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¿PODEMOS...?

Para evitar falsos


problemas
Políticas de la hibridación

Suely Rolnik1 Desde ese entonces he venido retomando y


reelaborando este concepto de tiempo en
n un mundo irreversiblemente globali- tiempo –no para “corregirlo”, sino para do-

E zado se delinean cartografías mixtas


de toda índole, al mismo tiempo que la
compleja creación de territorios existencia-
tar de voz a la singularidad del proceso que
lo convoca y lo constituye una y otra vez–,
en función del contexto en el que vuelve a
les se hace y se deshace. El preguntarse si ser operatorio. Sus reapariciones más re-
a los universos que traen la impronta de la cientes surgieron movilizadas por el panora-
hibridación, la flexibilidad y la fluidez (más ma del arte contemporáneo, que a partir de
recientemente se los ha calificado como “lí- los años noventa se ha convertido en una
quidos”) debe rechazárselos o celebrárse- arena privilegiada de confrontación entre las
los constituye un falso problema: se trata fuerzas que delinean la(s) cartografía(s) del
únicamente de la forma de nuestra actuali- presente transnacional.
dad que, como la forma de cualquier reali-
dad, se produce en el embate entre las dife- El otro se talla en la carne
rentes políticas de su(s) construcción(es). Tal como sabemos, la noción de “antropofa-
Es precisamente esto lo que pretendo abor- gia” planteada por los modernistas brasile-
dar aquí, recorriendo la trayectoria de esta ños remite originariamente a una práctica de
cuestión en mi propio trabajo, donde la mis- los indios Tupinambaes3: un complejo ritual
ma aparece por primera vez en los años de muerte y devoración de los enemigos, los
ochenta, con la formulación del concepto prisioneros de guerra. Lo que en general no
de “subjetividad antropofágica”, inspirado sabemos, a no ser que estemos algo familia-
en parte en el Movimiento Antropofágico, rizados con los estudios antropológicos, es
una importante vertiente de la vanguardia que este ritual podía durar meses e incluso
modernista del Brasil de los años veinte.2 años, y el canibalismo era tan sólo una de

1> Suely Rolnik es psicoanalista, Nacional Centro de Arte Reina Sofía Brasil. El Manifiesto Antropófago, lanzado
investigadora y curadora. Vive en San (MNCARS) y del Departamento de Danza en 1928, y escrito por Oswald de Andrade
Pablo, donde es Docente Titular de la de la Université de Paris 8. Es autora entre –poeta, autor teatral y novelista
Pontificia Universidad Católica / PUCSP. otros libros de Micropolítica. Cartografías experimental–, constituye la referencia
Es docente invitada del Programa de del deseo, en colaboración con Félix más conocida del movimiento.
Estudios Independientes (PEI) del Museu Guattari, publicado en varios países. 3> La denominación Tupinambá abarca
d’Art Contemporani de Barcelona (MacBa), 2> La fuerte singularidad del Movimiento una gran variedad de grupos indígenas
del Master Oficial en Historia del Arte Antropofágico en el contexto que habitaban el vasto territorio invadido
Contemporáneo y Cultura Visual, internacional del modernismo es y colonizado por la corona portuguesa y
Universidad Autónoma de Madrid y Museo relativamente ignorada todavía fuera de en el cual ésta “fundó” Brasil.

