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Julio Samsó
Universidad de Barcelona
1. Introducción
1
Millás, 1947. Cf. también Millás, 1948 y 1949.
2
Sela, 1996, 1997, 2001 y 2003 (cf. pp. 22-36).
3
Millás, 1940.
4
Millás, 1948
5
Sobre las Tablas de Pisa cf. Millás, 1947, pp. 59-66 y, en fecha reciente, dos estudios
importantísimos de Mercier, 1987 y 1991.
6
Millás, 1946.
7
Sela & Freudenthal, 2006.
8
Mercier, 1987, pp. 108-112 ; Mercier, 1991, pp. 22-23.
9
Sobre su estancia en Pisa cf. Sela, 1996, pp. 209-213; 2001, p. 102; 2003, p. 26.
10
Millás, 1947 pp. 83 (“de compositione tabularum quas fecimus secundum probationem
predictorum virorum sibi consentientium...”), 84 (“He tabule quas composuimus utiles sunt...”), 87-
88, 89 (“si...vis operari secundum tabulas meas...”).
11
Se ha discutido si Ibn ‘Ezra sabía suficiente latín para componer estas obras: Millás (1947, p. 19)
creía que sí, tanto en lo que se refiere al De rationibus como en el tratado sobre el astrolabio; Romano
(1992, p. 106) y Goldstein (1996, p. 15) son mucho más escépticos. Finalmente, Sela (1996, pp. 213-
216; 2001, p. 101; 2003, pp. 25-26) argumenta, de manera categórica, su conocimiento del latín.
«Dixit Abraham Iudeus»: algunas observaciones sobre los textos... 173
Finalmente, por más que se conserven las versiones II y III del Sefer Keli ha-
neçošet, los estudios comparativos de los textos hebreos y el latino sobre el
astrolabio, realizados por Sela12, demuestran que existen suficientes diferen-
cias como para justificar el interés del Tractatus de astrolabio.
En relación con este ciclo, Ibn ‘Ezra menciona algunos parámetros que
tienen un cierto interés:
12
Sela, 2001, pp. 104-113.
13
Millás, 1947, pp. 59ss.; Mercier, 1987 y 1991.
14
Millás, 1947, pp. 98-100.
15
Neugebauer, 1975, pp. 502 y ss..
16
Utilizo, en este trabajo, la notación habitual utilizada por los historiadores de la astronomía
antigua y medieval. En una cifra expresada en notación sexagesimal, el punto y coma (;) separa la
174 Julio Samsó
que solo difiere en algo menos de 1 segundo del año lunar de Ptolomeo
(354;22,1,40 d). Este parámetro es distinto del que utiliza Maimónides, en su
tratado Sobre la santificación de la luna nueva17, de 354 d 8h + 876/1080 h,
idéntico al de Ptolomeo y que tiene, asimismo, un origen babilónico18. A lo
anterior Ibn ‘Ezra añade:
Esta indicación sobre la duración del mes lunar es formulada por Ibn ‘Ezra
de la manera siguiente: “29 dies et 12 hore et 44 puncta hore et medietas none
minuti”19. Parece claro que en la transmisión de este parámetro debe haberse
producido algún error ya que es muy distinto del utilizado por Maimónides
y por Ptolomeo (29 d 12 h 793/1080 h = 29;31,50,8,20 d) y, por otra parte,
no coincide con el que se obtiene a partir del año lunar del mismo Ibn ‘Ezra:
354;22,0,5,33,20 d/ 12 = 29;31,50,0,27,46,40 d
valor que está mucho más próximo al de Ptolomeo y Maimónides, así como
al mes lunar utilizado en el calendario islámico (29;31,50 d). El valor correcto
lo encontraremos en otro pasaje del De rationibus, en el que se nos habla de
un mes sinódico de “29 dierum et 12 hore et 44 minutorum hore”20, o sea;
29 d 12 h 44 m = 29;31,50 d
parte entera de la fraccionaria y los sucesivos órdenes de fracciones van separados por una coma (,).
Tras la última fracción se anota el orden de unidades que corresponde a la parte entera. De este modo,
354;22,0,5,33,20 d significa 354 días, 22 minutos de día (1 minuto equivale a 1/60 días), 0 segundos
de día, 5 tercios de día, 33 cuartos y 20 quintos de día.
17
Ganz, Obermann y Neugebauer, 1967, pp. 114-115.
18
Samsó, 2011, p. 134. Este parámetro parece haber sido bien conocido en los medios judíos
andalusíes ya que es citado por Éבd de Toledo en sus Íabaq×t al-Umam.
19
Millás, 1947, p. 99.
20
Millás, 1947, p. 107. Obsérvese que “44 minutorum hore” sustituye a “44 puncta hore”.
21
Toomer, 1984, pp. 48-60.
«Dixit Abraham Iudeus»: algunas observaciones sobre los textos... 175
Ptolomeo: 2;23º.
Astrónomos indios: 2;14º.
Magistri probationum: 1;59º + algunos segundos.
Saturno: 6;31º.
Júpiter: 5;15º.
Marte: 11;24º.
22
Cf., por ejemplo, Millás, 1947, pp. 143-144.
23
Samsó, 2011, pp. 139-144.
24
“Ptholomeus ostendit differentiam quanta est inter duos sarcus per proportionem compositam
ex duabus proportionibus ; sapientes vero saraceni verterunt rem ad noticiam 4 proportionalium »
(Millás, 1947, p. 164).
