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Universidad Autónoma de Entre

Ríos
Facultad de Humanidades Artes
y Ciencias Sociales

Pre diseño de Investigación

Carrera: Licenciatura y Profesorado en Historia

Cátedra: Lectura de los Discursos Historiográficos

Docente: Mg. Fabiana Alonso

Aux. Docente: Lic. Claudio Maidana

Alumno: Frías Rodrigo

Año académico: 2014


Si realizamos un análisis contrastando la popularidad que adquirió la figura de Eva Duarte
de Perón con la de Juan Domingo Perón, veremos que la el fanatismo por la figura de Eva
se produjo ni bien el gobierno peronista avanzó hacia el plano educativo. Mediante la
promoción de la obra “La razón de mi vida”, autobiografía de Eva publicada en todos los
niveles de enseñanza, que originó el malestar de la Iglesia. La lectura obligatoria de este
texto escolar, significó una religiosidad paralela para el clero y para la población.
Podemos señalar que en los años ’90 se produjo un boom en el que la figura de evita tomó
un rol preponderante, convirtiéndose en un ícono: protagonizó novelas, obras de teatro
que integraron las marquesinas más taquilleras de Argentina y de todo el mundo, películas
nacionales e internacionales y hasta poesías, desplazando a la imagen del general como
un mero personaje histórico.
Existe un único libro donde el viejo caudillo recupera un rol central y absoluto. Se trata de
La novela de Perón, del periodista Tomás Eloy Martínez. Obra que alcanzó el título de best
seller y fue traducida al inglés al portugués y a otros cuatro idiomas.
Nos preguntamos entonces ¿Por qué no emergieron nuevas producciones para abordar
más detalladamente a este personaje?.
Un comentario del autor que aparece en Santa Evita podría darnos una pista:
“Pensé, siguiendo a Walter Benjamin, que cuando un ser histórico ha sido redimido se
puede citar todo su pasado: tanto las apoteosis como lo secreto. Será tal vez por eso que
en La novela de Perón sólo acerté a narrar lo más privado de Perón, no sus hazañas
públicas: cuando trataba de abarcarlo por entero, el texto se me quebraba entre los
dedos”.1
Estamos frente a un texto de anecdotario y aventuresco en el más puro sentido de la
palabra. Pero no todo es ficción, porque se analiza una figura pública, un personaje
histórico.
Esta es una obra que recorre lo siniestro y lo absurdo como estrategia narrativa, que
pretende humanizar a la figura de Perón.
Para analizar la figura de Perón desde la perspectiva de este relato ambicioso, complejo, y
paradigmático de un estilo de escritura que se confronta con la historia, el cual ya ha
ganado un merecido protagonismo a la hora de hablar sobre las relaciones del peronismo
y la literatura, debemos analizar dos variables, el discurso político y el contexto histórico.
La intención de este trabajo es encarar este texto en clave de diálogo entre ambas.
No podemos proferir una explicación intensiva del contexto histórico sin antes explicar el
fenómeno político del populismo, significación peyorativa, principalmente usada y que se
usará a lo largo del siglo XX para designar a la política de los gobiernos latinoamericanos.
Podríamos definirla como el uso de "medidas de gobierno populares", destinadas a ganar
la simpatía de la población. Su objetivo primordial no es transformar profundamente las
estructuras y relaciones sociales, económicas y políticas, sino el preservar el poder y la
hegemonía política a través de la popularidad entre las masas.
Muchas veces el peronismo afronta una complejidad para ser analizado desde estas
variables ya que según afirman algunos especialistas “el peronismo no puede ser
caracterizado como una ideología” (SIGAL, S y VERÓN, E, 2003: 21).
PROBLEMA

Relaciones entre ficción y memoria


¿Puede una novela histórica ser clave para comprender el pasado?

