Está en la página 1de 9

Los motores moleculares son herramientas clave utilizadas por la célula para llevar a cabo el

transporte activo y para mantener su carácter de desequilibrio. En particular, nos interesamos por
en máquinas moleculares que pueden realizar trabajo, normalmente por consumo de ATP.

Existen muchos ejemplos de motores moleculares que se deslizan por las células, como las
vesículas, arrastradas a lo largo de un microtúbulo hacia su destino en un terminal axónico. Este
transporte axonal suministra las proteínas necesarias al terminal axónico, así como los
ingredientes a partir de los que se construirán las vesículas sinápticas. Una familia de motores
proteicos de una sola molécula denominada quinesina proporciona la fuerza motriz para éste y
otros movimientos, por ejemplo, el arrastre de los cromosomas hacia las dos mitades de una
célula que se está dividiendo. Los cilios también están alimentados por motores que se desplazan.
Cada cilio contiene un haz de microtúbulos. Un motor

Los motores rotatorios son bastante llamativos ya que generalmente se encuentran incrustados en
la membrana celular y generan un torque por rotación de sus elementos mecánicos. Uno de los
motores rotatorios mejor entendidos en biología es el motor flagelar bacteriano, cuyo
funcionamiento se describirá en las secciones siguientes. Se comenzará explicando algunos
fundamentos físicos relacionados con la obtención de energía y la rotación que, junto con una
explicación de su valor biológico, ayudarán a comprender su funcionamiento biomecánico.
denominado deína se une a un microtúbulo y se desplaza a lo largo de su vecino, induciendo así un
movimiento relativo entre ellos.
Los dispositivos moleculares designan moléculas aisladas o conjuntos de pocas moléculas que

pueden ser clasificados en tres grandes categorías:

1. Catalizadores (que si son producidos por células se denominan enzimas): incrementan la

tasa de una reacción química.

2. Máquinas: invierten activamente el flujo natural de algunos procesos químicos o

mecánicos acoplándolos mutuamente.

a. De un solo tiempo: fuente interna de energía interna.

b. Cíclicas: fuente externa de energía (nutrientes, luz solar, diferencias de potencial

o concentración, etc.).

i. Motores: convierten en movimiento lineal o rotacional algunas formas de

energía libre. Dentro de los cuales se pueden encontrar motores

traslacionales, rotatorios, de polimerización o de translocación.

ii. Bombas: producen diferencias de concentración entre los dos lados de

una membrana.

iii. Sintetasas: impulsan alguna reacción química (síntesis de algún

producto).

3. Canales iónicos: sensibles a las condiciones externas y que responden cambiando su

permeabilidad a iones específicos.


Los motores convierten energía en movimiento. Los motores moleculares hacen exactamente lo
mismo, pero a una escala microscópica. Por desgracia esto no es una idea original de los químicos,
existen en la naturaleza desde hace millones de años. La respiración celular sería imposible de
llevar a cabo sin un motor molecular llamado ATP-sintasa. Muchas bacterias (y los
espermatozoides) serían incapaces de moverse por ahí si no fuera por los motores moleculares.

Imitando a la naturaleza, muchos investigadores han desarrollado moléculas capaces de responder


a estímulos externos y producir movimiento. Los primeros en conseguir algo así fueron Ross Kelly y
Ben Feringa en 1999. El primero preparó un motor que respondía a una serie de reacciones
químicas y era capaz de girar hasta 120 grados. Feringa preparó un motor que, al recibir luz
ultravioleta, podía llegar a dar un giro completo de 360 grados. Por este descubrimiento, Ben
Feringa recibió en 2016 el Premio Nobel de Química.

De momento los motores moleculares apenas han salido de los laboratorios. Sin embargo, podrían
tener muchas aplicaciones en el desarrollo de nuevos materiales, sensores, fármacos inteligentes y
nuevas formas de almacenamiento de energía más eficientes. Ya se han sintetizado coches
microscópicos que son capaces de avanzar durante horas por superficies metálicas.

s. Durante la entrega de los Premios Nobel de Química de 2016, el jurado destacó el potencial de
estas minúsculas máquinas comparándolas con los primeros motores eléctricos: “El motor
molecular está hoy en la misma fase que el motor eléctrico en la década de 1830, cuando los
científicos exhibían manivelas y ruedas, sin saber que ello conduciría a aparatos como las
lavadoras, los ventiladores, o los robots de cocina.” No estamos tan lejos de preparar motores
moleculares que transporten un medicamento directa y específicamente a una célula enferma.
Gracias a la química, seguro que vemos estos avances dentro de poco

Los motores moleculares específicamente son herramientas clave utilizadas por la célula para
llevar a cabo el transporte activo y para mantener su carácter de desequilibrio. Los motores
moleculares convierten en movimiento lineal o rotacional algunas formas de

energía libre. Dentro de los cuales se pueden encontrar motores

traslacionales, rotatorios, de polimerización o de translocación.

