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Erisicton y su hija

725. Había acabado y a todos la cosa había conmovido, y su autor,

a Teseo principalmente; al cual, pues los hechos oír quería

milagrosos de los dioses, apoyado sobre su codo el calidonio caudal,

con tales cosas se dirige: “Los hay, oh valerosísimo,

cuya forma una vez movido se ha, y en esta renovación ha permanecido;

730. los hay que a más figuras el derecho tienen de pasar,

como tú, del mar que abraza a la tierra paisano, Proteo.

Pues ora a ti como un joven, ora te vieron un león,

ahora violento jabalí, ahora, a la que tocar temieran,

una serpiente eras, ora te hacían unos cuernos toro.

735. Muchas veces piedra podías, árbol también a menudo, parecer;

a veces, la faz imitando de las líquidas aguas,

una corriente eras, a veces, a las ondas contrario, fuego.

Y no menos, de Autólico la esposa, de Erisicton la nacida,

potestad tiene. Padre de ella era quien los númenes de los divinos

740. despreciara y ningunos olores a las aras sahumara.

Él, incluso, un bosque de Ceres, que violó a segur

se dice, y que sus florestas a hierro ultrajó, vetustas.

Se apostaba en ellas, ingente de su añosa robustez, una encina,

sola un bosque; bandas en su mitad y memorativas tabillas

745. y guirnaldas la ceñían, argumentos de un voto poderoso.

A menudo bajo ella las dríades sus festivos coros condujeron,


a menudo incluso, sus manos enlazadas por orden, del tronco

habían rodeado la medida, y la dimensión de su robustez una quincena

de codos completaba; y no menos, también, la restante espesura,

750. en tanto más baja toda que ella estaba, cuanto la hierba debajo de este todo.

No, aun así, por esto su hierro el Triopeio de ella

abstuvo, y a sus sirvientes ordena talar su sagrada

robustez y, como a los así ordenados que dudaban vio, de uno

arrebatada su segur, emitió, criminal, estas palabras:

755. “No dilecta de la diosa solamente, sino incluso si ella pudiera

ser la diosa, ya tocará con su frondosa copa la tierra.”

Dijo y, en oblicuos golpes mientras el arma balancea,

toda tembló, y un gemido dio la Deoia encina,

y al par sus frondas, al par a palidecer sus bellotas

760. comenzaron, y sus largas ramas esa palidez a tomar.

En cuyo tronco, cuando hizo su mano impía una herida,

no de otro modo fluyó al ser astillada su corteza la sangre,

que suele ante las aras, cuando un ingente toro como víctima

cae, de su truncada cerviz crúor derramarse.

765. Quedaron atónitos todos, y alguno de todos ellos osa

disuadirle de la impiedad e inhibirle su salvaje hacha bifronte.

Le miró y: “De tu mente bondadosa coge los premios”, dijo

el tésalo, y contra el hombre volvió del árbol el hierro

y destronca su cabeza, y, volviendo a buscar la robustez, la hiere,


770. y emitido de en medio de su robustez un sonido fue tal:

“Una ninfa bajo este leño yo soy, gratísima a Ceres,

quien a ti, que los castigos de estos hechos tuyos te acechan,

vaticino al morir, solaces de nuestra muerte.”

Prosigue la atrocidad él suya, y oscilando finalmente

775. a golpes innúmeros, y reducido con cuerdas el árbol,

sucumbe y postró con su peso mucha espesura.

“Atónitas la dríades por el daño de los bosques y el suyo,

todas las germanas ante Ceres, con vestiduras negras,

afligidas acuden y un castigo para Erisicton oran.

780. Asiente a ellas y de la cabeza suya, bellísima, con un movimiento,

sacudió, cargados de grávidas mieses, los campos

y le depara un género de castigo digno de compasión, de no ser

porque él era para nadie digno de compasión por sus actos:

lacerarlo con la calamitosa Hambre. A la cual, en tanto que ella misma,

785. la diosa, no ha de acceder -pues no a Ceres y Hambre

los hados reunirse permiten-, de las de numen montano a una,

con tales palabras, a una agreste oréade, apela:

“Hay un lugar en las extremas orillas de la Escitia glacial,

triste suelo, estéril -sin fruto, sin árbol- tierra.

790. El frío inerte allí habitan y la Palidez y el Temblor,

y la ayuna Hambre: que ella a sí misma en las entrañas se esconda,

criminales, del sacrílego, ordénale, y que la abundancia de las cosas


no la venza a ella, y supere en certamen a mis fuerzas;

y para que del camino el espacio no te aterre, coge mis carros,

795. coge, a quienes con sus frenos en lo alto gobiernes, mis dragones.”

