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En Comodoro rasgaste mi piel.

Un largo viaje al desierto cruel.


Tus ojos verdes, oasis para mi sed.

“RULETA” – LOS PIOJOS

Mar y viento, el viento que todo empuja. Parques eólicos, puertos, cugüeñas de peotróleo —pingüinos
empetrolados. Y no, los pingüinos no son mascotas y tampoco circulan por las calles de Comodoro
Rivadavia.

El autor de El principito aterrizó en Comodoro, ciudad de paso, siempre de paso.

La ciudad es seca y los cortes de agua son frecuentes. ¿Cómo fue que encontraron petróleo a
principios del siglo pasado? Cavaban un pozo en busca de agua dulce y recibieron oro negro.

Hay un cerro a espaldas del centro de la ciudad que, a diferencia de Buenos Aires, mira hacia el
puerto. Hay casas en el cerro, casas de chapa; cada vez hay más casas en el cerro. Adentro: el colchón,
la tele y la play. Con la lluvia y el movimiento propio del planeta el cerro se desliza y las casas, a veces,
se desmoronan.

Los 113 Vicios, la banda de rock de la ciudad: por una calle de tierra voy, embarrado,
embarrado hasta la pera, por una calle de tierra voy, y a nadie le importa, mi dios, por dónde voy.

Los petroleros cobran mucho y eso eleva el costo de vida. Cuando hay problemas de trabajo,
los petroleros toman la planta y amenazan con quemarla. Aleluya, Comodoro en las noticias nacionales,
qué bonita es mi ciudad.

Mucha droga, mucho viento y tierra, mucha prostitución.

Ahh! Pero qué me importa su consumismo, su estrechez, su precariedad, todo se olvida y se


perdona con una caminata a orillas del mar.

Nota: siempre me dije que Comodoro Rivadavia copia los peores aspectos de Buenos Aires.

Juan Ignacio Dominguez.

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