25
Toomer, 1984, p. 162.
26
Suter, 1914, p. 134.
27
Cf. Kennedy & Muruwwa, 1958; Salam & Kennedy, 1967; Kennedy, 1977.
28
Nallino, 1907, p. 81.
176 Julio Samsó
Luna: 5;1º.
Saturno: 6;13º.
Júpiter: 11;3º.
Marte: 41;55º.
Venus: 45;59º.
Mercurio: 22;2º.
29
Véase una lista de parámetros ptolemaicos en Pedersen, 1974, pp. 423-429.
30
Mercier, 1991, p. 26 (un cuadro con todos los parámetros planetarios)
31
Pingree, 1968, p. 49.
32
Pingree, 1968, p. 49.
«Dixit Abraham Iudeus»: algunas observaciones sobre los textos... 177
3.1. Generalidades
33
La edición preparada por Golius (Amsterdam, 1669) ha sido objeto de una edición facsímil en
Farg×n÷, 1986, que aparece junto con la traducción latina del propio Golius. La traducción latina de
Johannes Hispanensis [sic] atque Lunensis fue publicada por Carmody, 1943. La versión de Gerardo
de Cremona ha sido editada por Campani, 1910.
34
Haddad, Kennedy y Pingree, 1981. Véanse otras obras con el mismo título de ‘Abd All×h al-
Naór×nê (s. IX) y ‘Abd al-‘Azêz al-Qabêóê (s. XI) en Rosenfeld & Ihsanoålu, 2003, pp. 57 y 85.
35
Goldstein, 1967.
36
Millás Vendrell, 1963, pp. 95-96: “Quia ergo, mi domine Tyrassoniensis antistes, ego Sanctallensis
tue peticioni ex me ipso satisfacere non possum, huius commenti translationem, quod super eiusdem
auctoris opus edictum in Rotensi armario et inter secretiora biblioteca penetralia tua insaciabilis
filosophandi aviditas meruit repperiri, tue dignitati oferre presumo”.
178 Julio Samsó
señala que los autores indios dan una fecha del equinoccio de primavera 9
días posterior a la que calculan los magistri probationum37. El tema ya había
atraído la atención, en el siglo X, de los autores de calendarios populares38 y
lo explica Ibn ‘Ezra39 al señalar que la diferencia entre el año sidéreo de los
indios (365 + 1/4 + 1/120 d) y el año trópico que ha atribuido a al-Batt×nê
(365 + 1/4 – 106 d) (cf. infra 3.2) alcanza aproximadamente 1 día al cabo de
56 años, ya que:
Lo que implica que los 9 días se acumularán al cabo de unos 506 años.
El uso de una astronomía sidérea por parte de los indios se debe a razones
astrológicas40 que les llevan a dividir la eclíptica secundum sensum visum, por
lo que identifican los signos zodiacales con la posición en el cielo de deter-
minadas constelaciones (Aries, Tauro, etc.). En cambio, según Ptolomeo, la
eclíptica se divide, secundum cogitationem, en doce arcos iguales de 30º de tal
modo que, debido a la precesión, la constelación de Aries ocupa solo unos 7º
del signo de Aries y los cuernos de Aries (al-Na֍, g Arietis) se encuentran a
22º del punto equinoccial41, mientras que Cor Leonis (Qalb al-Asad/ Regulus,
a Leonis) estaba a 3º del principio del signo de Leo en época de Ptolomeo42
encontrándose a 18º del mismo (en época de Ibn ‘Ezra) según los magistri
probationum43.
37
Millàs, 1947, pp. 81-82, 86. Dado que el sol recorre diariamente una distancia aproximada
de 1º por día, estos 9 días de desfase coinciden con los 9º que, según Ibn ‘Ezra (Sefer ha-‘olam)
corresponde a la diferencia entre las posiciones calculadas con las “tablas de los sabios de la India”
y las que obtienen los “sabios de la experiencia” (magistri probationum) (Goldstein, 2004, pp. 744-
745). Asimismo en su versión del comentario de Ibn al-Muøann× (Goldstein, 1967, p. 149), Ibn ‘Ezra
indica que, para su época, la diferencia alcanza 9º y medio.
38
Viladrich, 1996; Forcada, 1996 y 2000
39
Millás, 1947, p. 79.
40
Millás, 1947, p. 85.
41
g Arietis está a 6;40º del punto equinoccial en la tabla de estrellas del Almagesto, fechada en el
año 137 (Toomer, 1984, p. 360). El incremento de longitudes debido a la precesión es de 16;20º en
1017 años: la velocidad de precesión será de unos 58” por año.
42
Ptolomeo la sitúa a 2;30º de Leo en el catálogo de estrellas del Almagesto: cf. Toomer, 1984,
p. 367.
43
Millás, 1947, pp. 83-85. La diferencia de longitudes es de 16;30º, muy próxima a los 16;20º que
he obtenido para al-Na֍.
44
Millás, 1947, pp. 75-76, 82, 83, 86, 95.
«Dixit Abraham Iudeus»: algunas observaciones sobre los textos... 179
El valor del año sidéreo que Ibn ‘Ezra atribuye a los indios coincide con
el que puede calcularse con las tablas de al-Jw×rizmê (365 d 6;12,9 h)46 y a
esta fuente alude nuestro autor cuando dice que al-Jw×rizmê (fl. c. 830), Ibn
al-Éaff×r (m. 1035)47 y Maslama (m. 1007)48 compusieron tablas “secundum
Indos”.
