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Historiografía contemporánea

drá lugar bajo la égida de un modelo historiográfico pre-


dominante, el positivista-historicista. Éste no escapará a
la poderosa influencia del auge que las ciencias de la na-
turaleza experimentan a lo largo de esa centuria, con su
defensa de una visión del pasado objetiva y neutral ale-
jada de toda interpretación ideológica (excluyendo la su-
ya propia, fundamentada en un positivismo impregnado
de los valores de la sociedad liberal-burguesa con que se
identificaban sus cultivadores).
Este modelo entrará en crisis al iniciarse el siglo XX, sien-
do cuestionado y, progresivamente, sustituido por otros
paradigmas historiográficos: el marxista, el de la escuela
de Annales y el cuantitativista. Impulsaron un enriquece-
dor debate teórico, así como ampliaron considerablemen-
te el instrumental metodológico y los campos de estudio
de la disciplina, aspirando igualmente a alcanzar un esta-
tus científico similar al que defendían las demás ciencias
sociales, con las que abrieron numerosas vías de comuni-
cación.
En el último tercio del siglo XX, no obstante, esos pa-
radigmas comienzan a mostrar sus debilidades, abriendo
un nuevo período crítico en el ámbito de la historiogra-
fía (y las demás ciencias sociales) en el que aún estamos
inmersos.

Primera página del panfleto de Sieyès, 1789. La historiografía


que se consolida tras el período revolucionario abierto en 1789
aspirará a un conocimiento objetivo sustentado en las fuentes
documentales.
1 Siglo XIX. El surgimiento de la
Definida como el estudio bibliográfico y crítico de los es- ciencia histórica
critos sobre historia y sus fuentes y de los autores que
han tratado de estas materias, el nacimiento de la histo-
riografía contemporánea o ciencia histórica, entendi- entre tradición literaria histórica y erudición documental
da como disciplina constituida sobre unas bases teóricas cristaliza al abrigo de una concepción del fluir temporal
que aclaren el objeto de estudio y articulada a través de humano y social como proceso causal racionalista e in-
una metodología que estipule la forma de constatar los he- manente: la historia ya no será una crónica basada en tes-
chos históricos, se produce en el tránsito del siglo XVIII timonios de nuestros antepasados, sino una investigación.
y el XIX; esto es, en la transición de la Edad Moderna Este nuevo planteamiento historiográfico se verá poten-
a la Contemporánea. En ese momento, las dos líneas de ciado por las hondas transformaciones que experimenta
estudio del pasado que habían ido perfilándose a lo lar- Europa durante el período revolucionario comprendido
go de los siglos precedentes, la historia entendida como entre 1789 y 1815, décadas que verán el doloroso parto
narración de los hechos pasados y la que se asienta en el del mundo contemporáneo. A partir de ahí, a lo largo de
análisis textual de los documentos legados por sus prota- la centuria y hasta comienzos del siglo XX se asentará un
gonistas, convergen dando lugar a la moderna disciplina primer modelo de ciencia histórica, hegemónico durante
histórica. un siglo, que presentará una doble faz: la historicista y la
A partir de ahí, el siglo XIX verá el crecimiento, expan- positivista. Ambas, no obstante, con un mismo objetivo:
sión e institucionalización de la misma. Todo lo cual ten- el análisis racional del pasado.

1
2 1 SIGLO XIX. EL SURGIMIENTO DE LA CIENCIA HISTÓRICA

1.1 La Escuela Alemana. El Historicismo científicamente conocida por medio de conceptos de va-
lidez general. Si el objetivo de la historia era el cono-
En las tierras del extinto Sacro Imperio Germánico, el cimiento de hechos individuales por medio de su com-
sísmico período que inicia la Revolución Francesa y cie- prensión empática, al tiempo que se constituía un nuevo
rran las guerras napoleónicas despertará la adormecida objeto histórico –el Estado nacional-, era necesario fun-
conciencia nacional alemana. El derrotado estado pru- damentar una metodología específica. Ante todo, estable-
siano reacciona abordando mínimas reformas para lo- cer los hechos ocurridos en el pasado, lo que exigía buscar
grar crecimiento sin revolución y crear un nuevo consen- fuentes que demostraran que los aquellos realmente ocu-
so cohesionador de la sociedad. En el proceso de cons- rrieron –impulsando poderosamente la crítica textual y la
trucción de una nueva identidad colectiva, el papel de la hermenéutica−. Siendo hechos humanos, el Historicismo
historiografía germana –a partir de la nueva noción de postulaba la necesidad de entenderlos en su significado
ciencia histórica- será fundamental. Construcción nacio- individual e irrepetible, lo que igualmente exigía cierta
nal y desarrollo de la disciplina histórica irán de la mano. capacidad artística: una historia narrativa.
Así, el Historicismo partía de los rasgos conservadores
de la Ilustración para negar sus consecuencias: reacción • Barthold Georg Niebuhr (1776-1833) fue el pione-
frente al universalismo racionalista de Kant y a la inter- ro en la utilización del nuevo método histórico críti-
pretación hegeliana de la historia (universalismo, concep- co, usando el análisis sistemático de las fuentes co-
ción filosófica de la ley y cierta visión de progreso). El mo base de una narración. Concibe la historia co-
Historicismo defenderá la naturaleza individual de los he- mo una forma de enseñanza patriótica que frene las
chos históricos (progreso humano frente a repetición de ideas revolucionarias. Se halla próximo a la Escuela
la naturaleza), la constatación de éstos a través del aná- Histórica del Derecho, contraria a los planteamien-
lisis documental y el establecimiento de un nuevo sujeto tos 'iusnaturalistas' e ilustrados, defendiendo la pe-
histórico (frente al universalismo ilustrado): el Estado na- culiaridad individual e histórica de las leyes de cada
ción. pueblo.

