Para explicar este fenómeno –entre otros- se ve obligado a recurrir al segundo
modelo del funcionamiento psicológico, dividido en yo, superyó y ello, aumentando su
capacidad para explicar el conjunto de fenómenos propios de nuestra vida psíquica;
para ello pone énfasis a la formación del yo diferenciándolo del ello y relacionándolo
con la identificación, a la formación del superyó relacionado al complejo de Edipo. De
manera fundamental será desarrollado este punto, por estar vinculado a todo lo
referente a la constitución de la identidad sexual, la estructuración de la personalidad
psíquica y la constitución del sujeto gracias a la castración simbólica.

2.1.- EL INCONSCIENTE:
2.1.1- “JUSTIFICACIÓN DEL CONCEPTO DE LO INCONCIENTE, COMO SE
REVELA Y COMO CONOCERLO:
Freud decía, el supuesto de lo inconciente es necesario y legítimo,
poseemos pruebas de su existencia. a) Es necesario: Los datos de la
conciencia son lagunosos; en sanos y enfermos aparecen actos anímicos
que presuponen actos no concientes, no sólo se muestran en actos fallidos,
sueños y síntomas: sino también ocurrencias y actos de pensamiento de
trámite desconocido, entonces es una presunción insostenible que todo lo
anímico es conciente. b) Es legítimo: No nos apartamos de nuestro modo de
pensar correcto. Vuelta a la persona propia del razonamiento per analogiam.
Aquellos actos que noto en mí y no puedo insertar en mi concatenación
anímica, deben juzgarse como si pertenecieran a otra persona que posee

9
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

vida psíquica; no descubriría así un inconciente sino otra conciencia. Pero


aquí no podría decirse conciencia – inconciente, por su independencia
recíproca deberíamos hablar de dos, tres, n conciencia – inconciente; y
además, los procesos latentes poseen caracteres y peculiaridades que
contrarían las propiedades de la conciencia que a nosotros nos son
familiares. Entonces, no prueban la existencia de una otra conciencia, sino
de actos psíquicos que carecen de conciencia. Entonces los actos psíquicos
son en sí inconcientes, y su percepción por la conciencia se compara con la
percepción del mundo exterior por los órganos sensoriales.
En el texto Lo inconciente, (uno de los ensayos más importantes de una
serie de cinco, publicados bajo el nombre Trabajos sobre metapsicología
1915) Freud complejiza el concepto de defensa, de inconciente y de pulsión;
también surgirán los diferentes tiempos de la represión, y con ellos, la
represión primaria; además, al estudiar la represión va descubriendo el
funcionamiento de los sistemas del aparato psíquico y la redefinición del
estatus de lo inconciente: “la represión no consiste en cancelar, en aniquilar
una representación representante de la pulsión, sino en impedir que
devenga conciente. Decimos entonces que se encuentra en el estado de lo
"inconciente", Todo lo reprimido tiene que permanecer inconciente, pero lo
reprimido no cubre todo lo inconciente. Lo inconciente abarca el radio más
vasto; lo reprimido es una parte de lo inconciente.". Por lo tanto, nos estaría
mencionando los limites de lo que se puede elaborar, es decir, aquello que
puede pasar por la representación y aquello que no. Es también una
manera de recordar que la represión primaria funda la represión, pero
justamente por eso, algo quedará definitivamente perdido.
“Sólo podemos llegar a conocer lo inconciente como conciente, después
que ha experimentado una transposición o traducción a lo conciente,
cuando se vence las resistencias, las mismas que en su momento
convirtieron a eso en reprimido por rechazo de lo conciente." Es decir, Lo
inconciente como formación, como fenómeno, se presenta en el tropiezo
(por la censura o la represión) y llega por sorpresa. Pero el contenido del
inconciente, ya sea como representación, idea o escenario fantasmático, es
aquello del objeto de la pulsión, que viene a inscribirse y puede pasar a la
conciencia.

El inconsciente se revela en actos fallidos, en el Olvido, Sueños, Chistes y


Síntomas. También se lo considera como el habitáculo de los impulsos
innatos, los sentimientos, los deseos, los recuerdos reprimidos, etc. y, se
caracteriza, porque en general, sus elementos son inaccesibles a la
conciencia, pues sólo pueden acceder a ésta a través del Preconsciente,
que cumple la función de censor o filtro, por medio de la crítica y/o la
represión, excluyendo los elementos inconscientes que pueden dañarle.

Es el psicoanálisis el que estudia estos estados de la vida anímica que no


sólo son concientes sino están en un estado de latencia; vale decir: en un
estado de inconciencia {Unbewusstheit} psíquica y los podemos reconocer
en el semejante a partir de la identificación del propio estado anímico, que
se atribuye del mismo modo para el otro; de ninguna manera por alguna
certeza, puesto que, tratándose de la conciencia ajena, eso es
absolutamente imposible. Lo inconciente ni es una doble conciencia, ni es
algo subterráneo, sino que puede muy bien manifestarse en la superficie
misma como lo demuestra justamente el síntoma neurótico, o el ejemplo
mismo del lapsus o el acto fallido. En ese sentido, se puede decir, que la

10
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

única oposición admisible es la que media entre conciente e inconciente. Es


más, es justamente ese nivel, el inconciente, el que puede explicar el
proceso psíquico, del que la conciencia es sólo una de sus particularidades:
la de ser accesible a la conciencia. (7)

2.1.2.- LA MULTIVOCIDAD DE LO INCONCIENTE Y EL PUNTO DE VISTA TÓPICO:

Existen diversidad de actos psíquicos que coinciden en cuanto ser inconcientes,


aquellos "actos psíquicos" que son latentes por un tiempo y que fácilmente
pueden devenir concientes y por otro lado aquellos "procesos" que tienen la
calidad de reprimidos, es decir aquellos que si se tornan concientes pueden no
ser aceptados como pertenecientes a la propia conciencia del sujeto.
Es importante tener en cuenta los usos de la palabra inconciente hay una
diferencia entre descriptivo, dinámico, económico y "sistemático"
Plano descriptivo: Es todo contenido psíquico reprimido que está fuera del
campo de la conciencia. De este modo incluye tanto lo preconsciente como lo
inconsciente. No podemos observarlo en forma directa, sino que se infiere a
partir de ciertas manifestaciones que se las llama formaciones del inconsciente
(son los sueños, actos fallidos, chistes y síntomas). La barrera que separa los
contenidos inconscientes del resto se llama Represión.
Concepción dinámica: Para Freud, la actividad psíquica no es pasiva o
estática sino dinámica (especialmente el inconciente); es decir, los fenómenos
psíquicos son el resultado de fuerzas de origen pulsional que ejercen
determinada presión, y, que por ser inconcientes ejercen una acción duradera
que obligan a una fuerza contraria, también permanente, a impedir el acceso a
la conciencia. En la experiencia clínica se observa por medio de la "resistencia"
-signo y efecto de la represión- y en la producción de las "representaciones
sustitutivas" de lo reprimido.

Desde el Punto de vista Económico, nos dice que en todo fenómeno


psíquico hay una energía que circula y la energía pulsional es la que está tanto
cuantitativamente como cualitativamente.
Desde el Punto de vista sistemático: Cuando se refiere al inconciente como
parte del aparato psíquico y sus fenómenos tratan el punto de vista tópico (Icc -
Prcc - Cc) y su relación con la dinámica psíquica, para diferenciarlos de la
descripción (metapsicologíca) del acto psíquico particular. Todo acto psíquico
pasa por dos fases, entre las cuales opera un examen (censura). En la primera
fase es inconciente y pertenece al sistema inconciente, y es rechazado por la
censura, se le deniega el paso a la segunda fase, entonces es reprimido y
permanece en inc, si sale airoso pasa a la segunda fase y pasa a pertenecer al
segundo sistema cc pero sólo es susceptible de CC, entonces también se lo
llama prcc, si existe alguna censura entre cc y prcc deberá distinguirse entre
ellos, Por ahora, basta con establecer que el sistema Prcc participa de las
propiedades del sistema Cc, y que la censura rigurosa está en funciones en el
paso del Icc al Prcc (o Cc). Freud emplea el término "tópicas" (del griego topos
= lugar),en sentido metafórico, para indicar que no se puede comprender el
psiquismo humano sin un modelo espacial que nos represente distintas
regiones o sistemas en donde se consuma un proceso psíquico, pero que a la
vez tienen su modo propio de funcionamiento y sus mutuas relaciones. La
experiencia clínica sobre la neurosis, la teoría de los sueños etc, le llevaron a la

11
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

convicción de ésta división y ordenamiento (8). Por otro lado, los procesos
psíquicos inconcientes no tienen que ver con el estudio de la anatomía: no es
cuestión de fisiología ni de localizaciones cerebrales, sino que es otro campo
epistemológico que se abre a partir de la investigación freudiana (9). El
inconciente, es uno de los tres sistemas en que se divide el aparato psíquico y
para comprender su interrelación es importante conocer el término "fijación", es
un concepto que se encuentra en el origen de la represión y designa el modo
de inscripción de contenidos representativos tales como imagos, fantasías,
experiencias, que persisten en el Icc de modo inalterado y al cual permanece
ligada la pulsión (10). Esta inscripción de los representantes al moverse de una
instancia a otro no se da como una nueva trascripción sino que una
representación puede estar a la vez en dos sistemas psíquicos divorciados, Icc
y Cc, esto se observa en la clínica, un paciente no levanta su represión con el
solo hecho de hacerle conciente sus contenidos inconcientes, sino que la
comunicación hecha por el terapeuta de su contenido reprimido, hace que
tenga la representación, bajo una doble forma en lugares diferentes de su
aparato psíquico; en el cc estaría el recuerdo auditivo de la representación
dicha por el terapeuta y en el inc el recuerdo de lo vivido, al realizar esta
conexión con la huella mnémica se vence la resistencia(11). De ésta manera,
aquello que era una laguna mnémica tiene ahora un contenido y una referencia
a la interpretación: la diferencia entre lo oído y la vivencia interna; la primera
reacción es el rechazo de lo que se manifiesta en la interpretación, porque no
se reconoce como propio. Sólo sabremos que hemos acertado con la
interpretación cuando produce seguidamente más material asociativo, aun que
ese material asociativo no coincida necesariamente con el asentimiento
conciente del sujeto. (12) Aquí es necesario tener presente el factor cuantitativo,
es decir, la pulsión

2.1.3.- SENTIMIENTOS INCONCIENTES


Es inadecuado hablar de conciente o inconciente cuando se refiere a la pulsión,
porque no sabemos de ella directamente sino a partir de su enlace con una
representación, es decir, una pulsión nunca puede pasar a ser objeto de la
conciencia directamente; tampoco en el interior de lo inconciente puede estar
representada si no es por la representación. Es importante que la pulsión se
adhiera a su representante psíquico, la representación: a lospensamientos o
fantasmas y salga a luz como un estado afectivo (13)
La cualidad de vivenciado, sentido, es inherente al sentimiento y en la práctica
analítica los temas del amor, el odio, la rabia, el miedo inconciente, son
habituales. De ahí, la conclusión de que no sólo en el sistema Cc debe estar
representada la pulsión, sino también que en el sistema Inc. está la existencia o
no de sentimientos inconcientes. (14)
El sentimiento, ¿miente? El primer representante del inc, es decir una moción
de afecto o de sentimiento originaria puede ser percibida ,erradamente (el
"senti-miente"), cuando se asocia a otra representación (sustitutiva) y esta
segunda, se toma equivocadamente como la genuina que ha sido reprimida. En
realidad, lo que se reprime no es el afecto sino su representación; la
representación (reprimida). Por lo tanto, hablar de «afecto inconciente» y
«sentimiento inconciente» remite en general a los destinos del factor
cuantitativo de la moción pulsional, que son consecuencia de la represión. Y
esos destinos pueden ser tres: a) el afecto persiste, en un todo o en parte-
como tal, b) es mudado en un monto de afecto cualitativamente diverso (en

12
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

particular, en angustia) c) es sofocado, es decir, se estorba por completo su


desarrollo, a una moción tal se le llama icc, pero reviste una diferencia con la
representación reprimida, no tiene existencia real sino como amago. Entonces,
no hay afectos icc como los hay representaciones icc, mas puede haber dentro
del sistema Icc formaciones de afecto que devengan concientes, sólo que una
representación es investidura (o carga o catexia); esto nos sitúa en el terreno
de una energía potencial que es la característica de la pulsión, una fuerza
constante de huellas mnémicas, mientras que los afectos y sentimientos son
procesos de descarga cuyas exteriorizaciones últimas se viven como
sensaciones (15).

2.1.4.- TÓPICA Y DINÁMICA DE LA REPRESIÓN: El trabajo de la represión


consiste en impedir el acceso a la conciencia de aquellas representaciones que
son trasposiciones del monto de afecto (también llamado quantum de afecto,
fuerza pulsional, empuje de la pulsión, libido, etc.). La pugna permanente entre
el sistema Cc e Icc es en torno del primado de la afectividad; y aunque el
sistema Cc normalmente gobierne el acceso a la afectividad, a la motilidad, y
realza el valor de la represión; no gobierna sobre lo pulsional. El acceso al
desprendimiento de afecto y a la acción nos permite también comprender el
papel que toca a la representación sustitutiva o La formación sustitutiva en la
conformación de la enfermedad. Cuando el desprendimiento parte del sistema
Cc, tiene siempre el carácter de la angustia, porque son trocados todos los
afectos «reprimidos». Pero con frecuencia, encuentra una representación
sustitutiva en el interior del sistema Cc. desarrollándose el afecto desde este
sustituto conciente. Hemos afirmado que en la represión se produce un divorcio
entre el afecto y su representación, a raíz de lo cual ambos van al encuentro de
sus destinos separados.
El deseo busca su satisfacción en el síntoma o formaciones equivalentes, como
el chiste o el sueño; reemplazan a la representación reprimida y aparece sobre
todo como una formación sustitutiva; por el contrario, en las formaciones
reactivas, por ejemplo en la neurosis obsesiva, lo que prevalece es el proceso
defensivo.

Freud afirma que todo fenómeno psíquico es la resultante de un conflicto de


fuerzas pulsionales, un conflicto entre intereses contrapuestos de las distintas
instancias o lugares psíquicos, Incluso un conflicto entre distintos aspectos de la
misma instancia.
La dinámica el proceso de la represión se cumple sobre la representación de
la pulsión en la frontera de los sistemas Icc y Prcc (Cc) y nunca sobre la pulsión
misma, Se trata de una sustracción de investidura. ¿En qué sistema y a cuál
pertenece la investidura? La representación reprimida sigue teniendo capacidad
de acción dentro del Icc; por tal, ha conservado su investidura o catexia de la
representación. ¿Qué se ha sustraído? Lo sustraído ha de ser algo diverso de
investidura. “La represión consiste en que se le sustraiga a la representación, la
investidura (pre) conciente que pertenece al sistema Prcc.; Queda desinvestida
ya la representación o recibe investidura del Icc, o conserva la investidura Icc
que ya tenía, si este fuera el caso la sustracción de la líbido sería interminable y
la represión primordial inconciente que aún no ha recibido investidura del Prcc
no podría ser sustraída." (Se ha desarrollado aquí un punto de vista funcional)
Pero necesitamos de otro supuesto, pues dos cuestiones no reciben respuesta:

13
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

la permanencia de la represión y la represión primordial donde no hay


sustracción.
Como este proceso de sustracción de libido no basta para hacer inteligible otro
carácter de la represión, la represión primaria es un primer núcleo, signos
inconcientes a los cuales queda fijada la pulsión, que nunca serán concientes,
que funciona como un polo de atracción en relación a los elementos a reprimir;
la represión propiamente dicha, o represión secundaria; y el retorno de lo
reprimido, que se produce por desplazamiento, condensación, conversión, etc.
en síntomas, sueños, actos fallidos. De la represión propiamente dicha sólo se
puede saber a partir de su retorno y éste se realiza a partir de las
representaciones con su correspondiente investidura. Cuando se trata de la
represión primordial (o primaria) no es posible la sustracción de la investidura
Prcc puesto que no la hay.
La contrainvestidura es el único mecanismo de la represión primaria o
primordial y la encontramos en numerosas operaciones defensivas tales como
el aislamiento y la anulación, con la contrainvestidura el sistema Prcc se
protege contra el asedio de la representación inconciente. Su objetivo es
mantener, de la forma más constante posible, la represión; opera en el interior
del sistema Prcc. Y representa el gasto permanente [de energía] de una
represión primordial, garantizando su permanencia. Se suma en la represión
secundaria la sustracción de libido prcc que se aplica luego probablemente a la
contrainvestidura (16).
Se delinea un tercer punto de vista, el económico, que persigue los destinos de
los montos de excitación y a obtener una estimación por lo menos relativa de
ellos, dado que un aumento de investidura energética (libido) actúa en el mismo
sentido que el acercamiento a lo inconciente, y una disminución en el mismo
que un distanciamiento respecto de lo inconciente o que una desfiguración. La
libido es la presencia efectiva como tal del deseo presente en el proceso
primario.
En su descripción metapsicológica del proceso de la represión en las tres
neurosis de transferencia conocidas, Freud sustituye «investidura» por
«libido»dado que se trata de los destinos de las pulsiones sexuales. Toda esta
teoría de la represión va explicar a través de ejemplos, como se da en las
neurosis de transferencia: histeria de conversión, histeria de angustia (fobia) y
neurosis obsesiva.
a) Histeria de angustia. Consta de tres fases:
En la primera fase la angustia surge sin que se perciba ante qué. Freud
supone una diferencia entre miedo y angustia: el miedo surge frente a un objeto
presente y la angustia es sin objeto. En esta época considera que la represión
produce la angustia. En 1923 cambiará su teoría de la angustia; es la angustia
la que produce la represión, la angustia surge como señal, pero sigue
concibiendo que la angustia es sin objeto.
En una primera fase la angustia surge sin que se de la transposición al prcc, sin
que se perciba ante qué. dentro del Icc existió una moción de amor que
demandaba trasponerse al sistema Prcc; pero la investidura volcada a ella
desde este sistema se le retiró al modo de un intento de huida, y la investidura
libidinal inconciente de la representación así rechazada fue descargada como
angustia; para dominar la angustia, la investidura prcc fugada se volcó a una
representación sustitutiva, a su vez, por una parte se entramó por vía asociativa
con la representación rechazada pero exenta de represión por su alejamiento

