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RESUMEN
La Maestría en Investigación Educativa programa impartido por la Facultad de Ciencias
de la Educación (FaCE), exige como requisito la presentación de una investigación de
orden académica, instrumentada mediante el trabajo de grado, cuyo objetivo es
demostrar la preparación del participante en los estudios de cuarto nivel. Sin embargo,
estadísticamente son pocos los estudiantes que egresan del programa, gran parte
atribuible a la postergación del desarrollo y presentación del trabajo de grado. De allí
que, el presente artículo sistematizará las vivencias de estos estudiantes en el
desarrollo de la investigación académica. Enmarcado en el enfoque cualitativo,
desarrollando los pasos y fases del método fenomenológico de Leal (2003), Martínez
(2006) y Reeder (2011). El campo de estudio fue la FaCE y los informantes sus
participantes. Se aplicó una entrevista focalizada, que permitió indagar las esencias
individuales para luego de su categorización conformar las esencias universales
atinentes al objeto de estudio, es decir, la investigación académica como un objeto
ideal. El estudio siguió los métodos de rigurosidad científica propios de la investigación
cualitativa. A partir de la interpretación es posible reflexionar que cada participante
experimenta su fenómeno de manera particular, éstos experimentan emociones,
sentimientos, intereses, motivaciones y otra serie de experiencias que al confluir
conducen el desarrollo de la investigación académica, en un sistema complejo, que
para muchos resulta difícil culminar. Siendo recomendable hacer de los estudios cuarto
nivel espacios de investigación, discusión y actualización, minimizando la práctica
actual caracterizada por la profesionalización y titulaciones.
INTRODUCCIÓN
Pero para cumplir con tales exigencias, y como punto final del proceso de la
investigación académica que conlleva al estudiante, que obtente el grado académico de
Magíster, debe cumplir de manera obligatoria con la elaboración de un trabajo de grado,
tal y como lo señala el artículo el 81, literal b), el cual señala:
En este contexto, Latorre, Del Rincón y Arnal (1996) citados por Sandín (2003) señalan
además, que la investigación fenomenológica tiene como principales características:
Etapa Previa: Se inicia con la puesta entre paréntesis todos los prejuicios
que circundan la temática a estudiar, y dejar solo aquellos que influyan en la
investigación.
Etapa Descriptiva: Comprende 3 pasos, como son: 1er paso: Elección de la
técnica o procedimiento apropiados; 2do paso: Realización de la
observación, entrevista, cuestionario o autorreportaje; y 3er paso:
Elaboración de la descripción protocolar.
Etapa Estructural: Esta etapa implica la ejecución de 7 pasos a saber: 1er
paso: Lectura general de la descripción de cada protocolo; 2do paso:
Delimitación de las unidades temáticas naturales; 3er paso: Determinación
del tema central que domina cada unidad temática; 4to paso: Expresión del
tema central en lenguaje científico; 5to. Paso: Integración de todos los temas
centrales en una estructura descriptiva; 6to paso: Integración de todas las
estructuras particulares en una estructura general; 7mo paso: Entrevista final
con los sujetos estudiados.
Etapa de discusión de los resultados: En esta etapa se relacionarán los
resultados obtenidos en la investigación con las conclusiones de otros
investigadores para compararlas, contraponerlas, entender mejor las
posibles diferencias y, de ese modo, llegar a una integración mayor y, a un
enriquecimiento del “cuerpo de conocimientos” del área estudiada. (p. 140-
154).
Hallazgos y su Discusión
Para dar inicio, a esta discusión es necesario comenzar con la ontología, definida como
el “el estudio del ser”, formando parte de la filosofía. La ontología estudia la naturaleza
del ser, la experiencia y la realidad, y tratando de determinar las categorías
fundamentales y las relaciones del ser en cuanto a ser, Este estudio es pertinente, dado
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REFLEXIONES Y RECOMENDACIONES
El recorrido realizado para la culminación del presente estudio, fue sin duda una
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cabo lo más cercano a la realidad como sea posible, debe estar libre de prejuicios, y
enmarcado en el epojé investigativo propio del estudio. Este proceso, aunque parece
sencillo, en la práctica resultó una de las limitantes que debió superar la investigadora.