PRIMEROS LINEAMIENTOS

1
Martínez, Tomas Eloy (1995),“Santa Evita”, Buenos Aires: Planeta. Pág 64
Entendiendo a la historia como una práctica científica productora de conocimientos que
se encuentra condicionada por modalidades, es decir distintas formas de hacer historia,
según de Certeau (2006), son el resultado de una alquimia entre la variación de la
construcción de datos, de los objetos de investigación, sus contextos de comprobación, de
la asignación de significados a los resultados obtenidos (práctica) y las posibilidades que
tienen los limites que se le imponen a los historiadores (lugar), todas ellas son las reglas
que gobiernan las formas de escribir en historia.
Sin lugar a dudas, la reflexión principal de la novela tiene que ver con la cuestión de la
acción de narrar. Hay una línea argumental que va guiando la trama. Esta obra hace hablar
a la figura de Perón desde una perspectiva biográfica, este relato nos brinda una
radiografía psicológica del pensamiento de Perón.
La novela de Perón es un texto que abarca múltiples fronteras literarias, porque trabaja
con discursos tomados de diversas áreas, entre las cuales el rol de periodista del autor
asume una dinámica central.
Bajtín (…), plantea la idea de que el uso de la lengua se adecua a las diferentes esferas de
la praxis humana. A cada esfera corresponde una utilización diferente. El uso de la lengua
se puede ver manifiesto en los enunciados, que son concretos e individuales, porque
pertenecen a cada hablante.
De esta manera cada ámbito de la actividad humana desarrolla su propio conjunto de
enunciados, más o menos estables: los géneros discursivos. En esta obra vemos que se por
momentos se genera un espacio nuevo, imposible de encasillar en uno u otro género. Se
caracteriza por la hibridez, frecuente en los relatos escritos a partir de los años ochenta.
El lector se encuentra entrenado para aceptar la convivencia de espacios disímiles. La
relación entre periodismo y literatura aparece desarrollada de modo explícito en esta
novela donde el autor sondea en el pasado de Perón. Tomás Eloy Martínez esboza
reflexiones concretas sobre el periodismo, que además de ser su profesión, es tema un
recurrente en sus obras.
El autor encuentra un dispositivo en este medio es el carácter de reconstrucción de la
realidad que posee la palabra.
Entonces, ¿podemos afirmar que esta obra realiza un aporte para la reconstrucción y
reinterpretación del pasado?.
Cuando de Certeau (2006), se pregunta “Que fabrica el historiador cuando hace historia?.
¿En qué trabaja?.¿Que produce?”, se propone, probar que la operación historiográfica
refiere a la combinación de un lugar social de prácticas científicas y de una escritura, el
análisis de las condiciones previas, de las cuales el discurso nos habla, nos permite
precisar las leyes que organizan el espacio producido como un texto.
Es así que la escritura histórica se construye en función de una institución cuya
organización obedece a reglas propias que exigen ser examinadas en sí mismas. Toda
investigación historiográfica está relacionada con un lugar de producción socioeconómico,
político y cultural.
En esta dialéctica que tensiona ficción-verdad y que guía la novela de Perón, el autor
maneja hechos verídicos. Este libro es el resultado de una investigación iniciada entre los
años 1972 y 1973, los primeros borradores de la obra estaban compuestos por más de
2000 páginas. En este sentido podemos afirmar que su labor se asemeja a la práctica del
historiador y con las herramientas del periodismo narrativo, reconstruye el mito colectivo.
Aquello que certifica en última instancia su logro, es la visión personal que el periodista
nos ofrece con altas dosis de veracidad. En el prólogo, afirma el autor de la obra que
“narrar a Perón es un oficio inagotable”.
Las fuentes que utiliza el autor son una serie de vastos datos comprobables entre los que
se destacan, recortes de períodicos como “La Razón”, de nuestra ciudad y “La acción”,
archivos de la agencia internacional de inteligencia, diarios personales, pero también
muchas ideas surgen de una larga entrevistas que mantuvo el periodista con Perón el 29
de Junio de 1966.
La novela, analizada a partir de la categoría del “archivo”, da cuenta de una estructura
trabajada a partir de la acumulación de datos. La premisa de este tipo de escritura
consiste en que para alcanzar algo así como una versión de los hechos, se hace necesario
reunir un amplio caudal de información. Refleja el modus operandi del periodista, que
organiza su historia mediante la pesquisa. Podemos analizar la figura del narrador como
un “detective literario”. Dicha dinámica da cuenta del cruce que se da entre política y
literatura, periodismo e historia.
François Hartog, realiza un análisis de la intensificación que se produce con el uso del
pasado, y refiere principalmente al rol que ocupa la presencia de lo que da a conocer
como la figura de “el testigo”, y lo caracteriza como “una fuente o una voz que se quiere
escuchar en directo, sin pasar por una mediación” (Hartog; 2010: 18).

RELEVAMIENTO DE FUENTES

Para la realización del pre-diseño de Investigación se priorizará el uso de la siguiente


bibliografía:

SIGAL, Silvia y VERÓN, Eliseo (2003), “Perón o Muerte”, Buenos Aires: Eudeba, Cap I.
de CERTEAU, Michel (2006). “La escritura de la historia”, México: Universidad
Iberoamericana.
HARTOG, François (2010). “El historiador en un mundo presentista”. Buenos Aires:
Biblos.

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