14
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

(sustitución por desplazamiento), permitiendo la racionalización del proceso aún


no inhibible. La representación sustitutiva juega el papel de una
contrainvestidura. Por otra parte, es el lugar desde donde arranca el desarrollo
de angustia. La representación es excitable ahora desde dos costados: desde
el icc y como fuente autónoma de desprendimiento de angustia. La expansión
del imperio cc se expresa en la primacía creciente de la segunda fuente pero su
fuerza hipertrófica y su imposibilidad de domeñación desde la cc delata su
origen.
En la segunda fase del proceso, a partir de la repetición se da un paso para
dominar la angustia; la investidura Prcc (fugada) se vuelca en una
representación sustitutiva del objeto que permite una racionalización de la
angustia, es la constitución del objeto fóbico.
En la segunda fase entonces, el fenómeno de la contrainvestidura ha llevado a
la formación sustitutiva. El proceso represivo no está concluido, debe inhibir el
desarrollo de angustia del sustituto. Entonces todo el entorno asociado de la
representación sustitutiva es investido con gran intensidad, por lo cual, es muy
excitable. Cualquier excitación da lugar a un pequeño desarrollo de angustia
aprovechado como señal. Funciona esta defensa sólo ante excitaciones desde
afuera. A cada acrecentamiento de la moción pulsional, la muralla debe ser
trasladada un tramo más. Esta construcción toma el nombre de fobia.
La tercera fase. La tercera fase tiene el objetivo de inhibir el desarrollo de la
angustia que parte de la representación sustitutiva; es decir, la fobia es una
construcción que funciona como un muro, un parapeto, una técnica especial de
evitaciones, renuncias y prohibiciones dirigidas hacia un objeto investido que
sustituye al reprimido. Ha repetido el trabajo de la segunda en forma ampliada.
El sistema cc se protege contra la activación de la representación sustitutiva
mediante la contrainvestidura de su entorno. Ahora, todo el parapeto fóbico es
un enclave de la influencia icc. A su vez, mediante toda la defensa se ha
conseguido proyectar el peligro hacia afuera, por eso puede reaccionar
mediante intentos de huida, la evitación fóbica.
b) Histeria de conversión. La investidura pulsional de la representación
reprimida es transpuesta a la inervación del síntoma somático. El papel de la
contrainvestidura sale a la luz en la formación de síntoma de la conversión
histérica en forma muy nítida. Selecciona aquel fragmento de la agencia
representante de pulsión, sobre la cual se permite concentrarse a toda la
investidura de aquella. Satisface este fragmento escogido como síntoma la
condición de expresar la meta desiderativa de la moción cuanto los afanes
punitivos del sistema cc.
c) Neurosis obsesiva. Aquí, la contrainvestidura del sistema cc sale al primer
plano. Como formación reactiva, produce la primera represión y en ésta se
consuma más tarde la irrupción de la representación reprimida.

2.1.5.- LAS PROPIEDADES PARTICULARES DEL SISTEMA ICC: El núcleo del


icc consiste en agencias representantes de pulsión que quieren descargar su
investidura, son mociones de deseo sexuales, infantiles y reprimidos, y que se
van formando en la historia única y particular de cada sujeto. Éstas subsisten
unas junto a otras sin influirse ni contradecirse, que al ser activadas al mismo
tiempo dos mociones de deseo inconciliables, ellas no se quitan nada ni se
cancelan recíprocamente, sino que confluyen en la formación de un
compromiso. Aquí no existen negación, duda ni certeza, ésta negación es un

15
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

sustituto de la represión en un nivel más alto. En el icc sólo hay contenidos más
o menos investidos. La libido es la presencia efectiva, como tal, del deseo, que
aparece en el proceso primario y al cual rige.

En el Proceso Psíquico Primario: La energía psíquica fluye libremente


(energía libre), pasando sin trabas de una representación a otra, según los
mecanismos de condensación y desplazamiento; tiende a cargar plenamente
representaciones asociadas a las experiencias de satisfacción constitutivas del
deseo (alucinación primordial). Se expresa en dos mecanismos fundamentales:
a) Condensación: Es la unión de varios elementos separados que poseen una
determinada afinidad entre Sí… Ejemplo: Viviana sueña con un individuo
determinado (Alfredo Moffatt), pero éste posee diversas características de
varios otros: el cuerpo de Carlos Sica, los ojos de Fabio Lacolla, las vivencias
de Vicente Zito Lema, el conocimiento de Enrique P. Riviere y la mente de Gaby.
Una única representación pasa por sí sola varias cadenas asociativas. Lacán lo
denominó Metáfora. b) Desplazamiento: La intensidad de una representación
puede desprenderse de ésta para pasar a otras representaciones que le es
menos importante, originalmente poco intensas, aunque ligadas a la primera por
una cadena asociativa. Ejemplo: Una alumna de 4º año de Psicología Social
sueña con un individuo de escasa importancia en su vida, un alumno de 1º año
con un pasado que lo margina pero, éste sujeto posee (en sus sueños) ciertas
similitudes con su Príncipe Azul: porte, airosidad, pensamientos, sensualidad,
sentimientos, seducción, comportamientos, dichos y hasta las acciones que la
seducen y la enamoran. Lacan lo denomino metonimia.

En el Icc hay una movilidad mucho mayor de las intensidades de investidura. Lo


que diferencia a los contenidos inconcientes es su mayor o menor catexis o
fuerza pulsional. En el prcc rige el proceso secundario. Cuando el proceso
primario opera sobre elementos prcc aparece como cómico y mueve a la risa.
Sus procesos del sistema Icc son Atemporalidad, no se arreglan en un
ordenamiento temporal, Coexisten representaciones que corresponden a
diferentes épocas, sin diferenciar pasado y presente; lo infantil sigue vigente, no
son modificados por el tiempo, no tienen relación con él.Llos contenidos del
inconciente como fantasmas o escenarios fantasmáticos a los cuales se fija la
pulsión y que son verdaderas escenificaciones de deseo que pueden
permanecer inalteradas. No conocen un miramiento por la realidad, se someten
al Principio de Placer: Tiene por finalidad evitar el displacer y procurar el
placer, a través de la disminución de la excitación, manteniéndola lo más baja
posible. Desconoce la realidad; y sólo tiene en cuenta las mociones del deseo
que dominan el sistema inconsciente, su destino sólo depende de la fuerza que
poseen y de que cumplan los requisitos de la regulación de placer-displacer".
Principio de Contradicción: pueden coexistir representaciones opuestas.
Proceso primario, carácter atemporal, sustitución de la realidad exterior por la
psíquica, influencia plástica sobre procesos somáticos (Groddeck) En
contraposición, los procesos del sistema prcc exhiben una inhibición de la
proclividad a la descarga propia de representaciones investidas. Cuando se
pasa de una representación a otra, la primera retiene una parte de su
investidura y sólo una pequeña porción experimenta el desplazamiento. Breuer
calificó estos dos estados de ligado, tónico y móvil, libre y proclive a
descargarse. En el sistema prcc hay una capacidad de comercio entre
representaciones, se influyen, hay ordenamiento temporal, se introduce la
censura, hay examen de realidad e impera el principio de realidad. Lo
inconciente muestra su existencia en las formaciones del inconsciente (los
efectos que pueden rescatarse en la conciencia): síntomas, sueños, actos

16
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

fallidos, olvidos, los lapsus, chistes de ingenio, en el sueño: se da el contenido


manifiesto (asociaciones del soñante) + contenido latente (ideas
latentes) deseo inconsciente, reprimido y sexual que trata de realizarse en el
sueño, el psicoanálisis trabaja a partir de una idea o deseo que ve impedido su
acceso a la consciencia por haber operado la represión y que, sin embargo, se
desplaza y se condensa con otras ideas relacionadas con ella y logra aparecer
en la conciencia a través de un sustituto que la representa, aunque esté
disfrazada y deformada por el proceso primario del sistema inconsciente.

2.1.6.- LA COMUNICACIÓN ENTRE SISTEMAS


La actividad pulsional implica la comunicación entre sistemas y hay dos tipos de
procesos represivos, aquellos que provienen de una fuente externa y aquellos
que provienen de una fuente interna, es decir provenientes de la pulsión misma,
que una parte de los procesos ahí excitados pasan por el Icc al Cc y la otra
parte, es retenida como Icc. Normalmente, todos los caminos que van desde la
percepción hasta el Icc permanecen expeditos, y sólo los que regresan de él
son sometidos a bloqueo por la represión. El contenido del sistema Prcc (o Cc)
proviene, en una parte, de la vida pulsional (por mediación del Icc) y, en la otra,
de la percepción. Estos procesos se observa en la experiencia clínica y sobre
todo en la transferencia, también es interesante verlo cuando una persona
capta inconcientemente el inconciente del otro (17). Freud se pregunta si se
puede ejercer influencia directa sobre el inc "una modificación espontánea del
Icc por parte de la Cc". Se puede dar una cooperación eventual entre una
moción preconciente y una inconciente actuando ambos en el mismo sentido.
La represión queda cancelada, para este caso se admite como refuerzo de la
resistencia que está en la intención del yo; se apunta aquí la importancia de la
defensa secundaria en la estructuración del yo en el neurótico obsesivo.
Cuando más allá de 1920 Freud plantee su segunda tópica -yo, ello y superyó-
aclarará con detalles lo que aquí sólo se perfila, que el yo no sólo implica la
conciencia sino que lo fundamental del yo es inconciente.

2.2.- EL PRECONCIENTE “PRCC”: También puede entenderse en dos planos:

2.2.1.- PLANO DESCRIPTIVO: Es una instancia cuyos contenidos son: por una parte,
elementos procedentes del inconsciente, representaciones latentes
pensamientos sentimientos, fantasías y vivencias que progresan hacia la
conciencia, mediante un esfuerzo de atención y por otra parte, impresiones
almacenadas procedentes del exterior. Por lo tanto, aunque sus contenidos no
se encuentran en el campo de la conciencia, pueden estarlo en cualquier
momento; es decir, son accesibles a la conciencia, sin que para ser parte de
ella tengan que superar una censura represiva, sino más bien una censura de
tipo selectiva, ya que no caben todos los contenidos del exterior en nuestra
memoria. Esto significa que cualquier información que llegue a nuestro sistema
perceptivo, aunque luego sea reprimido, dejará de estar en el campo de la
conciencia para pasar al preconciente, al mismo tiempo que contenidos del
preconciente pueden pasar al consciente sin ningún esfuerzo, desde este plano
serían inconscientes. Cuando decimos por ejemplo: “Lo tengo en la punta de la
lengua”, casi siempre estamos haciendo referencia sin saberlos, a algo que está
representado en nuestro preconsciente.
2.2.2.- PLANO TÓPICO: Es el sistema situado entre el inconsciente y el consciente,
separándole de aquél, la censura o la barrera de la represión. Freud, al explicar
los procesos de sistema precc manifiesta que existe una inhibición de la

17
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

tendencia a la descarga, que es característica de las representaciones


investidas. Cuando se da el traspaso de una representación a otra, la primera
retiene una parte de su investidura y sólo una pequeña proporción experimenta
el desplazamiento. Desplazamientos y condensaciones como los del proceso
primario están excluidos o son muy limitados, por lo tanto, existe en la vida
anímica dos estados diversos de la energía investida o pulsión, uno puede estar
ligada a representaciones y otro móvil, libre y proclive a la descarga.
A pesar de que sus contenidos no están dotados de conciencia, se diferencian
de los estrictamente inconscientes por una serie de características, a saber:
Tienen una capacidad de comercio entre los contenidos de las
representaciones, y pueden influirse unas a otras en el ordenamiento temporal
de ellas, la introducción de una censura o de varias, el examen de realidad y el
principio de realidad.
No tienen prohibido el paso a la conciencia, en cuanto que no han sido
rechazados o han sido expulsados de ella por la represión, ni existe una
censura de carácter inconsciente.
Están regulados por el proceso secundario: es el que resulta de la inhibición
impuesta por el proceso primario. La energía es primeramente ligada (energía
ligada) antes de fluir en forma controlada; las representaciones son cargadas
de una forma más estable, la satisfacción puede ser aplazada, permitiendo así
experiencias mentales que ponen a prueba las distintas vías de satisfacción
posibles (permiten aplazar la acción hasta encontrar en la realidad las
condiciones apropiadas). Se corresponden con una mayor estructuración del
aparato psíquico y funcionan de acuerdo con las leyes de la lógica. Lo mismo
que ocurre respecto a los del sistema consciente, y sus representaciones
simbólicas, están ligadas a las palabras, es decir, al lenguaje verbal.
El normal almacenaje de información en la memoria se haría en el
preconsciente, mientras que las huellas huellas mnémicas de ciertas
experiencias vivenciales que han sido objeto de represión, se inscribirían en el
sistema inconsciente.

Principio de Realidad: (Predomina el Principio de Realidad sobre el Principio


del Placer) En la medida en que puede imponerse como principio regulador, la
búsqueda de satisfacción se efectúa mediante rodeos, aplazando su resultado
en función de las condiciones impuestas por el mundo exterior. Tiene a su cargo
la relación con la realidad, el sistema de percepción que permite aprehenderla,
la memoria consciente, el pensamiento preconsciente y consciente, el acceso a
la motilidad, el sistema de las palabras.

Principio de No Contradicción: no admite la coexistencia de presentaciones


opuestas.

Temporalidad.

2.2.3.- COMERCIO SISTEMA CONSCIENTE-PRECONSCIENTE :

El Icc no es un residuo que la represión deja, sino es algo vivo, actual,


susceptible de desarrollo, y mantiene con el Prcc toda una serie de relaciones;
entre otras, las de la cooperación. El icc se continúa en los llamados retoños, es
asequible a las vicisitudes de la vida, la vida psíquica no sólo se constituye a

18
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

partir de lo inconciente sino que ésta influye en forma continua sobre lo


preconciente, como se rige por el proceso primario el inc es móvil, así como la
sustitución de la realidad exterior por la realidad psíquica. Esto significa,
fundamentalmente, que es desde lo Icc como se constituye la así llamada
realidad exterior. El pensar se interesa por vías que conectan entre sí las
representaciones, pero por el advenimiento tardío del proceso secundario, "el
núcleo de nuestro ser" que consiste en mociones de deseo inconciente,
permanecen inasequiblse para el Prcc, cuyo papel queda limitado a señalar los
caminos más adecuados al fin.
Entre los retoños del Icc nos muestra que no existe una separación
esquemáticamente límpida entre los dos sistemas psíquicos; que "la represión
sólo perturba al vínculo con lo Cc pero no mantiene apartado de lo conciente
los retoños de lo reprimido primordial, tampoco impide a la agencia
representante de la pulsión seguir existiendo en lo inconciente, organizarse,
formar retoños y anudar conexiones." Los retoños de las mociones pulsionales
de lo inconciente reúnen dentro de sí características diferentes, por una parte
presentan una alta organización, están exentos de contradicción, han
aprovechado adquisiciones del sistema Cc, pero por otra parte son inconcientes
e insusceptibles de devenir concientes. Por tanto, cualitativamente pertenecen
al sistema Prcc, pero, de hecho, al Icc. Su origen sigue siendo decisivo para su
destino en la fantasía a pesar de su alta organización, permanecen reprimidas y
como tales no pueden devenir concientes. Se aproximan a la conciencia y allí
se quedan imperturbadas mientras tienen una investidura poco intensa, pero
son rechazadas tan pronto sobrepasan cierto nivel de investidura. Otros tantos
retoños del Icc de alta organización son las formaciones sustitutivas, que, no
obstante, logran irrumpir en la conciencia merced a una relación favorable, por
ejemplo, en virtud de su coincidencia con una contrainvestidura del Prcc."
Aparece también la suposición de una censura entre Prcc y Cc -aunque no tan
decisiva como la existente entre Icc y Prcc-, que implicaría aceptarla en todo
progreso, hacia una fase más elevada de organización psíquica. Un sector muy
grande del prcc proviene del icc, son sus retoños, pero sucumbe a la censura
antes de devenir cc. Otro sector puede devenir cc sin censura entonces hay
una censura prcc – cc. Quedan desechadas las transcripciones. La condición
del cc no es idónea para diferenciar los sistemas. La primera censura funciona
contra el icc mismo, la segunda contra sus retoños prcc (están desfigurados
pero conservan caracteres que invitan a la represión) La clínica lo muestra. Se
exhorta al paciente a formar profusos retoños y lo comprometemos a vencer las
objeciones de la censura. Derrotando ésta, se abre paso a la cancelación de la
represión. Otras cooperaciones: - En las raíces de la actividad pulsional los
sistemas se comunican. Una parte de los procesos ahí excitados pasan al cc
desde el icc, otra parte es retenida. El icc es alcanzado por las vivencias de la
percepción exterior. - Hay reacción de icc a icc. - El contenido del prcc proviene
de la vida pulsional vía icc y de la percepción. - Influencia del cc al icc, ej.
análisis, proceso lento y erizado de dificultades.

