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¿Se puede mitigar el impacto

ambiental de la minería?
Los impactos ambientales más importantes de la minería están asociados con las operaciones
mineras y el procesamiento de los minerales. Estos impactos se manifiestan en la erosión del
paisaje y en el efecto en la calidad del suelo, agua o aire. Los impactos potenciales son
reconocidos y abordados en las operaciones mineras recuperando áreas perturbadas para prevenir
la erosión, estabilizando los suelos que contienen metales o químicos para evitar liberaciones
indeseadas de metales al ambiente, y previniendo o tratando la contaminación del agua y
controlando las emisiones al aire.

Mitigación del impacto ambiental


En muchos proyectos mineros, las preocupaciones por realizar recuperaciones y tratamientos del
suelo y mantener la calidad del agua se originan en el proceso de oxidación de minerales
sulfurosos, en especial la pirita que es el sulfuro de hierro. La oxidación de minerales sulfuros
puede producir condiciones ácidas que liberan los metales en los materiales de desmonte y en el
agua.

En sus inicios, la minería se llevó a cabo en una época en que el impacto ambiental no era bien
entendido y no era de mucha preocupación de la sociedad. Como resultado, proyectos mineros
históricos pueden tener áreas que no han sido recuperadas, restos de instalaciones y aguas no
tratadas. Este legado de daño ambiental heredado de la minería antigua no es un indicativo del
ciclo minero actual.

En la actualidad, el cierre de una mina y las diversas actividades para mitigar el impacto
ambiental de las operaciones son una parte integral de todo planeamiento minero y del desarrollo
de la mina desde la fase de descubrimiento hasta el cierre. Las principales actividades de
mitigación son las siguientes cinco:

 Recuperación
 Tratamiento del suelo
 Tratamiento del agua
 Prevención del drenaje ácido de roca
 Control de las emisiones de gas
1. Recuperación
La recuperación implica el re-establecimiento del suelo y la revegetación del área perturbada. A
pesar de que las instituciones reguladoras pueden requerir diseños complejos de recuperación,
los enfoques simples pueden ser muy efectivos. Un enfoque simple consiste en añadir cal u otros
materiales para neutralizar la acidez, además de restablecer una cubierta de suelo orgánico u otro
medio de cultivo adecuado para promover el crecimiento de vegetación. Estabilizar taludes, así
como plantar vegetación como parte del proceso, estabiliza el material del suelo y evita la erosión
y la filtración de agua superficial. Sin embargo, implementar incluso este enfoque simple puede
costar algunos miles de dólares; a veces hasta decenas de miles de dólares por hectárea. En la
actualidad, el desafío de encontrar un enfoque de recuperación costo-efectivo continúa.

Las nuevas opciones prometedoras de recuperación en el futuro incluyen el uso del fango de bio-
sólidos producto de procesos de tratamiento de aguas residuales municipales como una
remediación orgánica del suelo; y el uso de especies vegetales que son más tolerantes a las
condiciones ácidas.

2. Tratamiento del suelo


No solo la acidez, sino los altos niveles de metal en los suelos pueden ser dañinos para las plantas,
los animales y, en algunos casos, las personas.

Un enfoque común al lidiar con el suelo contaminado es colocarlo en depósitos especialmente


diseñados. Este enfoque puede ser muy costoso y controversial, pero a veces es necesario. En
este enfoque, el volumen y la toxicidad del suelo no se reducen; el suelo solo es reubicado. En
el futuro, los enfoques efectivos de tratamiento del suelo dependen de una mejor comprensión de
los riesgos relacionados con los metales en los desechos mineros. Estos metales “naturales” en
los minerales tal vez no estén tan fácilmente disponibles en la biósfera y, en consecuencia, no
sean tan tóxicos como los metales en formas procesadas, como el plomo en la gasolina.

Algunos enfoques de tratamiento de suelos pueden incluir:

 Utilizar métodos químicos para estabilizar los metales en el suelo, volviéndolos menos
móviles y biológicamente disponibles.
 Utilizar bactericidas que detengan el crecimiento bacterial que promueve la oxidación de la
pirita y la consecuente formación de ácido sulfúrico.
 Usar geo-membranas como barreras en la base de los botaderos o cubriendo zonas
perturbadas.
 Inundar de forma permanente los materiales de desecho que contienen pirita para cortar la
fuente de oxígeno, detener el desarrollo de condiciones ácidas y evitar la movilización de
los metales.

3. Tratamiento del agua


El tratamiento más común para el agua ácida y que contiene metales es la adición de un material
neutralizante, como la cal, para reducir la acidez. Este proceso de tratamiento activo, que causa
que los metales disueltos se precipiten del agua, a menudo requiere construir una planta de
tratamiento. El mantenimiento continuo que esta planta requiere hace que esta técnica de
tratamiento sea muy costosa. Aparte del gasto, algunas plantas de tratamiento activo generan gran
cantidad de fango. Deshacerse del fango es un gran problema. Debido al costo y los retos físicos
de lidiar con fango, se hace necesario buscar alternativas a las plantas de tratamiento activo.
Algunas posibles alternativas incluyen:

 Utilizar sistemas de humedales “pasivos” para tratar el agua que contiene metal. Este
enfoque se ha utilizado con éxito donde el volumen y la acidez del agua no es demasiado
alto. Los sistemas de humedales pasivos tienen la ventaja adicional de crear un hábitat de
vida salvaje deseable.
 Utilizar zonas de tratamiento in situ donde se coloquen materiales reactivos o corrientes
eléctricas debajo de la superficie para que el agua que pasa por ellas sea tratada.
 Combinar el tratamiento con la recuperación de materiales útiles del agua contaminada.

