Michael Hall
Febrero 3, 2016
Sí vas a hacer coaching, vas a tener que desafiar a algunas personas. Esto es parte del
trabajo. Así que, ¿Cómo te desempeñas en la habilidad de desafiar? Un coach que no
desafía es como un enchufe eléctrico que no funciona. Un coach que no desafía hace
trampa a su cliente sobre lo que él/ella necesita y quiere – que lo reten. El año pasado
escribí sobre “retar” varias veces, puedes revisar las series del 2015: Febrero 11, #6;
Febrero 18 #7, Febrero 25 #8; Agosto 26 #33.
Necesitamos desafiar porque no creceremos sin algo que nos ponga una resistencia.
Cualquiera que haya entrenado en un gimnasio sabe esto. Los músculos crecen y se
desarrollan cuando se les reta constantemente, de otra manera simplemente se atrofian.
Desafiar significa exigirse al máximo, esto quiere decir hacer un esfuerzo para hacer más
y/o para hacer algo mejor. El desafío entonces es requerido si vamos a progresar como
personas o desarrollar nuestras habilidades. ¡Es por esto que es muy importante y es la
razón por la cual los clientes vienen al coaching!
El desafiar está involucrado en todos los eventos atléticos y ahí es evidente la necesidad de
tener un oponente fuerte. Si todos probamos nuestras habilidades contra oponentes débiles,
lo mejor de nosotros no saldrá y no mejoraremos. Tenemos que luchar contra un oponente
digno, alguien que sea nuestro igual y que ponga a prueba nuestro temple. Es por esto que
el desafío es la base de todos los juegos de competencia. Aunque es divertido jugar ajedrez,
tenis, basquetbol, etc., con un niño, tal juego no te presionará para que des lo mejor de ti.
Por esto es necesario tener otro desafío más fuerte que ese.
Donde hay competencia, hay un riesgo. Donde hay un desafío también está el fenómeno de
tomar un riesgo. Así que hazte a ti o a tu cliente algunas preguntas sobre los riesgos:
¿Hay algún riesgo? De lo que estás haciendo ¿Qué está en riesgo? ¿Qué estás
poniendo en riesgo? ¿Estás arriesgando dinero, esfuerzo, tiempo, personal, tu
reputación o qué?
Hubo un punto en su vida cuando Abraham Maslow descubrió que un enfoque no-directivo
para la auto-actualización no funciona y no ocurrirá “naturalmente”, e indicó lo siguiente:
“Lo bueno en las personas debe de ser incitado.” (1966, p. 31) Esto significa que ¡las
persona deben de ser desafiadas! Ellos deben de ser provocados, llamados a esmerarse con
el fin de sacar a relucir lo mejor de cada uno. Esto es lo que tú como coach facilitas – esa es
la dirección donde ocurre la auto-realización.
Luego, para entrar a la zona del fluir, ¿adivina qué es lo que tienes que hacer? Es correcto,
– asumir un reto. Crece y empújate a ti mismo al borde de tus propias habilidades. Esto es
lo que Csikszentmihalyi descubrió en sus investigaciones sobre la felicidad. Al final él creó
un diagrama para ilustrar las dinámicas involucradas en encontrar el flujo – el desafío y la
competencia. La integración de estos dos elementos crea la “zona de flujo o del fluir”. Sí,
cuando tú experimentas el fluir, esa es la sensación de que todo está bien y tú estás en la
zona del rendimiento óptimo. Sin embargo, ese flujo o fluir no es “fácil” o un proceso
“suave.” De hecho, durante la experiencia, las personas dicen que sintieron como si fuera
una de las más duras y una de las cosas más desafiantes que alguna vez hayan
realizado. La felicidad viene después. Ésta es el resultado de saber que tomaste un desafío
y lo cumpliste.
1) Detente y verifica.
La cosa más simple de hacer es preguntar, “¿Es esto desafiante? ¿Sientes que la
conversación de coaching está exigiendo tu máximo esfuerzo el día de hoy? ¿Te
estoy provocando lo suficiente? ¿Qué necesita que pase para que sientas el desafío
de una forma que te servirá para dar rienda suelta a todos tus potenciales?”
Este es un desafío para ti como coach – ¡Desarrolla tus habilidades para desafiar y crea una
gran práctica de coaching!