• Pero si a un autor hay que destacar, ese es Leopold


von Ranke (1795-1886). Autor de una ingente obra
sobre la historia política y diplomática europea de
los siglos XVI y XVII, llevó a cabo una búsque-
da exhaustiva de documentos originales, que uso
como base para su narración. Su metodología es
empirista, de naturaleza positivista, con una con-
cepción descriptivista de la ciencia histórica, la cual,
afirma, debe ir encaminada a restablecer los hechos
mediante una reconstrucción objetiva del pasado.
En Ranke hallamos los fundamentos filosóficos del
Historicismo:

“Los hechos y situaciones pasadas son úni-


cos e irrepetibles y no pueden comprenderse en
virtud de categorías universales sino en virtud
de sus contextos propios y particulares”

Es una concepción que defiende la historicidad radical de


todos los fenómenos humanos; éstos serían resultado de
la razón humana concebida ahora como histórica, en con-
traste con la razón intemporal de los ilustrados. Así, asu-
me que la actividad de los hombres se canaliza a través
Leopold von Ranke en 1877. Principal representante del
de las naciones, ente fundamental de la sociedad. Cada
Historicismo decimonónico. una es distinta y peculiar, y no valen las generalizacio-
nes, identificando consciente y deliberadamente Estado y
Al postular la diferencia radical entre los fenómenos de nación.
la naturaleza y de la historia liberó a ésta del dominio Resulta indudable la existencia de motivaciones políticas
de la ley natural y la consagró como única vía para en- subyacentes a esta concepción histórica –como en todas-
tender todos los fenómenos humanos, reductibles en úl- , causa de la primacía de lo político-diplomático sobre
timo término a su peculiar historia. De ese modo liqui- otros posibles campos de investigación: la construcción
dó la visión de una naturaleza humana susceptible de ser de la unidad alemana, concebida además como defensa
1.2 El Positivismo 3

del orden establecido frente a la amenaza revolucionaria nera grandes historiadores durante la primera mi-
–sin duda consecuencia psicológica del temor provocado tad del siglo, alcanzada ya la legitimidad histórica
por el período revolucionario−. Pero también debemos del nuevo orden burgués. No obstante las tensiones
destacar que, además de ideología y nacionalismo, asi- sociales provocadas por la propia industrialización
mismo lograron conocimiento histórico verdadero que, obligarán a reforzar el consenso. Así Thomas B.
en virtud de su racionalidad y apoyatura documental, ins- Macaulay (1800-1859) será el promotor de la in-
tauraba un nivel de crítica autónoma potencialmente des- vestigación archivística, aunque lastrado por la he-
tructiva de mitos y falacias históricas. A partir de enton- rencia retórica de la tradición literaria. Ésta se-
ces sería imposible hablar del pasado sin tener en cuenta rá, durante mucho tiempo, una característica de la
los resultados de la investigación histórica. historiografía inglesa impregnada por la interpreta-
ción whig. Pasado el ecuador de la centuria, la eli-
minación de la amenaza revolucionaria interna lleva
1.1.1 Nacionalismo e Historia al debilitamiento del combate ideológico, desapare-
ciendo el optimismo whig. Su historiografía se va-
Con el surgimiento de las escuelas nacionales de histo- cía de ideas y el historiador debe limitarse a trans-
ria se mantuvo la tesis de la participación interpretativa cribir los hechos objetivos de los documentos, sin
del historiador en la construcción del relato histórico. Los percatarse de que la propia elección de aquellos ya
nuevos estados con aspiraciones a transformarse en na- trasluce una forma de pensar moldeada por un tipo
ciones surgidos al calor de la Revolución Francesa, que ya concreto de sociedad.
no basaban su autoridad en la delegación divina, debían
buscar nuevas fuentes de legitimación, hallándolas en la
historia. Los historiadores nacionales presentarán ésta co- • En Francia la generación historiográfica postrevo-
mo una genealogía de la nación, demostrando la milenaria lucionaria asume aquellos postulados mejor enca-
existencia de la misma, cuya esencia habría permanecido minados a la defensa del nuevo orden social bur-
inmutable a través de las generaciones. De esa forma, el gués, obviando los más “subversivos”, en una relec-
nuevo estado burgués quedaba legitimado por ser la ex- tura conservadora de la Ilustración. Así la Carta so-
presión institucionalizada del nuevo sujeto histórico por bre la historia de Francia de Agustín Thierry (1795-
antonomasia, el pueblo-nación, entendido como la comu- 1856) es un ensayo sobre la formación y progresos
nidad de los hombres que comparten una historia y una del Tercer Estado, planteando los fundamentos de
cultura. Los intelectuales creerán hallar las raíces nacio- una renovación histórica acorde con los cambios so-
nales en la cultura popular, cuyo rescate y reelaboración ciales: supera la historia legitimadora del Antiguo
será una de las señas de identidad del Romanticismo. Régimen por otra a favor de la sociedad burguesa.
François Guizot (1787-1874) se centró en el estudio
del desarrollo del gobierno representativo en Ingla-
terra, mientras que en Jules Michelet (1789-1874)
la investigación archivística sumada a la construc-
ción del relato narrativo buscaba la conexión en-
tre los conflictos políticos y las condiciones socio-
económicas. Mezcla de republicano y nacionalista,
concibe al pueblo de Francia –el Tercer Estado de
la Revolución- como protagonista histórico. Por su
parte Fustel de Coulanges (1830-1889) trabaja una
historia patriótica y conservadora, en la línea del his-
toricismo prusiano, explicando la evolución social a
partir de la religión e incidiendo en la defensa de la
propiedad privada: familia y religión nacieron estre-
chamente asociadas a aquella.

De este modo el nacionalismo romántico fomentó el desa-


rrollo de historiografías nacionales que facilitaron a las
burguesías europeas la creación de su propia identidad
nacional y su divulgación entre los demás grupos socia-
les.