Los persas utilizan un año sidéreo algo más largo. Según Ibn ‘Ezra los
astrólogos Mךגall×h (m. c. 815) y Abù Ma‘šar (c. 786-886) compusieron
sus tablas según el sistema de los persas49 y es bien sabido que ambos utiliza-
ron, para calcular sus horóscopos, unas tablas astronómicas de origen pahleví
que recibieron, en árabe, el título de Zêå al-Šah. No obstante, la composición
de un zêå en el que resulta patente la influencia persa sólo se atribuye a Abù
Ma‘šar50, no a Mךגall×h. Ahora bien la duración del año que nuestro autor
atribuye a los persas no coincide exactamente con la que documenta al-Hךimê
quien habla de 365 d 6;13 h o, con mayor precisión, de 365 d 6;12,57,36 h51.
¢abit b. Qurra (836-901) da, en sus dos libros sobre el año solar52 una
estimación de la duración del año trópico y del año sidéreo. El año sidéreo de
¢×bit es de 365 d 6;9,30,41,30,24 h53, por lo que tiene una diferencia de unos
5 segundos con el valor que le atribuye Ibn ‘Ezra. En cambio resulta intere-
sante señalar que el valor establecido por ¢×bit coincide con el de Azarquiel
(m. 1100) ya que, si bien con las Tablas de Toledo, se obtiene un año sidéreo
de 365 d 6;9,23,44 h, los 365 d 6;9,36 h de Ibn ‘Ezra coinciden exactamente
con una revolutio anni de 92;24º que su discípulo Ibn al-Kamm×d atribuye
explícitamente a Azarquiel54.
45
Millás, 1947, p. 75. La revolutio anni es, en términos copernicanos, el giro de la esfera terrestre
durante el período de tiempo en el que el año solar excede a 365 días. Para convertir este parámetro
en horas, minutos y segundos, debe dividirse la revolutio anni por 15º (giro de la esfera terrestre en
una hora).
46
Neugebauer, 1962, p. 131; Haddad, Kennedy & Pingree, 1981, p. 263.
47
Castells & Samsó, 1995. En Millás, 1947 p. 110, Ibn ‘Ezra dice que Ibn al-Éaff×r adoptó las
tablas de al-Jw×rizmê al calendario islámico, afirmación que sorprende ya que esta labor se ha atribuido
siempre a su maestro Maslama.
48
Samsó, 2011, pp. 84-93, 468-469.
49
Millás, 1947, p. 75
50
Pingree, 1968, pp. 45-50.
51
Haddad, Kennedy y Pingree, 1981, p. 262; Kennedy & Pingree, 1971 p. 75.
52
De hecho sólo se ha atribuido una obra sobre el año solar a ¢×bit aunque el editor del texto
árabe (Morelon, 1987, pp. XLVIII-LIII) no está de acuerdo con esta atribución sino que considera
que. probablemente, es obra de uno de los Baný Mýsà, los maestros de ¢×bit.
53
Morelon, 1987, p. 58; Neugebauer, 1962a, p. 280.
54
Samsó, 2011, p. 213. En Millás, 1947, p. 89, Ibn ‘Ezra atribuye a los astrónomos indios
precisamente este valor de la revolutio anni de 92;24º.
180 Julio Samsó
Revolutio
Año anni
Ptolomeo 365 d + 1/4 d – 1/300 d = 365 d 5;55,12 h 88;48º
Calendario judío [365 d 5:55,30 h] 88º + 7/8º
al-Batt×n÷ y algunos magistri
probationum 365 d + 1/4 d – 1/106 d = 365 d 5;46,25 h 86;36º
Otros magistri probationum 365 d + 1/4 d – 1/130 d = 365d 5;48,55 h —
Baný ³×kir, al-¼ýf÷,
Ibn Yýnus y Azarquiel [365 d 5;49,24 h.] 87;21º
¢×bit b. Qurra 365 d 5;46,25 h (= Batt×n÷) —
* El año atribuido a Ptolomeo es correcto y coincide con el parámetro del Almagesto . 55
* El valor 365 d 5;46,25 h, está próximo a la estimación de al-Batt×n÷ (c. 850-929) (365 d
5;46,34,22,9 h)56 y a los 365 d 5;46,54,36 h del al-Z÷¥ al-Mumta¬an, compilado, en la primera
mitad del siglo IX, por Ya¬yà ibn Ab÷ Man½ýr sobre la base de las observaciones realizadas en
Bagdad y Damasco hacia el año 83057.
* 365 d 5;48,55 h se aproxima bastante a los 365 d 5;48,59,45 h que Ibn Yýnus (m. 1009) atribuye a
al-¼ýf÷, así como a los 365 d 5;48,52,26,26 de Ibn al-Aþlam (m. 985)58.
* 365 d 5;49,24 h se encuentra muy próximo al valor anterior. Llama la atención que Ibn ‘Ezra re-
lacione un parámetro trópico con la figura de Azarquiel, gran defensor de la astronomía sidérea y
que no consideraba que el año trópico pudiera ser tener un valor fijo, por más que parece evidente
que nuestro autor tuvo acceso a la obra perdida de Azarquiel sobre el año solar. En cualquier caso,
Ibn ‘Ezra afirma que utiliza, en sus tablas, la duración del año trópico de al-¼ýf÷, confirmado por
Avicena, Ibn Yýnus y Azarquiel con diferencias de solo un minuto59. Resulta fácil de comprobar
que, partiendo de un año trópico de 365 d 5;49,24 h, el sol realizará, en 20 años, 20 revoluciones y
0;8,42,23º, muy cerca de las 20 r 0;9º que se mencionan en el De rationibus60 y que se encuentran
en las Tablas de Pisa y de Londres.
