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Rossemberg Patiño Florez

27 de febrero de 2018

Administración general y función administrativa en la Escritura

Hace algunos años atrás en mi iglesia se oyó el rumor de que el Ministerio del

Interior vendría a intervenir las iglesias evangélicas y que aquellas que no tuvieran los

papeles al día corrían el riesgo de ser cerradas. Esto puso en alerta a los pastores, y debido a

que ellos no tenían un título que los avalara como teólogos, y que aún no eran ordenados

por la misión, decidieron enviarme a estudiar una carrera técnica en educación religiosa. La

excusa era que si, llegado el caso, estos rumores de la intervención a las iglesias era cierto,

yo podría figurar como pastor de la iglesia por mi título.

Quiero usar el ejemplo anterior para hablar de la improvisación que, en muchos

casos, abunda en la iglesia evangélica. Aunque cada vez más iglesias reconocen la

importancia de la administración en el desarrollo de su rol ministerial, aun hace falta una

parte significativa que observa con sospecha la planeación, y que aún la ve como algo que

va en contra de Dios. Considero que esta tendencia evita que la iglesia tenga un crecimiento

sano, reflejado en actividades que no tienen un objetivo claro y que no están orientadas a

alcanzar metas específicas.

Uno de los aspectos más relevantes en lo que va corrido del curso de

Administración Eclesial, ha sido descubrir que, muy posiblemente, casos como el que conté

al inicio se presentan porque se desconoce que la Escritura está a favor de la planificación y

la administración de la iglesia como organismo, y aun como institución. Es necesario

reconocer que el llamado a ser administradores de los recursos no es algo que sale
de una experiencia meramente secular, sino que Dios mismo ha estructurado su
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misión y ha llevado a su pueblo a un cumplimiento de la misma a través de la


revelación bíblica.1

Las reflexiones presentadas en clase acerca de cómo se dejan ver los procesos

administrativos en la vida de Jesús, en la iglesia de Jerusalén y en el ministerio de Pablo, se

hace necesario replicarlos dentro de las iglesias locales.

Jesús no es alguien que improvise. Él se toma su tiempo de oración previo antes de

llamar a los que se convertirían en sus discípulos (Luc 6:12-13). Cuando llamó a sus

discípulos les designó tareas específicas. Esto lo podemos notar en el hecho de que Judas

era el encargado del manejo de finanzas (Jua 13:29). Jesús también es un buen estratega, él

comisiona a sus discípulos con instrucciones claras para que la tarea sea eficiente (Mat:

28:19-20; Luc 9:1-6; 10:1-16). Jesús prepara a sus discípulos para la tarea que les espera

cuando el ascienda al cielo, les explica cómo deben ser sus relaciones cuando él no esté

(Mat 18:1-6). En los evangelios podemos ver a Jesús llevando a cabo un plan perfecto y no

improvisando. Muchas veces él dijo que solo hacía lo que el Padre le daba para hacer (Jua

12:49). Esto es un gran ejemplo para nosotros como iglesia.

La iglesia en Jerusalén también toma partido en el proceso administrativo. Se nota a

lo largo del libro de los Hechos y de las epístolas que han aprendido de Jesús la lección

sobre cómo dirigir la obra que Dios les ha encomendado (Jua 20:21). Uno de los ejemplos

más visibles en el libro de los Hechos es el tema con las viudas de los griegos y las judías

(Hch 6:1-7). Este percance se solucionó cuando, después de una reunión, se tomó la

decisión de delegar personas con roles específicos. También la iglesia de Jerusalén

participa en el proceso de incorporar a los gentiles a la fe sin que a estos se les exijan las

1
Tomado de la lectura: Función administrativa en la Escritura, 1.
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mismas cosas que a los judíos (Hch 15). La creación de políticas de convivencia y

preservación de los más débiles en la fe es resultado de procesos evaluativos y de una

planificación centrada en la misión y la visión.

Por último, el ejemplo del ministerio de Pablo y la forma magistral en la que él

dirige toda una empresa evangelística. Primero, él es comisionado (Hch 22:23); luego, él

mismo se identifica como administrador (1 Co 4:1); seguidamente lo vemos comisionando

a otros (Hech 16; 2 Tim 2:2; 4:11). También vemos a Pablo exhortando a las iglesias (en las

diferentes epístolas) y regañando a Pedro por conductas inapropiadas (Gál 2:11-14).

En este breve resumen se presenta la validez que las Escrituras dan a procesos

administrativos, ya que, “El Señor revela en su Palabra toda la estrategia para que el

hombre pueda entender su papel en el proyecto y la manera en la que Dios lo va a llevar a

cabo”.2 Así pues, procesos como: tener una misión (declaración de quienes somos), una

visión (lo que queremos hacer porque nos identifica con lo que somos), objetivos claros,

metas que nos ayudan a evaluarnos, estrategias que nos ayudan a alcanzar las metas y los

objetivos, procesos evaluativos para corregir y celebrar y delegar tareas específicas a

personal idóneo son extremadamente esenciales a la hora de pensar en servir a Dios. “Si la

iglesia no tiene en cuenta los procesos de planeación, organización, dirección y evaluación,

terminará trabajando en el aire, sin una misión concreta, sin metas claras y sin objetivos

específicos sobre los cuales considerar cambios o reconocer progresos”.3

2
Función administrativa en la Escritura, 1.
3
Tomado de la lectura: Principios generales y función administrativa de la iglesia, 10.
4

La administración eclesial es algo que se debe tomar en serio dentro de las iglesias

cristianas si se quiere ser un instrumento cada vez más eficaz en la transformación de la

sociedad,

uno de los desafíos de los ministerios eclesiales está precisamente en reconocer la


necesidad de estructurar el desarrollo de la iglesia bajo parámetros administrativos
que le permitan cumplir su ministerio de forma organizada sin que esto implique la
pérdida de la búsqueda de la dirección de Dios en la construcción de la misión.4

Aunque para muchos líderes de iglesias los temas administrativos se reducen a llevar un

libro contable y las listas de miembros de sus parroquias, la administración debe impregnar

cada instancia de nuestras actividades eclesiales, desde la planeación de los cultos, hasta las

diferentes obras sociales que la iglesia realice.

4
Principios generales y función administrativa de la iglesia, 10.
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Bibliografía

Las citas están tomadas de las lecturas asignadas para el curso de Administración eclesial:

Lectura: Función administrativa en la Escritura.

Lectura: Principios generales y función administrativa de la iglesia.

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