Jules Michelet, precursor de la ciencia histórica en Francia 1.2 El Positivismo


A partir de mediados de siglo el Positivismo se convier-
• La Gran Bretaña de la Revolución Industrial no ge- te en el gran paradigma intelectual, intento de aplicación
4 2 EL SIGLO XX. LA ERA DE LOS GRANDES PARADIGMAS

de los conceptos científicos decimonónicos a las esta- 2 El siglo XX. La era de los grandes
bilizadas sociedades burguesas. Su gran sistematizador
es Auguste Comte (1798-1857), fundador de la ciencia
paradigmas
sociológica. Defendía que la marcha progresiva del es-
píritu humano como algo autónomo explicaba el cambio El período integrado por las dos guerras mundiales y las
histórico, auténtica ley fundamental del desarrollo inte- alteraciones de entreguerras (1914-1945), con sus inevi-
lectual humano. Éste atravesaba tres estados: el teológico tables conmociones intelectuales, acabaron con el pre-
o ficticio (Religión), el metafísico o abstracto (Ilustración) dominio de la escuela positivista-historicista en la prác-
y el científico o positivo, del que Compte se erigía en pro- tica historiográfica (simultáneamente a la fractura de
feta. De ese modo, una vez al historiador se le han dado las sociedades liberal-burguesas surgidas al calor de la
las leyes de la evolución social, solo debe aplicarlas a la revolución industrial). A partir de ahí, tres nuevos para-
investigación concreta. digmas se disputarán el predominio en la práctica histó-
rica desde la segunda posguerra hasta los años 1980. La
escuela de Annales, la marxista y la cuantitativista. Pese a
partir las tres de presupuestos ideológicos y teóricos muy
diferentes, a lo largo del siglo abundaron entre ellas las
influencias, comunicaciones e intercambios, más aún si
pensamos la enorme diversidad interna que las caracte-
rizaba. Igualmente podríamos destacar sus puntos en co-
mún: ampliaron enormemente la temática de los estudios
históricos, renovaron fundamentalmente su metodología,
agrandaron el concepto de fuente histórica e impulsaron
la aproximación a las demás ciencias sociales.

2.1 La crisis del positivismo

Inaugurada la nueva centuria, la práctica historiográfi-


ca parecía firmemente asentada en el modelo empírico-
positivista/historicista elaborado a lo largo de los cien años
anteriores. Sin embargo aquél iba a enfrentarse a una seria
crisis cuyos precedentes podemos hallarlos en la segunda
mitad del XIX. Así, Jacob Burckhardt (1818-1897) as-
piraba a superar los límites de la historiografía político-
militar vigente adentrándose en el campo más amplio
de la historia de la cultura. El norteamericano Frederick
Jackson Turner (1861-1932), por su parte, inicia la aper-
tura hacia las ciencias sociales con su noción de “fronte-
ra” para comprender las características diferenciales de
la historia estadounidense respecto de la europea, inci-
Auguste Comte, fundador y gran profeta del Positivismo. diendo en los factores geográficos y adoptando precep-
tos del darwinismo social. Por su parte Wilhelm Dilthey
La historia positivista, íntimamente emparentada con la cuestionó el carácter científico de la disciplina histórica
historicista, es por tanto la de los hechos, “establecidos así como la capacidad de neutralizar al historiador en su
a través de los documentos, inductivista, normativa, des- investigación.
de luego, pero sujeta a método”. Aspirando a un modelo
“científico”, su horizonte era la plena objetividad en su En esta ofensiva creciente contra la historiografía ofi-
forma de mirar al pasado. Por ello esta escuela siempre cial la ascendente influencia del marxismo va a ser cru-
insistió en el rechazo a toda “teoría” y “filosofía”, no sien- cial. La misma será debida tanto a la expansión del
do conscientes sus defensores de su absoluta tributación movimiento obrero como a su “capacidad para dar cuenta
a la idea positivista de ciencia, a su vez elaboración de un global y racional del curso efectivo de los procesos histó-
modelo social plenamente impregnado de una cosmovi- ricos: las causas de las transformaciones en la estructu-
sión burguesa y capitalista. Paradójicamente, la hora de ra económica, la modalidad de su conexión con los con-
su triunfo será la del inicio de su declive. Como cien años flictos sociales y políticos coetáneos y la manera como
ante, las convulsiones políticas y sociales con que se abre ello se reflejaba y condicionaba el universo intelectual y
[cita requerida]
el siglo XX dejarán obsoletos los modos historiográficos cultural”.
institucionales, abriéndose la puerta a una rica, diversa y Así, su influjo es destacado en lo referente a la cristali-
profunda transformación de la disciplina que se impondrá zación de las historias económica y social como discipli-
tras la II Guerra Mundial. nas autónomas, empujadas además por los cambios que la
2.2 La Escuela de Annales 5

sociedad industrial estaba experimentando en las prime- 2.2 La Escuela de Annales