Y los dio. Ella, con el dado carro sostenida por el aire,

deviene a Escitia, y de un rígido monte en la cima

-Cáucaso lo llaman- de las serpientes los cuellos alivió,

y a la buscada Hambre vio en un pedregoso campo:

800. con sus uñas, y arrancando con los dientes unas escasas hierbas,

basto era su pelo, hundidos sus ojos, palor en la cara,

labios canos de saburra, ásperas de asiento sus fauces,

dura la piel, a través de la que contemplarse sus vísceras podían,

sus huesos emergían áridos bajo sus encorvados lomos.

805. Del vientre tenía, en vez del vientre, el lugar; pender creerías

su pecho y que únicamente por el armazón del espinazo se tenía.

Había aumentado sus articulaciones la escualidez y de las rodillas henchíase

el círculo y en desmedida protuberancia sobresalían los tobillos.

A ella de lejos cuando la vio -pues no a acercársele junto

810. se atrevió- le refiere los mandados de la diosa, y poco tiempo demorada,

aunque distaba largamente, aunque ora había llegado allí,

parecióle aun así haber sentido hambre, y para atrás sus dragones

llevó a la Hemonia, tornando, sublime, las riendas.

Las palabras el Hambre de Ceres -aunque contraria siempre

815. de ella es a la obra- cumplió, y por el aire con el viento


a la casa ordenada descendió y en seguida entra

del sacrílego en los tálamos y a él, en un alto sopor relajado

-pues de la noche era el tiempo-, con sus gemelos codos lo estrecha,

y a sí misma en el hombre se inspira, y sus fauces y pecho y cara

820. sopla y en sus vacías venas esparce ayunos.

Y, cumplido el encargo, desierto deja, fecundo, ese orbe

y a sus casas indigentes, sus acostumbradas cuevas, regresa.

Lene todavía el Sueño con sus plácidas alas a Erisicton

acariciaba. Busca él festines bajo la imagen de un sueño

825. y su boca vana mueve y diente en el diente fatiga,

y cansa, por una comida inane engañada, su garganta,

y en vez de banquetes, tenues, para nada, devora auras.

Pero cuando expulsado fue el descanso, se enfurece su ardor por comer

y por sus ávidas fauces y sus incendiadas entrañas reina.

830. No hay demora, lo que el ponto, lo que la tierra, lo que produce el aire

demanda y se queja de sus ayunos con las mesas puestas,

y entre los banquetes banquetes pide y lo que para ciudades,

y lo que bastante podría ser para un pueblo, no es suficiente a uno solo,

y más desea cuanto más al vientre abaja suyo,

835. y como el mar recibe de toda la tierra las corrientes

y no se sacia de aguas y peregrinos caudales bebe,

y como robador el fuego ninguna vez alimentos rehúsa

e innumerables troncos crema, y cuanto provisión mayor


le es dada, más quiere y por su multitud misma más voraz es:

840. así los banquetes todos de Erisicton la boca, el profano,

acoge, y demanda al mismo tiempo: alimento todo en él

causa de alimento es, y el lugar queda inane, comiendo.

Y ya de hambre y por la vorágine de su alto vientre

había atenuado sus riquezas patrias, pero inatenuada permanecía

845. entonces también su siniestra hambre y de su inaplacada gola

seguía vigente la llama; al fin, tras abajarse a las entrañas su hacienda,

una hija le quedaba, no de ese padre digna.

A ella también la vende indigente: un dueño, noble ella, rehúsa,

y, vecinas, tendiendo sobre las superficies sus palmas:

850. “Arrebátame a mí de un dueño, el que los premios tienes de la virginidad

a nos arrebatada”, dice; esto Neptuno tenía,

el cual, su súplica no despreciada, aunque recién vista fuera

por su amo que la seguía, su forma le renueva y un semblante viril

le inviste y de atuendos para los que el pez capturan aptos.

855. A ella su dueño contemplándola: “Oh quien los suspendidos bronces

con un pequeño cebo escondes, moderador de la caña”, dice,

“así el mar compuesto, así te sea el pez en la onda

crédulo y ningunos, sino clavado, sienta los anzuelos:

una que ora con pobre vestido, turbados los cabellos,

860. en el litoral este se apostaba, pues apostada en el litoral la he visto,


dime dónde esté, pues no sus huellas más lejos emergen.”

Ella, que del dios el regalo bien paraba, sintió, y de que por sí misma

a sí le inquirieran gozándose, con esto replicó al que le preguntaba:

“Quien quiera que eres, disculpa: a ninguna parte mis ojos

865. desde el abismo este he girado, y con ardor operando, en él estaba


prendido.

Y por que menos lo dudes, así estas artes el dios de la superficie

ayude, que ninguno ya hace tiempo en el litoral este,

yo exceptuado, ni mujer se ha apostado alguna.”

Lo creyó, y vuelto su dueño el pie, con él hundió la arena,

870. y burlado partió: a ella su forma devuelta le fue.