2.3.- EL CONSCIENTE (Bewusstheit)

Cuando se habla de conciencia, todo el mundo sabe inmediatamente, por


experiencia, de qué se trata. Es la parte del aparato psíquico más próxima al mundo
exterior y se encuentra entre este y la memoria. Sin embargo, el consciente no
memoriza nada, esto le corresponde a otro elemento que es el preconciente. En este
sistema se alojan las funciones psicológicas como la memoria, la atención, el

19
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

pensamiento, razonamiento, rememoración y control de la motilidad, propias de este


sistema que nos permite conocer las cosas en forma reflexiva. Está regido por el
Principio de Realidad, este principio, sustituye la descarga motriz directa por una
“acción”. La conciencia debe ser considerada como un órgano sensorial situada en el
límite de lo interno y lo externo, capaz de percibir procesos de una u otra naturaleza,
función que es fundamentalmente selectiva, recibe, filtra y registra la información
procedente del exterior (lo que vemos, escuchamos, hacemos, etc.) y también la del
interior (lo que recordamos, deseamos, sentimos, etc.), por lo tanto este sistema es el
que nos hace relacionarnos en forma directa con la realidad a través de todo lo que
percibimos. Sin embargo, para la teoría psicoanalítica no sólo el sistema consciente
es el que percibe. También lo inconsciente y lo preconsciente están presentes en el
momento de percibir, esa presencia hace que muchas veces la percepción esté
distorsionada por algún deseo inconsciente que esté incidiendo. Es un sistema
fundamentalmente actual y tiene que ver con todo aquello que sentimos (sensaciones
y sentimientos) a diferencia de los sistemas preconscientes e inconscientes que son
esencialmente sistemas de huellas mnémicas.

Frecuentemente se ha intentado explorar el sistema conciente mediante la auto-


observación, pero esta observación introspectiva no puede convencernos por
completo, pues todo lo que uno puede decir de sí mismo no ofrece suficiente garantía
de objetividad.

El estado de vigilia sería la superficie externa de la conciencia. Durante el sueño, en


cambio, aquella sería impermeable a los estímulos externos al mismo tiempo que
aumentaría la sensibilidad a la superficie intrapsíquica.

Hay contenidos concientes que temporariamente es también latente, mucho de las


propiedades del sistema Prcc son restrictivas del devenir-conciente que, por su
naturaleza, creeríamos plenamente autorizadas a devenir concientes,
probablemente, debido a la atracción más fuerte del Icc. Los retoños del Icc devienen
concientes como formaciones sustitutivas y como síntomas, por lo regular tras
grandes desfiguraciones respecto de lo inconciente, aunque suelen conservar
muchos caracteres que invitan a la represión Por tanto, ni con los sistemas ni con la
represión mantiene la conciencia un vínculo simple. La verdad es que no sólo lo
reprimido psíquicamente permanece ajeno a la conciencia; también, una parte de las
mociones del núcleo pulsional inconciente del yo, "el más fuerte opuesto funcional a
lo reprimido" es ajeno a la conciencia. Esto hace pensar que en el curso del
desarrollo individual hay dos censuras; es decir, ya no sólo hay censura entre Cc e
Icc sino que la más importante es esa segunda frontera de censura entre lo Icc y lo
Prcc, ésto nos advierte que el acceso a la conciencia no es simplemente producto de
un acto de percepción sino también de una sobreinvestidura un ulterior progreso de
la organización psíquica.
CAPITULO III

3.- SEGUNDA TÓPICA: YO, SUPERYÓ, ELLO


Antes de explicar qué funciones y qué relaciones hay entre las instancias y cuál es
la dinámica, es importante explicar como se constituyen, como se van
diferenciando, es decir, cómo se estructura el aparato psíquico. Y cómo al mismo
tiempo se van estructurando la identidad sexual y la personalidad, que justamente,

20
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

están basadas en la constitución y desarrollo de las relaciones entre estas


instancias psicológicas.
Freud dio mucha importancia a los primeros momentos de vida del sujeto ya que en
ese período de la vida tienen lugar una serie de experiencias fundamentales para
este tipo de estructuraciones.

3.1.- CONSTITUCIÓN DEL YO: IDENTIFICACIÓN Y NARCISISMO. EL ELLO


COMO EL INCONCIENTE, RESERVORIO DE LA PULSIÓN
En 1920, Freud plantea la segunda teoría o tópica del aparato psíquico el yo,
el Ello y el superyó que no anula la anterior sino que la integra, en su obra de
1923 “El yo y el Ello”, prosigue el desarrollo de las ideas iniciadas en “Más allá
del principio del placer” enlazándolas con diversos hechos de la observación
analítica, aquí ya “no toma nada de la biología” (18) ni de otras investigaciones.
Lo consciente y lo inconsciente, constituyen la premisa fundamental del
psicoanálisis y de la teoría de la represión, teoría que a su vez es punto de
partida del concepto de inc y los tres sistemas de la primera tópica y mientras
avanza en esa dirección nos apunta que para algunos fines descriptivos se
puede prescindir de la diferenciación entre lo preconsciente y lo inconsciente,
ya que a veces, es imposible saber con seguridad dónde ubicar lo que no es
consciente en un momento dado, de modo que se puede decir que en sentido
descriptivo hay dos clases de inconsciente; mientras que por otro lado, puesto
que las resistencias parten del yo y son inconscientes -como se comprueba
en cualquier psicoanálisis-, también se puede diferenciar una parte del yo que
es consciente, de otra que es inconsciente y hasta se conduce idénticamente
a lo reprimido en consecuencia, debemos reconocer que si bien todo lo
reprimido es inconsciente, no todo lo inconsciente es reprimido, y que
además, hay una parte del yo que no es latente en el sentido de lo prec,
porque no puede ser activada voluntariamente, y que constituye un tercer inc
no reprimido. Freud presenta un carácter más antropomórfico del "aparato
psíquico"; se trata de tres instancias de la personalidad: el yo, el Ello y el
superyó, que se relacionan entre sí, casi como si fueran, tres sujetos en uno.

3.1.1 ORIGEN DEL YO: El Yo tiene una doble génesis:


a) EL PRIMERO: MÁS FISIOLOGISTA NATURALISTA explica su
emergencia de forma evolutiva. Un individuo al nacer es un ello psíquico
donde por influencia del mundo exterior, se altera y se diferencia un Yo.
Como, una especie de piel o superficie con órganos perceptivos y
protectores, en su necesidad de adaptación al entorno, va
organizándose. Y luego, más adelante por diferenciación del yo va a
originarse el superyó. El Yo, también es la instancia central y mediadora
entre este y el ello, mediadora entre el ello y superyó dentro del aparato
psíquico, abierta a la realidad del mundo exterior, ante el cual representa
a todo el sujeto, de algún modo, pues debe dar cuenta racional de
su conducta.
PARTES DEL YO: tiene partes cc, prec e inc. Por lo que es descrito
como siervo de tres amos.

1) LA PARTE PRECONCIENTE,

21
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

Freud, nos recuerda que en “Más allá del principio del placer” situó el
sistema preconciente en la superficie del aparato psíquico, en la
frontera entre las percepciones externas e internas, y que a partir de
lo que también estudió con anterioridad en “Lo inconsciente” (19)
podemos concluir que es su enlace con las representaciones verbales
correspondientes, lo que convierte a algo en preconsciente, que ni la
conciencia abandona su lugar ni lo Inc se eleva hasta lo Cc, sino que
son las cargas de las huellas mnémicas (de las percepciones verbales
-sobre todo de la palabra oída- y, secundariamente, de las
percepciones visuales), las que se extienden al elemento del sistema
P-Cc (y en la alucinación, por ejemplo, pasan por completo a él). Así,
la relación de la percepción exterior con el yo es evidente, pero no la
de las percepciones internas, entre las que hay que incluir las de la
serie placer-displacer y las sensaciones de dolor.

Al llegar a este punto, nos indica que carece de sentido hablar de


sensaciones o sentimientos Prec, es decir Relacionándolo con la
primera tópica, no es factible coincidir al Yo con el preconciente, ya
que justamente lo que descubrió Freud es que dentro del yo también
hay una parte inconciente que desde el punto de vista dinámico se
comporta como lo inconsciente reprimido, que es la resistencia en el
análisis que parte del yo y el sentimiento icc de culpa. Los
mecanismos de defensa serían inconcientes y partirían del yo.
Entonces las partes del yo sólo pueden ser inconscientes o
conscientes, y que su acceso a la conciencia es independiente de que
se hallen enlazados a representaciones verbales o no; mientras que los
procesos de pensamiento inconscientes necesitan cargar las
representaciones verbales correspondientes para pasar al Prec y llegar
al Cc, para ser percibidos como desde fuera y ser tenidos por
verdaderos.
Con lo cual, precisa en el inconsciente dos sectores, el de las
representaciones y el de los afectos, señalando que las
representaciones son el soporte de la combinatoria de la
representación de palabra o representación de cosa, mientras que el
afecto no puede entrar en ninguna combinatoria. Pero ésta es otra de
las cuestiones que Lacan revisará más adelante, cuando analice la
relación entre los afectos y el lenguaje (20). Freud prosigue diciendo que
ahora es cuando podemos formarnos una idea del yo, emanando del
sistema P y comprendiendo primero lo Prec, inmediato a los restos
mnémicos, pero que el yo es también inconsciente.
Y aquí, es cuando hace la famosa referencia a G. Groddeck, el cual
afirma que “aquello que llamamos nuestro yo se conduce en la vida
pasivamente y somos ‘vividos’ por poderes ignotos e invencibles”, por
lo que propone dar el nombre de yo “al ente que emana del sistema P,
y es primero preconsciente, y el de Ello, según lo hace Groddeck, a lo
psíquico restante -inconsciente-, en lo que dicho yo se continúa”(21).
Presenta a continuación el dibujo (22) que ubicamos en los anexos y que
critica Lacan al considerar que, por el poder intuitivo de la imagen,
tiende a hacer que los lectores olviden el análisis en el que se basa. En
cualquier caso, Freud, siguiendo “el testimonio de la anatomía del
cerebro”, expone en este modelo la percepción acústica en uno solo de
sus lados, además de la percepción consciente, el yo, el Ello y lo

22
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

reprimido, para mostrar que el yo, es una parte del Ello modificada por
la influencia del mundo exterior, que rige habitualmente el acceso a la
motilidad "como el jinete que refrena la fuerza de su cabalgadura,
aunque a veces se vea obligado a dejarse conducir a donde su
cabalgadura quiera".
Pero añade que en la génesis del yo, actúa otro factor además del
sistema P: el propio cuerpo, y sobre todo su superficie, de donde parten
tanto percepciones externas como internas; y concluye, en una célebre
nota de 1927: “El yo se deriva en último término de las sensaciones
corporales, principalmente de aquellas producidas en la superficie del
cuerpo, por lo que puede considerarse al yo como una proyección
mental de dicha superficie y que por lo demás, como ya lo hemos visto,
corresponde a la superficie del aparato mental.”

Por último, finaliza el capítulo explicando que, para comprender la


relación del yo con la conciencia, no vale servirse de ninguna
valoración ética o social, porque tanto las funciones intelectuales más
sutiles y complicadas como las funciones anímicas de gran valor como
la autocrítica y la conciencia moral, pueden ser inconscientes, lo que
demuestra su afirmación de que el yo es ante todo un ser corpóreo.

2) LA PARTE CONCIENTE: Freud sostenía que el Yo (consciente) era la


parte “ejecutiva” de la Personalidad psíquica o aparato anímico de un
individuo, es decir, aquella parte del individuo que se encuentra
“consciente” de su identidad y de su relación con el mundo
exterior/censura (Super-Yo).
Entonces por una parte ello Yo (consciente) sería una fuerza psíquica
que emerge desde el Ello (inconsciente) pero, que durante la infancia
no habría una clara diferencia. Y por la otra, el Yo sería la parte
Consciente que permite adaptar la actividad de una persona a las
exigencias y características del medio externo para frenar los pedidos
del Ello.
De esta manera se desarrollaría la Conciencia, haciendo que la
“realización” de los actos impulsados por el Ello (inconsciente) sea
retrasada por una etapa intermedia llamada: Observación y Reflexión.
Por esto, en el Yo (consciente), habría de sustituirse el Principio del
Placer por el Principio de la Realidad, haciendo así posible la
adaptación al medio.
Freud creía que, frente al mundo exterior, el Yo (consciente) era el
encargado de percibir los estímulos y de acumular en la memoria todas
las experiencias sobre éstos. Pensaba que el Yo también era el
encargado de evitar a los estímulos que eran demasiado intensos y de
enfrentar, por Adaptación, a los estímulos moderados, es decir era el yo
coherente, encargado de coordinar funciones psíquicas e impulsos
internos, se encarga de manejar el cuerpo, el que recoge las
percepciones, el que ordena y coordina.

23
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

Freud, estaba convencido que el Yo (consciente) aprendería a


“modificar”: el mundo exterior (Super-Yo) para adecuarlo a su
conveniencia y por otra parte mundo interior, el Yo conquistaría el
dominio sobre las “exigencias” de los Instintos del Ello, decidiendo así,
si las satisface o no. Según esta Teoría, La represión se genera en el
caso de no dar satisfacción a los impulsos del Ello; Freud adjudica al Yo
la tarea defensiva de la represión; y la represión es inconciente.

Al Yo se le atribuyen varias funciones: control de la percepción y de


la motilidad, prueba de realidad, anticipación, ordenación temporal de
los procesos psicológicos, pensamiento racional,la regulación y
adaptación a la realidad, tratando de reemplazar el Principio de Placer,
que reina en el Ello, por el Principio de Realidad.

3) LA PARTE DEFENSIVA INCONSCIENTE, presenta determinados


aspectos de su funcionamiento: conocimiento objetivo - deformación de
la verdad; razonamiento – racionalización; o satisfacción pulsional -
defensa compulsiva contra los impulsos inconscientes. Si bien es el
factor que liga los procesos psíquicos, pero a la vez ha de poner en
marcha mecanismos de defensa (sublimación, negación, represión,
formación reactiva, proyección, etc) cuando recibe señales de angustia.
Tales defensas buscan mantener el bienestar psicológico normal,
aunque un funcionamiento alterado de las mismas puede conducir a la
aparición de una psicopatología. Freud creía que en el Yo existía una
función de censura, pero luego llegó a considerarla como una instancia
separada, que puede llegar a dominar al Yo: el Super-Yo, está formado
por la asimilación de las normas culturales que rigen una sociedad. El
Ello es una reserva de energía que guiada por el instinto del placer,
busca la satisfacción total e inmediata de los impulsos instintivos. Las
otras dos instancias psíquicas de la personalidad, el Ello y el Superyo,
se relacionan con el Yo intentando siempre alcanzar un equilibrio.

b) EL SEGUNDO POR IDENTIFICACIÓN es más psicológico y estructural; ve


la psicogénesis del YO como un largo proceso que, partiendo de la imagen
corporal y de el cuerpo vivido, en un campo de relaciones interpersonales, se
va organizando mediante sucesivas identificaciones, introyecciones, y
diversos procesos de simbolización, es decir comienza a constituirse por una
primera identificación con una imagen que el otro tiene de sí mismo o por
identificación con la imagen que el otro tiene de uno mismo; siempre se
juega en una relación de exterioridad. Es desde el narcisismo de los padres,
(necesario para la constitución del yo, para formarse una representación de
si mismo), que se juega el narcisismo del niño. También, puede decirse que
El Yo es una sedimentación de las investiduras de objeto resignadas, se
pierden los objetos y se los introyecta vía identificación (secundaria), el yo
contiene la historia de estas elecciones de objeto. Esto va a constituir el
carácter del yo.