* Finalmente, el parámetro atribuido a ¢×bit b. Qurra resulta bastante distinto del que encontramos en
el libro Sobre el año solar en el que se registra un año trópico medio de 365 d 5;49,16,48 h., además
de un año trópico máximo de 365 d 5;49,57,36 h y uno mínimo de 365 d 5;48,36 h61.
55
Millás, 1947, p. 82; Pedersen, 1974 p. 423.
56
Caussin, 1801, p. 138. De hecho se obtiene un resultado más próximo al citado por Ibn ‘Ezra si
partimos del parámetro establecido por van Dalen en E.S. Kennedy et al., 2009-2010 (p. 144): 365 d
5;46,24,10 h.
57
Revolutio anni de 86;43,39º: cf. van Dalen, 2004, p. 29. Partiendo del movimiento medio del
sol por día, con el parámetro establecido por van Dalen en E.S. Kennedy et al., 2009-2010 (p. 144),
obtengo un año de 365 d 5;46,52,53,13 h.
58
Caussin, 1801, p. 138. Mercier, 1991, p. 1. Según información recogida en dos fuentes distintas,
el año trópico de Ibn al-Aþlam sería de 365 d 5;48,52,2 h o de 365 d 5;48,52,51 h.
59
Millás, 1947 p. 86-87.
60
Millás, 1947, p. 97, líneas 1-2. Tal como observa Mercier (1991, p. 14, la lectura correcta es 9’
(tal como aparece en el ms. O7) y no 2’ (lectura elegida por Millás).
61
Morelon, 1987, p. 60; Neugebauer, 1962a, pp. 284-285.
«Dixit Abraham Iudeus»: algunas observaciones sobre los textos... 181
3.3. P
recesión de los equinoccios, oblicuidad de la eclíptica y movimiento
de los apogeos62
62
Millás, 1947, pp. 77-79.
63
Millás, 1947, p. 78. Sobre esta cuestión cf. también Sela, 2003, pp. 219-224.
64
Toomer, 1984, p. 333.
65
Nallino, 1903, pp. 124 y 292-293. Este mismo parámetro aparece ya antes, en el al-Z÷¥ al-
Mumta¬an de Ya¬yà b. Ab÷ Man½ýr: cf. Vernet, 1956, p. 514.
66
Samsó & Comes, 1988. De hecho, en un pasaje ulterior (Millás, 1947, p. 94) Ibn ‘Ezra afirma
que las estrellas fijas realizan una revolución en 24000 años, lo que corresponde a una precesión de
1º en 66 años y dos tercios.
67
Cf. Kennedy, 1977b
68
Neugebauer, 1975, pp. 631-634.
69
Samsó, 2011, pp. 235-236.
182 Julio Samsó
10;45º que aparecen en el Liber de motu octave spere que, posiblemente, sur-
gió en el medio de los astrónomos toledanos que rodeaban al cadí ¼×þid a me-
diados del siglo XI y que, entre ellos, se encontraba precisamente Azarquiel70.
La trepidación, rechazada por al-Batt×n÷71 y por el propio Ibn ‘Ezra, se
relaciona con la oblicuidad de la eclíptica ya que si, según los modelos anda-
luso-magribíes a los que alude Ibn ‘Ezra, los puntos equinocciales variables
describen dos pequeños epiciclos ecuatoriales que arrastran la posición de la
eclíptica, el valor de la oblicuidad (ángulo que forman el plano de la eclípti-
ca con el plano del ecuador) variará también72. De hecho, una vez más, esta
doctrina intentó justificar las distintas estimaciones de este ángulo obtenidas
históricamente, de las que Ibn ‘Ezra menciona las siguientes73:
70
Samsó, 2011, pp. 224-225, 238-239.
71
Millás, 1947, p. 80. Sobre la postura de al-Batt×n÷ cf. Ragep, 1996.
72
Millás, 1947, p. 93: Ibn ‘Ezra rechaza categóricamente el modelo (“hec affirmatio frivola est
et inutilis”).
73
Millás, 1947, pp. 93, 143.
74
Almagesto I,12: Toomer, 1984, p. 63.
75
De hecho en Millás, 1947, p. 92, el texto de Ibn ‘Ezra indica que 11/83 * 360 = 47;42,53º (la
cifra de los segundos es errónea, ya que debiera ser 39” en lugar de 53”) y la mitad de este valor es
23;51,27º (20” en lugar de 27”).
76
Vernet, 1956, p. 515.
77
Samsó, 2011, pp. 176 y 232-236.
78
Debarnot, 1987, p. 43
79
Millás, 1947, pp. 77-78.
80
Cf. Sela, 2003, p. 238.
«Dixit Abraham Iudeus»: algunas observaciones sobre los textos... 183
81
De hecho Ptolomeo sitúa el apogeo solar a 65;30º del punto equinoccial, tal como recoge el
mismo Ibn ‘Ezra en Millás, 1947, p. 91. Cf. Almagesto III,4: Toomer, 1984, p. 153.
