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Resumen: Esta investigación aborda la familia en el In this frame, affections and love had also to undergo a
imaginario de los anarquistas de la región chilena, enten- complete transformation in the radical sense of the word.
diéndola como uno de los “temas” y terrenos que los anar-
quistas intentaron disputar, en sus prácticas y discursos, a Key words: Ethics, anarchism, regeneration,, family,
fami sexua-
la Iglesia Católica y al Estado. Pues antes que revolución lity, marriage.
social, el anarquismo también fue comprendido como una
revolución moral, ética, como una regeneración integral ral umo: Tiu reserĉado ektraktas
Resum ktas la familion en la
del individuo y sus relaciones sociales. En este cuadro,
ro, los imagaro de la anarkistoj de la ĉilia regiono, kompre-
afectos, el amor, también debían sufrir una translococación nante ĝin kiel unu el la “temoj” kaj aj terenoj kiujn ili
fundamental en el radical sentido de la palabra. a. klopodis disputi, per siaj praktikoj kaj elparoloj, al
la Katolika Eklezio kaj la Ŝtato. Ĉar antaŭ kiel socia
Palabras Clave: Moral, anarquista, regeneración,
ación, familia,
familia revolucio, la anarkismo estis komprenita ankaŭ kiel
sexualidad, matrimonio. morala kaj etikaa revolucio, kiel integra regene
regeneracio
de la individuo kaj ties sociaj rilatoj. T
Tiukadre, ankaŭ
Abstract: This investigation considers the family in tthe korinklinoj, amo, devis sufe
suferi fundamentan transfor-
imaginary of the anarchists from the Chileanlean region,taking mon en radikala
kala vvortosenco.
it as one of the “topics” and areas that theey tried to dispute,
in their practices and speeches, to the Catholic
atholic Church and Ŝlosilaj vortoj: Moralo, anarkisto, regeneracio, fami-
the State. Even more than a social revolution,
olution, anarchism lio, sekseco, geedzeco.
was understood as a moral and ethical one,as an integral
regeneration of the individual and his/hher social relations.
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y sanguíneas
neas contrariando, en muchos casos, a los valores conjunto y persiguiendo, al mismo tiempo, a los trans-
tradicionales en boga
oga en Chile al despuntar el siglo XX. gresores y a quienes cuestionaron su férreo y conservador
sistema valórico, lo que generó conflictos y tensiones.
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de los siete sacramentos instituidos por nuestro señor Jesu- ha tendido al robustecimiento de la autoridad marital
cristo para conferirnos la gracia”, por tanto, establecer una (…) Lo que es sin duda conveniente, pues el buen orden
“distinción
“di ti real entre el contrato y el sacramento del matri- exige que el más preparado lo ejerza en mayor escala,
monio no pasa de ser una utopía sin nombre y un absurdo que el marido entre en la vida de los negocios a más que
evidente”. Por ende, se debía defender el matrimonio en el retirar de ellos a la mujer, naturalmente la inclina a
tanto “contrato social” y, lo más importante aún, en tanto empuñar el cetro de los domésticos hogares” (Eatsman,
“sacramento” religioso indisoluble (“El matrimonio civil”. 1915, 682-683).
Revista Católica, Santiago, 1904, 10-11).
La Iglesia Católica defendía asimismo el matrimonio
La importancia del matrimonio y su indisolubilidad, dado en cuanto “sacramento” y su “autoridad” y “facultad”
su supuesto carácter sagrado, radicaba en sus fines especí- para administrarlo (y los beneficios económicos que le
ficos, determinados por la doctrina de la Iglesia Católica reportaba), revalorizando la jurisdicción y atribuciones
y los mandatos y designios de Dios. Según lo estipulado de los tribunales eclesiásticos; y hacia fines del siglo XIX y
en la Revista Católica, vocera de las concepciones de la comienzos del XX, frente a las propuestas divorcistas que
curia eclesial chilena, en 1926, la unión conyugal poseía apuntaban a la secularización de la sociedad (influencia
los siguientes fines: a) la procreación, b) la educación de la de las tendencias europeas) y a la disolución de la familia
prole, y por último, c) el mutuo auxilio (“El matrimonio: tradicional (especialmente desde la moral anarquista y
Tema de invierno remitido al Ilustrísimo señor Vicario socialista), reiteró la conveniencia de reforzar la familia
general castrense”, Revista Católica, Santiago, 1926, tradicional (patriarcal) y la autoridad del hombre respecto
718). Así concebido el matrimonio, los roles y funciones de la mujer, los hijos, y otros parientes que estuviesen
de los contrayentes estaban determinados por un orde- bajo sus mandatos.