ras décadas del siglo pasado. Entre los grandes precur-
sores de la apertura de la historia hacia las demás cien- En 1929 Lucien Febvre (1878-1956) y Marc Bloch
cias sociales debemos destacar a Arnold Toynbee (Lec- (1886-1944) fundaron la revista Annales d’Histoire Eco-
ciones sobre la Revolución Industrial), George Unwin (La nomique et Sociale como alternativa a la historia domi-
organización industrial en los siglos XVI y XVII) o Charles nante, superando el enfoque político-diplomático y mili-
Beard (Una interpretación económica de la Constitución, tar. Aportaciones en su haber son la enorme ampliación
obra en la que trata de ahondar en los intereses materiales de los campos de trabajo y métodos de investigación to-
que empujaron a los redactores de la constitución norte- mados de otras disciplinas, innovaciones que pueden ob-
americana, más allá de la tradición idealista en que se les servarse en obras como Los caracteres originarios de la
valoraba). historia rural francesa (Bloch, 1933) o El problema del
descreimiento en el siglo XVI: la religión de Rebelais (Feb-
vre, 1942).
Respecto al paradigma que defienden, podemos desglo-
sarlo en los siguientes puntos: ahondar más allá de la
superficie de los acontecimientos; crítica a la noción de
“hecho histórico” como partícula atómica de la historia
(no existe tal cosa, afirman); énfasis en lo social; defensa
de la historia-problema frente a la historia-relato; amplia-
ción temática y búsqueda de nuevas fuentes (más allá de
las documentales); apertura hacia las ciencias sociales. En
definitiva, defienden una historiografía abierta a todos los
acontecimientos del hombre, una historia total.
Tras la II Guerra Mundial la escuela se generaliza en
Francia y se exporta a numerosos países (España e
Iberoamérica especialmente), sobre todo tras su difusión
en el IX Congreso Mundial de Ciencias Históricas en Pa-
rís. Su éxito es incontestable a partir de 1956, cuan-
do Fernand Braudel (1902-1985) asumió la dirección de
la revista. En El Mediterráneo y el mundo mediterráneo
en la época de Felipe II (1949) sistematiza el “modelo
ecológico-demográfico”, constituido por tres tiempos o
niveles: a) larga duración, en el que se desarrollan las es-
tructuras; b) duración media, marcado por las coyunturas
y c) tiempo corto, el tiempo del individuo y el aconteci-
miento. Predominan no obstante los dos primeros, que
son los que marcan la evolución histórica, siendo el último
Beatrice Webb, una de las fundadoras de la Historia Social en
como “la espuma sobre las olas”. Siguiendo el modelo, los
Gran Bretaña.
Annales estudiaron, con métodos innovadores, procesos
de larga y media duración sobre marcos geográficos pre-
cisos y asuntos poco tradicionales.
Sin duda el desarrollo de la Historia Económica ya supon- En su detrimento podemos aducir, por un lado, su escasa
drá, por si misma, un correctivo al modelo rankeano (de incidencia en la historiografía anglosajona y por otro que,
Leopold von Ranke), al demostrar la existencia de proce- pese a impulsar un importante cambio en los métodos y la
sos cuantificables generadores de modelos, tan historia- concepción del historiador, no lo hizo en la misma medida
bles como los sucesos político-militares. En lo referente en su teorización, tanto en lo referente a la naturaleza de
a la Historia Social, en un principio centrada en la vida la historia como a la naturaleza del conocimiento históri-
de las clases “bajas y laboriosas”, sus precursores en la co. En ese aspecto sus cultivadores han debido de echar
patria de la cuna de la Revolución Industrial fueron los mano del eclecticismo, no llegando a formular una nueva
matrimonios Beatrice y Sidney Webb (Historia del Sin- concepción de la historia. Ello quizá explicaría el epigo-
dicalismo), y John y Barbara Hammond (con su trilogía nismo que la escuela ha sufrido a partir de la retirada de
El trabajador del campo, El trabajador urbano y El tra- Braudel a comienzos de los 70. Annales ha perdido desde
bajador artesanal), iniciando una notable tradición que entonces su cohesión básica siendo desbordada por sus di-
se acrecentará a partir de mediados de siglo. También la vergencias latentes: historia cuantitativa, demografía his-
historiografía francesa es pionera en lo referente a los es- tórica, estrucuralismo/etnografía histórica, historia de las
tudios sociales: Jean Jaurés, Georges Lefebvre o Ernest mentalidades... La multiplicación de tendencias ha lleva-
Labrousse son algunos de sus fundadores. do a la desaparición de hecho de la escuela, aunque per-
6 2 EL SIGLO XX. LA ERA DE LOS GRANDES PARADIGMAS

maneciendo sus aportaciones.

