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IA en el campo: inteligencia para la productividad de la tierra

Los robots en la industria son máquinas que ayudan en los


procesos de automatización para realizar tareas de forma más
eficiente, sin embargo, la complejidad de sus softwares permite
que tengan tareas cada vez más específicas. Por ejemplo, en la
agricultura, la Inteligencia Artificial (IA) en el campo es una
revolución que beneficia a los productores con la toma de
decisiones, incluyendo las prácticas para deshacerse de las
malezas y reduciendo el uso de agroquímicos.

Alrededor del mundo se usan modelos de aprendizaje automático


para la Investigación y Desarrollo (ID) agrícola enfocados en; el
análisis de temporadas, la modelación de diferentes escenarios
del mercado y la optimización de costos de negocios. En México,
Climate FieldView está desarrollando programas pilotos para que
los agricultores tengan herramientas adicionales y sus decisiones
sean más precisas y oportunas.

Generando y analizando big data, desde 2017, trabajan en una


iniciativa con agricultores de Sinaloa para integrar su plataforma
y utilizar la información local del lote del agricultor, comparar sus
rendimientos y generar mapas georreferenciados con los cuales
puedan ver cómo se comportan las parcelas, para así tomar
mejores decisiones sobre prácticas de manejo.

“Cada vez hay más datos y oportunidades de conocer las


condiciones de clima, suelo y potencial de rendimiento puntual,
de manera que lo que hace la agricultura digital es integrar esas
oportunidades para tomar mejores decisiones”, dice Andrés
Laignelet, Gerente de Investigación, Desarrollo y Nuevas
Tecnologías para Monsanto LAN.

Exploraciones para la tierra mexicana


La compañía Ecorobotix creó un autómata que permite detectar la
presencia y posición de malezas en y entre las filas, trabaja sin
necesidad de un operador hasta por 12 horas y al día puede
cubrir hasta tres hectáreas. Su sistema les indica a los brazos
robóticos que apliquen las micro-dosis de herbicida necesarias
para deshacerse del problema. Funciona con energía solar, se
adapta a la concentración de malezas y se recomienda para
reemplazar las aplicaciones posteriores, logrando ahorrar una
cantidad importante del agroquímico.

Otra solución inteligente proviene de Prospera que, impulsada por


el análisis de datos y la inteligencia artificial, recolecta, digitaliza
y analiza grandes cantidades de datos de las granjas. Con esta
información, optimiza todos los aspectos de la producción,
incluyendo la administración del trabajo.

Por su parte, Benson Hill Biosystems aprovecha la ‘nube’ para que


los productores mejoren la genética de sus cultivos. CropOS es su
producto principal y se trata de un motor cognitivo que utiliza el
aprendizaje automático o IA para predecir qué semillas producirán
con mayor velocidad y eficacia.

En el caso de Blue River Technology, el enfoque es que las


necesidades de cada planta se midan con precisión y los
productores puedan responder inmediatamente reduciendo
significativamente el uso de químicos. La compañía aporta
experiencias de precisión, robótica, visión artificial y aprendizaje
automático a las prácticas agrícolas diarias.

Un último ejemplo de desarrolladores que aprovechan la


inteligencia artificial y big data es ec2ec. Su propósito es que los
agricultores tomen decisiones sobre estrategia, comercio y
gestión agronómica, gracias a modelos predictivos que ayudan a
calcular la cosecha anual, la productividad, la evolución de plagas
o las necesidades de fertirrigación.

Los robots cazadores de malezas y malas hierbas impulsados por


la IA, así como el uso de aplicaciones y la implementación en
general de la agricultura digital, pronto podrían reducir la
necesidad de herbicidas hasta 95%, dependiendo de la
tecnología. A pesar de esto, podría no conseguirse sin la
capacitación suficiente para quienes utilicen estas innovaciones
en sus procesos.

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