namiento divino, coincidentes con el modelo patriarcal
de la sociedad
ociedad conyugal-capitalis
conyugal-capitalista, fuertemente hetero- Y si bien las propuestas divorcistas endurecieron –al
sexual, en tanto su finalidad principal y específica era despuntar el siglo XX– la posición de los sectores más
la procreación y perpetuación de la especie. cie. El hombre recalcitrantes y conservadores de la Iglesia Católica chilena
(esposo-marido),
sposo-marido), debía proporcionar el sustentsustento mate- en su defensa del matrimonio tradicional, es necesario
rial, “guiando” y “decidiendo” en relación al desti destino de precisar que la crítica que se había elaborado en torno a
“su” familia y de todos sus integrantes, especialme
especialmente él tenía larga data. Serán en este sentido los anarquistas y
de “su” mujer y de “sus” hijas,, cuidando el “honor” d del socialistas quienes más ácidamente despotricaron a través
apellido (y lo consanguíneo) y la institución familiar. A de las páginas de sus periódicos, libros, revistas y folletos,
la mujer (esposa), en específiífico, le correspondía la crianz
crianza contra el matrimonio tradicional, avalado por la Iglesia
e instrucción de loss hijos e hijas, así como la realizac
realización Católica, por considerarlo una institución autoritaria y
de las labores
ores domésticas, del “hogar”, obedobedeciendo para oprobiosa, que atentaba contra la libertad de los indivi-
dicho fin las disposiciones irre irrestrictas de su marido. duos, la cual debía ser infinita.
Obediencia justifi
ustificada
cad por la Iglesia Católica debido
a la supuesta
supuest superioridad “natural” y cognitiva de los Para combatirlo, y en contradicción con la moral hege-
hombres. El Presbítero Manuel Eastman en su artículo
h mónica durante los años 1893-1940, los libertarios chile-
“La Familia”, del año 1915, así lo señalaba tajantemente: nos reivindicaron el amor libre, es decir la unión afectiva
“En esta sociedad el mando recae por ley natural en el concretada generalmente entre dos individuos sin la venia
marido pues está mayormente dotado de la inteligencia del Estado y de la Iglesia Católica, en tanto fue –para
y carácter que para él se requeren (sic), y por el contrario, varios de ellos– una de las principales expresiones de
a la mujer no siempre es permitido el ejercerlo por las esta “nueva forma” de relacionarse afectivamente (Godoy,
molestias que le imponen su carácter de madre. Síguese 2011, 144-153). Pero el cambio no acababa ni se agotaba
de aquí que ésta debe obediencia al marido, lo cual no en las relaciones
r de pareja, pues inevitablemente debía
impide dentro de la esfera propia que la naturaleza le (oo podía)
podía proyectarse en los hijos nacidos de esas rela-
señala obre ella libremente y aún se le consulte en asuntos ciones, ese decir, en el fruto de aquella “libre unión”, sin
qque es bien que así se haga. Por eso nuestro Código Civil tutelajees morales.
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similares a los del ácrata Alejandro Escobar y Carvallo, triste en su eterna esclavitud, ella no puede hacer nada sin
reproducidos en suu poema “I dijo ella” de 1898, en donde permiso del marido, debe obedecer humildemente y sin
señalaba en uno de sus versos: “Yo quiero la igualdad replicar todas las órdenes de éste, y si el hombre es malo,
de condiciones/ del hombre y la mujer sobre la tierra” tendrá que soportar sus insultos y hasta sus golpes, y esto
(Alvial, 2008, 93-94). durante toda la vida, sin esperanza alguna de salvación”
(“Sobre el Matrimonio (Carta de una amiga a otra)”, La
Transgrediendo la moral vigente, dictada por la Iglesia Ajitación, Estación Dolores, 15 de julio de 1905).
