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¿A dónde se ha ido el estudio?

El progresivo aumento de aplazos en los alumnos es alarmante en la actualidad en todos los


niveles educativos, desde la primaria hasta la educación media, situación que desembocará
luego en consecuencias negativas en el desarrollo del país. Más adelante cuando se necesiten
personas calificadas en las grandes empresas con suerte se encontrarán dos o tres personas
que cumplan con los requisitos necesarios para el puesto.

Los porcentajes que revelan hasta un 30% de alumnos con nota 1 contradicen un informe del
Ministerio de Educación, que da solo un 6% de alumnos reprobados al cierre de la primera
etapa escolar. Es tan grande el problema que hasta el propio MEC siente vergüenza de dar a
conocer la verdadera realidad. Se preocupan más por maquillar el problema que por
resolverlo. Ni siquiera se puede decir que se sobrecargan a los alumnos con horas de clases ya
que desafortunadamente el Paraguay es uno de los países con menos horas de clases en la
región. “El Estado paraguayo no cuenta con el presupuesto necesario para lograr alcanzar las
horas de clases ajustado al estándar internacional”, aseguró el propio titular del MEC Victor
Ríos y para colmo como si fuera poco nuestro sistema educativo se encuentra en el puesto 112,
entre los peores en una encuesta realizada a nivel continental.

¿Pero qué pueden hacer las autoridades cuando el desinterés parte de los mismos jóvenes? La
gran mayoría no es consciente de la importancia que tiene la etapa que están atravesando, en
la cual deberían estar preparándose y aprendiendo todo lo necesario para salir al mundo a
demostrar de qué son capaces. Sin embargo tienen la errónea idea de que se encuentran en
una época de libertinaje, es decir, divertirse y “pasarla bien”. En tiempos atrás el número de
alumnos que alcanzaban el privilegio de ser abanderados era excesivo, tanto así que la solía n
portar entre 10 y 20 jóvenes. Hoy en día con suerte existe al menos un alumno que cumpla
ajustadamente con las condiciones necesarias. Mientras los buenos alumnos se van
extinguiendo, el número de aplazos va creciendo. Si los jóvenes son el futuro ¿qué futuro nos
espera así?

Esta juventud necesita de un proceso de concientización, despertarlos de algún modo, para


que la vida no se les pase así nomas, empiecen a trazarse metas y así cambiar el oscuro
pronóstico que se avecina en el Paraguay.

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