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sus etapas. Curiosamente, ésta es la única (o que, según los jesuitas, los Tupinambaes re-
casi la única) registrada en el imaginario occi- cibían fácilmente sus enseñanzas de euro-
dental, probablemente por el horror que debe peos católicos, y con la misma facilidad se
haberles causados a los invasores europeos. las olvidaban, o sencillamente las abando-
Y más curioso todavía resulta que ésta tam- naban. Lo que para los curas era “incons-
bién haya sido la etapa privilegiada por los tancia” revela, a decir verdad, la inexistencia
modernistas en la construcción de su argu- de un sentimiento de sí sustancializado o de
mento. Con todo, otro aspecto podría sumi- una cartografía vivida como supuesta esen-
nistrar una clave complementaria a las cues- cia individual y/o colectiva, sea cual sea la
tiones que abordó el Modernismo; en todo misma; de allí el desapego y la libertad para
caso, sería sin duda una etapa esencial para deshacerse de elementos de la propia cultu-
las cuestiones que aquí pretendo plantear. ra para absorber elementos de otras y tam-
He aquí cómo la describen los antropólogos bién para dejarlos de lado cuando carecie-
Manuela Carneiro da Cunha y Eduardo Vivei- sen de sentido. No es casual que el único ri-
ros de Castro: “Luego de matar al enemigo, tual que los Tupinambaes se rehusaron fe-
el ejecutor se cambiaba el nombre y era mar- rozmente a abandonar haya sido la antropo-
cado con escarificaciones en su cuerpo, du- fagia5. Aceptaban incluso desestimar su eta-
rante un prolongado y estricto retiro”.4 Y así, pa caníbal, cuando se hacía imposible no
con el correr del tiempo, los nombres se iban someterse a esta exigencia de los portugue-
acumulando, con cada incorporación del ses, pero lo que no podían perder en ningu-
combate con un nuevo enemigo, acompaña- na hipótesis era esta “técnica de memoria
dos de los respectivos dibujos tallados en la del enemigo”, aquél radicalmente otro que
carne: y cuantos más nombres se grababan sostenía y aseguraba la “apertura a lo ajeno,
en su cuerpo, más prestigio se granjeaba su al lugar otro, al más allá”6. En definitiva, un
portador. La existencia del otro –no uno sino ritual de iniciación al Afuera y al principio
muchos y diversos– se inscribía así en la me- heterogenético de producción de sí mismo y
moria del cuerpo, con lo cual producía im- del mundo que éste implica. Y el mantenerlo
predecibles devenires de la subjetividad. a cualquier costo, ¿no sería una forma de
Obedece a esta misma lógica el hecho de exorcizar el peligro de contagio por el princi-

4> Cf.: Manuela L. Carneiro da Costa y llenos de soberbia (...) Lo ideal era que de la práctica de captura de los enemigos
Eduardo B. Viveiros de Castro, “Vingança muriera de un solo golpe de Ibirapema para hacerse de esclavos, pero los indios
e temporalidade: os Tupinambás”, en: [nota del traductor: Iwera-Pemme, bastón se resistían. Cuando no lograban escapar
Anuário Antropofágico 85 (1986), Río de del sacrificio], que le debía partir el a las órdenes de los colonizadores,
Janeiro. Los autores describen del cráneo.” [Traducción del portugués] preferían ofrecerles a sus familiares para
siguiente modo el ritual: “Al prisionero, al Posteriormente, se devoraba su cuerpo la esclavitud en lugar de entregar a sus
cabo de vivir algunos meses o incluso siguiendo un riguroso ritual de enemigos y abandonar el ritual
algunos años entre sus captores, se lo distribución de sus partes, y el matador antropófago, con la matanza en el terrero
mataba en plaza pública. Decorado con partía hacia su retiro. y sus demás etapas.
plumas y pintado, éste entablaba con su 5> De acuerdo con estos mismos autores,
matador, también paramentado, diálogos los portugueses pretendían echar mano

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pio identitario y su disociación del cuerpo principalmente a la exigencia de asumir y po-