Los motores moleculares [1] son proteínas especializadas en generar movimiento y trabajo
mecánico dentro de las células. Para ello aprovechan la energía química proveniente de la
hidrólisis del adenosín trifosfato (ATP). Existen numerosos tipos de motores que intervienen en
una gran variedad de procesos celulares diferentes y, de hecho, puede decirse que la gran mayoría
de los movimientos en los seres vivos está generada por motores moleculares. Por ejemplo, el
transporte de organelas y vesículas dentro de las células está mediado por motores kinesina [1,2]
y dineína[1], que ''caminan'' sobre filamentos de tubulina, llamados microtúbulos, arrastrando las
organelas [2]. En tanto, los movimientos musculares son generados por motores miosina
especializados que actúan sobre las fibras de actina [1,3]. Otros tipos de motores intervienen en
procesos tan variados como el movimiento de flagelos y cilias, la transcripción del ADN y la división
celular [1]

Una célula no es una bolsa llena al azar de moléculas gigantes, proteínas, ADN, enzimas, etc. La
célula, además de tener todos esos componentes, está organizada: nutrientes y desechos son
llevados por canales específicos de la membrana; las proteínas son construidas en el ribosoma (un
complejo molecular que se encarga de sintetizar proteínas a partir de la información genética que
les llega del ADN) y la transcripción del ADN se produce en el núcleo celular. Para lograr esta
organización compleja, se requiere un sistema de transporte. Por ejemplo, los nutrientes que
pasan por la membrana deben ser conducidos a los lugares correspondientes o las proteínas
recién fabricadas deben transportarse para su utilización. Un sistema de transporte está
constituido por vehículos y caminos. Los que actúan como vehículos en la célula son proteínas
especializadas, llamadas motores moleculares, que se clasifican en diferentes tipos o familias de
acuerdo con su estructura y su función. Entre los más importantes se encuentran las miosinas, que
actúan en los músculos esqueléticos, y las kinesinas, transportadoras fundamentales en las células.

