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Los principios del Decálogo son:

1. ORDEN. Cada cosa en su lugar espiritual, mental, emocional y físico.


Hay que agendar prioridades no priorizar agendas.

2. LIMPIEZA. Pobre no es, ni nunca debe ser sinónimo de sucio. La


limpieza exterior debe ser un buen reflejo de la limpieza interior.

3. PUNTUALIDAD. La verdadera puntualidad es una cuestión de respeto


hacia los demás y uno mismo. No es asunto de relojes, es asunto de
valores. No es un minuto después, es a la hora exacta.

4. RESPONSABILIDAD. Los anglosajones lo definen como “habilidad de


responder”. Es hacer el esfuerzo necesario por cumplir. Hacer la tarea.

5. DESEO DE SUPERACION. Los atletas de alto desempeño siempre


compiten contra ellos mismos primero. El hambre de ser lo mejor posible
deber ser nuestro humilde regalo a Dios en señal de agradecimiento por
las múltiples bendiciones recibidas.

6. HONRADEZ. Se define no como ser perfecto, sino el no tener dos


agendas. Levantar la mano y decir yo fui. Yo soy el responsable. Yo acepto
las consecuencias y sigo hacia delante.

7. RESPETO AL DERECHO DE LOS DEMAS. Hace un tiempo el ilustre


Benito Juárez aseveró: “El respeto al derecho ajeno es la paz”. Sólo
podemos respetar lo ajeno cuando hemos aprendido a respetarnos a
nosotros mismos primero.

8. RESPETO A LA LEY Y LOS REGLAMENTOS. Un alto funcionario de un


organismo internacional dijo que “los países desarrollados tienen leyes
flexibles de cumplimiento rígido y los países subdesarrollados tienen leyes
rígidas de cumplimiento flexible”. El ser humano funciona en su mejor
expresión mediante respeto a reglas claras y procesos explícitos.

9. GUSTO POR EL TRABAJO. Un famoso hombre de negocios


norteamericano dijo alguna vez. “Haz lo que más te gusta y NUNCA
volverás a trabajar” Nadie alcanza el éxito haciendo algo para lo que no
tiene talento, pero sobre todo que no le guste.

10. AFAN POR EL AHORRO E INVERSION. Por muy difíciles que


parezcan ambos son hábitos. Siempre deben estar en nuestro presupuesto
mental…en primer lugar. El reto está en sistemáticamente entender y
aplicar cada uno de estos principios en nuestra vida personal. El camino
no es nada fácil. Algunos serán sencillos de aplicar, otros sumamente
difíciles, pero el crecimiento por practicarlos será invaluable.

Aristóteles: “Somos lo que repetidamente hacemos, por tanto la excelencia


no es acto sino un hábito”.

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