DIFERENCIACION DEL YO: Al principio no hay diferencia entre yo (sujeto)


y no yo (objeto) y a medida que se va desarrollando, el yo pasa por tres
momentos:

1.- YO DE REALIDAD INICIAL: Hay una primera diferenciación entre el


adentro (son los estímulos constantes de los cuales no puede huir
(pulsiones Por ejemplo el hambre) y el afuera (son los estímulos de los

24
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

que puede sustraerse por medio de una acción muscular. Por ejemplo al
estimularle la planta del pie puede retirarla o encoger la pierna). La
satisfacción pulsional aún cuando provenga del objeto es experimentada
como autoproducida.
2.- YO DE PLACER PURIFICADO: El yo incorpora como propio todo lo que
le da placer y expulsa lo que le produce displacer. El objeto es
depositario de lo displacentero y se constituye en lo odiado.
3.- YO DE REALIDAD DEFINITIVO: El yo es capaz de discriminar el mundo
interno del externo, se instaura el principio de realidad. Sus funciones
principales son: percepción, memoria, pensamiento, dominio motor,
represión, resistencia y el examen de la realidad.
3.2.- EL SUPER YO

Para explicar la formación del superyo y lo referente a la constitución sexual, así


como la estructuración de la personalidad psíquica, debemos remontarnos al
Complejo de Edipo, que es la estructura que va a posibilitar esto.

3.2.1.-COMPLEJO DE EDIPO: CONSTITUCION SEXUAL, ESTRUCTURACIÓN


DE LA PERSONALIDAD PSIQUICA Y FORMACION DEL SUPERYO,
RELACION CON LA IDENTIFICACION
Para comenzar a explicar el complejo de Edipo se debe aludir al concepto
de Falo que es una representación del pene, de lo que significa, es un
sinónimo de lo valorado, que va a organizar la sexualidad, ya que es la
creencia universal de que todos tienen pene. Por eso, el niño se
sorprende cuando observa que hay personas que no lo tienen, ya que
para ellos no está inscripta la diferencia masculino-femenino, y es por eso
que la organización que van a establecer va a ser fálico o castrado, por un
lado están los que tienen pene, y por el otro lado los que no lo tienen.
Es en este momento donde surge lo que se denomina complejo de
castración, que en las mujeres es evidencia como la envidia del pene y en
el varón como la angustia de castración. La envidia del pene en la niña
surge cuando se compara con el varón y se siente herida, desvalorizada
por no tener lo que ellos tienen y se siente inferior. Y la angustia de
castración en el varón surge tras el miedo a perder su pene porque piensa
que los que no lo tienen es porque lo tuvieron y lo perdieron, de forma que
él también lo puede perder y detrás de todo esto hay un interés narcisista
porque el pene es algo que está valorado.
En la niña se produce la desilusión fálica, y le atribuye a la madre la falta
fálica porque hay un primer tiempo en que la relación es
fundamentalmente con la madre, no hay un tercero. Esta desilusión va a
generar que la nena cambie su objeto; ya q si la madre es castrada, va a
desear tener un objeto que no lo está, va a desear al padre por tener el
atributo fálico, y justamente este cambio de objeto permite el acceso a la
sexualidad femenina normal, ya que la mujer nace casi homosexual. En el
inconsciente va a persistir el deseo de tener un pene, de ser un hombre,
pero esto aparece sustituido en la sexualidad normal como deseo de tener
un hijo primero del padre (ecuación pene=hijo) y después de otro hombre,

25
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

ya que para la mujer tener un hijo es como si tuviera pene, el hijo va a ser
el falo de la madre y la va a completar.
La envidia del pene, es entonces, es estructurante y fundamento de la
sexualidad femenina.
Y con respecto al complejo de Edipo en el varón, este declina a raíz del
complejo de castración, contrariamente a lo que sucede en la mujer. Lo
importante del concepto de la castración, es que hay que tomarla como
una fantasía que actúa como inhibidora del deseo hacia la madre. Lo que
se teme es a la desvalorización, ya que aparece el pene como un órgano
valorado. Esto es lo importante. El varón va a abandonar al objeto sexual
(la madre) porque se encuentra con un conflicto, ese deseo hacia la
madre está prohibido por parte del padre, y el conflicto en que se
encuentra es entre seguir deseando a la madre pero perder el pene
(complejo de castración) ya que el padre interviene como elemento
castrador, o bien por optar por renunciar al objeto de deseo para salvar su
pene, es decir, su narcisismo. El niño, opta por salvar su pene.
Algo que es importante aclarar es que en la niña es perfectamente
entendible, porque elige al padre como objeto sexual, justamente por
poseer aquello que ella no tiene y también por una identificación con la
madre, desde la cultura. Al sentirse mujer, elige al padre como objeto
sexual.
Pero en el niño, no hay un cambio de objeto, de entrada tiene una relación
con el objeto edípico, la madre. Aunque también puede elegir al padre
como objeto sexual y sin embargo caer en la angustia de castración. Al
identificarse con la madre, estaría castrado y tiene miedo a estar
identificado por una figura sin pene. Si se elige a la madre es por
identificación con el padre, y esta surge porque lo identifican desde la
cultura. Para elegir a la madre como objeto sexual él tiene primero que
identificarse con la persona que desea a la madre, que es el padre.
Entonces, la identidad psicológica también se concreta a la salida del
Edipo por las identificaciones, fundamentalmente con el progenitor del
mismo sexo. Si un hombre desea a una mujer está dado por la identidad
sexual que se obtiene en el desarrollo, fundamentalmente a través de las
primitivas identificaciones a nivel del complejo de Edipo.
Llegamos a la conclusión de que esta estructura, el complejo de Edipo, va
a posibilitar, por medio de las identificaciones (que es donde culmina el
complejo) un posicionamiento masculino o femenino.
Y retomando a la estructuración del aparato psíquico, la instancia que se
construye debido al complejo de Edipo, es el Superyó. La renuncia al
objeto de deseo por parte del varón, determina la constitución de esta
instancia. La madre y el padre pasan a introyectarse en el aparato
psíquico y constituir una instancia psíquica donde se interiorizan las
prohibiciones externas, se conservan las normas parentales de
prohibición. El superyó será el representante de las normas dominantes

26
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

en la cultura y se constituye. El núcleo del superyó, el ideal del yo, estarán


constituidos por las identificaciones de las figuras paternas que se dieron
en el complejo de Edipo, fundamentalmente por identificación con el
superyó del Padre. Y va a constituir esta parte que se contrapone con las
demás identificaciones que constituyen el yo. La génesis del superyó esta
relacionada con la identificación primaria.
Lo que antes Freud denominaba conciencia moral, la censura, (antes de
1923), ahora las engloba dentro de las funciones de un superyó, en su
texto escrito de "El yo y el ello". Todo esto abordado hace referencia a la
constitución de una identidad sexual, la estructuración de la personalidad
psíquica y la formación del superyó

3.2.2.- EL YO Y EL SUPERYÓ (IDEAL DEL YO)

Freud, Comienza recordando, incluyendo notas a pie de página, que ya


en su “Psicología de las masas” (publicada en 1921), habló de una
diferenciación dentro del yo a la que da el nombre de ideal del yo o
superyó(23), y que sobre lo que por entonces escribió al respecto sólo ha
de introducir una rectificación: que la función del examen de la realidad
no la realiza el superyó, (como suponía en aquella época), sino el yo.
Además, en la misma nota, concreta que el nódulo del yo es el sistema
P-Cc; y Strachey advierte que en “Más allá del principio del placer”
Freud ubicaba este nódulo del yo en su porción inconsciente y que,
más adelante, en “El humor”, de 1927, lo situará en el superyó(24).
Para explicar su formación, nos remite a “Duelo y melancolía”, de 1917,
donde descubrió que en la melancolía se producía la sustitución de una
carga de objeto por una identificación(25), y nos dice que posteriormente
comprendió que tal sustitución de cargas de objeto por identificaciones
participa siempre en la estructuración del yo y de su carácter, y que
tales transmutaciones constituyen para el yo un medio de dominar al
Ello a costa de una mayor docilidad por su parte, como si al tomar los
rasgos del objeto se ofreciera al Ello para compensarle diciéndole:
“Puedes amarme, pues soy parecido al objeto perdido”(26).
En ese punto se pregunta si el abandono de los fines sexuales, que
implica esta transformación de libido objetal en narcisista, no será el
camino general que conduce también tanto a la sublimación, como a
otros destinos de la libido.
En cualquier caso, lo que considera más importante trabajar en este
momento, son los efectos de las primeras identificaciones, las que se
realizan en la primera infancia y son más duraderas en la vida de
cualquier individuo, y eso le conduce a la génesis del ideal del yo,
detrás de la que considera que se oculta la primera y más importante
identificación: una identificación directa e inmediata -anterior a toda
carga de objeto- con el padre. Pero atención, al respecto señala en otra
nota a pie de página que quizás fuera más prudente decir “con los
padres”, ya que se trata de una identificación anterior al descubrimiento
de la diferencia de los sexos y, por tanto, de la falta de pene en la
madre.

27
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

La complejidad de estas primeras relaciones e identificaciones de los


niños la atribuye a dos factores: la disposición triangular de la relación
de Edipo y la bisexualidad constitucional del individuo. Y tras
describirlas concluye que como resultado del complejo de Edipo
completo, en su doble aspecto positivo y negativo, queda siempre en el
yo un residuo causado por el establecimiento de las dos identificaciones
con los padres enlazadas entre sí, modificación del yo que desde
entonces se opone al yo restante en calidad de ideal del yo o superyó.

Esta oposición del superyó al yo la vemos tanto en la advertencia “Así


-como el padre- debes ser”, como en la prohibición “Así -como el padre-
no debes ser, pues hay algo que le está exclusivamente reservado”. Y
aquí, expone Freud una hipótesis que más adelante él mismo corregirá:
que el superyó conserva el carácter del padre, y que cuanto más severo
es éste, más severamente reina después el superyó sobre el yo como
conciencia moral. Juzga y critica, representa las exigencias de la
moralidad y de la sociedad, pero también el Super yo representa a los
ideales y lo que uno aspira a ser. Es el Ideal del yo, lo que hace que
tengamos metas en la vida, estudiemos, trabajemos, etc. funciones
imaginarias del Yo, cuyas complejas relaciones con él es uno de los
grandes problemas psicoanalíticos que implican a los problemas de
identificación. Más tarde dirá Freud que la severidad del Superyo, no es
proporcional a la de los padres, ya que, debido a la intervención de los
procesos de identificación imaginaria, puede ser grande la diferencia entre
las prohibiciones establecidas por el entorno y las exigencias del Superyo
del sujeto
Prosigue después, explicando que, por su génesis, el superyó es el
heredero del complejo de Edipo y actúa como el abogado del Ello ante
el yo, constituyendo también el nódulo del que parten todas las
religiones, la moral y los sentimientos sociales. Nos recuerda entonces
que ya expuso en “Tótem y tabú” que éstos se desarrollaron
filogénicamente del complejo paterno, e indaga en los problemas que le
supone el tener que hacer intervenir la filogénesis en su argumentación.
Pero como nos advierte Enric Berenguer, esta teoría de que la historia
del individuo reproduce la historia de la especie, y con el avance de las
ciencias ya no conserva el crédito que tenía en aquel tiempo, y Lacan la
lee como parte del mito del “padre de la horda primitiva”(27). En otras
palabras, para Lacan, cuando Freud nos habla de filogénesis, es
porque hace referencia a aquello de lo simbólico que a través de la
cultura se transmite al niño; acerca de aquello que de lo real resta
siempre algo inexplicable.
Freud, termina este capítulo señalando que los antiguos conflictos del
yo con el Ello, pueden continuar transformados en conflictos del yo con
el superyó, y que es la amplia comunicación que sostiene con el Ello lo
que nos explica que el ideal del yo permanezca en gran parte
inconsciente e inaccesible al yo.

Todo esto abordado, hace referencia a la constitución de una identidad


sexual, la estructuración de la personalidad psíquica y la formación del
superyó

28
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

3.2.3.- CONCIENCIA MORAL: No es innato, sino que se adquiere. Como


resultado del período infantil en el que el hombre vive en dependencia de
sus padres, se forma la última instancia del Aparato Psíquico que persiste
a la influencia de los padres, denominada el Super-Yo. Este es el aspecto
moral y judicial de la psiquis porque reúne las exigencias, prohibiciones y
las normas que son recibidas por la influencia de los padres y de la
sociedad, siendo internalizadas por cada individuo en particular. Pues,
naturalmente, en la evolución de los individuos también influyen los
aportes de sustitutos y sucesores de los padres, como los maestros y
profesores. Es la instancia moral, se comienza a diferenciarse luego de la
resolución del Complejo de Edipo y como resultado de esa resolución,
existen dos etapas en la evolución de la conciencia moral. En la primera
es exterior, luego se interioriza: las influencias de los padres son
asimiladas por la psiquis de la persona, convirtiéndose en energías
psicológicas. De esta manera, el Super-Yo se hace cada vez más
impersonal hasta que se vuelve una actividad solamente mental. El papel
que desempeña el Super-Yo es la Represión de los impulsos, constituye el
“deber ser”. Son los principios éticos, la conciencia moral de las personas,
es lo que hace que sepamos aquello que está bien y está mal, viene a ser
el de juez o censor del Yo, en la autocrítica, en la prohibición y funciona en
oposición a la gratificación de los impulsos o enfrentándose a las defensas
que el Yo opone a dichos impulsos. Es una especie de censura que
inspira el sentimiento neurótico de culpabilidad y autocastigo; es la
instancia represora por excelencia, el soporte de todas las prohibiciones y
de todas las obligaciones sociales y culturales.
La culpa, es el sentimiento más desagradable y autodestructivo producido
por la crítica que le hace el Super-Yo a determinados impulsos del Ello o,
a su modo de expresión por parte del Yo. El sentimiento de culpa puede
ser Consciente pero, cuando es Inconsciente, se manifiesta en actos que
buscan castigo, de aquí se infieren los sentimientos inconscientes de
culpabilidad.

3.2.4.- AUTOOBSERVACIÓN: Es la instancia psíquica desglosada del Yo que


nos está evaluando constantemente, haciendo posible la selección de los
impulsos del Ello.
El Super-Yo es lo más elevado de la personalidad humana. Esto se debe a
que el Ser humano, además de estar biológicamente organizado y actuar
por la acción de factores materiales, también es un Ser “social” (está
afectado por el pasado, la cultura, las costumbres sociales, etc.) y, su
objetivo es alcanzar la “perfección”, tratando de acercarse y superar los
ideales señalados por el Yo.

A pesar de todas sus diferencias, el Ello y el Super-Yo tienen algo en


común: que ambos representan las “influencias del pasado” (el Ello las
heredadas y el Super-Yo las recibidas de los demás). Por el contrario, el
Yo está determinado fundamentalmente por las experiencias propias del
individuo, lo actual y accidental.

La conformación y la acción de la Personalidad se realizan en el Yo, que


recibe, por un lado, los reclamos del Ello que requieren su gratificación y,
por el otro, la Represión del Super-yo. Y, para que la actividad psíquica se
desarrolle “naturalmente”, es necesario mantener el Equilibrio psicológico
aún en la adversidad pero, claro, esto no siempre es cosa fácil. La lucha

29
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

entre estas instancias configura el conflicto psíquico que da como


resultado el síntoma (la tarea de concialiación del YO siempre fracasa). -
No hay unidad posible en el sujeto. No hay síntesis. - No hay armonía con
el ambiente sino constante conflicto.

La psicopatología, nomina las diferentes estructuras psíquicas teniendo en


cuenta la necesidad de teorizar para producir una generalización que
permita trabajar lo singular. Así, se llega a la distinción de tres grandes
grupos: Neurosis, Psicosis y Perversión Y, al atravesar el Complejo de
Castración se pone en juego algún mecanismo de defensa que daría
como resultado una estructura psíquica u otra.

La teoría freudiana fundamenta sus hallazgos en lo que acontece en la


vida del individuo durante la infancia. Asímismo , reconoce varias “etapas”
del desarrollo psicosexual (etapa Oral, etapa Anal y etapa Fálica) pero,
hay una en particular que es la etapa Fálica, donde el niño atraviesa el
Complejo de Edipo y el de la Castración, los cuales determinarán la
estructura psíquica futura. Aquí, caería entonces la idea del niño inocente
y del adulto normal, ya que desde el mismo momento de su nacimiento, el
Ser humano lo que haría es, “buscar placer”.