Católica y el Estado oligarca, los anarquistas chilenos de
fines del siglo XIX y comienzos del XX criticaron la insti-
tución matrimonial y sus formas amatorias tradicionales Igualdad entre hombres
–definido como “amor burgués”– caracterizadas por su y mujeres y los roles
inmoralidad y basadas en el lucro y el interés calcula- de cada uno
dor. Y es que para los libertarios locales la moral predo- Como hemos sostenido anteriormente, una de las razones
minante estaba corroída y prostituida, principalmente, para oponerse al matrimonio tradicional (civil y religioso)
“por el sistema económico presente”, el capitalismo, era la situación de dominación que, según los anarquistas,
que todo lo embargaba, inclusive las relaciones amoro- tenía la mujer en el interior de esta “caduca” institución.
sas entre hombres y mujeres. Lo anterior no significaba Dicho planteamiento obedecía a la idea de igualación de
que para asumir una sexualidad libre y plena se debía géneros que profesaban al despuntar el siglo XX. Idea
acabar previamente con el capitalismo –aunque algunos que se ha modificado en la actualidad, en parte, pues
ácratas lo creían firmemente– sino que, a contrapelo, su muchos libertarios pregonan la superación o disolución
sistema de valores se podía subvertir antes de su aboli- de géneros, dado que aquellos son constructos culturales,
ción mediante formas amatorias entre hombre y muje- que operan sobre los individuos de forma autoritaria, al
res, libres, desprejuiciadas e instintivas. Alba Rosa en su dictarles comoo deben ser, socialmente, según el aparato
poema “Amor Libre”, señalaba al respecto en sus primeros reproductiv
oductivo con el que nacieron.
versos: “Cuando veo el amor tan esclavo/ de la lei de los
padres y del cura/ del dinero, cadenas tan duras/con que En las primeras
rimeras décadas del siglo XX el discurso anar-anar
lo ata esta ruin sociedad/ Yo levanto la fuerte protesta/ta/ quista
sta sobre los géneros llamaba a igualarlos, tanto en
de mujer que sintiéndose esclava/al amar libremen mente los caminos, como en los beneficios de d las luchas sociales
proclama/ libertad, libertad, libertad” (“Amor librbre”, La y económicas, pero conservando cier ertas características
Ajitación, Estación Dolores, marzo de 1905). y conductas inherentes para hombress y mujeres, indis-
tintamente. La homosexualidad, d, por
po otra parte, solo
En muchos casos la crítica anarquista al matrimonio se mencionaba indirectamente,mente, era un tema más bien
burgués, estuvo entroncada con el feminismonismo obrero y tabú. Solo fueron on asociadas ciertas prácticas como
com el
su lucha por la emancipación de la mujer jer (Hutchison,
(Hutchiso onanismo,
smo, el celibato y la castidad mascu
masculina y femenina,
2006). Y es que aparte de considerarr al matrimonio
matrimon a la “repudiable sodomía” o a los denominados “vicios
como una institución social burguesa basada en el lucro contra natura”
ura” (“O
(“Onanismo”, La Tromba, Santiago,
y funcional, al mismo tiempo, al régim men de propiedad marzo de 1898).
capitalista, los ácratas la consideraronn como una insti-
tución reproductora de las relacioness de dominación
dominación, En definitiva, hacia fines del siglo XIX y comienzos del
especialmente oprobiosas para el género ero femenino, en XX, la igualación de géneros se entroncaba con la “eman-
tanto se cimentaba sobre una rígida esttructura patriarcal cipación” de la mujer en términos sociales, políticos y
y autoritaria. En este sentido, el matrim
monio fue visto no económicos, pero conservando algunas costumbres liga-
solo por los libertarios, sino también poor las libertarias, das a la división de roles que la Iglesia Católica y la socie-
con mayor ahínco, como una forma de esc sclavitud, siendo dad occidental habían dictado para ellas. La educación e
repudiado a través de las páginas de sus periódicos
pe anár- instrucción de los hijos fue considerada, en este contexto,
in
quicos. Para ellos y ellas, la mujer casada era una mujer com
omo una labor propiamente femenina, inclusive en el
infeliz ya que “(…) desde la mañana hasta la noche pasa interior
ior del mundo ácrata, obrero y popular.
