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El agua como tal no se digiere y el 95% se absorbe en el intestino delgado y en el grueso el 5% restante.
Además, el agua no se metaboliza. El exceso se elimina por la orina a través de los riñones. Es por ello
fundamental que en el interior del organismo exista un balance hídrico adecuado (ver Tabla 4), es decir, que
el consumo de agua - junto a la producción de la misma de forma endógena-, debe estar equilibrado con las
pérdidas de liq́ uido.
Tabla 4. Balance hídrico corporal normal. Fuente: Lozano JA. La nutrición es con-ciencia, 2011.
Las perdidas del agua ocurren por cuatro viá s distintas:
Cuando hay una ingesta excesiva de agua o de solutos, se ponen en marcha distintos mecanismos de
recuperación y restablecimiento del balance hídrico.
Aumento de la ingesta
Cuando se ingiere mucha cantidad de liquido procedente de la bebida o comida rica en agua, se producirá
una pérdida de agua extra por viá renal, mediante la producción abundante de orina diluida. Este mecanismo
impide la hinchazón corporal debida al agua, ya que el exceso se elimina por la orina.
Ingesta deficitaria
Cuando no se ingiere la cantidad de agua necesaria para mantener el balance hid́ rico, disminuye la
eliminación renal, dando lugar a una orina muy concentrada. Si la ingesta de liq́ uidos es muy baja, se puede
producir una deshidratación de mayor o menor gravedad. Habitualmente, el individuo corrige esta situación
al experimentar una gran sensación de sed, que al calmarla ingiriendo líquidos recuperará el balance hídrico.
Eliminación excesiva
Cuando hay una eliminación excesiva de liq́ uido, existe riesgo de que se produzca una deshidratación del
organismo, por lo que se debe compensar bebiendo líquido y activando mecanismos para evitar la excreción
renal. Pueden ocurrir:
1. a) Pérdidas renales: Se produce una pérdida mayor si la dieta es rica en proteiń as y sales minerales.
Los metabolitos de las proteínas se eliminan por viá renal y necesitan agua para diluirlos, por lo que
aumenta la pérdida de agua.
2. b) Pérdidas cutáneas: Los factores que afectan a la pérdida cutánea de liq́ uidos mediante
sudoración son:
o - La temperatura del medio ambiente.
o - La temperatura del organismo y fiebre.
o - La actividad fiś ica.
3. c) Pérdidas pulmonares: Cuando se realiza una actividad física intensa aumenta la función
respiratoria, que produce un aumento en la eliminación de vapor de agua por las viá s respiratorias.
4. d) Pérdidas digestivas: Cuando el sujeto tiene diarrea, se puede perder una gran cantidad de agua
por viá fecal.
Eliminación deficitaria
La eliminación deficitaria se produce principalmente cuando existe una patologiá relacionada con la
insuficiencia renal.
Reguladores fisiológicos del equilibrio hídrico.
El organismo utiliza dos sistemas para equilibrar el contenido hídrico (Tabla 5):
1. - Niños de hasta 6 meses de vida que obtienen el agua a partir de la leche materna: 100-190
mL/kg/diá .
2. - Niños de 6 a 12 meses: 800-100 mL/día
3. - Niños hasta 2 años de vida: 1100-1200 mL/diá • Niños de 2 a 3 años: 1300 mL/diá
4. - Niños de 4-8 años: 1600 mL/día
5. - Niñas 9-13 años: 1900 mL/diá
6. - Niños 9.13 años (varones) 2100 mL/diá
7. - Los Adolescentes mayores de 14 años se consideran adultos con respecto a la ingesta de agua.
8. - Mujeres: 2 L/diá (cuando el percentil es mayor de 95 se recomienda 3,1 L)
9. - Hombres: 2,5 L/día (cuando el percentil es mayor de 95 se recomienda 4,01 L).
10. - Embarazadas: Se propone un incremento de 300mL/ diá .
11. - Madres lactantes: Un aumento en 700 mL/día por encima de la ingesta correspondiente a mujeres
no lactantes.
Estas recomendaciones solo se aplicaran cuando la temperatura exterior y la actividad fiś ica sean
moderadas, pudiendo aumentar hasta aproximadamente 8.000 mL/diá en determinadas circunstancias.
Aunque en tales situaciones, es importante controlar que se produzca una ingesta muy elevada de agua, dado
que puede producirse una intoxicación por agua hipoosmolar con edema cerebral. Finalmente, recordar que
las recomendaciones serán personalizadas y se tendrán en cuenta los factores ambientales y energéticos
individuales.
Fisiopatología
En condiciones normales donde no existe fisiopatología alguna, el exceso de agua consumida no se
almacena en el organismo, sino que se pierde por diferentes viá s como ya se ha comentado previamente. Sin
embargo, en algunas condiciones en las cuales se presenta una patología, el exceso de agua corporal puede
dar lugar a la formación de un edema. Si además aumenta el volumen de la sangre, se producirá un
incremento de la presión arterial.
La ingesta excesiva de sal puede aumentar la retención de líquido, para mantener la concentración de solutos
en sangre. Al retener mayor cantidad de agua, aumenta el volumen sanguíneo y por tanto la presión
sanguínea.
Además, un déficit de agua en el organismo conlleva a una deshidratación, debido a que la cantidad de agua
corporal es menor de la que se requiere para llevar a cabo las distintas funciones fisiológicas.
Deshidratación
La deshidratación es el proceso en el cual se pierde parte del agua, originando un déficit de agua en el
organismo. Cuando las pérdidas de liq́ uido representan más de un 1%, se produce una disminución del
rendimiento de la actividad fiś ica, una menor capacidad de termorregulación y una disminución del apetito.