¿Cómo funcionan los motores moleculares? Los motores moleculares parecen funcionar de
manera muy distinta a cómo funciona la mecánica de relojería, según la cual se absorbe un ATP, la
miosina da un paso, se actúa sobre una fibra de actina. Otro ATP, otro paso, otra acción, y así
siguiendo. Esto sucede con las máquinas a las que estamos acostumbrados, como el motor de
nuestro auto, en el que el pistón se mueve comprimiendo y expandiendo el volumen en un
cilindro, lo que es transmitido al árbol de levas en forma repetida para generar un ciclo continuo.
Un problema al que se enfrentan los investigadores es el de comprender cómo actúa la
termodinámica en estas máquinas microscópicas. La termodinámica tuvo sus inicios en el siglo XIX
gracias a Sadi Carnot, quien descubrió que toda máquina transforma energía de una forma a otra
con un límite en la eficiencia máxima posible que no depende de la tecnología o del combustible
utilizados, sino de cantidades fundamentales como el calor y la temperatura. Kelvin y Clausius
extendieron esta regla, aplicable solamente a las máquinas, a todos los procesos posibles en los
que se convierte energía calórica en trabajo: reacciones químicas, procesos biológicos o
transformaciones internas de las estrellas. De esta forma surgieron las leyes de la termodinámica.
La primera ley postula que la energía no puede ser creada ni destruida, sino solamente
transformada. La segunda pone límites a la transformación de la energía. Clausius llamó entropía a
la variable asociada a la segunda ley. En términos de la entropía, la segunda ley postula que esta
no puede disminuir en ningún proceso espontáneo o cambio natural. En un proceso irreversible,
como la rotura de un huevo, la entropía inicial del huevo entero es menor que la entropía final del
huevo roto. Más adelante, a partir de la teoría cinética de los gases de Maxwell, en la que este
introduce la idea de una distribución probabilística de energías, Boltzmann proporciona una
interpretación de la entropía en términos de probabilidades. De acuerdo con esta interpretación y
desde el punto de vista de la mecánica estadística, la entropía es una medida del número de
formas en que un sistema se puede presentar y se toma como una medida de desorden (más alto
el desorden, mayor la entropía). Así se entiende por qué la entropía aumenta cuando se rompe un
huevo y también por qué las habitaciones tienden a desordenarse fácilmente con el simple paso
del tiempo, pero hay que hacer un esfuerzo para mantenerlas ordenadas. Los padres de la
termodinámica llegaron a sus leyes considerando sistemas macroscópicos que se describen en
términos de cantidades promedio, como la presión y la temperatura, lo cual es razonable si se
piensa en las grandes máquinas de vapor de la época victoriana. Un motor molecular es del orden
de unos pocos nanómetros y está compuesto de unas pocas decenas de miles de átomos. Como
consecuencia, está sometido a fluctuaciones de energía enormes que lo obligan a describir
caminos aleatorios, como encontró Brown en el siglo XIX y, más recientemente, Yanagida y sus
colegas con la miosina o la kinesina. Pero es evidente que tanto la miosina como la kinesina o el
resto de los motores moleculares logran cumplir su función, a pesar de tener que realizarla en el
ambiente turbulento en el que están inmersos, para que las células se organicen y la vida sea
posible. La naturaleza no solo encontró la forma de convertir energía en trabajo —lo que logramos
nosotros en el siglo XIX con la Revolución Industrial—, sino que además resolvió cómo hacerlo en
presencia del bombardeo continuo y aleatorio que produce el movimiento browniano. La solución
que tomó la naturaleza no consistió en luchar contra la aleatoriedad del movimiento, sino en
encontrar la forma de usarla. La aleatoriedad no es siempre perfecta. Es conocida la rotación de
los croupiers en los casinos para evitar que las tendencias asociadas a las características de estos
puedan ser aprovechadas por los jugadores. Por otro lado, los casinos obtienen grandes ganancias
de los juegos de azar. ¿Cómo lo logran? Si bien cada tanto aparece un jugador que se lleva una
buena ganancia, los casinos modifican las probabilidades para que, en el largo plazo, haya un flujo
neto de dinero de los bolsillos de los jugadores a sus arcas. Ahora veamos qué pasa físicamente

Se distinguen comúnmente los motores moleculares rotativos y los motores


moleculares lineales. Los primeros están involucradas en la síntesis del
combustible celular esencial el ATP (adenosin trifosfato) y en la propulsión de las
bacterias, como E. coli. Los segundos están involucrados en el transporte
intracelular, en la motilidad celular, en la mitosis, en la organización de la célula,
en las contracciones musculares, en los movimientos de los cilios y flagelos, o en
la detección del sonido.

Existen una gran variedad de estos motores pero solo recientemente han sido
estudiados a profundidad debido a que estos pertenecen a la escala nano, donde
las técnicas convencionales de observación son inútiles. Los procesos
químicos y físicos que ocurren en estos motores han levantado la curiosidad de
algunos científicos ya que estos motores cuentan con una gran eficiencia lo que
podría contribuir en el desarrollo de tecnologías prometedoras.
los motores moleculares pueden ser considerados como fascinantes nanomáquinas capaces de
convertir energía química - provista por la hidrólisis de ATP- en trabajo mecánico

motores moleculares son proteínas especializadas en transportar diferentes biomoléculas y


componentes celulares a lo largo de los filamentos del citoesqueleto (actina y microtúbulos) hasta
su destino final en el citoplasma

Básicamente, los motores moleculares se unen a las diferentes cargas a través de uno de sus
extremos, interactuando directamente con la membrana o complejos proteicos presentes en la
misma

En el extremo opuesto, se produce la unión del motor al filamento por medio de dos dominios
globulares que presentan actividad catalítica (dominios motores o cabezas globulares).

estos dominios son capaces de unir e hidrolizar ATP y, por consiguiente, son los responsables de
generar la energía necesaria para inducir el movimiento a lo largo del filamento

La mayoría de los motores involucrados en fenómenos de transporte forman homodímeros


caracterizados por poseer diferentes dominios vinculados estructural y funcionalmente

Están constituidos por cadenas pesadas que contienen los sitios de unión al filamento y dominios
globulares capaces de unir e hidrolizar ATP. Además, los motores presentan una cola (tail) de
tamaño variable que interactúa con las cadenas livianas y con la carga