que regía la subjetividad y la cultura de los sitivizar el inexorable proceso de hibridación
invasores? Es como si algo en ellos supiese resultante de las sucesivas oleadas de inmi-
que de dicho contagio dependería el poder gración que configura desde siempre la ex-
colonizador de los europeos. periencia vivida en el país.7
Al proponer la idea de antropofagia, la van-
guardia del modernismo brasileño extrapola El know-how antropofágico
la literalidad de la ceremonia indígena para En los años sesenta y setenta culmina en va-
extraer de ella su fórmula ética, que ocupa un rios países de Occidente un largo proceso
lugar central en la cultura de aquellos pue- de absorción y de capilarización de las in-
blos y hacerla migrar hacia la cultura de la venciones del modernismo: éstas desbordan
sociedad brasileña como un todo. Dicha fór- el territorio restringido de las vanguardias ar-
mula se basa en la existencia de una ineludi- tísticas y culturales y cobran cuerpo en una
ble alteridad en nosotros mismos que este ri- amplia y audaz experimentación cultural y
tual evoca y reitera al inscribirla en la memo- existencial de toda una generación, en el
ria de los cuerpos. Con este gesto, la presen- contexto del movimiento al que se le asignó
cia activa de esta fórmula en un modo de el nombre de “contracultura”. Una reacción
creación cultural que se practica en Brasil epidérmica a la sociedad disciplinaria, propia
desde su fundación adquiere visibilidad y se del capitalismo industrial con su subjetividad
afirma como valor: la devoración crítica e y su cultura identitaria, que componían la fi-
irreverente de una alteridad siempre múltiple gura del llamado “burgués” en su versión
y variable. Y si le añadiésemos a la fórmula hollywoodense de la posguerra.
modernista aquello que nos señala la etapa Ése fue el caso también en Brasil, donde en
del ritual indígena antes mencionada, definirí- aquel momento, también se reactualizó el
amos a la micropolítica antropofágica como ideario antropofágico de la vanguardia local.
un proceso continuo de singularización, re- Reavivado y transfigurado, éste fue un as-
sultante de la composición de partículas de pecto crucial de la originalidad de dicho
innumerables otros devorados y del diagra- movimiento en el país, en la vida cotidiana y
ma de sus respectivas marcas en la memoria en diferentes terrenos de la cultura (el Tropi-
del cuerpo. Una respuesta poético-política – calismo, el más conocido internacionalmen-
regada con sarcástico humor– ante la necesi- te, constituye tan sólo una de sus expresio-
dad de afrontar la presencia impositiva de las nes, pese a que a menudo se comete el
culturas colonizadoras (o que torna patético equívoco de poner todo bajo este
el deslumbrado mimetismo de la intelligentsia paraguas8). Esto daba a los brasileños un
local), una contestación también y a lo mejor cierto know-how para la experimentación de

6> Cf.: Manuela L. Carneiro da Costa y nosotros mismos, a pesar de tales que su trabajo no tenía nada que ver con
Eduardo B. Viveiros de Castro, op. cit. designios, tal cual somos, tan opuestos a la propuesta estética del movimiento. Ver
7> Así lo describe el antropólogo blancuras y civilidades, tan al respecto la película de la entrevista
brasileño Darcy Ribeiro: “La colonización interiorizadamente deseuropeos como que Caetano Veloso concedida a Suely
en Brasil se llevó a cabo como un desindios y desafros”. (En: O Povo Rolnik para el archivo de su autoría:
esfuerzo persistente de implantar aquí Brasileiro. A formação e o sentido do “Lygia Clark, do objeto ao
una europeidad adaptada en estos Brasil, San Pablo, Companhia das Letras, acontecimento: ativação da memória de
trópicos y encarnada en estos mestizajes. 1995). [Traducción del portugués]. uma obra e seu contexto” (MinC,
Pero tropezó siempre con la resistencia 8> Es el caso de la obra de Lygia Clark, Cinemateca Brasileira y SESC-SP, 2008).
tozuda de la naturaleza y con los que suele incluírsela en el Tropicalismo,
caprichos de la historia, que nos hizo a cuando la artista declaraba abiertamente