3.2.5.- CASTRACIÓN SIMBÓLICA Y LEY DEL PADRE: CONSTITUCIÓN DEL


SUJETO
Con respecto a la constitución del sujeto, había mencionado, que la mujer
a la salida del Edipo, produce una ecuación: niño-falo. Es decir, el hijo
queda ubicado en la posición de falo; por lo tanto, cuando la mujer tiene
un hijo, se constituye esa relación simbiótica llamada narcisismo-madre-
fálica. Esta célula cerrada, luego es separada a través de la intervención
del tercero, que es el padre, que se denomina castración simbólica.
Podríamos decir que este tercero interviene como una función dada desde
la cultura, pero la única que puede permitir que la función del padre opere,
es justamente la mujer.
Pero es importante aclarar que la madre y el padre no significan los
progenitores biológicos, sino personajes que ocupan ese lugar en la
estructura edípica. El padre va a tener una función normalizadora, va a
sostener una ley: la principal, es la prohibición del incesto. Lo que el
psicoanálisis ha denominado "la función del padre", es una función que se
lee en el deseo de la madre, esto es fundamental. Según cómo este
puesto el lugar del padre en la palabra de la madre, la función del padre
podrá tener una eficacia separadora. El padre puede no existir, o puede
no haber ningún hombre en la casa, y sin embargo, si esa madre está
dirigiendo su deseo hacia algún otro o hacia alguna otra cosa que no sea
su propio hijo, ahí esta funcionando la "ley del padre". Es decir, la ley de la
prohibición del incesto, la función del padre, se sostiene en el deseo de
una mujer, padre, es todo deseo de la madre que no se agota en el deseo
de un hijo, independientemente de que exista el padre biológico o no.
Entonces podemos decir que el eje fundamental del pensamiento
freudiano es la que pone a la constitución del sujeto y a la función paterna,
en relación al deseo de una mujer. En conclusión, a las instancias del
aparato psíquico, que, a la par de la estructuración psíquica, van
desarrollándose la identidad sexual, la estructuración de la personalidad y
la constitución del sujeto, podemos mencionar muy a grandes rasgos
algunas características y funciones, en cuanto a la dinámica del aparato.

30
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

El ello como reservorio de las representaciones de las pulsiones, el yo que


depende del ello, del superyó y de la realidad, representa el polo
defensivo, instancia que pone en marcha mecanismos defensivos para
que no afloren los impulsos del ello, por ejemplo el impulso prohibido. Esta
sería la parte icc del Yo. Y el superyo que como bien fue establecido, es la
conciencia moral, la autoobservación, es lo que selecciona lo permitido y
lo prohibido. Freud, lo define como una instancia "paradojal".

3.2.6.- LAS SERVIDUMBRES DEL YO.

El superyó debe su situación tan especial, a que es la primera


identificación que tuvo que realizar el yo cuando aún era débil y a que es
el heredero del complejo de Edipo, por lo que ha introducido en el yo sus
objetos más importantes. Así pues, el yo se somete al imperativo
categórico del superyó, del mismo modo que el niño se sometía a los
padres.
El superyó permanece siempre próximo al Ello por su relación con las
adquisiciones filogénicas del Ello (recuérdese lo que ya dijimos sobre lo
que representa la filogénesis en Freud) y se halla más alejado que el yo
de la conciencia.
Para investigar estas relaciones vuelve a referirse (como en “Recuerdo,
repetición y elaboración” y en “Más allá del principio del placer”) a la
“reacción terapéutica negativa”, el mecanismo por el que muchos
analizantes reaccionan durante la cura en sentido inverso a como sería
lógico esperar y detrás del que encuentra siempre un factor de orden
moral: un sentimiento de culpabilidad inconsciente, que “permanece mudo
para el enfermo” (28) pero le mantiene en la enfermedad como castigo,
hasta llegar a constituir a veces el mayor obstáculo contra la curación.
En una nota a pie de página, advierte que no se puede hacer nada
directamente contra esta reacción, tan sólo de forma indirecta y de
manera paulatina ir descubriendo al analizante, sus fundamentos
reprimidos para que el sentimiento de culpa llegue a hacerse consciente.
En algunas ocasiones se descubre que este sentimiento de culpa, es
consecuencia de una identificación del sujeto con otra persona que fue
importante en su vida, es decir, el resultado de una identificación tras una
relación erótica abandonada en un proceso similar al que se observa en la
melancolía, y en tales casos, cuando se consigue revelar esta carga de
objeto previa que se ocultaba bajo el sentimiento de culpa inconsciente,
se puede conseguir un completo éxito terapéutico. Pero no siempre
sucede así.
Por todo ello, Freud piensa que es posible incluso que sea la conducta del
ideal del yo la que determine la mayor o menor gravedad de la neurosis,
de modo que considera conveniente observar a continuación cómo se
manifiesta el sentimiento de culpa en diversas circunstancias.
El sentimiento de culpa consciente y normal, la conciencia moral, se debe
a la tensión habitual entre el yo y el ideal del yo, y no opone dificultades a
la interpretación. Pero hay dos afecciones en las que adquiere una
intensidad patológica: en la neurosis obsesiva y en la melancolía.
En ciertas formas de la neurosis obsesiva, el sujeto pide ayuda por un
intenso sentimiento de culpa consciente para el que su yo no encuentra
ninguna justificación, pero Freud nos advierte, que no se debe responder
a tal demanda, porque en esos casos, mediante el análisis, siempre se
puede descubrir en lo reprimido, la base del sentimiento de culpabilidad. Y
concluye: el superyó sabe más del Ello inconsciente que el yo.

31
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

En la melancolía, por el contrario, el yo del sujeto ni siquiera se atreve a


protestar porque, debido a su identificación con el objeto de sus
reproches, se cree culpable y merecedor del castigo. El superyó, pues, lo
que hace es dirigir sus iras contra el objeto acogido en el yo.
Pero para el problema aquí planteado, le parece preferible a Freud
examinar otros casos en los que el sentimiento de culpa permanece
inconsciente, como “sucede, sobre todo, en la histeria y en los estados de
tipo histérico” (29) (y donde encuadra también, por tanto, a la histeria de
angustia). Si bien, generalmente, el yo lleva a cabo las represiones al
servicio del superyó, lo que se observa en estos casos, es que el yo utiliza
la represión para mantener a distancia del superyó el material al que se
refiere el sentimiento de culpa.
Esto, le conduce a considerar que en realidad, es lógico que gran parte
del sentimiento de culpa sea siempre inconsciente, puesto que la génesis
de la conciencia moral se halla ligada al complejo de Edipo, también
relegado al inconsciente.
Tras una rápida referencia a que el sentimiento inconsciente de culpa
puede llegar a convertir al individuo incluso en un criminal(30), prosigue
señalando que en todos estos últimos casos estudiados, demuestra el
superyó su independencia del yo y su íntima relación con el Ello
inconsciente, y agrega que el superyó puede actuar en tales sujetos a
través de representaciones verbales (ya que éstas llegan al superyó antes
que a la conciencia), pero que entonces, la energía de carga no la
obtienen esas representaciones por la percepción auditiva, sino desde
fuentes situadas en el Ello.
Para investigar ahora cómo puede el superyó manifestarse esencialmente
en forma de sentimiento de culpa, de crítica contra el yo, revisa de nuevo
la melancolía, donde dice que el sadismo que desata el superyó se
explica, porque el componente destructor se instala en él, reina en el
superyó vuelto contra el yo, y con frecuencia, hasta lo conduce a la
muerte.
Al contrario que el melancólico, el neurótico obsesivo no busca nunca su
propia muerte y está mejor protegido contra ella, que el histérico. Debido a
la regresión que la neurosis obsesiva implica, la disociación de las
pulsiones, libera el impulso de destruir al objeto; y si bien, al principio, su
yo se rebela tanto contra las exigencias criminales del Ello, como contra
los reproches de su conciencia moral (lo que no le evita sufrir “un infinito
auto-tormento”); más tarde, cuando le es accesible, se dedica a martirizar
sistemáticamente a su objeto con la finalidad última de conseguir su
anulación total, su degradación y desintegración paulatina hasta la
muerte. Rasgo verdaderamente asesino, que Lacan dicen en “estructuras
freudianas”, que las podemos observar en la clínica de forma muy
evidente, por hallarse particularmente acentuado en determinados sujetos
de estructura obsesiva, en ciertos “neuróticos obsesivos con rasgos
perversos”.
Prosigue Freud preguntándose a continuación por la severidad del
superyó en la melancolía, superyó que parece abarcar y utilizar todas las
ramificaciones de las pulsiones de muerte contra el yo, y señala que,
desde el punto de vista de la moralidad, el Ello es totalmente inmoral, el
yo se esfuerza en ser moral, y el superyó puede hacerse “hipermoral” y
tan cruel como el Ello. “Es singular que cuanto más se limita el hombre su
agresión hacia el exterior, más severo y agresivo se hace en su ideal del
yo, como por un desplazamiento y un retorno de la agresión hacia el
yo.”(31) E introduce entonces, una nueva hipótesis, la de que el ideal del yo

32
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

extrae su imperativo riguroso y cruel de la pulsión de muerte segregada


tras la disociación de las pulsiones, la que conlleva a la identificación con
el padre.
Así, considera que comienza a aclararse nuestra representación del yo, el
cual se nos aparece sometido a tres servidumbres, y amenazado por tres
tipos de peligros: los del mundo exterior, los de la libido del Ello y los del
rigor del superyó. Peligros, a los que corresponden también tres clases de
angustia, puesto que la angustia es la manifestación de una retirada ante
el peligro.
Por otra parte, el yo no se comporta igual con respecto a las dos clases de
pulsiones, sino que mediante la identificación y la sublimación, en realidad
ayuda a las pulsiones de muerte del Ello, a sojuzgar la libido y a su vez, el
yo se expone al peligro de convertirse en víctima de tales pulsiones.
“Cuando el yo sufre la agresión del superyó o sucumbe a ella, ofrece su
destino grandes analogías con el de los protozoos que sucumben a los
efectos de los productos de descomposición creados por ellos mismos.”(32)
La misma moral que actúa en el superyó sería uno de estos productos de
descomposición. La más interesante de las servidumbres del yo es la que
le liga al superyó. Y, al llegar a este punto, hace Freud la única mención a
las fobias que encontramos en esta obra:
“El yo es la verdadera residencia de la angustia. Amenazado por tres
distintos peligros, desarrolla el yo el reflejo de fuga, retirando su carga
propia de la percepción amenazadora o del proceso desarrollado en el
Ello y considerado peligroso, y emitiéndola en calidad de angustia. Esta
reacción primitiva es sustituida luego por el establecimiento de cargas de
protección (mecanismo de las fobias). Ignoramos qué es lo que el yo teme
del mundo exterior y de la libido del Ello. Sólo sabemos que es el
sojuzgamiento o la destrucción, pero no podemos precisarlo
analíticamente. El yo sigue, simplemente, las advertencias del principio
del placer. En cambio, sí podemos determinar qué es lo que se oculta
detrás de la angustia del yo ante el superyó, o sea ante la conciencia
moral. Aquel ser superior que luego llegó a ser el ideal del yo amenazó un
día al sujeto con la castración, y este miedo a la castración es
probablemente el nódulo en torno del cual cristaliza luego el miedo a la
conciencia moral.”(33)
Discute seguidamente la idea de que todo miedo o angustia se pueda
reducir al miedo a la muerte, ya que ésta es un concepto abstracto para el
que no se halla nada correlativo en lo inconsciente, y sostiene que la
angustia ante la muerte, se desarrolla entre el yo y el superyó.
Para demostrarlo, nos remite a las dos circunstancias en las que se
observa la génesis de la angustia ante la muerte: en la melancolía y como
reacción ante un peligro exterior. En la primera, el yo se abandona a sí
mismo porque, en lugar de sentirse amado por el superyó (que debería
ejercer la misma función protectora que un padre), se vive perseguido y
odiado por él. Del mismo modo, cuando el yo se siente amenazado por un
grave peligro, también se siente abandonado por todos los poderes
protectores, en la misma situación que constituyó el trauma del nacimiento
y que genera la angustia infantil.
Por todo ello, Freud concluye que tanto la angustia ante la muerte como la
angustia ante la conciencia moral, son sólo una elaboración de la angustia
ante la castración.

3.3.- EL ELLO

33
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

Es en 1923 cuando Freud, trabaja su segunda teoría del aparato psíquico, propone en
El yo y el ello el pronombre demostrativo (impersonal). Es, que toma de G. Groddeck,
la idea que éste defiende, es que estamos habitados por fuerzas desconocidas e
indominables a las que llama Es, Freud en la trigésima primera de las Nuevas
conferencias de introducción al psicoanálisis (1932), se apropia del término pues le
parece el más adecuado para expresar el carácter radicalmente distinto, extraño e
impersonal de “la parte oscura, caótico, contradictorio inaccesible de nuestra
personalidad y ante los cuales el sujeto puede sentir horror, fascinación o ambas cosas
a un tiempo”.
3.3.1.- ELLO E INCONCIENTE. En su primera teoría del aparato psíquico, Freud
proponía para el inconciente, fronteras que la segunda teoría del aparato
psíquico lo lleva a reconsiderar. Las características atribuidas al inconciente en
la primera teoría, son retomadas globalmente por Freud para calificar al ello.
Pero, se corrobora que el inconciente ya no es considerado un sistema, sino
que se da como una propiedad del ello: «Lo inconciente es la única cualidad
dominante en el interior del ello», escribe Freud en Esquema del psicoanálisis
(1938). Esta cualidad, en esta segunda teoría, es también una propiedad de
una parte del yo y una parte del superyó. Así, el ello no es el todo de lo
inconciente, pero tiene la propiedad de ser totalmente inconciente, como el yo y
el superyó no son totalmente, sino en su mayor parte, inconcientes. Es decir, el
YO tiene partes inconscientes, preconscientes y conscientes; y el SUPERYO
parte preconscientes e inconscientes, el ELLO es lo totalmente inconsciente y
podemos ver al ello en acción cada vez que una persona hace algo impulsivo,
por ejemplo, una persona tirando una piedra por la ventana golpeando a alguien
o perpetrando una violación, esta denominada por el ello. Pero, aunque
inconcientes como el ello, el yo y el superyó, dice Freud en sus Nuevas
conferencias, que no tienen «las mismas características primitivas e
irracionales». Lo que proviene de la represión, lo reprimido, que en su primera
teoría Freud asimila al inconciente, aunque se confunda con el ello, es sólo una
parte del ello. Porque el ello, también representa el lugar donde las exigencias
de orden somático, encuentran un primer modo de expresión psíquica todavía
impersonal de lo instintivo, y está presente al nacer, de la misma manera que
las tendencias hereditarias, las determinaciones constitucionales, y el pasado
orgánico y filogenético, lo que lleva a Freud, a hablar de un «ello hereditario».
Es decir sus contenidos inconcientes son de diferentes orígenes. Por una parte,
se trata de tendencias hereditarias, de determinaciones innatas, arcaicos de
origen onto y filogenético de exigencias somáticas, y, por otra parte, de
adquisiciones, es decir, de auquello que proviene de la represión. Esta
expresión retorna en parte lo que Freud entendía en la primera teoría por
«núcleo del inconciente», donde alojaba todos los contenidos no adquiridos,
filogenéticos. Para Freud es el núcleo de nuestro ser, para J. Lacan, es el lugar
de ser.

La realidad psicológica freudiana empieza con el mundo lleno de objetos. Entre


ellos, hay uno especial: el cuerpo. El cuerpo (Nos referiremos a cuerpo como
vocablo para traducir “organism”, ya que en psicología es más aceptado el
término N.T.) es especial, en tanto actúa para sobrevivir y reproducirse y está

34
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

guiado a estos fines por sus necesidades (hambre, sed, evitación del dolor y
sexo).

Una parte (muy importante, por cierto) del cuerpo, lo constituye el sistema
nervioso, del que una de sus características más prevalentes, es la sensibilidad
que posee ante las necesidades corporales. En el nacimiento, este sistema es
poco más o menos como el de cualquier animal, una “cosa”, o más bien, el Ello.
El sistema nervioso como Ello, traduce las necesidades del cuerpo a fuerzas
motivacionales llamadas pulsiones (en alemán “Triebe”). Freud también los
llamó deseos. Esta traslación de necesidad a deseo, es lo que se ha dado a
conocer como proceso primario (desplazamiento, condensación y
simbolismo).

El Ello, tiene el trabajo particular de preservar el principio de placer; el cual


puede entenderse como una demanda de atender de forma inmediata las
necesidades, solo busca la satisfacción de los impulsos orgánicos satisfaciendo
el Principio de Poder. Imaginémonos por ejemplo a un bebé hambriento en
plena rabieta. No “sabe” lo que quiere, en un sentido adulto, pero “sabe” que lo
quiere ¡ahora mismo!. El bebé, según la concepción freudiana, es puro, o casi
puro Ello, pura pulsión y es incapaz de hacer una diferenciación yo-no yo. Y el
Ello no es más que la representación psíquica de lo biológico.

Pero, aunque el Ello y la necesidad de comida puedan satisfacerse a través de


la imagen de un filete jugoso, al cuerpo no le ocurre lo mismo. A partir de aquí,
la necesidad sólo se hace más grande y los deseos se mantienen aún más.
Cuando no ha satisfecho una necesidad, como la de comer por ejemplo, ésta
empieza a demandar cada vez más su atención, hasta que llega un momento
en que no se puede pensar en otra cosa. Este sería el deseo irrumpiendo en la
consciencia.
El ello y el inconciente están en una relación muy estrecha y tienen lazos casi
exclusivos el uno con el otro. Sus propiedades son similares y conocen los
mismos procesos. Pero, si «en el origen todo era ello», como dice Freud en
Esquema del psicoanálisis, hay empero una primera represión que marca un
primer momento en el origen de las primeras formaciones inconcientes,
inaugurales del inconciente. Sin represión, no hay inconciente tal como lo
teoriza la primera tópica del aparato psíquico. Y sin el ello, inconciente, no hay
un psiquismo que constituya su primer fondo originario.