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Para los anarquistas la instrucción d de la mujer, de este mujeres se ocuparán más de sus altas funciones”, es decir,
modo, era imprescindi
imprescindible y todos sus esfuerzos educa- el ser madres, buenas, acogedoras y abnegadas (Márquez,
tivos, que tuvieron como destinatarias a las obreras (y
ti 1923, 20). En estas circunstancias, el amor de pareja
también obreros), estuvieron íntimamente relaciona- adquiría otro cariz, igualando los géneros, e inclusive,
dos con su objetivo mayor de generar una nueva ética inexorablemente tendiendo, según algunos planteamien-
social, que les permitiera al mismo tiempo “educar” a los tos anarquistas, a su contraposición: “Se ha dicho que el
“hijos del pueblo” en preceptos morales antagónicos a los amor es un sentimiento impetuoso, violento, inasible,
pregonados por la sociedad burguesa. Se le atribuía en irresistible y a veces efímero. El amor hoy es un certamen.
este sentido, conservadoramente, un rol importante a la El noviazgo se alarga mucho porque el novio es asalariado
figura femenina, en tanto pilar fundamental de la “familia y necesita economizar. Muchos quedan solterones. Los
obrera” y, por ende, en el cuidado de los hijos. La mujer, jóvenes ricos triunfan en estos certámenes. Cuando el
al igual que el hombre, debía aspirar a la “libertad plena” joven ama y recibe desilusiones (sic), llega hasta el crimen.
ayudando a sus compañeros en la lucha por la emancipa- Para pensar en el amor futuro, que será libre, no hay que
ción, instruyendo a sus vástagos y educándolos en la liber- fijarse en las mujeres esclavas actuales. La mujer tiene
tad de pensamiento y de acción. La ácrata Elena Kárde- que cambiar mucho, y cuando sea libre, no hará nada el
nas, en el periódico El Productor, de Santiago, increpaba hombre sin consultarla. Fijémonos que hoy una mujer
a las mujeres a ser “más enérgicas” en la formación de que solo sea incrédula (atea) nos impone respeto. Y en la
los hijos, apoyando a los hombres en la lucha social y Anarquía la mujer será igual al hombre, rivalizará en todo
sindical. Señalaba, al respecto: “Comprended compañe- con nosotros” (Márquez, 1923, 19).
ras que no debemos dejar luchar solo al hombre para
conquistar la felicidad futura. Dirijid a nuestros hijos por
senderos libres, arrancadles ese amor a la patria que nos Amor sexual
engaña,a, nos oprime y asesina. HHaced de vuestras hijas, e “impulsos naturales”.
mujeres dignas sin pretensiones, sin ese amor al espejo, Los ácratas reivindicaron el amor sexual, sin ataduras que
a los adornos superfluos y principalmente nte aal baile que contuviesen los deseos naturales de los individuos, y en
lass corrompe y degenera” (“Para mis compañe
compañeras”, El algunos casos, en sus escritos y poemas, atentaron discursi-
Productor, Santiago, octubre
octubr de 1912). vamente, sin tapujos morales, contra las formas tradiciona-
les amatorias, desbordando erotismo y picardía. Un claro
Una década más tarde similaress planteamientos reiteraba
reitera ejemplo de lo anterior lo constituyó el poema de Tomaso
la anarquista Olimpia Vivencioo a través de las páginas d de Pepi, titulado Cantares Libres. En esta composición lírica,
Acción Directa, también dee Santiago, al señalar: “No cri
crie- el ácrata reivindicó abiertamente la penetración sexual y
mos nuestros hijos para soldados y siervos del capitalismo,
capitalis las leyes naturales que rigen a los hombres en términos
ni para que
ue se destrocen en guerras fratricid
fratricidas, queremos amatorios. Señalaba al respecto: “No hay cosa más divina/
hijos para la humanidad que ama la tierra, los niños y las ni de grata diversión/ como la dulce entrada/ ¡De la colo-
aves, queremos hijos para
pa que destrocen los últimos vesti- cación!/ En este gran teatro/ que encierra al pensamiento/
gios del capi
capitalismo y del Estado y para que logren unir a De donde hemos salido…/ Queremos entrar adentro/ El
todos los productores en “una sola y grande unión”, libre, tema de la vida/ De toda inspiración/ El hombre se vuelve
justa, pletórica de amor y rebosante de alegría” (“Nuestra loco/ Si no hace esta función” (“Cantares libres” (Poema),
Propaganda”, Acción Directa, Santiago, 1° quincena de El Faro, Santiago, mayo de 1903).
octubre de 1922).