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otras políticas de subjetivación, de relación haga para monumentalizar el contexto en el


con el otro y de creación que surgían en el que se da esa elaboración sino, al contrario,
ámbito internacional en la contracultura. es porque en la filigrana del diagrama que
Fue seguramente mi intensa implicación con en ese entonces se anunciaba urgía nom-
esta experiencia y la necesidad de actualizar- brar y reafirmar este modo de subjetivación
la en concepto de manera tal de integrarla a que habíamos inventado en los años sesen-
la cartografía del presente lo que me llevó al- ta y principios de los setenta, en el seno del
gunos años después a concebir la noción de movimiento contracultural. Sucede que tal
“subjetividad antropofágica”. Por eso yo la política había sido el blanco de la truculen-
describiría en líneas generales así: es la au- cia de la dictadura militar a lo largo de los
sencia de identificación absoluta y estable años setenta y comienzos de los ochenta,
con cualquier repertorio y la inexistencia de que había reactivado y enrigidecido el prin-
una obediencia ciega a cualquier regla esta- cipio identitario, tal como suele ocurrir des-
blecida, que generan una plasticidad de con- de el punto de vista micropolítico en regíme-
tornos de la subjetividad (en lugar de identi- nes de esta índole11. Algunos años después,
dades); es una fluidez en la incorporación de en 1994, cuando escribí “Esquizoanálisis y
nuevos universos, acompañada de una liber- antropofagia” para un coloquio organizado
tad de hibridación (en lugar de asignarle valor en torno al pensamiento de Deleuze, publi-
de verdad a algún universo en particular) y un cado en el libro Gilles Deleuze - Una vida fi-
coraje de experimentación llevado al límite, losófica12, aún se hacía necesario afirmar es-
acompañado de agilidad de improvisación en te modo de subjetivación. Pero lo que en
la dinámica de creación de territorios y de ese momento estaba en foco era la relación
sus respectivas cartografías (en lugar de terri- entre aquello a lo que le asignaba el nombre
torios fijos con sus representaciones prede- de subjetividad antropofágica y la concep-
terminadas, supuestamente estables). ción de subjetividad planteada por Deleuze
Utilicé este concepto por primera vez en y Guattari, para a partir de allí comprender la
1987, en mi tesis doctoral, publicada en amplia repercusión del pensamiento de di-
19899, precisamente el año del fin de la dic- chos autores en el campo de la clínica en
tadura en Brasil10 y de la caída del muro de Brasil (cosa que, por cierto, sigue estando
Berlín. Si destaco estos hechos no es que lo vigente hasta los días actuales)13.

9> Cartografia Sentimental. vie philosophique, París: Synthélabo, col. compleja transversalidad como síntomas
Transformações contemporâneas do Les empêcheurs de penser en rond, 1998, de un contexto y de una época y crear
desejo, San Pablo, Estação Liberdade, pp. 463-476. Traducción brasileña: dispositivos de intervención en la
1989, agotado; 2a y 3a ediciones “Esquizoanálise e Antropofagia”, en Gilles densidad de lo real en función de dicha
revisadas + prefacio (Porto Alegre: Deleuze. uma vida filosófica. (San Pablo: comprensión. En Brasil, esta singularidad
Sulinas/ UFRG, 2006, 2007). Editora 34, 2000, pp. 451-462). se propagó en las prácticas terapéuticas
10> La dictadura militar duró hasta 1985, 13> En Latinoamérica en general –y más de las instituciones públicas y en los
cuando fue electo –todavía ampliamente en Brasil– las obras de consultorios privados (e incluso entre los
indirectamente– el primer presidente civil Guattari, Deleuze, Foucault y de toda una psicoanalistas), como así también en la
del país. Las primeras elecciones directas tradición filosófica en la cual éstas se formación universitaria (va en aumento la
se realizaron en 1989. insertan (especialmente Nietzsche y cantidad de programas de doctorado en
11> La contracultura y la militancia, Spinoza) tuvieron fuerte influjo en el este línea de investigación en varias
ambos polos del movimiento de la campo psiquiátrico. Esto resultó en una universidades). Para dar una idea de la
generación de los años sesenta y setenta, postura crítica interesada en extensión de este movimiento, el grupo
fueron los dos objetos del terrorismo de problematizar las políticas de de treinta profesionales que asumieron el
Estado durante la dictadura en Brasil. subjetivación en la contemporaneidad, Ministerio de Salud en el primer mandato
12> “Schizoanalyse et Anthropophagie”, para hacer frente a los síntomas que de del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva
en Alliez, Eric (Org.), Gilles Deleuze. Une ellas surgen, comprenderlos en su se ubican todos en este paisaje.