3.3.2.- EL APARATO PSÍQUICO Y LAS PULSIONES, CON EL ELLO, El ello, es una


«provincia psíquica», como dice Freud, sin organización, sin voluntad general,
es el sistema inconciente, organizado, «estructurado como un lenguaje», según
Lacan, es la instancia más antigua y original de la personalidad, la más
importante y la más inaccesible de las tres. El Ello es la base de las otras dos
instancias psíquicas; tiene en un extremo, los propios procesos somáticos,
estando en secreta complicidad, y por el otro extremo, con aspectos del yo y del
superyo, presenta entonces diferencias notables, aunque el lugar que ocupa en
la primera teoría sea aproximadamente el mismo que el del ello en la segunda,
y que, para uno y otro, entre procesos y contenidos se correspondan.

En el Ello, no son válidas las leyes lógicas, relaciones causa-efecto del


pensamiento consciente, el Ello no posee organización y se basaba en lo que
llamó: El Principio del Placer. No se halla aquí, prácticamente noción del tiempo

35
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

y no hay noción de lo que está bien o lo que está mal. Freud basado en la
“teoría” de la Evolución o Evolucionismo de Charles Darwin (1859). Creía que
en el Ello, no podía existir una valoración moral, porque se trataba de la parte
“animal” (mono) del hombre. Es una "maquina de crear impulsos para su ego”.
Aquí se encuentran todos los datos almacenados desde que hemos nacido, y
hasta incluso algunos recuerdos del vientre de la madre, y del momento del
parto, momento bastante determinante en el desarrollo posterior del niño o
futuro adulto. En esta división de la mente al no haber noción del bien y el mal,
no se encuentran conflictos, se rige por el principio de No-Contradicción lo único
que hay aquí son impulsos y gran cantidad de información. Aquí es donde se
comienzan a formar nuestros pensamientos, que son en su momento inicial tan
solo impulsos a satisfacer una necesidad, del organismo.

Menos mal que existe una pequeña porción de la mente a la que nos referimos
antes, el consciente, que está agarrado a la realidad a través de los sentidos.
Alrededor de esta consciencia, algo de lo que era “cosa” se va convirtiendo en
Yo en el primer año de vida del niño. El Yo se apoya en la realidad a través de
su consciencia, buscando objetos para satisfacer los deseos que el Ello ha
creado para representar las necesidades orgánicas. Esta actividad de
búsqueda de soluciones es llamada proceso secundario.

El Yo, a diferencia del Ello, funciona de acuerdo con el principio de realidad, el


cual estipula que se “satisfaga una necesidad tan pronto haya un objeto
disponible”. Representa la realidad y hasta cierto punto, la razón.

No obstante, aunque el Yo se las ingenia para mantener contento al Ello (y


finalmente al cuerpo), se encuentra con obstáculos en el mundo externo. En
ocasiones se encuentra con objetos que ayudan a conseguir las metas. Pero el
Yo capta y guarda celosamente todas estas ayudas y obstáculos,
especialmente aquellas gratificaciones y castigos que obtiene de los dos
objetos más importantes del mundo de un niño: mamá y papá. Este registro de
cosas a evitar y estrategias para conseguir, es lo que se convertirá en Superyo.
Esta instancia no se completa hasta los siete años de edad y en algunas
personas, nunca se estructurará.

Hay dos aspectos del Superyo: uno es la consciencia, constituida por la


internalización de los castigos y advertencias. El otro es llamado el Ideal del
Yo, el cual deriva de las recompensas y modelos positivos presentados al niño.
La consciencia y el Ideal del Yo comunican sus requerimientos al Yo, con
sentimientos como el orgullo, la vergüenza y la culpa.

Es como si en la niñez hubiésemos adquirido un nuevo conjunto de


necesidades y de deseos acompañantes, esta vez, de naturaleza más social
que biológica. Pero, por desgracia, estos nuevos deseos, pueden establecer un
conflicto con los deseos del Ello. El Superyo representaría la sociedad, y la
sociedad pocas veces satisface sus necesidades.

Para Freud, estos instintos están en la base de todo comportamiento humano:


Aunque no siempre satisfacemos los instintos directamente. Así, por ejemplo,
reprimimos el deseo de gritar a nuestro jefe y gritamos en casa al primer
miembro de nuestra familia que tiene la "suerte" de tropezar con nosotros. Yo ±
(jinete) es el que controla el caballo (el ello). Ello ± (caballo) hace lo que le da la
gana. Superyo ± (entrenador) las normas de juego.

36
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

Además, con el ello, Freud reconoce toda una dimensión de lo pulsional que su
teorización del inconciente en la primera teoría había dejado en la sombra. La
admisión de un conjunto de consideraciones clínicas, el choque incesante
contra oscuros obstáculos que hacen fracasar el trabajo de la cura, obligan a
Freud a lo que se presenta como una necesidad especulativa, y lo llevan
especialmente a retomar la teoría del aparato psíquico y a refundir la teoría de
las pulsiones. Con el ello, Freud delimita y reconoce, en el psiquismo, un papel
hasta entonces descuidado: el de las pulsiones de destrucción y de muerte. En
el ello, que él a menudo representa con su fondo abierto sobre lo orgánico,
reinan salvajemente, oscuramente, sostiene, estas pulsiones que se enfrentan
con las pulsiones de vida. Caos, marmita hirviente llena de excitaciones: estas
son las comparaciones, las imágenes que acuden a Freud para intentar
expresar ese ello habitado por potencias ciegas, indominables, y que
representa «la arena» donde se traban en lucha las pulsiones. Es por lo tanto,
una referencia determinante e inevitable a lo pulsional y, más allá, a lo biológico,
lo que Freud formula con el término ello. ¿No llega por otra parte a afirmar, en el
Esquema del psicoanálisis, que la energía, la potencia del ello traducen en el
psiquismo «el verdadero fin de la vida orgánica»?

3.3.3.- LAS DOS CLASES DE PULSIONES DE VIDA Y DE MUERTE:

Empieza este capítulo declarando que con la división del ser anímico en el yo,
el Ello y el superyó, se propone sostener y continuar la teoría de las pulsiones
que inició en “Más allá del principio del placer”. Consideró que todo el
comportamiento humano estaba motivado por las pulsiones, las cuales no son
más que las representaciones neurológicas de las necesidades físicas. Al
principio se refirió a ellas, como pulsiones de vida, lo denominó Eros (nombre
del dios griego del amor que integra las pulsiones sexuales, las sublimadas y
las de conservación. Estas pulsiones perpetúan: (a) la vida del sujeto,
motivándole a buscar comida y agua y (b) la vida de la especie, motivándole a
buscar sexo. La energía motivacional de estas pulsiones de vida, el “oomph”
que impulsa nuestro psiquismo, les llamó libido, a partir del latín significante de
“yo deseo”.) La experiencia clínica de Freud, le llevó a considerar el sexo como
una necesidad mucho más importante que otras, en la dinámica de la psiquis.
Somos, después de todo, criaturas sociales y el sexo es la mayor de las
necesidades sociales. Pero, aunque debemos recordar que cuando Freud
hablaba de sexo, hablaba de mucho más que solo el coito, la libido se ha
considerado como la pulsión sexual.

Más tarde en su vida, Freud empezó a creer que las pulsiones de vida no
explicaban toda la historia. La libido es una cosa viviente; el principio de placer
nos mantiene en constante movimiento. Y la finalidad de todo este movimiento
es lograr la quietud, estar satisfecho, estar en paz, no tener más necesidades.
Se podría decir que la meta de la vida, bajo este supuesto, es la muerte. Freud
empezó a considerar que “debajo” o “a un lado” de las pulsiones de vida había
una pulsión de muerte (que tiene en el sadismo su representante). Empezó a
defender la idea de que cada persona tiene una necesidad inconsciente de
morir, al thanatos o instinto de muerte le hace responsable de la agresividad y
la destrucción. Parece una idea extraña en principio, y desde luego fue
rechazada por muchos de sus estudiantes, pero tiene cierta base en la
experiencia: la vida puede ser un proceso bastante doloroso y agotador. Para la
gran mayoría de las personas existe más dolor que placer, algo, por cierto, que
nos cuesta trabajo admitir. La muerte promete la liberación del conflicto.

37
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

Freud se refirió a esto, como el principio de Nirvana. Nirvana es una idea


budista, usualmente traducida como “Cielo”, aunque su significado literal es
“soplido que agota”, como cuando la llama de una vela se apaga suavemente
por un soplido. Se refiere a la no-existencia, a la nada, al vacío; lo que
constituye la meta de toda vida en la filosofía budista.

La evidencia cotidiana de la pulsión de muerte y su principio de nirvana está en


nuestro deseo de paz, de escapar a la estimulación, en nuestra atracción por el
alcohol y los narcóticos, en nuestra propensión a actividades de aislamiento,
como cuando nos perdemos en un libro o una película y en nuestra apetencia
por el descanso y el sueño. En ocasiones, esta pulsión se representa de forma
más directa como el suicidio y los deseos de suicidio. Y en otros momentos, tal
y como Freud lo decía, en la agresión, en la crueldad, asesinato y
destructividad. Reargumenta Freud lo que ha descubierto en el curso de la
experiencia de la cura y que no deja de ser reacio a toda captación plena: algo
actúa, algo piensa en nosotros, extraño a nosotros mismos, neutro e
impersonal, procediendo sin que lo sepamos. Expresiones comunes tales como
«eso [ello] me agarró de golpe», «eso me hizo sufrir» o el famoso «eso habla»
de Lacan confluyen con esta perspectiva de Freud.
Insiste en que la vida es un combate entre ambas tendencias que se enlazan,
mezclan y alían entre sí, consiguiendo en el mejor de los casos la derivación
hacia el exterior de los impulsos destructores por medio del sistema muscular y
del componente sádico de las pulsiones sexuales, y pone como ejemplo de la
disociación que puede producirse entre ambas, con la consecuente aparición
de la pulsión de muerte, a la neurosis obsesiva.
Se propone entonces orientar su estudio hacia las relaciones entre el yo, el Ello
y el superyó, por un lado, y las dos clases de pulsiones por el otro, así como a
la situación del principio del placer con respecto a todos ellos. Pero antes
piensa, que todavía no ha demostrado suficientemente la existencia de las dos
clases de pulsiones, porque quedan por explicar algunos hechos que parecen
oponérsele, como el que dicha antítesis quizás pudiera ser sustituida por la
polarización del amor y el odio, que bajo diversas condiciones dan la impresión
de transformarse fácilmente uno en otro.
Estudia primero, pues, qué sucede en ese aspecto, tanto en la paranoia como
en la homosexualidad, y descubre que el mecanismo al que se deben tales
transformaciones consiste en un desplazamiento reactivo de carga psíquica
desde el impulso erótico a la energía hostil en la paranoia y en sentido opuesto
en la homosexualidad, por lo que no es necesario suponer en ninguno de
ambos casos nada inconciliable, con la diferencia cualitativa entre las dos
clases de pulsiones. La energía desplazable e indiferente que puede agregarse
a un impulso erótico o destructor para intensificar su carga, considera que
proviene de la libido narcisista, que es Eros desexualizado que trabaja al
servicio del principio del place,r con el fin primordial de obtener la descarga y
sin importarle el camino por el que haya de conseguirlo, como se observa en
las transferencias que se producen durante cualquier psicoanálisis o en los
actos neuróticos de venganza contra personas inocentes que expuso en uno de
sus artículos Otto Rank.
Observa entonces, que si esta energía desplazable es libido desexualizada,
también es libido sublimada, con lo que se puede explicar el trabajo intelectual
por sublimación de la energía pulsional erótica, y que eso le conduce

38
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

nuevamente a la posibilidad que ya indicó de que la sublimación constituya una


importante función del yo en su relación con el Eros.
Por otra parte, también se le impone una modificación en la teoría del
narcisismo, ya que si al principio toda la libido se halla acumulada en el Ello, el
cual emplea una parte en cargas eróticas de objeto, y una vez que el yo crece y
se fortalece se apodera de esta libido objetal para aparecer ante el Ello como
objeto, la conclusión, es que este narcisismo del yo es un narcisismo
secundario.
De todas maneras, siempre nos encontramos que las únicas pulsiones que
podemos investigar son las del Eros(34)

Si es el principio de constancia -en el sentido que le da Fechner- el que rige la


vida en un permanente “resbalar hacia la muerte”, son las pulsiones sexuales
las que detienen la disminución del nivel al introducir nuevas tensiones. Pero,
por otra parte, el Ello se defiende con el principio del placer guiando estas
tensiones sexuales hacia su satisfacción y, dado que la expulsión de las
materias sexuales en el acto sexual viene a corresponder a la separación del
soma y del plasma germinativo, Freud insiste en lo que ya nos decía en "Más
allá del principio del placer": en que encuentra una analogía entre la completa
satisfacción sexual y la muerte.(35) En Nuevas conferencias de introducción al
psicoanálisis (1933). El yo, que incita a la represión, es un trozo del ello
«modificado convenientemente por la proximidad del mundo exterior», agrega
todavía Freud. No hace más que tomar su energía del ello, reservorio primero
de la energía pulsional.
En su parte inconciente, se mezcla con el ello, al igual que lo reprimido.
Tampoco el superyó está por completo separado del ello. En gran parte
inconciente, «Se hunde en el ello», con el que tiene relaciones estrechas y
complejas. En el origen, por consiguiente, «todo era ello», y el yo y el superyó
se constituyeron por diferenciación progresiva. El ello está en conflicto con el
Yo y el Superyó; instancias, que se han escindido posteriormente de él Incluso,
cuando con el tiempo se desarrolle el Yo y el Superyo, toda la energía de estos
tiene su origen y fuente primordial en el Ello. Por eso Freud, habla del ello como
la sede de los instintos, como si fuera la verdadera realidad psíquica, es decir,
la realidad subjetiva primordial en el mundo interior, que existe, antes de que el
individuo haya tenido experiencia con el mundo exterior; no solo son innatos los
instintos y los reflejos, también pueden serlo las imágenes producidas por los
estados de tensión. De hecho, es por un verdadero artificio como Freud, separa
estas tres instancias en tres «provincias». O más bien, como dice en Nuevas
conferencias de introducción al psicoanálisis, se las podría «representar con
zonas de color que se esfuman, como en las pinturas modernas». Para retomar
esta imagen de Freud, la zona de color del Ello es, para él, de lejos, la más
importante. El psicoanálisis puede facilitar y permitir la conquista progresiva de
ese campo que, para Freud, constituye «el núcleo de nuestro ser». Este es,
para Freud, un trabajo de civilización y de construcción comparable al de los
pólders, a la desecación de tierras que salen a la luz en lugar del mar, justo
donde este estaba antes. «Wo Es war, soll Ich werden», escribe Freud, lo que la
última versión francesa de las Nuevas conferencias se traduce como «Là où

39
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

était du ça doit advenir du moi [allí donde estaba algo del ello debe advenir algo
del yo». Lacan sostiene que se trata ahí no del «moi», «constituido en su núcleo
por una serie de identificaciones alienantes», sino del «je», del «Sujeto
verdadero del inconciente», que debe emerger a la luz ,en ese lugar de ser que
es ello.

CAPITULO IV

CONCLUSIONES

Con esta monografía hemos tratado de responder a estas dos peguntas ¿Cómo se
constituye y cuál es la "materia prima" fundante del aparato psíquico?, ¿cómo llega a
conseguir estatuto psíquico aquello que en su origen es pura necesidad somática?
Freud nos responde con la formulación de dos teorías sobre la constitución del aparato
psíquico: Una primera teoría nos habla de la pulsión en la constitución del
aparato psíquico y la segunda teoría nos habla como se estructura el aparato psíquico.