82
Suter, 1914, p. 9; Neugebauer, 1962, p. 19
83
Caussin, 1801, p. 40. La tradición posterior de los magistri probationum sigue en la misma
línea: el libro sobre el año solar atribuido a ¢×bit da un apogeo de 80;45º (Morelon, 1987, pp. 29-
30); al-Batt×n÷ lo sitúa en 82;17º en el año 882 (Nallino, 1903, p. 44); Azarquiel en 85;49º en 1075
(Toomer, 1987; Samsó, 1994b).
84
Millás, 1947, p. 91
85
Samsó, 2011, pp. 211-212.
86
Millás, 1947, p. 80.
87
Samsó & Millás, 1998, pp. 268-270; Samsó, 1997, pp. 82-83, 102; Díaz Fajardo, 2005.
88
Toomer, 1969 y 1987; Samsó, 1994b
184 Julio Samsó
3.4. Conclusiones
89
Millás, 1947, p. 80. Sobre el movimiento de los apogeos planetarios cf. también p. 101.
90
Millás, 1947, pp. 81, 92, 93, 143.
91
No resulta creíble el uso de astrolabios de este tamaño y para este tipo de observaciones. Ibn
‘Ezra se refiere, probablemente, a dos armillas o anillos graduados y provistos de un par de visores,
situadas en el plano del meridiano. Cf. otra referencia al astrolabio como instrumento de observación
en Goldstein, 1967, p. 149. En este segundo caso podría pensarse que Ibn ‘Ezra se está refiriendo al
astrolabon del Almagesto, o sea a la esfera armilar.
92
Millás, 1947, p. 81.
93
Millàs, 1947, p. 85.
94
Millás, 1947, p. 89.
«Dixit Abraham Iudeus»: algunas observaciones sobre los textos... 185
habrá que restar 1º a la posición de cada planeta calculada con las tablas de
los indios y 8º a la posición calculada “secundum tabulas meas”. Esto impli-
ca, evidentemente, que las tablas de al-Jw×rizm÷ utilizarían, según Ibn ‘Ezra,
una fecha radix en la que el valor de la precesión era de 1º 95, mientras que
las Tabule Pisane estaban calculadas para un tiempo en el que la precesión
era de 8º 96. Con estas correcciones la revolutio anni sería de 92;24º, un valor
claramente sidéreo, que Ibn ‘Ezra atribuye a ¢×bit b. Qurra y Avicena97. La
cuestión queda abierta, no obstante, hasta que se obtenga información de la
serie de horóscopos conservados en manuscritos y atribuidos a Ibn ‘Ezra98.
95
El apogeo solar, en las tablas de al-Jw×rizm÷, se mantiene fijo a 77;55º. Utilizando las tablas
de al-Batt×n÷, obtengo un apogeo situado a 77;55º para el año 595 de nuestra era. Esto corresponde,
aproximadamente, a la época para la que se calculó su posición en la fuente (indo-persa) de la que
derivan las tablas de al-Jw×rizm÷. Ahora bien, la fecha radix utilizada en las tablas es el 14 de julio
del 622 (Hégira), unos 27 años después de la fecha anterior, en la que el apogeo solar está en 78;20º
con una diferencia de 25’. Si utilizamos la constante de precesión de las Tabule Pisane (1º en 70
años), a 27 años le corresponden unos 23’.
96
No dispongo de suficientes datos para hacer el cálculo con las Tabule Pisane. Utilizo, por ello,
el z÷¥ de al-Batt×n÷ que, con toda probabilidad, daría resultados parecidos. Al utilizarlo obtengo, como
hemos visto, una longitud del apogeo solar para el año 595 de 77;55º y, al calcular esta posición para
el año 1154 de nuestra era (fecha del De rationibus) el resultado es 86;23º. La diferencia es, por tanto,
de 8;28º y coincide con los 8º de Ibn ‘Ezra.
97
Millás, 1947, p. 82
98
Cf. Smithuis, 2006, pp. 334-336; Goldstein, 2004.
99
Pedersen, 1974, pp. 167-179.
100
Millás, 1947, pp. 101-108.
101
Millás, 1947, pp. 115 y 117. Azarquiel, en su almanaque, utiliza un ciclo de 71 años para Júpiter:
cf. Samsó, 2011, p. 168.
186 Julio Samsó
parte, en lo que respecta a sus críticas a la astronomía india, insiste sobre todo
en el hecho de que, para el cálculo de la ecuación de la anomalía, los indios
no tienen en cuenta (como Ptolomeo y los magistri probationum) que el valor
de esta ecuación no depende únicamente de la posición del planeta sobre su
epiciclo, sino también de la distancia del centro del epiciclo con respecto a la
Tierra: esta segunda corrección tiene escasa importancia en casos como el de
Saturno cuyo epiciclo es pequeño, pero la situación empieza a cambiar con
Júpiter y, sobre todo, con Marte, Venus y Mercurio que tienen epiciclos de un
tamaño considerable.
102
Comes, 1994.
103
Millàs, 1947, p. 79.
104
Samsó, 2011, pp. 89-90 y 469-470.
105
Kennedy & Kennedy, 1987, p. 95.
106
Samsó, 1983.