Mas cuando sintió que la suya poseía unos transformables cuerpos,

muchas veces su padre a dueños a la Triopeide la entregó, mas ella,

ahora yegua, ahora pájaro, ora vaca, ora ciervo partía,

y le aprestaba, ávido, no justos alimentos a su padre.

875. La fuerza aquella, aun así, de su mal, después que hubo consumido toda

su materia, y había dado nuevos pastos a su grave enfermedad,

él mismo, su organismo, con lacerante mordisco a desgarrar

empezó, e, infeliz, minorándolo, su cuerpo alimentaba.

“¿A qué demorarme en extraños? También para mí, la de muchas veces renovar

880. mi cuerpo, oh joven, fue en número limitada, mi potestad:

pues ora el que ahora soy parezco, ora me giro en sierpe,

de la manada ora el dirigente, mis fuerzas en los cuernos asumo...

Cuernos mientras pude. Ahora esta parte otra carece del arma
de la frente, como tú mismo ves.” Gemidos siguieron a esas palabras

Ovid., Metam VIII, 725-884

Erysichthon. Fames.

Desierat cunctosque et res et moverat auctor,


Thesea praecipue. Quem facta audire volentem
730mira deum, innixus cubito Calydonius amnis
talibus adloquitur: “Sunt, o fortissime, quorum
forma semel mota est et in hoc renovamine mansit,
sunt, quibus in plures ius est transire figuras,
ut tibi, complexi terram maris incola, Proteu.
735Nam modo te iuvenem, modo te videre leonem;
nunc violentus aper, nunc, quem tetigisse timerent,
anguis eras, modo te faciebant cornua taurum.
Saepe lapis poteras, arbor quoque saepe videri;
interdum, faciem liquidarum imitatus aquarum,
740flumen eras, interdum undis contrarius ignis.

ERYSICHTHON AND MESTRA

Nec minus Autolyci coniunx, Erysichthone nata,


iuris habet. Pater huius erat, qui numina divum
sperneret et nullos aris adoleret odores.
Ille etiam Cereale nemus violasse securi
745dicitur et lucos ferro temerasse vetustos.
Stabat in his ingens annoso robore quercus,
una nemus; vittae mediam memoresque tabellae
sertaque cingebant, voti argumenta potentis.
Saepe sub hac dryades festas duxere choreas,
750saepe etiam manibus nexis ex ordine trunci
circuiere modum, mensuraque roboris ulnas
quinque ter implebat. Nec non et cetera tantum
silva sub hac, silva quantum fuit herba sub omni.

Non tamen idcirco ferrum Triopeius illa


755abstinuit famulosque iubet succidere sacrum
robur; et ut iussos cunctari vidit, ab uno
edidit haec rapta sceleratus verba securi:
“Non dilecta deae solum, sed et ipsa licebit
sit dea, iam tanget frondente cacumine terram.”

760Dixit, et obliquos dum telum librat in ictus,


contremuit gemitumque dedit Deoia quercus:
et pariter frondes, pariter pallescere glandes
coepere ac longi pallorem ducere rami.
Cuius ut in trunco fecit manus impia vulnus,
765haud aliter fluxit discusso cortice sanguis,
quam solet, ante aras ingens ubi victima taurus
concidit, abrupta cruor e cervice profundi.

Obstipuere omnes, aliquisque ex omnibus audet


deterrere nefas saevamque inhibere bipennem.
770Adspicit hunc “mentis” que “piae cape praemia!” dixit
Thessalus, inque virum convertit ab arbore ferrum
detruncatque caput repetitaque robora caedit,
redditus et medio sonus est de robore talis:
“Nympha sub hoc ego sum Cereri gratissima ligno,
775quae tibi factorum poenas instare tuorum
vaticinor moriens, nostri solacia leti.”

Persequitur scelus ille suum, labefactaque tandem


ictibus innumeris adductaque funibus arbor
corruit et multam prostravit pondere silvam.
780Attonitae dryades damno nemorumque suoque,
omnes germanae, Cererem cum vestibus atris
maerentes adeunt poenamque Erysichthonis orant.
Adnuit his capitisque sui pulcherrima motu
concussit gravidis oneratos messibus agros.
785Moliturque genus poenae miserabile, si non
ille suis esset nulli miserabilis actis,
pestifera lacerare Fame. Quae quatenus ipsi
non adeunda deae est (neque enim Cereremque Famemque
fata coire sinunt), montani numinis unam
790talibus agrestem compellat oreada dictis:

“Est locus extremis Scythiae glacialis in oris,


triste solum, sterilis, sine fruge, sine arbore tellus;
Frigus iners illic habitant Pallorque Tremorque
et ieiuna Fames. Ea se in praecordia condat
795sacrilegi scelerata iube; nec copia rerum
vincat eam, superetque meas certamine vires.
Neve viae spatium te terreat, accipe currus,
accipe quos frenis alte moderere dracones.”