2.3 La historiografía marxista

Surgido a mediados del siglo XIX, el marxismo dejará


sentir su impronta en las prácticas historiográficas del
siglo XX, sobre todo a partir del triunfo de la Revolución
Rusa. Su verdadera eclosión llegará, no obstante, con la
segunda posguerra.
El marxismo surge en la encrucijada de los años 40 del
XIX, cuando las consecuencias de la Revolución Indus-
trial comienzan a erosionar la credibilidad de las prome-
sas smithorianas, según las cuales el capitalismo traería la
felicidad a todos. Grupos crecientes de la población to-
man conciencia del empobrecimiento de la clase obrera
y de la evidente diferenciación de fortunas. Así el marxis-
mo cristaliza como la continuación de la línea más pro-
gresista de la Revolución Francesa: una radicalización del
pensamiento ilustrado.
Conocida es la lista de influencias intelectuales de Karl Karl Marx tuvo una influencia enorme en la historiografía del
Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895): la siglo XX
izquierda hegeliana, la crítica religiosa de Bauer, el hu-
manismo radical de Feuerbach y Moses Hess (quien
propone combinar la revolución filosófica alemana con a su superación dando lugar a un nuevo “modo de
la revolución política del socialismo francés). A ellas producción”. Dentro de este esquema, la destrucción del
se suman el conocimiento de los males sociales de la capitalismo –sistema de explotación vigente- liberaría
industrialización, la familiaridad con los mecanismos ca- a la última clase sometida, el proletariado (no existía
pitalistas, el estudio de la Economía Clásica y el trato con ninguna otra por debajo suyo), dando lugar a una
dirigentes obreros. De todo ello va a surgir un propósi- sociedad sin clases y sin explotación. Por otro lado, la
to de transformar el mundo y unos métodos para alcan- implantación de un sistema socialista liberaría las capa-
zarlo. Para ello Marx se propuso volver a historizar una cidades productivas generadas por la irracionalidad del
economía política que concebía fosilizada por un juego sistema, dando paso a una fase acelerada de crecimiento
de pretendidas categorías intemporales. Su análisis va, económico.
por tanto, más allá de la economía, es una metaecono- El marxismo tuvo una profunda influencia en las ciencias
mía. Así, en la Ideología Alemana (1845-1846) asienta sociales de posguerra, y más aún en la práctica historio-
sus principios básicos a partir de un marco materialista y gráfica, sin duda por la naturaleza de la construcción teó-
una concepción de estadios históricos (aportación de En- rica marxista, fundamentada en el análisis histórico. Para
gels) definidos por la naturaleza de las relaciones entre Pierre Vilar, Marx ha sido el “primer estudioso que ha
los hombres. Siendo el objetivo final la transformación propuesto una teoría general de las sociedades en movi-
del mundo, en el Manifiesto Comunista (1848) la investi- miento”. Aunque el materialismo histórico tuvo un carác-
gación del pasado se pone al servicio de un programa de ter supranacional, con principios comunes siempre elabo-
acción destinado a cambiar el presente. Por su parte El rados a partir de las bases teóricas del marxismo, no de-
Capital es una crítica a la economía política clásica. jó de presentar variaciones nacionales, gozando de gran
El Materialismo Histórico (visión histórica del heterogeneidad (potenciada por el doble proceso simul-
marxismo) es, por tanto, una concepción materialista táneo de “desnaturalización” y “recuperación” que aquel
de la historia que muestra la evolución humana a través ha experimentado a lo largo del siglo XX):
de etapas de progreso no definidas por el grado de
producción, sino por la naturaleza de las relaciones entre • La historiografía soviética adquirió sus perfiles clá-
los hombres que participan en el proceso productivo. sicos en los años 20, para sufrir con toda su inten-
El método de análisis marxista, la dialéctica, se centra sidad la impronta estalinista a partir de los 30 (His-
en las contradicciones subyacentes a toda realidad toria del Partido Comunista de la URSS, 1938), con
(tesis/antítesis) y su superación en una nueva síntesis. Así su indiscutible dogmatismo ortodoxo impuesto des-
cada etapa histórica generaba contradicciones internas de la dirección del partido y su negativa totalitaria a
provocadas por la explotación de unas clases sociales aceptar cualquier “desviación”. Aunque son innega-
sobre otras (contradicción entre “fuerzas de producción” bles avances sólidos logrados en ciertos dominios de
y “relaciones de producción”), que a la larga llevaban la investigación empírica –arqueología, prehistoria,
2.4 Cuantificación y Cuantitativismo 7

etnografía histórica, estudios bizantinos- y en su in- Entre las aportaciones de la escuela podemos destacar
terés por los problemas de teoría y metodología, sus- la fundamentación conceptual, tanto en lo referente a la
tancialmente y salvo excepciones (Kovaliov, Porch- investigación histórica como a la definición del proceso
nev, Mescheriakov, Maidanik) no pasa de ser mera histórico y de los fundamentos de la disciplina. Los de-
doctrina repetitiva. bates planteados por aquellos investigadores han tenido
resonancia internacional, caso del surgido alrededor de
• Francia goza de una larga tradición historiográfica la transición del feudalismo al capitalismo a partir de la
marxista (Jaurès, Historia socialista de la Revolu- obra de Maurice Dobb o del desarrollo agrario previo a la
ción Francesa, 1902), pero su primera gran influen- industrialización. En ese aspecto, seguramente el miem-
cia vino con Ernest Labrousse, padre de la histo- bro más internacional de la escuela ha sido Eric Hobs-
ria cuantificada francesa, quien incidió en la cautela bawn, cuyas investigaciones han alcanzado la mayor ex-
respecto a las correlaciones entre economía y acon- tensión geográfica y temporal en su análisis de la implan-
tecimientos sociales, defendiendo siempre la com- tación y desarrollo del sistema capitalista.
probación empírica de los fenómenos dados en la Aunque desde finales de los 70 se viene hablando de una
estructura social. Por su parte Pierre Vilar siempre crisis del marxismo historiográfico, en los 80 y 90 han
ha presentado una elevada faceta de reflexión teórica seguido apareciendo importantes obras de investigación
y disciplinar. Esta escuela presenta una nómina de y análisis teórico (Ste. Croix, Foster, Cohen, Raymond
campos de estudio que pasa por el movimiento obre- Williams), lo que indica que continúa siendo considera-
ro, la Revolución Francesa (Lefebvre, Soboul, Bois, do un buen instrumento de análisis. De hecho, aunque es
Mazauric, Reberioux), la historia del arte (Francas- cierto que su producción ha decrecido en volumen, por
tel), la etnología histórica o la propia historia del contraste su calidad se ha afinado después de una fase de
comunismo (J. Elleinstein). fecunda autocrítica. En todo caso se ha abierto a un gran
número de corrientes teóricas de la ciencia social e his-
• En Gran Bretaña, tras la II Guerra Mundial, surgió toriográfica, generando una situación confusa, dispersa,
una extraordinaria generación de historiadores que pero apta a todo tipo de renovaciones.
han conformado la escuela de historiografía marxis-
ta de mayor entidad, cohesión y que más aportacio-
nes ha ofrecido a la práctica de la historia. Gordon 2.4 Cuantificación y Cuantitativismo
Childe, Rodney Hilton, Cristopher Hill, Maurice
Dobb, Eric J. Hobsbawn y Edward P. Thompson La corriente cuantitativista ha sido la que ha determi-
integraron una escuela determinante para remover nado en mayor medida la producción historiográfica en
una historiografía británica anclada en la desfasada los años 60 y 70, especialmente en EE. UU. y Francia.
tradición whig (anacrónica para un imperio británi- No obstante debemos hacer una diferencia entre la apli-
co en pleno derrumbe). No fue en absoluto un mo- cación de una metodología cuantificadora a los estudios
vimiento monolítico, sino que estuvo siempre com- socioeconómicos y el establecimiento de un paradigma
puesto por diferentes grupos con matizados plantea- cuantitativista en la explicación de lo social. Este últi-
mientos historiográficos y usos del aparato concep- mo comienza a instalarse en la historiografía económi-
tual; y tampoco surgieron por generación espontá- ca a partir de los años 30, especialmente impulsado por
nea, ya que entroncaban con la vigorosa tradición Simon Kuznets y su análisis del crecimiento económico.
de historiografía social británica. Alejados de todo Esta historia cuantitativa podemos definirla como la que
dogmatismo esclerotizado, construyeron y defendie- se construye sobre un modelo general explicativo de un
ron un marxismo heterodoxo que negaba, respecto fenómeno que no tiene otra lectura sino la matemática,
al análisis de la dinámica histórica de las sociedades, y que adquiere rango epistemológico de explicación. Su
relaciones simplistas determinadas exclusivamente época clásica fue durante los años 60, con pretensiones
por condicionamientos economicistas unilaterales, de considerarse historia científica o, incluso, la historia
incidiendo en las manifestaciones culturales, la ac- científica, basadas en un supuesto muy (auto)criticado: el
ción política y en un trabajo de investigación no en- científico puede serlo sólo de aquel proceso de conoci-
corsetado por prejuicios teóricos. miento relacionado claramente con los cuantificable.
Ha dado lugar a dos grandes grupos de proyectos: la
Así, Edward P. Thompson rechazó la posición teoricis- Cliometría norteamericana –matematización de mode-
ta de Althusser frente a una elaboración historiográfica los explícitos de comportamiento temporal que preten-
como trabajo empírico. Su obra principal (La formación den constituirse en explicaciones de procesos históricos-
histórica de la clase obrera en Inglaterra, 1963) se cen- y una Historiografía Estructural-Cuantitativista dentro de
tra en el proceso de creación de una cultura específica de la escuela de Annales francesa, basada en un uso de la
clase a través de las luchas sociales. No hay creación de estadística, la informática y la cuantificación dirigido a la
clase sino en la lucha de clases, y en el proceso en el que se mejor especificación de las estructuras económicas, so-
crean unas formas culturales específicas en los miembros ciales o culturales para derivar en explicaciones no cuan-
de la clase. titativas.
8 3 LA CRISIS DE LOS GRANDES PARADIGMAS. ¿HACIA UN NUEVO MODELO HISTORIOGRÁFICO?