«Dixit Abraham Iudeus»: algunas observaciones sobre los textos... 187
nes de eclipses solares y lunares, ya que nos ofrece una explicación posible
de esta misteriosa corrección del tamaño del Mediterráneo. Resulta difícil
concebir, en la primera mitad del siglo X, dos observaciones simultáneas de
un eclipse de luna realizadas en dos lugares muy alejados, seguidas de una
mutua comunicación de los resultados, por lo que una hipótesis posible es
la de la observación, en Córdoba, de un eclipse y la comparación de la hora
observada con los resultados de un cálculo, particularmente afortunado, rea-
lizado con unas tablas astronómicas. A esto alude, probablemente, Ibn ‘Ezra
quien, por otra parte, dice, al final del pasaje antes citado, que explicará más
adelante las causas del error de Ptolomeo, ya que la longitud y latitud terres-
tre no aumentan ni disminuyen107. En efecto, en un pasaje ulterior108, justifica
tanto la diferencia de longitud como la de latitud por el uso de unas tablas de
origen indio, sin aclararnos la relación que concibe entre estas tablas y Ptolo-
meo. Por una parte, si se utilizan unas tablas de este tipo, puede cometerse un
error de varias horas en el cálculo de un eclipse de sol, ya que el movimiento
medio de la luna es erróneo en las tablas indias. Por otra, afirma que, para la
época de Ptolomeo, con las tablas indias se puede calcular que el sol entra
en Libra 7 días antes de lo que se obtiene “per probationem Ptholomei”. Po-
demos controlar este dato calculando la entrada del sol en Libra para el año
137 de nuestra era (época del catálogo de estrellas del Almagesto) utilizando
los z÷¥es de al-Jw×rizm÷-Maslama (tradición india) y de al-Batt×n÷ (tradición
ptolemaica)109. Con ellas obtengo:
con lo que Ibn ‘Ezra habría obtenido el valor más habitual de la latitud de
Córdoba y no los 37;30º que he mencionado antes.
107
Millàs, 1947, p. 79: “et in fine ostendam unde error contingit, nam longitudo et latitudo terre
nec augescit nec decrescit”.
108
Millàs, 1947, p. 86.
109
No dispongo de un programa de ordenador que me permita calcular posiciones con los parámetros
exactos del Almagesto o de las Tablas Manuales. La diferencia no sería muy grande.
188 Julio Samsó
Por otra parte, Ibn ‘Ezra utiliza para Angers-Bordeaux una longitud de
23o 110 y para Pisa 33o 111. Si tenemos en cuenta que, utilizando coordenadas
modernas, la longitud de Córdoba es de 4;46o W, la de Bordeaux 0;34o W y la
de Pisa 10;24o E, podemos calcular que la diferencia de longitudes Córdoba-
Bordeaux es de 4;46º + 0;34º = 5;20º, mientras que con las coordenadas de
Ibn ‘Ezra tenemos 4º. En lo que se refiere a la diferencia de longitudes entre
Córdoba y Pisa, el error parece mayor ya que tenemos 4;46º + 10;24º = 14;10º,
mientras que esta diferencia se convierte en 6º si utilizamos los datos de Ibn
‘Ezra. Parece, pues, claro que la longitud de Pisa que nos da Ibn ‘Ezra no es
coherente con una longitud de Córdoba de 27o y que parece relacionarse con
una tradición diferente. Una longitud de 33o para Pisa está próxima de los
valores comprendidos entre 32o y 33;40o que encontramos en fuentes orien-
tales que no utilizan un meridiano origen situado a 27o al W de Córdoba112 y
Mercier113 ha demostrado que las tablas de movimientos medios del sol y de
la luna que se encuentran en las Tabule Pisane no se ajustan a observaciones
realizadas en Pisa sino que son el resultado de una corrección, en función de
la diferencia de longitudes, a partir de unas tablas calculadas para Bagdad
o algún lugar próximo a esta capital. Se impone aceptar que los 33o de Pisa
derivan, probablemente, de las tablas de al-¼ýf÷, utilizadas por Ibn ‘Ezra para
calcular sus Tabule Pisane. Por otra parte, la longitud de Angers-Bordeaux
(23º) fue determinada por Ibn ‘Ezra mediante una observación de un eclipse
de sol en Bordeaux114 comparando, probablemente, la hora observada con la
calculada mediante las Tabule Pisane. El resultado obtenido fue bastante bue-
no: una diferencia de longitudes de 10o 115 en lugar de los 11º que nos dan las
coordenadas modernas. Conviene señalar asimismo que la diferencia horaria
de 36 minutos que nos da el De rationibus corresponde a una diferencia de
longitudes de 9º y no de 10º. Por otra parte, la equivalencia que da el texto en-
tre 20 millas de distancia y un grado de diferencia de longitudes (“pro singulis
miliariis 20 longitudinis 1 gradum assume”) se escapa de cualquier medición
conocida del grado de meridiano que, en la tradición islámica medieval, oscila
entre 56 y 66 millas por grado116.
110
En un texto relacionado con las Tablas de Pisa, redactado por el propio Ibn ‘Ezra y editado por
Millás, 1947, p. 61, nuestro autor afirma que la longitud de Wintonia (Winchester) es la misma de
Angers (casi 24º). Cf. también Mercier, 1991, pp. 16-17.
111
Millàs, 1947, pp. 87-88.
112
Kennedy & Kennedy, 1987, p. 255.
113
Mercier, 1991, pp. 10-11.