En la 1ra Teoría: El Aparato Psíquico o mente humana funcionaría como “regulador”


entre la energía interna y las energías externas del ambiente. Nacemos indefensos con
puro ello es decir con un organismo y un psiquismo primario inacabado, nuestro SN
opera con estímulo - respuesta de ahí que, en un principio nuestro organismo, ante los
aumentos de excitación, intentará una descarga conforme al arco reflejo. Ésta al ir
madurando en la relación con un agente externo, por lo general la madre, determina
su resolución constituyéndose la vivencia de satisfacción. A medida que se van
realizando sucesivas experiencias vivenciales, los estímulos que provienen del exterior
o del interior consiguen estatuto psíquico en las huellas mnémicas que es la memoria
que se definen como posicionamientos excitatorios en el aparato psíquico. Es desde el
interior del organismo, que surge la necesidad y accede a la conciencia en su cualidad
de placer-displacer, siendo el displacer responsable del aumento de excitación. En un
segundo momento, el surgimiento de la necesidad reinviste la huella mnémica producto
de la satisfacción gracias al enlace establecido con anterioridad.
Los caminos de la descarga psíquica son amplios y complejos en el que actúan
diferentes leyes por ejemplo en un recién nacido es la alucinación la que le permite
una descarga energética de los niveles excitatorios perturbadores en el aparato
psíquico, este proceso se lleva a cabo gracias a la lógica de la simultaneidad, al deseo
operante que busca reestablecer una situación satisfactoria y a la capacidad del
aparato para reinvestir las HM hasta alcanzar la identidad de percepción. Por eso
Freud concluye que el aparato psíquico surge como producto de retención energética,
pero no se queda ahí, sino que éste aparato evoluciona y se complejiza, aumentando
el nivel de quantum energético, el principio de constancia actúa en el organismo
intentando mantener una homeostasis en un nivel energético mayor y por lo tanto se
opone ya a la reducción absoluta al principio de Nirvana, aliado de la pulsión de
muerte, que intenta un drenaje total de la cantidad reduciendo al cero inicial la
magnitud de la excitación de tensión dentro del aparato psíquico, Todo este proceso se
da en el inconsciente, y nos permite ver claramente como se ha instalado una
diferenciación respecto del primer modo de descarga, diferenciado entre el yo real
inicial y el yo placer purificado. La retranscripción del material mnémico se da en las
fronteras de una fase, el material sobreinvestido de una fase posterior supone un modo
de operar superior al producido por el estrato anterior, de esta forma las ligaduras van
adquiriendo mayor estabilidad, mayor contención de energía ligada a representación
con menor grado de movilidad. En el avance progrediente con cada fase que se inicia,

40
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

el yo logra apoderarse de las investiduras de la fase anterior para utilizarlas en un


nuevo modo de tramitar que resulta mas eficaz que el anterior. Por ejemplo la fase oral
dos toma de la fase uno la no diferenciación del sujeto con el objeto, la atribución al yo
de todo lo placentero y al objeto lo displacentero, avanzando hacia la constitución y
estabilización del Preconciente o Yo Real Definitivo, donde se da una primera
diferenciación del objeto como otro, pero este objeto es sostén del yo. Aquí la
investidura que se constituye a partir de la caída universal del pene se muestra más
estable que la anterior en la medida que introduce, tanto en el objeto como en el yo,
una nueva diferencia, ahora acotada a los genitales: falo-castración antecesora directa
de los conceptos masculino-femenino del Preconciente o Yo de Realidad Definitivo que
ha logrado máxima estabilización de investiduras ligadas y sustitución del principio del
placer por el principio de realidad.
Una pulsión nunca puede pasar a ser objeto de la conciencia directamente; tampoco
en el interior de lo inconciente puede estar representada si no es por la representación
cosa (pertenece al Inconciente) y la representación palabra (propias del preconciente).
Una representación es investidura (o carga o catexia) fuerza constante que pugna por
salir, pero la represión impedir el acceso de los impulsos procedentes del Inconsciente
a la Consciencia. La represión no suprime ni destruye una idea que representa a la
pulsión, no impide que el representante de la pulsión permanezca en el inconsciente,
que continúe organizándose en él, y establezca nuevos lazos. La represión, no forma
por sí solo todo el contenido de lo inconsciente sino lo reprimido es, una parte de lo
inconsciente." La Represión afectaba a los representantes psíquicos de la pulsión,
inadmisibles para el Yo, Hay dos tipos de represión: la represión primaria es un
primer núcleo, signos inconcientes a los cuales queda fijada la pulsión, que nunca
serán concientes, que funciona como un polo de atracción en relación a los elementos
a reprimir; la represión propiamente dicha, y la represión secundaria, es el retorno de
lo reprimido, que se produce por desplazamiento, condensación, conversión, etc. en
síntomas, sueños, actos fallidos. De la represión propiamente dicha sólo se puede
saber a partir de su retorno y éste se realiza a partir de las representaciones con su
correspondiente investidura. Cuando se trata de la represión primordial (o primaria) no
es posible la sustracción de la investidura Prcc puesto que no la hay.

2da Teoría: Freud decía que actuaban tres sistemas distintos en sus dos hipótesis
tópicas: en la primera hipótesis tópica dividió el Aparato Psíquico en tres estratos o
niveles Inconsciente, Preconsciente, Consciente. Ante la insuficiencia de la primera
tópica es necesario formar una segunda tópica del aparato psíquico, complementaria
de la primera, también aquí, dividió el Aparato Psíquico en tres instancias o
dimensiones psíquicas: Yo; Ello; Superyó. El tema fue denominado "la estructuración
del aparato psíquico". Estos "Sistemas" o instancias modulan y controlan los recorridos
de dicha energía, poseen una función, una energía y un modo de operar propio.

En la Primera tópica: Los Contenidos conscientes: son datos inmediatos de la


conciencia, responden a las leyes de la lógica y están gobernados por el principio de
realidad, por lo que busca la adaptación al mundo exterior.
Los Contenidos inconscientes: son la parte más arcaica y originaria del Psiquismo y,
al mismo tiempo, se lo considera como el habitáculo de los impulsos innatos, los
sentimientos, los deseos, los recuerdos reprimidos, etc y, se caracteriza porque, sus
contenidos están constituidos por representaciones de las pulsiones instintivas, en
forma de fantasías, ideas, deseos, Estos contenidos están cargados de energía
instintiva, dotada de gran movilidad: por una parte, se producen desplazamientos (de
esta forma su carga energética pasa de una representación a otra), y condensaciones
de muchas en una sola; y, por otra parte, se empeñan en retornar a la conciencia,

41
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

tropezando entonces con la barrera de la censura defensiva, no pudiendo acceder a


los sistemas preconscientes y conscientes sino "disfrazados" (en forma de compromiso
o transacción) entre dos impulsos optativos inconciliables. En general, sus elementos
son inaccesibles a la conciencia sólo pueden ser inferidos; sólo pueden acceder a ésta
a través del Preconsciente, carece de edad cronológica no les afecta las leyes de la
lógica sino más bien las del deseo pulsional, no existen allí categorías como el tiempo
y el espacio, no hay allí, ni negación ni principio de contradicción, el proceso primario
(movilidad de las cargas), la independencia tiempo y la sustitución de la realidad
interior por la Psíquica." Están regidos por el principio del placer. El inconsciente
parecería como estratificado (en distintas capas más o menos profundas), estando
entre las más profundas los contenidos reprimidos en la infancia, en torno a un núcleo
último (especie de esquema pre-individuales, productores de protofantasías que
informarían las vivencias sexuales infantiles). Las fuerzas inconscientes determinan
nuestro comportamiento tanto o más que las conscientes, siendo éstas en último
término derivadas de las anteriores
Los contenidos preconscientes. Cumplen la función de censor o filtro, por medio de
la crítica y/o la represión, excluyendo los elementos inconscientes que pueden dañarle.

Segunda tópica:
El ello y el inconciente están en una relación muy estrecha y tienen lazos casi
exclusivos el uno con el otro. Sus propiedades son similares y conocen los mismos
procesos. El Ello es la más antigua de estas “instancias psíquicas” y, esta constituido
por la totalidad de los impulsos instintivos innatos, agresivos y sexuales y por los
deseos reprimidos. Pero así también es el reducto que aporta la energía mental a los
individuos. Gran parte del ello esta formado por elementos arcaicos, es decir, todo lo
heredado, lo que ha traído el hombre genéticamente desde su nacimiento. Todos los
sectores del ello son inconcientes. Con el ello, Freud reconoce toda una dimensión de
lo pulsional en el psiquismo, que su teorización del inconciente en la primera teoría
había dejado en la sombra. Todo el comportamiento humano estaba motivado por
estas pulsiones que están en la base. La Pulsión es un proceso dinámico consistente
en un “impulso” que hace tender al organismo hacia un fin. Los elementos de la Pulsión
son: Fuente, Impulso, Objeto, Fin. La fuente sería donde se origina, el Impulso sería la
fuerza que lleva a un individuo a la descarga, el Objeto sería variable de un individuo a
otro, es decir, según el Pasado Histórico de cada uno y, el Fin sería suprimir el estado
de tensión.
Más tarde se introdujo otro dualismo pulsional: las Pulsiones de Vida frente a las
Pulsiones de Muerte que funcionarían siempre en forma conjunta aunque mezcladas
en grado variable las Pulsiones de Vida perpetúan: (a) la vida del sujeto, motivándole a
buscar comida y agua y (b) la vida de la especie, motivándole a buscar sexo. La
energía motivacional de estas pulsiones de vida, que impulsa nuestro psiquismo, les
llamó libido. mientras que las Pulsiones de Muerte tienen por finalidad la
autodisolución, la autodestrucción y el retorno a lo inorgánico.
La estructura del sujeto, conformada por deseos, anhelos de lo imposible de realizar,
determina la constante insatisfacción. Los deseos mismos son un obstáculo para la
adaptación. Aunque no siempre satisfacemos los instintos directamente. El Ello se rige
únicamente por el principio del placer, solo busca satisfacción inmediata al margen de
cualquier consideración como la supervivencia, la defensa de los peligros, los
principios morales o la convivencia social. No se ve afectado por él tiempo ni
perturbado por las contradicciones; ignora los juicios de valor, el bien y el mal y la
moral. El ello como reservorio de las representaciones de las pulsiones, el yo que

42
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

depende del ello, del superyó y de la realidad, representa el polo defensivo, instancia
que pone en marcha mecanismos defensivos para que no afloren los impulsos del ello,
por ejemplo el impulso prohibido. Esta sería la parte icc del Yo. Y el superyó que como
bien fue establecido, es la conciencia moral, la autoobservación, es lo que selecciona
lo permitido y lo prohibido. Freud lo define como una instancia "paradojal.
Yo: se identifica con el consciente. Se gobierna por el principio de realidad. El Yo actúa
como mediador entre la persona y la realidad externa, entre el Ello y el mundo exterior,
entre el Ello y el Superyo, una posición entre los instintos primarios y las exigencias del
mundo exterior. Percibe las necesidades de la propia persona, tanto físicas como
fisiológicas, y las cualidades y actitudes del ambiente. Valora e integra estas
percepciones de manera que busca que las exigencias internas se pueden ajustar a los
requerimientos externos. Tal como señalan Laplanche y Pontalis en su "Diccionario de
Psicoanálisis", el Yo "se encuentra en una relación de dependencia, tanto respecto a las
reinvindicaciones del Ello como a los imperativos del Súper-Yo y a las exigencias de la
realidad". Si bien es una instancia que se exhibe como mediadora y como
representante de los intereses de la totalidad de la persona, Freud puntualiza que la
autonomía del Yo es ficticia.

Super-yo: procede de la introyección. El superyó: tiene partes conscientes,


preconscientes e inconscientes donde están las representaciones valorativas y
demandas sociales asumidas tácitamente en la primera infancia. El superyó lucha por
imponer el suyo y la realidad exterior a la que es necesario tener en cuenta para no
perecer, es la censura, y surge como consecuencia de la restricción de los impulsos
libidinales y hostiles ligados al complejo de Edipo. Es la instancia normativa de la
personalidad, el juez, es la que indica al yo qué está bien y mal según los valores
transmitidos a través del sistema de castigos y recompensas inherentes al proceso de
socialización, es la instancia crítica del pensamiento. Es las normas sociales, la
expresión de las prohibiciones, leyes y normas parentales y de la sociedad, en general:
ejerce así su dominio "sobre" el yo, "castigándolo" con el sentimiento de culpabilidad y
desaprobación cuando intenta transgredir dichas normas, ahora interiorizadas, como
resultado del Complejo de Edipo. El factor principal de su origen parece ser la
identificación parental, sobre todo con la figura del padre, no sólo en cuanto
al individuo particular, sino como representante o símbolo cultural: esto produciría en el
yo naciente en una ulterior "diferenciación" ( "división") que se organizaría como
instancia propia, con dos aspectos: como instancia crítica y prohibidora, por un lado; y
como Ideal del yo (modelo a imitar, por el otro). Por sus conexiones con el ello,
recogería también el superyó, sobre todo en cuanto ideal de yo (" lo que la biología y
los destino de la especie humana han creado y dejado en el ello"), presentando así
una relación con las adquisiciones filogenética del individuo (su herencia ).
Con esta instancia "superyoica", Freud intenta explicar psicoanalíticamente el origen de
la conciencia moral y de los elevados valores de el hombre ético - religioso:" Aquello
que en la vida psíquica individual a pertenecido a lo más bajo es convertido por la
formación de el ideal en lo más elevado de el alma humana, conforme siempre a
nuestra escala de valores . No es difícil penetrar que el ideal del yo satisface todas
aquellas exigencias que se plantean en la aspiración hacia el padre, el nódulo del que
han partido todas las religiones. La convicción de la propia insuficiencia, resultante de la

43
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

comparación de el yo con su ideal, da origen a la religiosa humildad de los creyentes”.


Sus funciones son: el ideal del yo, la conciencia moral y la autoobservación.

ANEXOS

Dibujo realizado por Freud para tratar de representar gráficamente las relaciones
entre los sistemas de su primera tópica y las instancias de la segunda que en
esta obra desarrolla.

Modelo estructural del aparato psíquico. El Ello, el Yo y el Superyó se superponen a la


primera tópica (consciente, preconsciente, inconsciente).

Notas a pie de página:


(1)
(«Nota sobre la "pizarra mágica"», 1925).

44
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

(2)
Retomemos los "Estudios sobre histeria" situándonos en el caso Katharina.
Observamos los siguientes elementos: ataque de angustia caracterizado por
pesadez en los párpados, dolor de cabeza -la cabeza martilla y martilla- sensación
de presión en el pecho y dificultad para respirar. A ello se agrega la impresión de
ser atacada en cualquier momento por la espalda y la alucinación visual de cierto
rostro siniestro que le provoca miedo y que Katharina significa como el rostro de un
hombre.
Una característica importante: no sabe de dónde le viene ni en qué circunstancia se
originó este malestar que la acompaña. Guiada por las preguntas de su interlocutor,
relata la siguiente escena: asomada a la ventana ve a su tío que yace sobre
Francisca. A continuación relata dos vivencias anteriores en las cuales ella ha sido
protagonista: el despertarse a mitad de la noche y sentir el cuerpo del tío junto a
ella, y cómo tuvo que defenderse otra vez de él en una posada cuando estaba
totalmente bebido. Por otro lado, a Freud, le llamaba la atención la particular
relación entre este hombre y Francisca. Relata entonces varias escenas que
indican un claro tono sexual entre ambos. Luego de la escena de la ventana,
Katharina se descompuso, vomitó y permaneció en cama con vómitos durante tres
días.
¿Qué es lo que Katharina expulsa y desaprueba con asco? No tan sólo la escena
descubierta entre Francisca y su tío que señala un vínculo sexual sino lo que se
anuda a ella, es decir, los dos recuerdos en que el tío intentó acercársele con las
mismas intenciones. Frente a la escena de coito comienza a esbozarse una
reflexión que es coartada y expulsada: "En ese lugar podría estar yo", "Lo que sentí
aquella noche fue su pene erecto sobre mi cuerpo". La excitación sexual es
expulsada y en su lugar, figurando el rechazo, aparece el vómito y el asco.
La alucinación visual responde al acecho del tío, y el temor a ser sorprendida por la
espalda, repiten aquellas escenas que no lograron ser tramitadas bajo otra
modalidad. La represión secundaria produce un quite de investidura preconciente,
evita de este modo la formación de un juicio que debería haberse constituido y al
que el yo le niega la posibilidad de existencia: "En ese lugar podría haber estado
yo. Lo que hace ahora con Francisca podría haberlo hecho conmigo y
probablemente aquellas escenas significaban lo que ahora veo". Comprendemos
entonces de qué modo, en este caso, el aparato psíquico funciona. Aquello que
Katharina ha visto por la ventana, se entrama con lo primariamente reprimido y por
lo tanto, sufre el mismo destino. El mecanismo de la represión es el que se pone en
marcha a partir de considerar inaceptable para el yo ciertas representaciones de
meta sexual directa. Vía retorno de lo reprimido se producen transacciones entre
deseo y defensa dando lugar a los síntomas que la aquejan. La alucinación
responde a aquella primera forma de tramitación que consiguió el aparato psíquico
para lograr descender los niveles excitatorios que resultaron perturbadores. Ahora
retorna esta modalidad donde confluyen deseo y defensa una vez que ha operado
el mecanismo de la represión y el deseo inconciente logra eludirla con apelación al
retorno de lo reprimido. Condensación y desplazamiento, leyes que rigen en el
sistema inconciente son las responsables de la emergencia del contenido en un
modo imposible de ser comprendido. La defensa también aporta material
ofreciendo una idea que como contrainvestidura intenta detener el avance del
deseo inconciente. El principio de Constancia acompaña la complejización en el
aparato psíquico de modo tal que opera intentando mantener constante el nivel
energético, que por los nuevos modos de tramitación, resultan estables con niveles
mayores de retención energética que es ligada a representación.
(3)
«Dejaremos por completo de lado el hecho de que el aparato psíquico, del que aquí
se trata, nos es también conocido como preparado anatómico, y evitaremos