dad de una de ellas –generando una “historia alterna-


tiva” que serviría para mejor comprender la autén-
tica, cuestionando ciertos prejuicios deterministas-
. La senda fue seguida por Robert W. Fogel y su
estudio sobre los ferrocarriles americanos (1964), y
por Jean Marczewski desde la Institución de Ciencia
Aplicada de París.

• El Estructural-Cuantitativismo. Ha contado con dos


focos principales: uno vinculado a la tradición his-
toriográfica francesa de Annales, que prendió con
fuerza en su 2ª y 3ª generaciones (destacar a Le
Roy, Ladurie, Furet, Chaunu) y otra más desvincu-
lada, con autores como Vovelle, G. Bois, Roche y,
en parte, Vilar, y a los miembros de la Social History
americana (Tilly, Shorter, Landes), convertida pos-
teriormente en la Social Science History o historio-
grafía socio-estructural. Sus críticos se han centrado
en la falta de fiabilidad de las fuentes estadísticas
existentes (quedarían fuera de su estudio aquellos
campos o épocas carentes de fuentes cuantificables),
y en los problemas de verificación y contraste de la
inmensa cantidad de datos informáticos empleados,
así como en el intento de analizar con modelos teó-
ricos neoliberales épocas con marcadas lagunas en
datos económicos.

Robert Fogel, uno de los principales representantes de la


Cliometría norteamericana.
3 La crisis de los grandes para-
digmas. ¿Hacia un nuevo modelo
• La Cliometría. Surgida en un contexto de ilusión historiográfico?
cientifista bajo la presión del progreso de discipli-
nas vecinas como la economía, la sociología y la
politología –que generó términos como econometría A finales de los años 70 comienza a ser evidente el ago-
tamiento de los tres grandes modelos historiográficos, en
o sociometría, evidente referente para cliometría-,
consideraba que el único modelo de la historiografía realidad una crisis común a todas las ciencias sociales,
científica era el empiro-cuantitativista. De ese mo- y la necesidad de búsqueda de nuevas “formas de repre-
do sus avances se hicieron siempre bajo la inspira- sentación”. La novedad respecto a crisis anteriores es la
ción de teorías económicas neoclásicas –ciclos lar- no aparición de un nuevo paradigma, pero sí la prolife-
gos de Kuznets o análisis del crecimiento/atraso de ración y superabundancia de escritos reflexivos. El pano-
Gerschenkron-, actitud coherente con un clima polí- rama con el cambio de siglo es disperso, confuso, pero
tico muy concreto, el de la Guerra Fría y la fiebre an- rico en propuestas y fértil en modas, en la búsqueda de
ticomunista en los EUA. Era necesario construir un nuevas formas de investigación y exposición, pero con el
modelo de historia con aspiraciones científicas, que rasgo común de la pérdida de fuerza y atractivo de aquella
pudiera ser confrontado con un materialismo histó- idea de historiografía-ciencia.
rico en pleno auge. El aldabonazo lo dieron Alfred Los tres grandes paradigmas se han visto afectados:
Conrad y John Meyer con un trabajo sobre la eco- Annales por su dispersión y narcisismo, el marxismo a
nomía del esclavismo en el sur de Estados Unidos causa del escolasticismo dogmático y el cuantitativismo
(The economics of slavery and other studies in eco- por la falta de aportaciones indiscutibles para una teoría-
nometric history, 1964). La esencia del método iba práctica que reafirma su carácter científico. En los tres
más allá de la cuantificación de variables, hasta la casos se ha sufrido un cansancio provocado por una
construcción de modelos formalizados matemática- investigación despersonalizada que buscaba las condicio-
mente para explicar el proceso analizado. El aspec- nes abstractas de la acción y los resultados históricos,
to más vistoso (y polémico) era la elaboración de marginando el protagonismo de los individuos (y segu-
simulaciones contrafactuales o hipótesis contrafácti- ramente alejándose del gran público, que hallaba esta
cas, las cuales mantienen un conjunto de variables historia demasiado críptica y lejana a sus interés). La
inalteradas mientras se experimenta con la variabili- principal crítica se ha centrado en la crisis del mode-
3.1 La Microhistoria 9