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En 1998, cuando retomé este concepto, en había denominado como subjetividad antro-
un ensayo solicitado para el catálogo de la pofágica. Describí estas diferencias en la
XXIV Bienal Internacional de San Pablo (cuyo época, proponiendo los conceptos de “baja”
tema fue precisamente la Antropofagia)14, era y “alta antropofagia”, inspirada en el propio
ya otro el problema que sentí que me convo- Oswald de Andrade (y también, inspirada en
caban a afrontar: la política de producción Nietzsche, las denominé a su vez “antropo-
de subjetividad y de cultura que la genera- fagia activa” y “antropofagia reactiva” 17.
ción de los años sesenta y setenta había in-
ventado venía siendo instrumentalizada por Políticas de la creación
el capitalismo financiero transnacional, que El criterio que adopté para distinguir a estas
por ese entonces se establecía en todo el políticas de la subjetividad antropofágica se
planeta. Transformada en esta operación, di- basó en el modo de reaccionar al proceso
cha micropolítica se volvía dominante (de allí que convoca y dispara el trabajo de creación.
que ciertos autores califiquen al nuevo régi- Me refería a la dinámica paradójica entre el
men como “capitalismo cognitivo” o “cultu- plano extensivo, con su mapa de formas y re-
ral”15). No describiré este proceso, pues el presentaciones vigentes y su relativa estabili-
mismo es ampliamente tratado en el texto en dad, de un lado, y el plano intensivo y las
cuestión y en varios de mis ensayos durante fuerzas del mundo que no cesan de afectar
los últimos seis años16. Si bien este cambio nuestros cuerpos, redibujando el diagrama de
ya había empezado en Europa Occidental y nuestra textura sensible, del otro. Tal dinámi-
en Norteamérica a finales de los años seten- ca tensa los territorios en curso y sus respec-
ta, en Latinoamérica y en Europa Oriental a tivos mapas, y termina haciendo que entren
partir de mediados de los años ochenta (con en crisis nuestros parámetros de orientación
la disolución de los regímenes totalitarios, en en el presente. Es en ese abismo y en la pe-
buena medida engendrada por el propio ne- rentoriedad de producir sentido que se con-
oliberalismo), fueron necesarias al menos voca al trabajo del pensamiento. Ya al mo-
dos décadas para que sus efectos perversos mento de este impulso inaugural de la crea-
se hicieran sentir y se planteasen como pro- ción se definirán sus diferentes políticas, en
blema –tal como sucede con todo cambio función de cuánto se toleran los colapsos de
histórico de tamaña envergadura. Recién en- sentido, la inmersión en el caos, nuestra fragi-
tonces se hacía posible notarlos, lo que im- lidad. Para describir someramente esa dife-
ponía la necesidad de distinguir las políticas rencia, apunté dos polos opuestos en este
de la plasticidad, de la fluidez de la hibrida- proceso, aunque los mismos no existan como
ción y de la libertad experimental de crea- tales, ya que en realidad, además de ser mu-
ción que caracterizan a aquello a lo que yo chos los matices de este proceso, éstos varí-