Asimismo, hacía explícito en su poema lo difícil que le
De este modo, la crítica anarquista, erigida contra la resultaba contener sus compulsiones sexuales y, en conse-
desigualdad entre hombres y mujeres, contradictoria- cuencia, auto reprimirse. Argüía: “He dado vuelta al
mente reprodujo algunas características de los roles que mundo/
undo/ I a toda cosa humana/ De colocarlo aún/ Tengo
la sociedad imperante había asignado a cada género (Grez, siempre
iempre la gana” (“Cantares libres” (Poema), El Faro,
2007). En concordancia con lo anterior en el régimen Santiago, mayo de 1903). Pero al mismo tiempo criticaba
Santiago
anárquico, señalaba el profesor Manuel Márquez, “las a todass las instituciones reguladoras del sexo y del placer:
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“Para ponerse
nerse juntos/ No necesito un tercero…/ Sea Igle- grandeza natural, para convertirse en un animal comedor,
sia o el código/ ¡Son
on todos embusteros!/ No hay otra lei perezoso, estúpido, ignorante, femenil, cobarde, inútil
en el mundo/ que las naturales/ Cualesquiera institución/ y despreciable. Es tan triste la condición del onanista,
son todas inmorales” (“Cantares libres” (Poema), El Faro, que nunca se atreve a levantar la mirada a la altura de un
Santiago, mayo de 1903). hombre cualquiera –que no sea otro igual o peor– i de
una mujer, aunque esta sea una ramera” (“Onanismo”,
De esta exaltación de lo natural debió nacer, al interior de La Tromba, Santiago, 2° semana de marzo de 1898).
la discursividad anarquista, su oposición a lo que definie-
ron como contranatural o antinatura. La sociedad chilena Inclusive, años más tarde, cuando vivía en una colonia
del siglo XIX y XX elaboró su propia conceptualización tolstoyana, a inicios del siglo XX, se puso de acuerdo con
cristiana-católica de la penetración o acto sexual (hete- su hermana para que corrigiera por la vía del acto sexual la
rosexual) basada en las escrituras bíblicas, es decir, cons- hipotética conducta onanista de un compañero (Escobar,
truida a partir de los preceptos católicos imperantes. Para 2005). Cuestión que ya había planteado en sus escritos,
los anarquistas lo antinatural era lo “autoritario” y ello con anterioridad, en más de una oportunidad.
incluía la represión de los impulsos sexuales, asociados
al coito entre hombres y mujeres, por una parte, pero al
mismo tiempo los vicios contra natura, o prácticas homo- Padres e hijos.
sexuales y el onanismo, por otra. Alejandro Escobar y Hacia una “nueva”
Carvallo, uno de los precursores de “la Idea” en Chile, generación humana.
hacia fines del siglo XIX y comienzos del XX escribió El amor entre hombres y mujeres y las relaciones sexuales
artículos (únicos y extravagantes) en la prensa ácrata derivadas de la unión entre ellos concluye periódicamente
al respecto. Señaló tajantemente: “La mitad de nuestra en la creación de proles. Esta situación era enfrentada por
juventud es víctima ya de los perniciosos efectos de estos los anarquistass de forma particular y en muchas
m ocasiones
múltiples atentados contra la naturaleza. La impoten- contrariando
ariando las costumbres de la sociedad chichilena cató-
cia y la esterilidad, resultados casi siempre, de los vicios lica imperante. Dicho proceso tenía sus particularid
particularidades
contra natura, son ya una plaga desastrosa que aminora y especificidades en cada una de sus partes, es decir, desde
desd
la fuerza reproductiva de nuestra raza” (“Romanismos”, s”, la procreación
rocreación consciente y la utilización de métodos anti-
La Tromba, Santiago, 1° semana de marzo de 1898). 8). conceptivos, hasta la crianza y educación
educac de los hijos. A
continuación se lleva a cabo una brevee caracterización de
En este contexto, fuertemente conservador, la mastur- cada una de ellas.