lo dicotómico que sustenta la historia social tradicional: realidad (o del conjunto de ella), no es posible hacerle
un modelo que considera una instancia objetiva (socio- caso omiso sin más, aunque sea para refutar sus postula-
económica) y otra subjetiva (cultura), de modo que la dos. Sin duda ha de ser tenida en cuenta su concepción
primera mediatiza causalmente a la segunda (los patro- del texto como producto de una ideología, con su defen-
nes culturales serían un reflejo intelectual de la reali- sa de un escrupuloso análisis de toda fuente documen-
dad social): modelo dualista al que responden las dis- tal; asimismo su rechazo del eurocentrismo, teniendo en
tinciones “base-superestructura”, “estructura-acción” o cuenta la visión histórica de otros pueblos “marginados”.
“niveles-temporalidades”. La progresiva constatación de Con ser interesante, no basta con esta esta labor críti-
comportamientos que no encajan en ese modelo, en el ca, ya que la reconstrucción de una disciplina historio-
que la situación social modela la conciencia del individuo gráfica necesita de un esfuerzo que no puede partir de la
y, por tanto, su acción, ha ido dotando de mayor autono- postmodernidad: sus postulados básicos rechazan la posi-
mía a la esfera cultural (autoconciencia e interpretación bilidad de un conocimiento fiable del pasado, y por tanto
del contexto social, así como los modelos de acción que de la propia existencia de una ciencia histórica.[cita requerida]
de allas se derivan) dentro de la investigación histórica. De ese modo se han comenzado a perfilar nuevos mo-
A ello se unió el influjo de la sensibilidad postmodernista delos de renovación historiográfica. El resultado ha sido
hacia la creación literaria, el análisis semiótico y la explo- tanto la diversidad metodológica' de las nuevas propues-
ración micro-antropológica, impregnado todo ello de un tas como una significativa ampliación temática (historia
relativismo general (rechazo a la pretensión de alcanzar de la mujer, nueva historia política, protagonismo de los
“explicaciones”, asimilando ésta a una creencia supersti- pueblos y procesos del Tercer Mundo...). Hemos de tener
ciosa que debe ser superada). Como consecuencia la for- en cuenta que una fase de crisis no conlleva inevitable-
ma más apropiada para el discurso histórico, defiende el mente un movimiento de destrucción, sino más bien de
postmodernismo, sería la narración en su expresión más transformación. Y eso es lo que estamos viviendo en la
simple de relato. Máximas postmodernistas que han ge- actualidad. [cita requerida]
nerado un prolongado y, en ocasiones, enconado debate
dentro de la disciplina historiográfica.
El debate se ha centrado principalmente en la cuestión 3.1 La Microhistoria
de nuestra representación lingüística del mundo (el de-
nominado giro lingüístico), con la idea central de que las Nacida en Italia y lanzada por Carlo Ginzburg en 1976,
formas de los lenguajes resultan definidoras de la reali- la expansión de la Microhistoria se debe en gran medida
dad (pensamiento débil): aunque exista una realidad ob- al apoyo de una política editorial coherente de Einaudi
jetiva no nos resulta posible captarla, tan solo expresar (Turín), dentro de la colección bibliográfica denominada
versiones de ella, todas igualmente válidas. Historiográ- Microstorie. Se centra en la reducción de la escala de ob-
ficamente la pregunta, por tanto, es ¿existe el “pasado” servación, el análisis microscópico y el estudio intensivo
fuera del discurso, fuera del documento lingüístico en del material documental. Su objeto es el estudio de fenó-
que tal cosa se nos presenta? Entramos así en la senda menos socio-antropológicos a muy pequeña escala, como
del deconstruccionismo, la necesidad de decodificar to- instrumento orientado a analizar procesos más genera-
do texto, lo cual afecta medularmente a la idea de fuen- les. La búsqueda analítica de causas del cambio histórico
te histórica y a la idea de la posibilidad de transmisión en contextos sociales y políticos materiales y supraindi-
de la imagen histórica, ya que no existiría diferencia en- viduales, deja paso a la narración de la vida cotidiana y
tre realidad y lenguaje: todo lo real está elaborado co- a la experiencia privada de los protagonistas históricos.
mo lenguaje, que no sería sólo un mecanismo de co- Es una corriente historiográfica abierta a la colaboración
municación sino el modo en que aprehendemos el mun- con la antropología y la sociología.
do. La evidencia (los datos) palidecen ante la interpre-
tación del historiador; en definitiva, no sería posible la
ciencia[cita requerida] . 3.2 Nueva Historia Cultural
Las consecuencias inmediatas sobre la práctica historio- Practicada y defendida por autores como Robert Darn-
gráfica serían: el abandono de la idea de que la historia ton, Lynn Hunt, Gabrielle S. Spiegel o Roger Chartier,
abarca todo el desarrollo temporal, así como de que cons- el objetivo de la Nueva Historia Cultural es trascender la
tituya el progreso de la racionalidad; el rechazo de toda vieja historia cultural (primordialmente intelectual) y la
teoría, ya que no es posible “explicar” algo; y la inciden-
historia social (estructural), desde de una concepción es-
cia en la estética: ya que el fondo se torna irrelevante, la
pecialmente ecléctica. Destaca la importancia que conce-
importancia de un texto histórico radica en su estilo (el den al “mundo de las representaciones”. Sus orígenes los
retorno a una historiografía narrativa). hallaremos en la obra de Robert Darnton, Great Cat Mas-
Aunque puedan ser criticables los excesos más chirrian- sacre, alcanzando su consagración de la mano de Lynn
tes de la teoría postmoderna, los cuales bloquearían todo Hunt. Resumiendo, pretenden el estudio de las creencias
intento de conocimiento de cualquier parcela de nuestra populares colectivas como objeto etnográfico, para ex-
plicar los hechos históricos como textos en los que hay un
10 5 ENLACES EXTERNOS

