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La leche materna contiene todos los nutrimentos indispensables para el bebé, es decir,
proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales. Es la continuación natural de
la alimentación que el bebé recibió en el vientre materno, y por lo tanto, no representa
un cambio drástico en la dieta del niño. (1)
La proporción entre proteínas del suero y caseína –la proteína común en la leche de los
mamíferos– en la leche humana es 80 a 20, mientras que la de la leche de vaca es 20 a 80.
Las proteínas de la leche humana consisten principalmente de alfa-lactoalbúmina, mientras
que la de vaca es betaglobulina bovina, esto significa que para un bebé la leche materna es
mucho más fácil de digerir. Además, la leche humana es rica en aminoácidos libres; la
taurina, por ejemplo, es básica en la conjugación de sales biliares y como
neurotransmisor.(1)
Es el componente que más varía en la leche materna, y según la hora del día, representa del
35 al 50% de las necesidades de energía del bebé. Aporta lipasa pancreática, una enzima
que permite el metabolismo de los lípidos, que son moléculas con un alto valor calórico. (1)
Lactosa
Vitaminas
Las concentraciones de vitaminas se adecuan a las necesidades del bebé. La vitamina K (que
permite la síntesis de varias proteínas en el hígado) es más alta en el calostro que en la leche
de transición y la leche madura. La vitamina E (básica para el desarrollo muscular) es
suficiente, y la D (que permite la absorción de minerales como calcio y fósforo) es baja, pero
no provoca deficiencias.(1)
Minerales
Las concentraciones de calcio, hierro, fósforo, magnesio, zinc, potasio y flúor no se ven
afectadas por la dieta de la madre, pero son apropiadas para las necesidades nutricionales
y metabólicas del bebé. El niño absorbe más del 70% del hierro de la leche materna,
mientras que sólo el 30% del hierro de la leche de vaca.(1)
Otros componentes
Factores inmunológicos
A nivel intestinal, los mecanismos de defensa del bebé están inmaduros, por lo que el
calostro y la leche madura brindan la mejor protección contra gérmenes patógenos.
Contienen inmunoglobulinas, que son un importante factor contra las infecciones, además
de lactoferrina, factor bífidus y otras sustancias inmunorreguladoras. Por otro lado, los
componentes celulares incluyen macrófagos, linfocitos, granulocitos y células epiteliales.(1)
En 1994 la OMS, tras reconocer las deficiencias de los patrones de crecimiento vigentes,
creó un grupo de trabajo con el objetivo de elaborar un estándar más que una referencia
superando métodos antiguos que describen cómo crecen los niños en una región y momento
determinados, para alcanzar el objetivo deseable de describir cómo deben crecer todos los
niños cuando se siguen prácticas saludables como alimentación con leche materna,
adecuada atención de salud y ausencia de tabaquismo. (2)
Figura 2: Patrones de crecimiento infantil desde nacimiento a los 5 años. Basándose en peso
y la edad de las niñas se puede ver que durante los primeros meses de vida existe un
acelerado incremento de IMC con respecto a los años posteriores igual que en los niños de
sexo masculino. Fuente: OMS
Patrón de crecimiento de los lactantes amamantados
Los mecanismos por los que la lactancia materna puede proteger contra la obesidad en
etapas posteriores se deben a que en su comportamiento los bebés amamantados controlan
la cantidad de leche que consumen, aprendiendo a autorregular mejor su consumo de
energía, persistiendo este comportamiento en el futuro de sus vidas. Pueden influir en la
composición corporal en edades posteriores el menor contenido de proteína y energía de la
leche materna en comparación con las fórmulas lácteas para lactantes.(3)
Referencias:
3. Sarmiento GES. Leche materna y lactancia, siempre actual. Pediatría, Med interna
pediátrica [Internet]. 2013;11(3):5–20. Available from:
http://www.scp.com.co/ArchivosSCP/PDF/1_leche_materna.pdf