Está en la página 1de 2

SÁNDOR WEÖRES

Del ciclo Tapiz de Retazos

Amigo que pretendes conocerme,


mira mi cuarto: no hay en él adornos
escogidos por mí; abre mi armario:
no hallarás en el nada especial.

Mi querida y mi perro conocen mis caricias,


pero a mí, ni él ni ella. Se acostumbró hace tiempos
mi guitarra a los montes y valles de mi mano,
pero de mí tampoco podría decir nada.

No es que me esconda -sólo que no existo.


Como los otros, sufro y hago cosas,
pero mi adentro, mi ser es no ser.

Amigo, yo carezco de secretos;


soy transparente como el vidrio. ¿Cómo
puedes creer, entonces, que me ves?

Aún no puedo del todo acostumbrarme


a tener panza, tripas y garganta
que lleno cada día de materia,
a causa de lo cual estoy viviendo.

Aún no puedo del todo acostumbrarme


a que tenga que ser tan importante
desear esto y evitar aquello,
y ser amado, y que me ames tú.

Aún no puedo del todo acostumbrarme


a encontrar feos o creer hermosos
tus órganos visuales o tus masticatorios,
ni al hecho de que hay vivos y que hay muertos.

Aún no puedo del todo acostumbrarme


a no poder imaginar el todo,
a que frente a mí bailen sólo partes,
a que tras ellas nada puedo asir.
El sino de esta noche

¿De quién es esta noche?


Cabecean fulgores.
Toda la ventana es pérfida,
El peligro, plateada sierpe, duerme.

Anda a tientas con blancos


y vacuos bulbos ciegos
quien tú serías mañana.
Le acecha un puente oculto. Apenas llegue,
su botella de vino resonará vacía
en las olas sin patria.
¿De quién es esta noche?

También podría gustarte