contenido simbólico. Buscan penetrar en lo social a tra- • FONTANA, Josep: Historia, análisis del pasado y
vés de las representaciones con que individuos y grupos proyecto social, Crítica, Barcelona, 1999.
dotan de sentido a su mundo.
• HERNÁNDEZ SANDOICA, Elena: Tendencias
historiográficas actuales: escribir historia hoy, Ma-
3.3 Ciencia Histórica Socio-Estructural drid, Akal, 2004.

Si en los modelos anteriores resulta evidente la impronta • HERNÁNDEZ SANDOICA, Elena, “A propósito
de la Teoría Postmoderna[cita requerida] , con la asunción de, del retorno del historicismo. Consideraciones sobre
al menos, parte de sus postulados[cita requerida] -lo cual no la historiografía actual”, en Cuadernos de Historia
implica que sus cultivadores acepten la postmodernidad Contemporánea, Número Extraordinario, pp. 17-24,
como base teórica para la investigación histórica-, éste Universidad Complutense de Madrid, 2003.
último se plantea desde un rechazo a aquella. Básicamen- • HOBSBAWN, Eric: Sobre la Historia, Crítica, Bar-
te es una tendencia en la que confluyen las tradicionales celona, 1998.
Historia Social y Sociología Histórica. Si rechaza los con-
vencimientos postmodernistas presenta igualmente una • JENKINS, Keith: Repensar la historia, Madrid: Si-
tendencia inequívoca hacia la ciencia, así como hacia la glo XXI de España, 2009.
teoría. “Para los abogados del relativismo hermenéutico,
postmodernismo y pragmatismo, los argumentos a favor • JULIÁ, Santos: Historia Social / Sociología Históri-
de una ciencia de la historia resultan ahora atávicos e in- ca, Siglo XXI, Madrid, 1989.
genuos”, en palabras de Cristopher Lloyd, su principal de-
• LE GOFF, Jacques: Pensar la historia: modernidad,
fensor. Refuta la vieja distinción entre sociedad e historia,
presente, progreso, Barcelona: Paidós, 2005.
sustituyéndola por otra nueva, dentro de un campo uni-
ficado de metodologías y conceptos socio-históricos. El • LLEDÓ, Emilio: Lenguaje e Historia, Santillana,
objetivo es descubrir el proceso real (oculto) del “cambio Madrid, 1996.
social estructural”, siempre incidiendo en la presencia del
individuo junto a las estructuras. • MITRE, Emilio: Historia y pensamiento histórico.
Estudio y analogía, Cátedra, Madrid, 1997.

• MORADIELLOS, Enrique: El oficio de historiador,


4 Bibliografía Siglo XXI, Madrid, 1996.

• AGUIRRE ROJAS, Carlos Antonio: La historiogra- • MONTESI, Luana, “El oficio del historiador en
fía en el siglo XX: historia e historiadores entre 1848 tiempos de Internet”, Historiografías, 2 (julio-
y ¿2025?, Barcelona, Montesinos, 2004. diciembre, 2011), pp. 85-97.
• ARÓSTEGUI, Julio: La investigación histórica: teo- • ORTEGA LÓPEZ, Teresa María (ed.): Por una his-
ría y método, Barcelona, Crítica, 2001. Capítulos 7 toria global: el debate historiográfico en los últimos
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(“El proceso metodológico y la documentación his- sas Universitarias de Zaragoza, 2007
tórica”), pp. 327-377
• PASAMAR, Gonzalo, La historia contemporánea.
• ARÓSTEGUI, Julio: La investigación histórica: teo- Aspectos técnicos e historiográficos, Madrid, Sínte-
ría y método, Crítica, Barcelona, 1995. sis, 2000, capítulo 2 (“La profesión de historiador
en los siglos XIX y XX”) y Epígrafe (“Los historia-
• AURELL, Jaume: La escritura de la memoria: de
dores y la epistemología”), pp. 122-140.
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de València, 2005. • PROST, Antoine, Doce lecciones sobre la historia,
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• CABRERA, Miguel Ángel: Historia, lenguaje y teo-
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• COHEN AMSELEM y PEINADO SANTAELLA 5 Enlaces externos
(eds.): Historia, historiografía y ciencias sociales,
Granada: Universidad de Granada, 2007. • Historia social frente a historia tradicional. ¿Una
cuestión de moda?
• CRUZ ROMEO, M. y SAZ, Ismael, eds.: El siglo
XX: historiografía e historia, València: Universitat de • Hayden White y la teoría del conocimiento históri-
València, 2002. co: una aproximación crítica
11

• Epistemología, ciencias sociales e historia

• En el corazón de las ciencias sociales: la situación


actual de la historia

• La historia postsocial

• Julio Aróstegui: La historia vivida: sobre la historia


del presente
12 6 TEXT AND IMAGE SOURCES, CONTRIBUTORS, AND LICENSES

6 Text and image sources, contributors, and licenses


6.1 Text
• Historiografía contemporánea Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Historiograf%C3%ADa%20contempor%C3%A1nea?oldid=
76957160 Colaboradores: Rosarino, CEM-bot, Ggenellina, Vardulia, Gerwoman, Urdangaray, Muro Bot, Wesdoods, Jkbw, FrescoBot,
Jerowiki, Allforrous, Cehms, Franco68, KLBot2, Johnbot, Elvisor, Tsunderebot y Anónimos: 9

6.2 Images
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6.3 Content license


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