El resultado, fue el enunciado a priori de las experiencias que constituyen la nóesis
individual de los participantes, tratando de percibir los rasgos uniformes o nóemas que
constituyen la esencia, mediante lo que Husserl llamó “reducción eidética”, para ello se
excluyeron los elementos “irrelevantes” dentro de las descripciones protocolares.
Ahora bien, la descripción fenomenológica desde la experiencia del método y del
objeto, para la autora del presente estudio, implicó la valoración de sus esencias como
parte de problema, y la visualización fragmentada de sí, como sujeto en estudio,
ubicándose como una persona en su propia experiencia de vida, como sujeto activo.
En este punto de inflexión, y desde la perspectiva de la investigadores, alineada con la
problemática en estudio relacionada con las vivencias de los participantes durante el
desarrollo de su investigación académica, de manera intrépida vincula el desarrollo de
este proceso con una enseñanza de la metodología de la investigación basada en una
perspectiva poco práctica y ajustada a la realidad actual, dado a que la misma se centra
en el conocimiento del docente o profesor, quienes muchas veces son considerados
como poseedor de un conocimiento único e intrasmisible, y que los alumnos al carecer
de conocimientos bien sea previos o adquiridos en ese momento deben recibir de
manera autómata y mecánica. Esto, puede ser parte de la suposición que la
“universidad” es una depositaria de conocimiento y que por ende los docentes deben
ser los agentes transmisores de ese conocimiento.
Muy pocos son aquellos que creen y practican la investigación como una construcción
del conocimiento por parte de los alumnos, bajo las orientación y apoyo del docente –
profesor, e influenciados por las características de la creatividad, innovación y libertad
investigativa enmarcadas en la metodología o procedimientos racionales escogidos
para el desarrollo de la investigación.
Por otra parte, se deja por sentado que el participante de la Maestría de Investigación
Educativa tiene conocimientos previos en investigación (quizás esta sea una debilidad
que posee el programa y que probablemente en un período no tan largo debe ser
estudiada y quizás modificada), y a partir de esta concepción se deja al participante en
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“El calambre del escritor”, “El síndrome de la hoja en blanco” (Casado, 2001) y/o el
“Síndrome Todo Menos Tesis” (Valarino, 1997).
En el marco de las reflexiones planteadas, es posible hacer algunas recomendaciones,
que buscan potencializar y en muchos casos resaltar los hallazgos del estudio. En este
contexto, los autores hacen una serie de sugerencias que buscan maximizar el objeto
de estudio, por cuanto:
El programa de maestría de Investigación Educativa pudiera consolidar su oferta
académica, mediante la incorporación de dos elementos de incalculable valor para el
desarrollo de la investigación académica. El primero orientado a la producción escrita o
generación de artículos por parte de los participantes; y el segundo y no menos
importante, el estudio y práctica de los software informáticos relacionados con la
investigación. Ambos aspectos, deben ser un componente incorporado desde el inicio y
hasta el final del programa, para realzar, potencializar, fortalecer y optimizar la
producción y desarrollo de la investigación académica del maestrante.
El programa debe proyectar con mayor fuerza el enfoque cualitativo de la investigación,
y no por ser más importante o superior que el enfoque cuantitativo, sino dado a los
cambios paradigmáticos de los últimos tiempos que apuntan hacia el estudio del sujeto
integral como problema, y no de los problemas como un conjunto estadístico, numérico
o de cantidad.
Conceder mayor importancia al aspecto epistémico. Esto en virtud, que todo estudio,
sienta su génesis en una matriz epistémica, enfocada en el conocimiento y como el ser
humano puede hacer uso de éste en situaciones y contextos diferentes. Así como, en
su estructura medular o principios de la ciencia: gnoseológicos, ontológico y axiológico.
El ampliar este espectro filosófico, podría lograr un acercamiento más directo, preciso y
contundente, e incluso mayor motivación hacia la actividad investigativa en los estudios
de cuarto nivel. Sin embargo, es importante tener claro, que esto no tan sólo debe ser
preocupación de la institución, por el contrario, también debe ser un proceso reflexivo
de cada participante, quienes como parte de su rol investigativo deben profundizar en la
episteme implícita en su investigación.
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REFERENCIAS
Echeverría, R. (2006). Ontología del Lenguaje. (8a. ed.). Buenos Aires, Argentina: Juan
Carlos Saez, Granica.
Morín, E. (1982). Ciencia con conciencia. Barcelona, España: Ed. Anthropos Editorial
del Hombre.