4. Prevención del drenaje ácido de roca


Aunque la descarga del drenaje ácido presenta diversos retos para proteger la calidad del agua,
la ocurrencia significativa y extendida de drenaje ácido de roca amerita esfuerzos especiales para
prevenir o minimizar su ocurrencia.

La prevención debe ser abordada durante las actividades de exploración, antes del inicio de las
nuevas operaciones mineras. En algunos casos, puede ser posible prevenir o reducir el drenaje
ácido de roca en áreas mineras antiguas o abandonadas. Los enfoques de tratamiento actuales y
potenciales para el drenaje ácido de roca son similares a los ya descritos. Posibles medidas para
prevenir o reducir de forma significativa este problema incluyen:

 Inundar los antiguos trabajos mineros subterráneos para eliminar el suministro de


oxígeno necesario para la generación sostenida de aguas ácidas.
 Sellar las superficies expuestas en trabajos subterráneos con una capa de material que no sea
reactiva o sea impermeable para inhibir el proceso de oxidación.
 Rellenar los trabajos mineros con materiales que puedan neutralizar y tratar las aguas que
pasen a través de ellos.
 Añadir químicos al agua en trabajos mineros suberránesos o en la superficie inundados que
puedan inhibir las reacciones químicas generadoras de ácido y precipitar las capas que
sellarán las rutas de migración del agua subterránea.
 Aislar las aguas contaminadas en la profundidad mediante la estratificación. Esto permite el
desarrollo de un hábitat cercano a la superficie en el agua que ocupa grandes tajos de
minas abiertas.

5. Control de las emisiones de la fundición


Las emisiones de la fundición, en especial el dióxido de azufre y los materiales particulados,
históricamente han presentado significativos problemas ambientales. La tecnología moderna en
fundición ha cumplido con este desafío al reducir de manera drástica la cantidad de emisiones.

En los últimos años varias refinerías se han modernizado y reducido las emisiones de dióxido
de azufre al mínimo, por ejemplo, Bingham Canyon Mine captura 99.9% del azufre emitido.
Minería formal como meta
La minería responsable es una fuente de riqueza que ha permitido al Perú alcanzar
los niveles de desarrollo más importantes de su historia. Se trata de un elemento
impulsor que goza de sinergia con otras actividades económicas, logrando un
efecto positivo que beneficia a las poblaciones aledañas a los proyectos de
extracción y favorece al país en su conjunto. De allí la relevancia de combatir los
focos de ilegalidad para convertirla en un motor del progreso.
El Ministerio del Ambiente ha destacado, por ejemplo, que el proceso de formalización de mineros
marcha con éxito, tal como lo confirman las cifras: a la fecha han sido incorporados a la formalidad
1,656 operadores en el ámbito nacional, a fin de año se sumarán unos 2,000 más de la región
Arequipa y otros 1,000 de La Libertad. Todos ellos tendrán la oportunidad de generar asociaciones
para desplegar una actividad extractiva responsable con el entorno natural.

Además, más de 40,000 mineros que expresaron su voluntad de formalizarse cuentan ahora con
registro único de contribuyentes (RUC); entre el 2012 y el 2015 se redujo en 60% el uso de
mercurio en este tipo de actividad minera y se restringió su importación; asimismo, se rescató a más
de 2,000 personas víctimas de la trata del 2014 al 2016.

La lucha iniciada por el Gobierno también tiene otros frentes que van desde la interdicción para
erradicar los campamentos ilegales de explotación de oro en los ríos, pasando por la denuncia fiscal
contra empresas de fachada de mineros ilegales, hasta la inversión pública en regiones afectadas
para generar condiciones de progreso en otras ocupaciones productivas que favorezcan a la
población.

El objetivo es su completa erradicación porque la minería ilegal es un delito que fomenta otras
actividades fuera del marco jurídico al propiciar la evasión tributaria por la venta de minerales
extraídos de manera ilícita, además de contribuir a la trata de personas y la prostitución; crear
condiciones para la explotación laboral de menores de edad expuestos a sustancias químicas sin
ningún tipo de protección; deforestar extensas áreas de bosque en perjuicio del medioambiente; y
generar enfrentamientos entre bandas rivales con el consiguiente cobro de víctimas mortales.

Del mismo modo, la Presidencia del Consejo de Ministros ha alertado que pueden frustrarse los
planes para que el Perú ingrese en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
y en el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica si es que se detiene el combate contra la
minería informal.

Lo trascendental de esta lucha es que la estrategia nacional se ha convertido en un ejemplo y


referente en la región, al punto que el Perú y Colombia coordinan acciones conjuntas para combatir
esta actividad en zonas limítrofes, como Putumayo y Amazonas. De esta manera, los esfuerzos del
Gobierno obtienen resultados que no solo benefician al Estado, sino también a las naciones vecinas
que se ven perjudicadas por una actividad que afecta las arcas fiscales y destruye a la naturaleza.

La lucha tiene otros frentes que van desde la interdicción para erradicar los campamentos ilegales
de explotación de oro en los ríos, pasando por la denuncia contra empresas de fachada.

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