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Bismillahir-Rahmanir-Rahim
As salatu wa sallamu 'alal khatim minal anbiya wal mursalin Muhmammad al Mustafa
al Habibullah, wa ala alihi wa sahbihi sa sallama taslima
Doy testimonio de que no hay nada digno de ser alabado salvo Allah, cuya unidad se
manifiesta en cada creación, pues todo lo ha creado a partir de la verdad, y doy
testimonio de que Muhammad es su enviado y khalifa, por cuya creación e intercesión
Allah me hace partícipe de la verdad en este mundo que es Su reino, en el que nada se
mueve salvo siguiendo la orden soberana de Su palabra y su mano bendita.
Le pido a Allah (glorificado sea su nombre, y exaltado al rango más alto) que a través
de esta pequeña carta, pueda tener acceso quien sea de entre los sinceros aspirante de
Allah que la lea, al conocimiento relativo a las distintas estaciones de la individualidad
(an-nafs), las características de cada estación principal de la individualidad, y al proceso
de sublimación alquímica de la individualidad, de manera de que sea este escrito una
excelencia procedente de quien me inspira y un beneficio para todos, y le pido que
pueda por Su permiso y Su voluntad suprema transcribir sin alteración, ni añadiendo
nada procedente de mi propia individualidad, estos conocimientos tal y como me fueron
transmitidos por Serigne 'Abdul-Lah y ratificados por Srigne 'Abdul Hakim, así como
por la degustación certera que Allah me ha brindado sobre este asunto.
La individualidad humana (an-nafsul insan) es un compuesto dual, sutil (latif) y grosero
(katif) simultáneamente, que ha sido creado para ser el soporte del espíritu (ar-ruh) en la
manifestación universal (al kawn), y que como tal, tiene el objeto primordial de estar al
servicio del espíritu de Dios, receptivo a Sus órdenes, en los reinos de de la majestad (al
malakut) y de la soberanía (al mulk), y dispuesto a ejecutarlas al instante. Tal es la
enseñanza que Allah nos ha brindado a través del verso del quran que dice:
“Y no He creado a los genios y a los hombres sino para que me adoren (o “para que
estén a mi servicio”) 51:56
Dicho compuesto es por naturaleza impuro, pues parte de sus elementos constitutivos
son infernales, mientras que otras partes son de un orden más superior, y es así debido a
que solo de esa forma el comando Divino (al amr) y Su voluntad (al iarada) puede
eventualmente ejecutarse desde los grados existenciales del Ser más altos hasta los más
bajos, pues no es propio del espíritu manifestarse si no es a través de un soporte, y si no
fuera así, la irradiación espiritual consumiría la existencia entera, tal y como le paso
Musa (Moisés, que la paz sea con él) cuando quedo extinto en el monte Sinaí.
Así es que Allah nos ha descrito alusivamente al espíritu que procede de Su orden al
decir:
ُي يُوقَدٌّ الز َجا َجةُ َكأَنه َها ك أَو َكبٌ د ُِر
ُّ ۖ صبَا ُح فِي ُز َجا َج ٍة صبَا ٌح ۖ أال ِم أور ِه ك َِم أشكَاةٍ فِي َها ِم أِ ُض ۚ َمث َ ُل ن ِ ت َو أاْل َ أر
ِ س َم َاوا
ور ال ه ُ َُّللاُ ن
ه
ور ِه ُ ه
ِ ور ۗ يَ أهدِي َّللاُ ِلن ُ َ
ٍ ور َعل ٰى ن ُّ
ٌ َار ۚ ن ُ
ٌ س أسه ن َ َ َ
َ ُضي ُء َول أو ل أم ت أم ُ َز ُ َ ه ُ
ِ ارك ٍة أيتونَ ٍة ال ش أَرقِ هي ٍة َوال غ أَربِيه ٍة يَكَاد أيت َها يَز َ َ َش َج َرةٍ ُّمب
َ ِمن
ش أيءٍ َع ِلي ٌمَ َّللاُ بِ ُك ِل
اس ۗ َو ه ِ َّللاُ أاْل َ أمثَا َل ِلل هن
َمن يَشَا ُء ۚ َويَض ِأربُ ه
(Aw kathulumatin fi bahrin layyaiian iagshahu mawyu min fawqihi mawyu min fawqihi
sahab, Thulumatu ba’dhuha fawqa ba’dhi idza akhraya iadahu lam iakad iaraaha, wa
man lam iayy’alil-Lahu lahu nuran fama lahu min nur)
“(O ELLOS) son como la oscuridad en un océano revuelto, en el que hay olas, sobre las
que hay otras olas, cubiertas por nubes obscuras, unas sobre otras. Cuando uno (de
ELLOS) saca su mano, difícilmente la puede ver. Y Aquel a quien Allah no le da Su
luz, no tiene Luz.” 24:40
Esa es la alusión que ha hecho Allah y sobre la cual debemos todos meditar para
comprender cuál es la naturaleza del espíritu (Ar ruh) y cuál es la naturaleza de la
individualidad (an nafs), y Allah garantiza el entendimiento a los sinceros que Le
recuerdan y se esfuerzan meditando a la vez sobre El y sus signos.