45
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

cuidadosamente la tentación de determinar esa localidad psíquica como si fuera


anatómica. Permaneceremos en el terreno psicológico, y sólo nos interesará la
invitación a representarnos (vorstellen) el instrumento del que se valen las
operaciones psíquicas a la manera de un microscopio compuesto, un aparato
fotográfico o algo semejante. La localidad psíquica corresponde entonces a un
lugar del interior de un aparato, donde se produce uno de los estadios previos de la
imagen. En el microscopio y el telescopio se sabe que estos lugares son en parte
virtuales, son regiones donde no se encuentra ningún elemento palpable del
aparato.»
(4)
Freud lo subraya aun en las primeras líneas del Esquema, en 1938: «De lo que
llamamos nuestra psique (vida anímica), conocemos dos cosas: 1) su órgano
corporal y su escenario; 2) nuestros actos de conciencia, que nos son dados
inmediatamente y que ninguna descripción nos podría transmitir. Todo lo que está
entre esas dos cosas nos es desconocido, no nos es dada ninguna referencia
directa entre los dos puntos extremos de nuestro saber».
(5)
«Este aparato es un ensamblaje de elementos denominados instancias o sistemas,
que están orientados en el espacio (como las lentes de un telescopio), y por lo
tanto también orientados temporalmente, es decir, recorridos en un cierto orden por
las energías o las excitaciones que los penetran en el curso de los diferentes
procesos de los que son sede.»
(6)
«El proceso del reflejo sigue siendo también el modelo de toda operación psíquica.»
(7)
"Dentro del psicoanálisis no nos queda, pues, sino declarar que los procesos
anímicos son en sí inconcientes y comparar su percepción por la conciencia con la
percepción del mundo exterior por los órganos sensoriales”
(8)
Freud nos dice “… formarnos una idea más precisa de la tópica psíquica, de la
dimensión de lo psíquico profundo, es difícil porque rebasa lo puramente
psicológico y roza las relaciones del aparato psíquico con la anatomía. Sabemos
que tales relaciones existen, en lo más grueso”.
(9)
"Nuestra tópica psíquica provisionalmente nada tiene que ver con la anatomía; se
refiere a regiones del aparato psíquico, dondequiera que estén situadas dentro del
cuerpo y no a localidades anatómicas. Nuestro trabajo, por tanto, es libre en este
aspecto y le está permitido proceder según sus propias necesidades.”
(10) “
Si un acto psíquico (limitémonos aquí a los que son de la naturaleza de una
representación) experimenta la trasposición del sistema Icc al sistema Cc (o Prcc),
¿debemos suponer que a ella se liga una fijación {Fixierung} nueva, a la manera de
una segunda trascripción de la representación correspondiente, la cual entonces
puede contenerse también en una nueva localidad psíquica subsistiendo, además,
la trascripción originaria, inconciente? ¿O más bien debemos creer que la
trasposición consiste en un cambio de estado que se cumple en idéntico material y
en la misma localidad? , La primera de las dos posibilidades es sin duda la más
grosera, aunque también la más cómoda. El segundo supuesto, es el más
verosímil de antemano, pero es menos plástico, de manejo más difícil. Con el
primer supuesto, el supuesto tópico, se enlaza un divorcio tópico entre los sistemas
Icc y Cc y la posibilidad de que una representación esté presente al mismo tiempo
en dos lugares del aparato psíquico, y aun de que se traslade regularmente de un
lugar a otro si no está inhibida por la censura, llegado el caso sin perder su primer
asentamiento o su primera trascripción. Quizás esto parezca extraño, pero puede
apuntalarse en impresiones extraídas de la práctica psicoanalítica.”

46
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

(11)
"Si comunicamos a un paciente una representación que él reprimió en su tiempo y
que hemos logrado colegir, ello, al principio en nada modifica su estado psíquico.
Sobre todo, no cancela la represión ni, como quizá podría esperarse, hace que sus
consecuencias cedan por el hecho de que la representación antes inconciente
ahora devenga conciente. Al contrario, primero no se conseguirá más que una
nueva "desautorización" de la representación reprimida. Pero de hecho el paciente
tiene ahora la misma representación bajo una doble forma en lugares diferentes de
su aparato anímico; primero, posee el recuerdo conciente de la huella auditiva de la
representación que le hemos comunicado, y en segundo término, como con certeza
sabemos, lleva en su interior (y en la forma que antes tuvo) el recuerdo inconciente
de lo vivenciado. En realidad, la cancelación de la represión no sobreviene hasta
que la representación conciente, tras vencer las resistencias, entra en conexión con
la huella mnémica inconciente. Sólo cuando esta última es hecha conciente se
consigue el éxito. Por tanto, para una consideración superficial parecería
comprobado que representaciones concientes e inconcientes son transcripciones
diversas, y separadas en sentido tópico, de un mismo contenido. Pero la más
somera reflexión muestra que la identidad entre la comunicación y el recuerdo
reprimido del paciente no es sino aparente. El tener oído y el tener vivenciado son,
por su naturaleza psicológica, dos cosas por entero diversas, por más que posean
idéntico contenido."
(12)
"Por consiguiente, en un comienzo no estamos en condiciones de distinguir entre las
dos posibilidades. Tal vez más adelante acertemos con factores que puedan
inclinar la balanza en favor de una de ellas. Quizá nos aguarde el descubrimiento
de que nuestro planteo era insuficiente y la diferencia entre la representación
inconciente y la conciente ha de determinarse de un modo radicalmente diverso."
(13)
Una aproximación al tema del amor y el odio se puede seguir en el primero de los
trabajos de la serie Pulsiones y destinos de pulsión (Volumen XIV). ).
Dijimos que había representaciones concientes e inconcientes; ¿existen también
mociones pulsionales, sentimientos, sensaciones inconcientes, o esta vez es
disparatado formar esos compuestos? Opino, en verdad, que la oposición entre
conciente e inconciente carece de toda pertinencia respecto de la pulsión. Una
pulsión nunca puede pasar a ser objeto de la conciencia; sólo puede serIo la
representación que es su representante. Ahora bien, tampoco en el interior de lo
inconciente puede estar representada si no es por la representación. Si la pulsión
no se adhiriera a una representación ni saliera a la luz como un estado afectivo,
nada podríamos saber de ella. Entonces, cada vez que pese a eso hablamos de
una moción pulsional inconciente o de una moción pulsional reprimida, no es sino
por un inofensivo descuido de la expresión. No podemos aludir sino a una moción
pulsional cuya agencia representante-representación es inconciente, pues otra
cosa no entra en cuenta."
(14)
"Creeríamos que la respuesta a la pregunta por las sensaciones, los sentimientos,
los afectos inconcientes se resolvería con igual facilidad. Es que el hecho de que
un sentimiento sea sentido y, por lo tanto, que la conciencia tenga noticia de él, es
inherente a su esencia. La posibilidad de una condición inconciente faltaría
entonces por entero a sentimientos, sensaciones, afectos. Pero en la práctica
psicoanalítica estamos habituados a hablar de amor, odio, furia, etc., inconcientes,
y aun hallamos inevitable la extraña combinación «conciencia inconciente de
culpa» o una paradójica «angustia inconciente». ¿Tiene este uso lingüístico mayor
significado aquí que en el caso de la «pulsión inconciente»?"
(15)
"En realidad, las cosas se presentan en este caso dispuestas de otra manera. Ante
todo puede ocurrir que una moción de afecto o de sentimiento sea percibida, pero

47
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

erradamente. Por la represión de su representante genuino fue compelida a


enlazarse con otra representación, y así la conciencia la tiene por exteriorización de
esta última. Cuando restauramos la concatenación correcta, llamamos
«inconciente» a la moción afectiva originaria, aunque su afecto nunca lo fue, pues
sólo su representación debió pagar tributo a la represión. El uso de las expresiones
«afecto inconciente» y «sentimiento inconciente» remite en general a los destinos
del factor cuantitativo de la moción pulsional, que son consecuencia de la
represión. Sabemos que esos destinos pueden ser tres: el afecto persiste -en un
todo o en parte- como tal, o es mudado en un monto de afecto cualitativamente
diverso (en particular, en angustia), o es sofocado, es decir, se estorba por
completo su desarrollo. (Estas posibilidades son quizá más fáciles de estudiar en el
trabajo del sueño que en las neurosis). Sabemos también que la sofocación del
desarrollo del afecto es la meta genuina de la represión, y que su trabajo queda
inconcluso cuando no la alcanza. En todos los casos en que la represión consigue
inhibir el desarrollo del afecto, llamamos «inconcientes» a los afectos que volvemos
a poner en su sitio tras enderezar {Redressement} lo que el trabajo represivo había
torcido. Por tanto, no puede negarse consecuencia al uso lingüístico; pero en la
comparación con la representación inconciente surge una importante diferencia:
tras la represión, aquella sigue existiendo en el interior del sistema Icc como
formación real, mientras que ahí mismo al afecto inconciente le corresponde sólo
una posibilidad de planteo {de amago} a la que no se le permite desplegarse. En
rigor, y aunque el uso lingüístico siga siendo intachable, no hay por tanto afectos
inconcientes como hay representaciones inconcientes. Pero dentro del sistema Icc
muy bien puede haber formaciones de afecto que, al igual que otras, devengan
concientes. Toda la diferencia estriba en que las representaciones son investiduras
-en el fondo, de huellas mnémicas-, mientras que los afectos y sentimientos
corresponden a procesos de descarga cuyas exteriorizaciones últimas se perciben
como sensaciones. En el estado actual de nuestro conocimiento de los afectos y
sentimientos no podemos expresar con mayor claridad esta diferencia."
(16)
"Aquí necesitamos entonces de otro proceso, que en el primer caso [el del esfuerzo
de dar caza] mantenga la represión, y en el segundo [el de la represión primordial]
cuide de su producción y de su permanencia, y sólo podemos hallarlo en el
supuesto de una contrainvestidura mediante la cual el sistema Prcc se protege
contra el asedio de la representación inconciente. En ejemplos clínicos veremos el
modo en que se exterioriza una contrainvestidura así, que opera en el interior del
sistema Prcc. Ella representa {repäsentiert} el gasto permanente [de energía] de
una represión primordial, pero es también lo que garantiza su permanencia. La
contrainvestidura es el único mecanismo de la represión primordial; en la represión
propiamente dicha (el esfuerzo de dar caza) se suma la sustracción de la
investidura Prcc y es muy posible que precisamente la investidura sustraída de la
representación se aplique a la contrainvestidura."
(17)
"Cosa muy notable, el Icc de un hombre puede reaccionar, esquivando la Cc, sobre
el Icc de otro. El hecho merece una indagación más a fondo, en particular para
averiguar si no interviene la actividad preconciente; pero, como descripción, es
indiscutible."
(18)
Freud, S.: “El yo y el Ello”, pág. 2701. Ed. Biblioteca Nueva. Tercera edición.
Madrid, 1973
(19)
Véase Freud, S.: “Lo inconsciente”, págs. 2080 a 2082. Ed. Biblioteca Nueva.
Tercera edición. Madrid, 1973.
(20)
Véase Lacan, J.: “El Seminario 14: La Lógica del Fantasma”, Clase del 15 de
Marzo de 1967. Seminario inédito.

48
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

(21)
Freud, S.: “El yo y el Ello”, pág. 2707. Ed. Biblioteca Nueva. Tercera edición.
Madrid, 1973.
(22)
Ídem, ver pág. 2708. dibujo en anexos
(23)
Véase Freud, S.: “Psicología de las masas y análisis del yo”, págs. 2600 a 2603. Ed.
Biblioteca Nueva. Tercera edición. Madrid, 1973.
(24)
Véase Freud, S.: “El humor”, pág. 2999. Ed. Biblioteca Nueva. Tercera edición.
Madrid, 1973.
(25)
Véase Freud, S.: “Duelo y melancolía”, págs. 2098 a 2100. Ed. Biblioteca Nueva.
Tercera edición. Madrid, 1973.
(26)
Freud, S.: “El yo y el Ello”, pág. 2711. Ed. Biblioteca Nueva. Tercera edición. Madrid,
1973.
(27)
Véase Berenguer, E.: “Identidad, identificación y lazo social. La perspectiva de
Freud”, págs. 43 y 44. Documento interno de la Universidad de León.
(28)
Ídem, pág. 2722.
(29)
Ídem, pág. 2723.
(30)
Véase Lacan, J.: “Introducción teórica a las funciones del psicoanálisis en
criminología”, págs. 122 a 129. En “Escritos 1”. Ed. Siglo XXI. Madrid, 1984.
(31)
Freud, S.: “El yo y el Ello”, pág. 2725. Ed. Biblioteca Nueva. Tercera edición. Madrid,
1973.
(32)
Ídem, pág. 2726.
(33)
Ídem, pág. 2727.
(34)
“Sin las consideraciones desarrolladas en ‘Más allá del principio del placer’ y el
descubrimiento de los elementos sádicos del Eros, nos sería difícil mantener
nuestra concepción dualista fundamental. Pero se nos impone la impresión de que
las pulsiones de muerte son mudas y que todo el fragor de la vida parte
principalmente del Eros.”

(35
Freud, S.: “El yo y el Ello”, pág. 2721. Ed. Biblioteca Nueva. Tercera edición. Madrid,
1973.

Bibliografía:

1.- FREUD, SIGMUND, Estudios sobre la histeria (Breuer y Freud) 1893. En O.C.
Vol.2, E. Amorrortu , Bs. As. 1976.
2.- FREUD SIGMUND, Proyecto de Psicología, 1895. En O. C. Vol. 1, E. Amorrortu,
Bs. As. 1976.
3.- FREUD, SIGMUND, Fragmento de la correspondencia con Fliess Manuscrito E.
¿Cómo se genera la angustia? (Sin fecha. ¿Junio de 1984?) Carta 52 (6 de
diciembre de 1896).

49
Maricela García Villalta
Curso: Psicoanálisis

4.- FREUD, SIGMUND: “Carta 52”; en Fragmentos de la correspondencia con Fliess.


Vol. I. Amorrortu Ed. Buenos Aires, 1979.
5.- FREUD, SIGMUND: “La vivencia de satisfacción”; en Proyecto de Psicología. Vol.
I. Amorrortu Ed. Buenos Aires, 1979.
6.- FREUD, S.: Lo inconciente. Vol. XIV. Amorrortu Ed. Buenos Aires, 1979.
7.- FREUD SIGMUND, La represión, 1915. En O.C. Vol. 14, E. Amorrortu, Bs. As.
1976.
8.- LACAN, J.. Seminario 2: El yo en la teoría de Freud y en la Técnica Psicoanalítica.
Cap. XII.: “Los aprietos de la regresión”. Ed. Paidós, Buenos Aires, 1978.
9.- LACAN, J.: “La letra en el Inconsciente”; Pto. II de La Instancia de la letra en el
inconciente o la razón desde de Freud; en Escritos I, Siglo XXI editores, México,
1977.
10.- FREUD, S.: Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa. Punto.
3., Vol. XII. Amorrortu Ed. Buenos Aires, 1979.
11.- FREUD, S.: Introducción del narcisismo. Vol. XIV. Amorrortu Ed. Buenos Aires.
1979.
12.- FREUD, S.: Pulsiones y destinos de pulsión. Vol. XIV. Amorrortu Ed. Buenos
Aires. 1979.
13.- FREUD SIGMUND, Más allá del principio del placer, 1920. En O. C. Vol. 18, E.
Amorrortu, Bs. As. 1976.
14.- FREUD SIGMUND, El yo y el ello, 1923. En O.C. Vol. 19, E. Amorrortu, Bs.
As.1976.
15.- FREUD, S.: Inhibición, síntoma y angustia. Addenda: a) “Resistencia y
contrainvestidura”. Vol. XX. Amorrortu Ed. Buenos Aires, 1979.
16.- FREUD SIGMUND, Inhibición, síntoma y angustia, 1926. En O.C. Vol. 20, E.
Amorrortu, Bs. As. 1976.
17.- LACAN, J.: Seminario 7, La Ética del psicoanálisis. Clases 9: “De la creación Ex
Nihilo”; 19: “La pulsión de muerte”. Paidós Ed. Buenos Aires, 1984.
18.- LACAN, J.: Seminario 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis.
Clases: 2: “El inconsciente freudiano y el nuestro”; 3: “Del sujeto de la certeza”;
16: “El sujeto y el Otro: la alienación”. 1976.
19.- Alicia Calderón de la Barca, El inconsciente.
20.- ALICIA APRÁ. El aparato psíquico Constitución del modelo freudiano.
21.- ALEJANDRO QUIROGA, Segunda Tópica Freudiana.
22.- MALDAVSKY DAVID, Teoría de las representaciones, Nueva Visión, Bs. As.1977.
23.- EDUARDO OROZCO, Estudios Psicosomáticos y Psicoterapia.
24.- CARLOS KURI Estructura Psicológica del Sujeto 1, Departamento de
Psicoanálisis Universidad Nacional de R.
25.- ANTONIO SALVATIERRA, Lo consciente y lo inconsciente, El yo y el Ello, El yo y
el superyó (ideal del yo), Las dos clases de pulsiones, Las servidumbres del yo.

50

También podría gustarte