114
Mercier, 1991, p. 14, sugiere que puede tratarse del eclipse de sol del 26 de octubre de 1147 o
del que se produjo el 26 de enero de 1153.
115
9º si utilizamos la longitud de “casi 24º” que aparece en el texto de Ibn ‘Ezra editado por
Millás, 1947, p. 61.
116
King, 2000.
«Dixit Abraham Iudeus»: algunas observaciones sobre los textos... 189
117
Cf. un análisis comparativo de los cuatro textos en Sela, 2001, pp. 104-113; Sela, 2003, pp. 22-
36.
118
Millás, 1940.
119
La alusión a Inglaterra es interpretada de manera diferente por Sela, 2001, pp. 111-113, quien
considera que el tratado latino sobre el astrolabio fue compuesto en Verona o en Mantua.
120
Millás, 1940, p. 10.
121
Sobre este astrolabio, véanse las actas del simposio celebrado en Zaragoza en 1993 publicadas
en la revista Physis 32 (1995).
122
Millás, 1940, p. 11.
190 Julio Samsó
123
Millás, 1940, p. 19.
124
Millás, 1940, p. 19: “Hoc autem quod diximus recte quidem est si luna est in zodiaco, si autem
in zodiaco non est secundum maiorem uel minorem eius latitudinem magis minusue fallemur”.
125
Millás, 1947, p. 122. La frase en la que se habla de la máxima elongación de Mercurio en el
tratado sobre el astrolabio (“et mercurius in maxima remotione a sole que est 41 secunde graduum”)
resulta confusa y parece corrupta. De hecho, en la teoría ptolemaica, la máxima elongación de
Mercurio oscila entre 18º y 28º: cf. Pedersen, 1974, p. 295.
126
Viladrich, 1986, pp. 70-82.
127
Millás, 1940, pp. 22-26.
128
Millás, 1940 p. 22.
129
Millás, 1947, pp. 159-161, donde también describe el procedimiento para calcular el tasy÷r.
130
North, 1986, pp. 20-27.
131
Millás, 1947, p. 160.
«Dixit Abraham Iudeus»: algunas observaciones sobre los textos... 191
fuera el inventor del método que, pese a su facilidad, se difundió muy esca-
samente entre los astrónomos árabes y fue aplicado con frecuencia en medios
europeos desde fines del siglo XV132.
132
Además de North, 1986, véase también Kennedy, 1996, p. 538, y Casulleras, 2010, pp. 65-67.
133
Samsó, 2011, pp. 166-171 y 487.
192 Julio Samsó
o a los planetarios que he mencionado más arriba134. Por otra parte, este texto
no parece incluir ninguna referencia a estos ciclos, con la única excepción
del bisiesto solar: para calcular la posición del sol durante un año bastará
con obtenerla con intervalos de seis días —interpolando linealmente para las
posiciones intermedias— y el autor da unas reglas que simplifican el cálculo
para los restantes tres años del ciclo135. Para la luna, calcula sus posiciones con
intervalos de tres días y se plantea el problema de obtener la longitud de la
luna utilizando el modelo simplificado de al-Jw×rizm÷ con una sola ecuación.
En el caso de Saturno parece calcular las posiciones una vez al mes y añade
ciertas consideraciones para tener en cuenta las estaciones y retrogradaciones
planetarias.
Lo anterior induce a pensar que el almanaque de Ibn ‘Ezra puede ser
independiente del de Azarquiel, por más que existen motivos para creer que
el autor judío conociera la obra de su predecesor toledano ya que afirma, en
su De rationibus136, que Azarquiel llevó a cabo las observaciones cruciales
(Azarchelis probatio) que le permitieron establecer los parámetros del modelo
solar en el año 482 H./1089. Ahora bien, los testimonios independientes de
que disponemos acerca de las investigaciones solares de Azarquiel establecen
que sus observaciones cruciales se llevaron a cabo en el año 467 H./1074-75137
y, tal como observa Millás, la fecha 482/1089 coincide sospechosamente con
la fecha radix del Almanaque. No obstante, otro pasaje oscuro del De rationi-
bus parece apuntar en la misma dirección que he señalado en relación con el
almanaque de Ibn ‘Ezra:
«Sed vere sunt tabule que singulis diebus docent coequare planetas
vel a tempore determinato dant rationes componendi almanac, id est
tabulas per quas semel factas per totum annum planetas coequatos
habebis»138.
Aquí las tablas que «a tempore determinato dant rationes componendi al-
manac» podrían ser tablas auxiliares que utilizaran los «años límite» y permi-
tieran el cálculo de efemérides anuales y este último sería el significado de la
definición de almanac que nos da el texto («tabulas per quas semel factas per
totum annum planetas coequatos habebis») y corresponder al texto descrito en
el pequeño tratado sobre el almanaque. Efemérides anuales y tablas auxiliares
para calcularlas son características de la astronomía islámica oriental en donde
tenemos documentadas efemérides desde el siglo IX y tablas auxiliares desde
el siglo XI.
134
La primera referencia a un ciclo lunar de 11325 días aparece en el z÷¥ del astrónomo magribí Ibn
þAzzýz al-QusanÐ÷n÷, compilado hacia 1340 (Samsó, 1997). El mismo ciclo reaparece en las tablas de
Jacob b. David Bonjorn de Perpiñán, quien utiliza la fecha radix de 1361 (Chabás, 1992).
135
Millás, 1946, pp. 427-428.