Es así como podemos entender mejor sus palabras en la sura de de los higos, sabiendo
que él ha creado nuestro ser total en etapas sucesivas, sin que por ello dejemos de ser lo
que realmente somos, pero imponiendo soportes cada vez más formales y limitados a
medida que hemos ido descendiendo desde la morada del espíritu que procede de Su
orden (en el reino de Su omnipotencia, no manifestado, llamado yabarut, el cual es el
más alto de los reinos) Hasta nuestra constitución ultima en la manifestación corporal
(dentro del mulk, que es el reino más bajo de todos). Tal cual lo expresa El, y le
agradecemos por darnos un entendimiento detallado de su palabra, Allah es el más
generoso:
El insan tal y como Allah nos hace ver, no es impuro sino que es su constitución
individual la que es impura, pues la naturaleza del espíritu del insan es el “ahsanu
taqwim” o “la más perfecta armonía”, es esa “nurun ‘ala nur” o “luz sobre luz” que es
(valga la redundancia) su espíritu que procede del Espíritu de Allah mismo (y siempre
de acuerdo a Su mandato).
Al haber sido hecho descender a “lo más bajo de lo más bajo” es que el hombre Ha
quedado velado de su verdadera identidad, y su mente (que es el motor del nafs) le hace
identificarse con su ser individual y no con Su espíritu, y todo ello se debe en suma a la
acción de las cualidades predominantes que constituyen esa individualidad (llamadas
as-sifatus-salbiyah, u atributos negativos, que niegan el señorio divino), que son
obscuras y tienden inevitablemente a lo más bajo de lo más bajo, pues ellas son los
reflejos invertidos de las cualidades de Dios (as-sifatul ilahiyyah).
Así es que la soberbia (por ejemplo) que tiene Allah al kabir (el soberbio y grande) y
que solo él puede tener legítimamente, se manifiesta en el nafs del hombre como una
tendencia que le hace creer que es superior a los demás, y que en suma contribuye a
aumentar el grado de distinción en su conciencia en un sentido propiamente infernal, y
le dirige inevitablemente en su estado individual a las márgenes de tal estado, como una
fuerza centrífuga que le impide retornar al centro de dicho estado para reconocer ahí la
unidad divina de la que verdaderamente procede él, así como todos los otros individuos,
y a la cual debe servir . De igual manera sucede en líneas generales con todas esas
cualidades que son “como olas, sobre la que hay olas, cubiertas por nubes obscuras
encima de las que hay más nubes”, todas ellas en un “océano revuelto” que es el nafs.
Entendiendo ya que es el nafs (o la individualidad) y sabiendo que su sublimación, o lo
que es igual, el control de esas tendencias y cualidades inferiores, y su transmutación
con vistas a restituir la verdadera identidad que cada uno de nosotros tiene, y restaurar
ese “ahsanu taqwim”, para servir activamente a Dios en este mundo es un paso
ineludible en el proceso iniciático, debemos saber que las estaciones principales de la
individualidad (las cuales son siete) y sus características son las siguiente:
(Wa ma ubarraiu nafsi, innan-nafsal ammaratu bisu’i illa ma rahima Rabbi. Inna Rabbii
Gafurur-Rahimun)
Es como un animal salvaje que debe ser amaestrado, poco a poco, imponiéndole una
disciplina de manera que en un punto, si Dios quiere, deje de pretender una soberanía
que no le corresponde, y deje de negar a Allah, pues la soberanía que pretende el
individuo humano en este estado al querer ejercer su propio tadbir (so propio mandato o
gobierno por encima del de Allah) es una soberanía que solo pertenece a Allah, y
entonces devenga dócil y servil, para posteriormente poder acatar el mandato divino de
manera plena e instantánea.
