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vienés. Durante una época había disfrutado de ambos; los dos ocupaban
cada vez con mayor intensidad que los estaba perdiendo. Esta es
que conoce nuestro mundo, es fácil que nos parezca incomprensible que aquel hombre que
poseía tal fuerza creadora mágica
humano a partir de aquello que uno mismo juzgaría como una exis·
de su existencia. .
(juda, estaba cada vez más solo. Es posible que al final simplemente
repentina tras un coma de sólo dos horas, todo esto exigiría una
ofrece a posteriori.»
marido de su esposa contó más tarde que ella siempre había apreciado más el talento de
Mozart que su persona. Pero parece que
mente profundo, fuera menguando cada vez más. Por ello, el me·
súplica de una persona que desde niño nunca estuvo del todo
segUra de si era realmente digna del amor de los otros que tanto
un amor demasiado profundo hacia sí misma. La palabra «tragedia» puede parecer frívola o
demasiado exagerada; sin embargo,
que haber sigoificado que deseaba morir y que, hasta cierto punto,
todo del Mozart más joven, es una cuestión por resolver. Pero
payaso que salta por encima de las mesas y las sillas, el que da
Petruschka.
tiva. Sin embargo, Mozart tuvo que pagar un precio muy alto por
personales.
Para entenqer a un ser humano hay que saber cu:lles son los
el modo de vivir, aunque a veces también pueden surgir de repente en relación con una
experiencia especialmente decisiva.
mado social con los demás. Casi todas las personas tienen líneas
posible; casi todas tienen algunos deseos profundos que son deci·
tipo de lenguaje.
por su persona. Pero sean cuales fueran los motivos, por lo menos
fecha de ser amado que se manifestó en diversos niveles: por su mujer, por otras mujeres, por
otras personas en general, es decir,
afecto.
entre el eterno niño y el hombre creador, entre el tralalá de Papagueno y la profunda seriedad
del ansia de morir pamina de
«subjetivismo» naciente?
protesta, por lo menos las del ámbito cultural, políticamente menos peligrosas. Mozart, como
elemento marginal burgués a! servicio
de la corte, libró con un coraje sorprendente una dura batalla por
la música y la arquitectura.
durante la segunda mitad del siglo XVIII fue posible liberarse del
de Mozart, un músico que quisiera ser reconocido socialmente como un artista serio y al
mismo tiempo quisiera porder
sea su persona o su obra, en la forma de una biografía, por ejemplo, si no se domina el oficio
del sociólogo.' Para tal fin hay que
de su época.
lo que alguien que estaba estrechamente unido a esta sociad podía hacer como indíviduo y lo
que él no podía hacer por fuerte. grande o extraordinario que fuera. Sólo entonces,
resumiendo,
algunas libertades. El famoso Gluck, de origen pequeño burgués, que se había apropiado con
gran entusiasmo de las sutilezas
el siglo XIX. Sólo que los signos de sumisión que se esperaban del
acentuados.'
Aunque la posición social más frecuente de un músico en los tiempos de Mozart era la de un
servidor en la corte, donde estaba
a menudo se alojaba en sus casas; por consiguiente estaba familiarizado hasta lo más íntimo
con su estilo de vida y sus gustos.
más tarde.
el sentido del siglo XVIII. A pesar de los esfuerzos de su padre conservó a lo largo de toda su
vida la marca personal de un auténtico
ciudadano burgués
dominantes de su tiempo.
sin tener una sensibilidad especial para comprender la estructura de su situación social -un
genio anterior a la Geniezeit- uno
de los que aquí se trata con conceptos que pintan las cosas en
tocar. Para él, las condiciones de vida de allí son como un cautiverio.
exenta de todo tipo de dudas. Y ahora él, que a sus ojos nunca
ha dejado de ser un niño prodigio, tiene que ir mendigando una colocación de una corte a
otra. Es bastante seguro que no se lo
de su enojo.
cortesano, con el que uno podía ganarse las simpatías de las personas de este círculo y del que
dependía en buena parte
conocer la naturaleza humana, el cual permite al cortesano clasificar según una serie de
criterios personales en un abrir y cerrar de
ojos tanto a los iguales de su clase como a los intrusos, para adecuar
encargarlas.
como músico en la corte formaba parte de ello. Que la costosa búsqueda de colocación de su
hijo en París, entre otros sitios,
un soberano absoluto.
su trabajo de compositor.
de la corte.
El hecho de que fracasaran los intentos de integración al sur y al norte de los Alpes, en los
territorios heredados del Sacro Imperio
a partir del siglo XVII una única corte que superaba en poder, riqueza
italiano.
y el declive del poder de la sociedad cortesana. El paso de Mozart hacia el «artista libre»
público.
servicio de la corte.
todos los músicos profesionales con empleo fijo vivían con una
intransigente, pero tampoco se trata de esto. Lo decisivo es que en sus deseos y objetivos
personales, en lo que consideraba importante
capital austríaca.
que daría tres conciertos por suscripción los tres últimos miércoles
Por las mañanas daba clases de piano y por la noche tocaba casi
más de su persona.
La misma fijación se manifiesta en su posición personal respeto a su público, incluso después
de la ruptura con el príncipe
Hay que intentar apreciarlo desde la perspectiva de la primera persona, desde el yo. No es
infrecuente, como en principio
en la que vive y que el éxito en cualquier otra parte del mundo no pueda compensar la
carencia de éxito o, incluso la falta de reconocimiento
de su ciudad, del estrecho círculo al que está unido. Algo de todo esto se encuentra en la vida
de Mozart.
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