Las propiedades de los motores definen que estas moléculas puedan avanzar procesivamente a lo
largo de los filamentos dando pasos discretos de tamaños nanométricos de En particular, los
dominios motores de las kinesinas se caracterizan por poseer un único sitio de unión a ATP y ser
capaces de interactuar de forma directa con los microtúbulos para conducir el transporte a lo
largo de los mismos sucesiva.
La familia de las kinesinas agrupa a un conjunto de motores que comparten similitudes
estructurales y evolutivas; la mayoría de los miembros de esta familia son responsables del
transporte de cargas celulares hacia el extremo positivo de los microtúbulos

Los motores kinesina-1 y kinesina-2 han sido los motores más ampliamente caracterizados en
fenómenos de transporte

La estructura general de kinesina-1 consiste en un heterotetrámero constituido por dos cadenas


pesadas (Kinesin Heavy Chain, KHC), que contienen en el extremo Nterminal, los dominios
motores y una cola (tail) en el extremo C-terminal. Posee, además, dos cadenas livianas (Kinesin
Light Chain, KLC) las cuales se unen al dominio C-terminal de las cadenas pesadas

Kinesina-2 es heterotrimérica exhibiendo 2 cadenas pesadas (KHC) con sus respectivos dominios
motores en el extremo N-terminal y una subunidad accesoria conocida como KAP (Kinesin
Accesory Protein) en el C-terminal. Esta última subunidad estaría involucrada en la unión del
motor a la carga a transportar

estos motores son capaces de interactuar con diversas


proteínas accesorias que median no sólo su interacción con la carga sino que, además, influyen en
su funcionamiento

Familia de las Dineínas La familia de las dineínas agrupa un conjunto de motores que se
caracterizan por desplazarse hacia el extremo negativo de los microtúbulos

Dineína pertenece a la familia de proteínas conocida como “ATPasas asociadas con diversas
actividades celulares

Estructuralmente, es un complejo formado por múltiples subunidades: dos cadenas pesadas


(Dynein Heavy Chain, DHC) constituidas por los dominios motores, varias cadenas intermedias
(Dynein Intermediate Chain, DIC) y livianas (Dynein Light Chain, DLC)

se caracteriza por poseer cabezas globulares con múltiples sitios de unión de ATP
Cada cabeza globular está constituida por siete dominios, seis de los cuales son dominios AAA,
organizados en forma de anillo en torno a una cavidad central. Estos dominios tienen la capacidad
de unir ATP con distinta afinidad (AAA1-AAA4)

sin embargo, algunos de ellos carecen de la misma (AAA5 y AAA6). Mientras el dominio AAA1 ha
sido reportado como el sitio principal de hidrólisis de ATP

Por otro lado, los dominios motores de dineína hacen contacto con el microtúbulo a través de un
tallo (stalk) [84] que contacta el anillo de dominios AAA el cual a su vez se conecta con un dominio
vástago (stem) que media la interacción de la cabeza con otras partes del mo

Familia de las Miosinas Las miosinas constituyen una superfamilia de más de 15 miembros que se
caracterizan por conducir el transporte hacia el extremo positivo de los filamentos de actina
(excepto miosina VI) [1]. En particular, miosina-II y miosina-V han sido los motores más
ampliamente caracterizados por ser responsables de los fenómenos de 21 contracción muscular y
del transporte de diversos componentes celulares, respectivamente [91]. A continuación,
describiremos ciertos aspectos de miosina-V ya que este motor es el que se encuentra involucrado
en los fenómenos de transporte que estudiaremos en esta tesis. Estructuralmente, miosina-V
posee muchas propiedades que se asemejan más a aquellas observadas en miembros de la familia
de las kinesinas que a las de la familia de las dineínas. Es un homodímero formado por dos
cadenas pesadas constituidas por los dominios motores y una cola distal (distal tail) que
interaccionaría con la carga determinando la especificidad funcional del motor [92] (Figura 1.14).
Al igual que las kinesinas, los dominios motores de las miosinas poseen un único sitio de unión a
ATP y son capaces de interactuar de forma directa con los filamentos de actina [57]. Este motor
puede interactuar con diversas proteínas accesorias, en particular, aquellas pertenecientes a la
familia de proteínas G Rab. Diversos autores, postulan que las mismas estarían involucradas el
mecanismo de reclutamiento de este motor a las organelas permitiendo así su transporte [93-96].

También podría gustarte