El primer paso en este sentido consiste en una toma de conciencia de la persona con
respecto al significado de su existencia, así como un reconocimiento del señorío que
solo le pertenece a Allah, de manera de que florezca una aspiración potente en el seno
de la individualidad misma (llamada “al himma”), la cual será la FUERZA que requiere
para empezar a oponerse activamente a la inclinación natural del nafs en esta estación,
tendencia que le dirige si no toma acciones al respecto, a un estado cada vez “más
alejado” de su principio divino, que es su espíritu, y que en el peor de los casos le
arrastrara a “la ciénaga infernal” en la cual el retorno al Principio Supremo se produce
no por una restitución del ser sino por una disolución del ser. ¡Que Allah nos guarde de
semejante destino!
Esa aspiración de la que hablamos es una pura gracia divina que Allah concede a quien
quiere, en la medida en que Él quiere, así como todas las cosas que se relacionan con la
vuelta (at tawba) a Allah, el perdón divino (al magfirah), la compasión (ar-rahimiyyah,
de la cual habla José en aquella cita) y todas las cosas que están relacionada con los
nombres divinos a través de los cuales se manifiesta la cualidad de la VOLUNTAD
DIVINA (al iradatullah), los cuales están sujetos al cuarto cielo, y que expresan LA
INDULGENCIA y LA ATRACCIÓN DEL PRINCIPIO SOBRE LAS CRIATURAS.
“Pues ciertamente junto a la dificultad está facilidad. Si, ciertamente junto a la dificultad
está la facilidad” 94:5-6
Una vez que el hombre inicia su marcha ascendente, haciendo el esfuerzo sobre sí
mismo (Al iyytihad ‘ala nafsihi) para controlar el nafsul amaratu bisu y sus impulsos,
dirigiendo la potencia que este contiene hacia el principio divino y no hacia los placeres
externos y sensitivos, aparecerá inmediatamente ante él esta segunda estación del alma,
que constituyen una trampa de Dios (al makru minal-Lah) con la que Él (alabado sea)
pone a prueba la sinceridad y la determinación del muridh, de manera de que muchos
caen, y otros pocos continúan. Se trata de una estación cuyo estado se caracteriza por el
surgimiento abundante de pensamientos que buscan convencer al individuo de la
comodidad, el confort, y el placer de aquella primera estación del nafs, reprochando la
veracidad y la certeza que había conseguido con respecto al placer superior que hay en
el reposo del alma con respecto a las aflicciones mundanales que abaten a la mayoría de
los seres humanos mientras se está en la presencia de Allah (al hadzratul-Lah), y
reprochando la veracidad de la RESURRECCIÓN DEL ESPIRITU, como si tal cosa
fuera falsa.
Es muy posible que a algunos muridhin, dichos estados se les manifiesten incluso nada
mas pensar en las posibilidades de iniciar la marcha, y así nos ha pasado a muchos de
nosotros, de tal manera que podemos advertir sin lugar a duda de que es una posibilidad
bastante alta y sobre la cual se debe estar prevenido.
“Oh nafs sosegada, vuelve a tu señor complacida y complaciente. Entra con Mis
SIERVOS, entra en Mi jardín”
Como se ve en estos versos (de los cuales se extraen todas las estaciones restantes, tal y
como veremos), solo cuando el nafs se sosiega, es que puede volver a su Señor,
complacida de Él, y complaciéndole a Él.
Si tomamos en cuenta el símil que Allah hizo en la surat de la luz, tal y como lo hemos
citado, en la que nos dice que el nafs es como un mar obscuro, revuelto, en tormenta,
con olas sobre olas, etc (…) podríamos decir que esta tercera estación del nafs es aquel
mar, pero en un estado de inmutabilidad con respecto a las situaciones climatológicas…
su estado es como un mar sin olas, sin nubes, iluminado por un sol radiante, ósea, una
superficie reflectante (como un espejo) sobre la cual, al no haber movimiento, se refleja
la luz de los cielos y de la tierra sin sufrir distorsión alguna, tal y como es, y entonces la
mente deviene capaz de percibir en sí misma la realidad espiritual (que brota desde el
corazón y) que se proyecta en ella y en toda la extensión del conjunto individual sobre
la que se le ha brindado un poder limitado. Y dicha proyección es tan radiante y bella,
que impide que la mente se dirija a otra cosa distinta.