Además, cuando se realiza actividad fiś ica en un ambiente caluroso, que conduzca a perdidas de tan solo el
1%, se produce también un aumento “peligroso” de la temperatura corporal.
Un déficit de agua de un 4% produce una disminución del rendimiento físico más grave; dificultades en la
capacidad de concentración mental, dolor de cabeza, irritabilidad, somnolencia y aumento de la temperatura
corporal. Con un déficit del líquido superior al 8% pueden ocurrir graves secuelas, llegando incluso a la
muerte.
También puede aparecer la deshidratación cuando la temperatura exterior es muy alta y se pierde más de un
10% del agua corporal, entonces se produce un golpe de calor que puede ser potencialmente mortal. El golpe
de calor va asociado a un aumento de la temperatura corporal y a una insuficiencia cardiorrespiratoria, que
produce una reducción en la perfusión de los tejidos y una insuficiencia de los órganos. El riesgo de sufrir un
golpe de calor es mayor en los niños que padecen gastroenteritis.
Cuando se produce una deshidratación crónica puede aumentar el riesgo de padecer infecciones,
especialmente de las viá s urinarias. Se ha descrito que cuando hay una ingesta mayor de liq́ uidos, se produce
una disminución de la recurrencia de la infección del tracto urinario.
Según sea la relación de liq́ uido con respecto a la pérdida de electrólitos, la deshidratación se puede
clasificar como isotónica, hipertónica o hipotónica.
Hiperhidratación
Cuando se consume agua de forma excesiva se puede producir una intoxicación de agua con hiponatremia
(cuando la concentración de sodio es igual o menor de 130 mmol/l), que puede ser potencialmente mortal.
Este proceso se ha observado en pacientes psiquiátricos con polidipsia psicogénica, en deportistas que tras
un esfuerzo fiś ico prolongado han consumido agua libre de electrolitos y, en personas ahogadas en agua
dulce. Los efectos de la hiperhidratación e hiponatremia dependen de la rapidez con la que disminuye el
nivel absoluto de sodio en plasma, a consecuencia del movimiento del fluido extracelular hacia el espacio
intracelular. Cuando tiene lugar una expansión del volumen intracelular, puede producirse un edema del
sistema nervioso central, congestión pulmonar y la destrucción de las células musculares.
Mantener el volumen celular en condiciones hipotónicas puede implicar una salida masiva de electrolitos a
través de los canales de Cl y K, a costa de una pérdida de agua del interior de la célula y de su
deshidratación, produciéndose una desmielinización osmótica del cerebro.
Cuando se siguen hábitos alimenticios normales, es difić il que el consumo excesivo de agua exceda la tasa
de excreción máxima de los riñones (0,7-1L/h), pero en ciertas ocasiones a consecuencia del estrés por calor
y el ejercicio, puede reducirse la excreción renal de agua.
Tabla 6. Cantidad de agua producida en la oxidación metabólica total de hidratos de carbono, lípidos y
proteínas.
El principal aporte al organismo –aproximadamente el 80% del total-, se realiza a través de la ingesta de
agua potable y bebidas en general. Además, a esta ingesta hay que sumarle el agua que contienen los
alimentos que se consumen, que puede variar ampliamente (ver Tabla 7).
Tabla 6. Contenido aproximado en agua (%) de diferentes alimentos y bebidas. Fuente: Gil A. Tratado de
Nutrición, 2010.
El contenido en agua que aportan los alimentos de panadería es muy bajo, el de las comidas cocinadas varía
entre un 40% y un 70%, y en las frutas y las verduras hay más de un 80% de agua, aumentando hasta el 90%
en la leche materna y de vaca. Por tanto, las dietas ricas en frutas y verduras tienen un mayor aporte de agua
que los productos de comida rápida, con menor contenido en agua y mayor en grasa. Es importante resaltar
que existen alimentos ricos en agua como los caldos, sopas, gazpacho y salmorejo, que además aportan
nutrientes a nuestro organismo. Durante las estaciones más calurosas, se debe aumentar el consumo de
alimentos liq́ uidos y este tipo de alimentos son una buena opción, siempre que formen parte de una dieta
equilibrada y óptima.
Se considera agua potable aquella que se utilizada para beber, cocinar y para otros usos domésticos. El agua
potable puede proceder del grifo, del aljibe o adquirirse envasada. Se pueden distinguir tres tipos de aguas
envasadas:
Las bebidas refrescantes son bebidas elaboradas con agua potable y distintos ingredientes autorizados por la
legislación. No son alcohólicas, ni fermentadas, pueden contener o no anhídrido carbónico. El valor
nutricional de estas bebidas es prácticamente nulo, aunque algunas de estas bebidas pueden aportar vitamina
C: Por otra parte, pueden tener un alto valor calórico dado que la mayoría contiene azúcar añadido –entre un
10% y 12%-. Sin embargo, en los refrescos denominados bajos en caloriá s o light, se produce una reducción
calórica drástica entre el 80% y 100%, con respecto a los azucarados, ya que se emplean edulcorante
artificiales acalóricos.
Los zumos de frutas son líquidos obtenidos al exprimir la fruta fresca o parcialmente fermentada. Según
haya sido el tratamiento tecnológico, los zumos de frutas conservan muchos de los nutrientes de la fruta
fresca.
Existen también bebidas de reposición de fluidos a base de liq́ uidos y solutos - ricos en hidratos de carbono
y electrolitos- para mantener la hidratación, sobre todo en personas que realizan actividad fiś ica de forma
habitual. Las bebidas isotónicas contienen la misma concentración de potasio y sodio que el líquido
extracelular, para mantener el equilibrio entre los diferentes compartimentos.