sistemáticamente para perjudicar al Estado en desarrollo anfitrión, muchas veces el hecho de que persigan su propio interés no es totalmente favorable a estos. Los Estados anfitriones muchas veces se han beneficiado con el aporte de capitales de este tipo de empresas (generalmente transferido en tecnología), pero también se han visto presionados por éstas cuando amenazan con repatriar sus inversiones, si no se aplicase una política favorable a éstas. Todo lo expuesto demuestra la necesidad de crear un orden mundial que se encargue de regular el accionar de estas empresas, porque, si bien es sumamente importante las políticas adoptadas por los Estados en desarrollo anfitriones, y las estrategias de negociación que estos empleen, muchas veces esto no basta. Esto se debe a la incapacidad de accionar de estos Estados que muchas veces surge de problemas financieros aún no resueltos.