َُّللاِ ت أَط َمئِ ُّن أالقُلُوب الهذِينَ آ َمنُوا َوت أَط َمئِ ُّن قُلُوبُ ُهم بِ ِذ أك ِر ه
َّللاِ ۗ أَ َال بِ ِذ أك ِر ه
“Vuelve a tu Señor”
Es como si dijera (ensalzado Sea): “Por lo que Te inspiro cuando estas sosegada, que es
la verdad, no permanezcas ahí (pues ese reposo no soy Yo) sino que aprovecha esa
inspiración para que te dirijas a Mí, que solo Yo Soy tu Señor y tu Meta”
Es una estación en la que como se hace evidente y hemos mencionado ya, el muridh,
por el sosiego que consigue a través de la invocación recibe la inspiración de Allah (al
ilham minal-Lah), que es por la cual recibe una infusión de conocimiento directo del
tawhid (de la unidad de Allah) gracias a la cual comprende quien es el que la da las
órdenes que sigue, así como quien es el que hace acontecer todo, hasta el hecho
aparentemente más insignificante, de manera tal que esta inspiración y lo que contiene
le allana el camino que le dirige a la siguiente estación, pues la inspiración de Allah que
Le brinda a su siervo, es que le hace contemplarLe en sí mismo, cuando le invoca en
secreto (bidzikrihi sirriyyan) en su interior (batini), después de haberle permitido ver
Sus signos en los horizontes. Y es Allah el garante de lo que decimos, pues el mismo
ordeno en el quran:
"Y recuerda a tu Señor en ti mismo, humilde, con temor de Él sin subir la voz, al
comenzar y terminar el día. Y no seas de los negligentes"
ًضيهة
ِ اضيَةً هم أر
ِ َر
)Radhiatan mardhiah(
“complacida y complaciente”
Se trata pues de la estación del alma en la que Allah certifica a el muridh como uno de
los amantes. De esos que aman tanto, que se olvidan de ellos mismos por aquel a quien
aman, y el muridh reconoce y acepta su indigencia (o pobreza, al faqru), al ver que su
nafs no le pertenece en verdad sino a Allah, y nada es de él, y El lo ve desnudo, y ahí
en ese estado le empieza a cubrir con Su propia Ser, Le cubre y hace de Sus nombres
sus vestidos, y lo introduce en Su jardín juntos con aquellos que se esforzaron, y
realizaron este asunto, Los que comparten Su amor, y me refiero al amor que el
concede a sus elegidos (al mutasawfin), pues solo los que aman así, y que son
amados así por El, pueden verdaderamente considerarse Sus siervos (consientes), y le
invita a seguir su marcha desde un jardín a otro más alto, uno a uno, grado por grado,
hasta que llegue a Su trono y contemple ahí lo que tenga que contemplar, que es una
contemplación UNICA de Su faz para cada siervo, siguiendo el ejemplo de Muhammad
( ‘alaihi sallatu wa salam) que es su sunna, tal y como hizo él (salla allahu ‘alaihi wa
sallama taslima) en la noche del viaje.
Alabado sea Allah por los dones que nos brinda, y por la manera en las que nos aclara el
camino.
Lo que hemos comentado es una síntesis del proceso denominado “at tarbiyatun-nafs”
que es la educación y reforma del ego o de la individualidad.
Tal proceso lleva al muridh de una estación a otra, no pudiendo en la normalidad de los
casos saltar de la primera a la quinta (por ejemplo).
Cada una de estas estaciones tiene sub-estaciones conocidas como las estaciones de la
certeza (al maqamatul yaqin, son las estaciones cuya realización conduce al desarrollo
total del iman o la fe), las cuales no enumerare aquí, para evitar extenderme más, y
porque la cantidad de las mismas varía de acuerdo al método de cada maestro
verdadero, pero será fácil para aquellos que ya conocen el tópico hacer una
transposición que les permita enmarcar los maqamatul yaqin dentro de los maqamatun-
nufus, de manera de que puedan asegurarse más del sitio por el que van pisando, y cuál
podría ser el siguiente paso en la marcha.
A todo esto es a lo que nos ha llamado Allah, dándonos una ciencia certera (‘ilmul
yaqin) con su palabra en la surat del sol, que hemos comprobado con nuestros ojos de
manera certera en los hermanos que ya lo han hecho (‘ainul yaqin), y sobre lo cual le
pedimos a Allah que nos dé la realización efectiva de dicha certeza (haqqul yaqin), de
manera que nos contemos entre Sus siervos elegidos.
A Allah me vuelvo buscando Su favor, y pidiendo perdón, esperando que este escrito
sea motivo de Su agrado y aceptación, y pidiéndole a Él, que lo haga beneficioso para
todos. Y que Allah Bendiga a la mejor de las criaturas, Muhammad, nuestro maestro
elegido, y que bendiga a su familia, y a sus herederos y a sus compañeros, con una
bendición plena y perfecta.
Subhana Rabbika Rabbil ‘izati’amma yasifun wa salamun ‘alal mursalin, walhamdulil-
Lahi Rabbil ‘alamin.