Et dedit. Illa dato subvecta per aera curru


800devenit in Scythiam rigidique cacumine montis
(Caucason appellant) serpentum colla levavit
quaesitamque Famem lapidoso vidit in agro
unguibus et raras vellentem dentibus herbas.
Hirtus erat crinis, cava lumina, pallor in ore,
805labra incana situ, scabrae rubigine fauces,
dura cutis, per quam spectari viscera possent;
ossa sub incurvis exstabant arida lumbis,
ventris erat pro ventre locus, pendere putares
pectus et a spinae tantummodo crate teneri.
810Auxerat articulos macies, genuumque tumebat
orbis, et inmodico prodibant tubere tali.
Hanc procul ut vidit (neque enim est accedere iuxta
ausa), refert mandata deae: paulumque morata,
quamquam aberat longe, quamquam modo venerat illuc,
815visa tamen sensisse famem retroque dracones
egit in Haemoniam, versis sublimis habenis.

Dicta Fames Cereris, quamvis contraria semper


illius est operi, peragit. Perque aera vento
ad iussam delata domum est et protinus intrat
820sacrilegi thalamos altoque sopore solutum
(noctis enim tempus) geminis amplectitur ulnis:
seque viro inspirat faucesque et pectus et ora
adflat et in vacuis spargit ieiunia venis.
Functaque mandato fecundum deserit orbem
825inque domos inopes adsueta revertitur antra.

Lenis adhuc somnus placidis Erysichthona pennis


mulcebat: petit ille dapes sub imagine somni
oraque vana movet dentemque in dente fatigat
exercetque cibo delusum guttur inani
830proque epulis tenues nequiquam devorat auras.
Ut vero est expulsa quies, furit ardor edendi
perque avidas fauces incensaque viscera regnat.
Nec mora, quod pontus, quod terra, quod educat aer,
poscit et adpositis queritur ieiunia mensis
835inque epulis epulas quaerit; quodque urbibus esse
quodque satis poterat populo, non sufficit uni,
plusque cupit, quo plura suam demittit in alvum.
Utque fretum recipit de tota flumina terra
nec satiatur aquis peregrinosque ebibit amnes,
840utque rapax ignis non umquam alimenta recusat
innumerasque faces cremat et, quo copia maior
est data, plura petit turbaque voracior ipsa est:
sic epulas omnes Erysichthonis ora profani
accipiunt poscuntque simul. Cibus omnis in illo
845causa cibi est, semperque locus fit inanis edendo.

Iamque fame patrias altaque voragine ventris


attenuarat opes, sed inattenuata manebat
tum quoque dira fames, implacataeque vigebat
flamma gulae. Tandem, demisso in viscera censu,
850filia restabat, non illo digna parente.
Hanc quoque vendit inops. Dominum generosa recusat
et vicina suas tendens super aequora palmas
“eripe me domino; qui raptae praemia nobis
virginitatis habes” ait. Haec Neptunus habebat.
855Qui prece non spreta, quamvis modo visa sequenti
esset ero, formamque novat vultumque virilem
induit et cultus piscem capientibus aptos.
Hanc dominus spectans “o qui pendentia parvo
aera cibo celas, moderator harundinis,” inquit
860“sic mare compositum, sic sit tibi piscis in unda
credulus et nullos, nisi fixus, sentiat hamos:
quae modo cum vili turbatis veste capillis
litore in hoc steterat (nam stantem in litore vidi),
dic ubi sit: neque enim vestigia longius exstant.”
865Illa dei munus bene cedere sensit et a se
se quaeri gaudens, his est resecuta rogantem:
“Quisquis es, ignoscas; in nullam lumina partem
gurgite ab hoc flexi studioque operatus inhaesi.
Quoque minus dubites, sic has deus aequoris artes
870adiuvet, ut nemo iamdudum litore in isto,
me tamen excepto, nec femina constitit ulla.”

Credidit et verso dominus pede pressit harenam


elususque abiit: illi sua reddita forma est.

Ast ubi habere suam transformia corpora sensit,


875saepe pater dominis Triopeida tradit. At illa
nunc equa, nunc ales, modo bos, modo cervus abibat
praebebatque avido non iusta alimenta parenti.
Vis tamen illa mali postquam consumpserat omnem
materiam dederatque gravi nova pabula morbo,
880ipse suos artus lacero divellere morsu
coepit et infelix minuendo corpus alebat.

Quid moror externis? Etiam mihi nempe novandi est


corporis, o iuvenis, numero finita potestas.
Nam modo qui nunc sum videor, modo flector in anguem,
885armenti modo dux vires in cornua sumo, —
cornua, dum potui! nunc pars caret altera telo
frontis, ut ipse vides.” Gemitus sunt verba secuti.

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