Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La palabra “apóstol” es la traducción del sustantivo griego ‘apostolos’ (usado 82 veces en el N.T.), el
cual proviene de la forma verbal ‘apostellô’ que significa “enviar”. De ahí, que la palabra ‘apostolos’
básicamente significa “uno que es enviado”.
Cuando estudiamos todos los usos de ‘apostolos’ en el Nuevo Testamento (82 veces), podemos ver que
esta palabra implica dos cosas principales: (1) “uno que es enviado”, y (2) “uno que entrega un mensaje
tal cual se le dio”. De esto podemos entender que un “apóstol” – apostolos, es “uno que es enviado
para entregar un mensaje tal cual se le dio”.
Hebreos 3:1:
Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol (gr.
apostolos) y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús;
En su ministerio terrenal, Jesucristo, no fue UN apóstol, sino que fue EL apóstol. Y como apóstol, Jesús
fue enviado por Dios para entregar Su mensaje en forma literal.
Juan 7:16:
Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió.
El Señor Jesucristo fue EL enviado, EL apóstol, y debido a esto, su doctrina no era de él. Él solo entregó
literalmente el mensaje que DIOS le envió a entregar.
Romanos 10:15:
¿Y cómo predicarán si no fueren enviados [gr. apostellô]?...
Las palabras “fueren enviados” corresponde a la palabra griega ‘apostellô’. Ningún hombre puede
enviarse a sí mismo, como así tampoco puede andar pregonando a los cuatro vientos: “¡Soy un apóstol,
soy un apóstol!”. Si alguien es un verdadero apóstol es porque ha sido enviado por Dios. Si no ha sido
enviado por Dios, es un falso apóstol y un mentiroso. (2 Corintios 11:3, Apocalipsis 2:2)
1 Corintios 1:17:
Pues no me envió [apostellô] Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de
palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo.
La frase “me envió” es la palabra griega ‘apostellô’. Nuevamente vemos que un apóstol es uno que es
enviado. Pablo como apóstol, fue enviado para dar a conocer un mensaje, “…a predicar el evangelio”
de la gracia de Dios.
1 Corintios 15:3:
Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí:…
Un apóstol es enviado y entrega un mensaje tal como se le dio. Pablo dijo “…os he enseñado lo que
recibí”. El apóstol Pablo no entregó un mensaje fruto de su propia experiencia o intelecto, sino que
entregó el mensaje que recibió por revelación de Jesucristo (Gálatas 1:12).
En esta administracion de la gracia, Dios ha dado a la Iglesia ministerios de servicio. Dentro de estos
ministerios, El dio apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. El libro de Hechos y las
epístolas a la Iglesia atestiguan de estos ministerios en operación.
Hechos 14:14:
Cuando lo oyeron los apóstoles (gr. apostolos, plural) Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas, y se lanzaron
entre la multitud, dando voces
2 Corintios 8:23:
En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador para con vosotros; y en cuanto a nuestros hermanos,
son mensajeros (gr. apostolos, plural) de las iglesias.
Filipenses 2:25:
Más tuve por necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano y colaborador y compañero de milicia,
vuestro mensajero (gr. apostolos), y ministrador de mis necesidades;
Hemos visto claramente que el ministerio de “apóstol” no estuvo ni está restringido a los “doce”
originalmente escogidos por Jesús. Pablo, Bernabé, Epafrodito, entre otros más, son prueba de esto.
Los “doce” fueron escogidos para ser enviados a las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mateo 10:1-
7).
Efesios 4:11-13:
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles (gr. apostolos, plural); a otros, profetas; a otros, evangelistas;
a otros, pastores y maestros,
a fin de (gr. pros, “con miras a, como un fin, implicando el propósito final” de los ministerios del v. 11)
perfeccionar a los santos para (gr. eis, “hacia, implicando un propósito inmediato”) la obra del
ministerio, para (gr. eis) la edificación del cuerpo de Cristo,
hasta que (gr. mechri, “indicando el límite de tiempo, donde la acción termina”) todos lleguemos a la
unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de
la plenitud de Cristo;