bación también fue catalogada como antinatural
atural por el
mismo ácrata Alejandro Escobar y Carvallo. o. En el perió
perió- Educación Sexual y “Procreación
dico La Tromba de Santiago, señaló: “Laa masturbación
masturbació Consciente”. Eugenesia y Anticoncepción.
es epidémica entre las jentes fanáticamente
ente relijiosas
relijiosa i, Los anarquistas,
narquistas, al igual que varios mie miembros de otras
especialmente, en los conventos de ambosmbos sexos, o en corrientes progresistas, socialis
socialistas y liberales, entendieron
las casas de reclusión i aislamiento, como
mo cárceles, semi- que una de las razones
razon inmediatas de la miseria de las clases
narios, escuelas internas, hospitales, cuarteles i buques populares estaba relacionada con la irresponsable repro-
populare
de guerra, etc.” (“Onanismo”, La Tromba,mba, Santiago, 2° ducción. Las numerosas proles se adherían a un círculo
semana de marzo de 1898). vicioso que condenaba a los pobres a seguir siéndolo. Para
el discurso anarquista, la procreación sin planificación,
Caracterizando al unísono, lapidaria y negativamente, al respondía a la ausencia de “cultura” de control de natali-
masturbador u “onanista” señaló: “El desgraciado
de que es dad y porque los padres y madres asumían que los niños
víctima de la masturbación, pierde la sennsibilidad moral i vendrían a colaborar con los exiguos ingresos económi-
material, se sustrae al imperio seductor de la mujer –que cos familiares, puesto que el trabajo infantil estaba bien
lo empuja más a su perdición i estravío (sic),
(s a causa de extendido y legitimado al despuntar el siglo XX (Rojas,
ex
que ejerce en él una influencia falsa i falsifi
ificada o erró- 199
999, 367-341). Los altos niveles de mortalidad infantil
nea– pierde el valor, la dignidad, el afecto, laa ternura y la por la ausencia
a de condiciones higiénicas mínimas en
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mucho, la propaganda por el ejemplo era la más efec- mientos, a la institución familiar y, por consiguiente,
tiva arma de propaganda
aganda política, en un mundo popular a los roles de género (y a la sexualidad). Ahí es donde
donde predominaba el analfabetismo
etismo y la ignorancia
ignorancia. radica su importancia histórica. Sus aportes a las luchas
de los oprimidos siguen teniendo, casi en su magnitud,
Cómo hemos señalado más arriba, si bien aspiraban a la una vigencia que deslumbra.
emancipación de la mujer, a la igualación de géneros, los
anarquistas no renunciaron a los roles que la sociedad impe- Asimismo, los anarquistas chilenos, siguiendo a los teóri-
rante y la cultura judeocristiana (católica) había asignado a cos europeos, instalaron en ciertos medios sociales un
padres y madres. Entonces fue la mujer la principal deposi- “discurso trasgresor” sobre la mujer, el amor, el matrimo-
taria de la crianza de los niños y niñas, tal como se hacía en nio, y la familia, complementándolo de manera pionera
el resto de la sociedad capitalista. Por ello los llamados en la con lo sexual. No obstante lo anterior, es preciso insistir
prensa libertaria sobre la educación de los niños y jóvenes en que no hubo discursos monolíticos y rígidos, sino
estaban dirigidos principalmente a las mujeres. más bien diversas interpretaciones y lecturas que en algu-
nos casos fueron coherentes, pero en otros, ambiguas,
contradictorias y eclécticas, especialmente las referidas al
A modo de conclusión amor como sentimiento, por una parte, y las relativas a
Como hemos visto, los anarquistas criollos trataron de la instrucción de los hijos, por otra, en tanto se asumió y
llevar adelante un nuevo sistema de relaciones en torno a reconoció abiertamente su complejidad. Cuestiones que
los afectos y el amor, ideas que estaban en contraposición con posterioridad siguieron debatiendo y cuestionando;
con las costumbres, tradiciones y valores imperantes y con y que es preciso hoy en día retomar.
los mandatos morales y contractuales afectivos del Estado
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