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Groussac, Lugones, Ingenieros, Enrique Banchs son gente de una época, no de una estirpe.

Hacen
bien lo que otros hicieron ya y ése criterio escolar de bien o mal hecho es una pura tecniquería que
no debe atarearnos aquí donde rastreamos lo elemental, lo genésico. Sin embargo, es verdadera su
nombradla y por eso los mencioné.

Verdá que fui con ánimo reverencial y que como tanto argentino, soy nieto y hasta bisnieto de
estancieros. En tierra de pastores como ésta, es natural que a la campaña la pensemos con emoción
y que símbolo más llevadero – la pampa- sea reverenciado por todos.”

“Cada uno de nosotros ha dicho su retacito del suburbio: nadie lo ha dicho enteramente.

“Somos unos dejados de la mano de Dios nuestro corazón no confirma ninguna fe, pero en cuatro
cosas sí creemos: en que la pampa es sagrario, en que el primer paisano es muy hombre, en la
reciedumbre de los malevos, en la dulzura generosa del arrabal.”

“De la riqueza infatigable del mundo, sólo nos pertenecen el arrabal y la pampa.”

“Opta por la llaneza, por el impulso, por la vida suelta y arisca sin estiramiento ni fórmulas, que no
otra cosa es la mentada barbarie ni fueron nunca los malevos de la Mazorca los únicos encarnadores
de la criollez.”

¡Qué lindo ser habitadores de una ciudad que haya sido comentada por un gran verso!

“Lo inmanenente es el espíritu criollo y la anchura de su visión será el universo. Hace ya más de
medio siglo que en una pulpería de la provincia de Buenos Aires, se agarraron en un contrapunto
larguísimo un negro y un paisano y se fueron derecho a la metafísica y definieron el amor y la ley y el
contar y el tiempo y la eternidá (Hernández, La vuelta de Martín Fierro)”

“Cada literatura es una forma de concebir la realidad.”

Una poesía que vive de contrariedades domésticas y que se envicia en persecuciones menudas, imaginando
o registrando incompatibilidades para que las deplore el lector, me parece una privación, un suicidio. El
argumento es cualquier emoción lisiada, cualquier disgusto; el estilo es chismoso, con todas las
interjecciones, ponderaciones, falsas piedades y preparatorios recelos que ejercen las comadres. Una torcida
opinión (que tengo la decencia de no entender) afirma que esa presentación de miserias implica una
generosa bondad. Implica una indelicadeza, más bien. Producciones como «Mamboretá» o «El nene esta
enfermo» o «Hay que cuidarla mucho, hermana, mucho» —tan frecuentadas por la distracción de las
antologías y por la declamación— no pertenecen a la literatura sino al delito: son un deliberado chantaje
sentimental, reducible a esta fórmula: Yo le presento un padecer; si Ud. no se conmueve, es un desalmado.
(...)
El humanitarismo es siempre inhumano: cierto film ruso prueba la iniquidad de la guerra mediante la
infeliz agonía de un jamelgo muerto a balazos; naturalmente, por los que dirigen el film.
Jorge Luis Borges en Evaristo Carriego.

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