136
Millás, 1947, p. 87.
137
Samsó, 2011, p. 210.
138
Millàs, 1947, p. 119.
«Dixit Abraham Iudeus»: algunas observaciones sobre los textos... 193
Todos los eruditos que se han ocupado de la obra latina de Ibn ‘Ezra han
subrayado el interés de la multitud de fuente citadas por este autor. Una de
ellas es al-¼ýf÷ (903-998), el autor de un z÷¥ del que partió Ibn ‘Ezra para
elaborar sus Tabule Pisane: se trata, evidentemente, de una fuente poco co-
mún en un contexto andalusí que de la obra de al-¼ýf÷ sólo conocía su tratado
de Uranografía, utilizado por los astrónomos de Alfonso X para redactar
sus IIII Libros de la Ochaua Espera139. Otras autoridades mencionadas, en
cambio, por Ibn ‘Ezra se ajustan más a lo que cabía esperar: es el caso de al-
Jw×rizm÷ y de su comentarista Ibn al-Mu£annà, Maslama de Madrid (m. 1007)
y su discípulo Ibn al-¼aff×r (m. 1035), o del famoso astrónomo toledano
Azarquiel (m. 1100).
Junto a estos autores encontramos multitud de referencias a fuentes mu-
cho menos habituales, en general mencionadas con el calificativo de magistri
probationum. Esta expresión traduce el término árabe de a½¬×b al-mumta¬an,
con el que las fuentes árabes suelen aludir a los astrónomos que, por encargo
del califa al-Ma’mýn, realizaron, en Bagdad y Damasco hacia el año 830, las
primeras tablas islámicas basadas, parcialmente, en observaciones nuevas. Si
se acepta que Ibn ‘Ezra acepta a Azarquiel como uno de los magistri probatio-
num, nos vemos obligados a coincidir con la opinión de Vernet140 para quien la
expresión de Ibn ‘Ezra incluye tanto a los astrónomos de al-Ma’mýn como a
otros posteriores que compilaron tablas basadas en observaciones originales141.
Entre estos magistri se encuentran colaboradores de al-Ma’mýn como Ya¬yà
b. Ab÷ Man½ýr, y Kh×lid b. cAbd al-Malik al-Marwarrý²÷, (fl. 800-850)142 pero
también los tres hermanos Baný Mýsà b. Sh×kir (fl. 850-875), ¢×bit b. Qurra
(m. 901), al-FaÅl b. ©×tim al-Nayr÷z÷ (m. c. 922), al-Batt×n÷ (m. 929), al-¼ýf÷
e Ibn Yýnus (m. 1009), además del propio Azarquiel143. Una lista similar
aparece, en boca del mismo Ibn ‘Ezra, en su traducción del comentario de Ibn
al-Mu£annà, aunque allí no les aplica una expresión similar a la de magistri
probationum sino que se limita a mencionar a aquellos astrónomos que obser-
varon la posición del apogeo solar144. Los nombres citados implican que nues-
tro autor tiene un buen conocimiento del estado de la astronomía oriental hasta
fines del siglo X y esto le permite abordar un estado crítico de la cuestión.
A propósito de esta lista de nombres quisiera hacer dos observaciones. La
primera de ellas se refiere al significado de magistri probationum si es que,
realmente, se trata de una traducción de a½¬×b al-mumta¬an. Mi experiencia
139
Samsó y Comes, 1988. Sobre la difusión europea de esta obra, cf. Kunitzsch, 1965 y 1986 a y b.
140
Vernet, 1956.
141
Está claro que el significado de probare y probatio es “observar” y “observación” en el De
rationibus.
142
Almarodizi en el texto latino (Millás, 1947, p. 76). Millás lo identifica con ©aba¹ al-©×sib al-
Marw×z÷ (Millás, 1947, p. 24) lo cual, evidentemente, es posible. Me permito, no obstante, sugerir esta
segunda identificación ya que Ibn ‘Ezra, en su versión del comentario de Ibn al-Mu£annà (Goldstein,
1967, p. 150) menciona como dos personajes independientes a ©aba¹ “el Árabe” y al-Marwa²÷.
143
Cf., p. ej., Millàs, 1947, p. 76.
144
Goldstein, 1967, pp. 149-150 y 245.
194 Julio Samsó
145
Sela, 2003, p. 238.
146
En relación con los Baný Mýsà y ¢×bit hay que exceptuar su obra Sobre el año solar (que puede
ser de cualquiera de ellos) que sí se difundió en al-Andalus.
147
Pines, 1979.
148
Burnett, 2000 y 2003.
149
Millás, 1947, p. 61.
«Dixit Abraham Iudeus»: algunas observaciones sobre los textos... 195
manuscrito de Dresde. Esta traducción fue utilizada por Esteban de Pisa para
compilar su Liber Mamonis, una introducción a la astronomía ptolemaica en
la que utiliza las formas orientales de los numerales árabes, algo que también
hace Ibn ‘Ezra en un manuscrito del Sefer ha-Mispar y en las Tablas de Pisa150.
150
Burnett, 2000, pp. 12-15.
151
Millás, 1959.
152
Millàs, 1929. Se trata de una conclusión provisional: los horóscopos de Bar ©iyya se han
resistido a todos mis intentos de análisis y recálculo: cf. Samsó, 2004, pp. 307-314.
153
Chabás, 1996, pp. 482-486.
196 Julio Samsó
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