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El puente del Arcoíris

Cuenta la leyenda del Puente del Arcoíris que cuando los ángeles de cuatro patas
(y cualquier otra criatura que hayamos amado) se despiden de nosotros y con un
suspiro dejan escapar su último adiós, atraviesan este puente. Al otro lado de este,
se encuentran prados y colinas en los que pueden correr, jugar y disfrutar de su
inocencia…

Dicen que ahí, al otro lado del Puente del Arcoíris, hay suficiente espacio, comida,
agua y sol para que todos ellos se sientan bien. Además, según esta leyenda,
todos los que han estado enfermos, han sido mutilados o cruelmente lastimados,
ven su salud restaurada y rebosan alegría.

Según esta hermosa leyenda del Puente del Arcoíris, nuestros amigos se
encuentran contentos y satisfechos excepto porque ellos extrañan a alguien
especial que dejaron al otro lado del Puente del Arcoíris. Por eso, de pronto,
mientras todos corretean y juegan, alguno se detiene y clava su brillante mirada en
el horizonte.

Su cuerpo se estremece y con gran emoción se separa de su grupo corriendo


campo a través rápidamente. Ellos nos ven en la mitad del puente y van corriendo
velozmente a recibirnos. Cuenta la leyenda del Puente del Arcoíris que entonces,
humanos y animales, amigos del alma, nos reunimos y nunca jamás nos
separamos.

Sus lengüetazos húmedos bañan nuestro rostro y nuestras manos no pueden más
que acariciar a nuestro ángel de cuatro patas, nuestra criatura amada. Entonces,
según la leyenda, permanecemos unidos por toda la eternidad a través de una
mutua mirada sabia llena de amor y de nobleza.

La leyenda del Puente del Arcoíris llena nuestro corazón de esperanza ante la
pérdida de nuestros animales amados. Ella nos ayuda a comprender de manera
metafórica que cuando un animal se va de este mundo, permanece en nuestro
corazón aunque no podamos disfrutar de su calidez físicamente.

Aunque se vayan de este mundo, ellos permanecen, cómplices, fieles y amorosos


en nuestro corazón

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