14> Subjetividade Antropofágica/ Multitude, constituye en parte un despliegue 2006 (“Machines and Subjectivation”) y
Anthropophagic Subjectivity. En: Herkenhoff, de las ideas de Deleuze y Guattari relativas mayo de 2007 (“Extradisciplinaire”).
Paulo y Pedrosa, Adriano (Edit.). Arte al estatuto de la cultura y de la subjetividad 17> La noción de “baja antropofagia”
Contemporânea Brasileira: um e/entre en el régimen capitalista contemporáneo. aparece en el propio Manifiesto
Outro/s, XXIVª Bienal Internacional de San 16> Algunos de estos ensayos se Antropófago, que se refiere a ella como la
Pablo. San Pablo: Fundación Bienal de San encuentran reunidos en una edición bilingüe “peste de los así llamados pueblos cultos
Pablo, 1998, pp. 128-147. Edición bilingüe (español / inglés) de Brumaria, Nº 8: “Arte y y cristianizados”, y declara que es
(portugués / inglés). Revolución. Sobre historia(s) del arte”, en precisamente contra ella “que estamos
15> La noción de “capitalismo cognitivo” o Documenta 12 Magazine Project, 2007. O en actuando los antropófagos”. (Cf.: “Manifesto
“cultural”, planteada a partir de los años la edición multilingüe de Transversal Antropófago” [1928], en A Utopia
noventa, principalmente por investigadores multilingual webjournal: antropofágica, Obras Completas de Oswald
actualmente asociados a la revista francesa <http://transform.eipcp.net>; noviembre de de Andrade. San Pablo, Globo, 1990).

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an en el tiempo de una misma existencia in- producto de la acción de fuerzas totalmen-


dividual y/o colectiva. te distintas, que se diferencian esencial-
La creación a partir de la inmersión en el mente por incorporar o no los efectos dis-
caos para dar cuerpo de imágenes, pala- ruptivos de la existencia viva del otro en la
bras o gestos a las sensaciones que piden invención del presente.
paso participa en la toma de consistencia En definitiva, estaba claro en aquel momen-
de una cartografía de sí mismo y del mundo to que si en los años sesenta y setenta era
que trae las marcas de la alteridad. Es un pertinente oponerle al capitalismo industrial
proceso complejo y sutil que requiere un (con su sociedad disciplinaria y su lógica
largo trabajo. ¿No sería algo así lo que hací- identitaria) una lógica híbrida, fluida y flexi-
an los Tupinambaes en su prolongado y ri- ble, se había tornado ahora un equívoco to-
guroso retiro, en el ritual antropófago? mar a esta última como un valor en sí mis-
Con todo, la creación puede ser en cambio ma, ya que la misma había pasado consti-
producto de una denegación de la escucha tuir la lógica dominante del neoliberalismo y
del caos y de los efectos de la alteridad en su sociedad de control. Es por lo tanto den-
nuestro cuerpo, en lugar de hacerse a partir tro de esta lógica –entre las diferentes polí-
de ella. Extirpada de su vitalidad político-po- ticas de la flexibilidad y de la hibridación en
ética, la fuerza de creación tiende entonces a los procesos de creación– que se dan los
producir cartografías basadas en el mero embates en el trazado de las cartografías
consumo de ideas, imágenes y gestos prêt- de nuestra contemporaneidad globalizada.
à-porter. La intención es recomponer rápida- Resulta evidente que el foco aquí abarca so-
mente un territorio de fácil reconocimiento, lamente una parte de las políticas de produc-
con la ilusión de silenciar las turbulencias que ción de subjetividad y cultura en embate en
provoca la existencia del otro. Se produce así la actualidad. Otras fuerzas participan de di-
una subjetividad aeróbica portadora de una cho embate, entre las cuales se encuentran
subjetividad acrítica, adecuada al tipo de mo- los nuevos fundamentalismos que surgieron
vilidad que solicita el capitalismo cognitivo. Y precisamente con la instalación del neolibe-
en esto poco importa si las ideas e imágenes ralismo y su flexibilidad capitalística. En ese
consumidas provienen del mercado cultural tipo de régimen el principio identitario se re-
de masas o de su contrapartida, el mercado actualiza en sus formas más extremistas. Tal
erudito de lujo; en el dominio micropolítico, política de subjetivación merece un análisis
las cosas no se distinguen por su pertenen- cuidadoso, no solamente en su régimen de
cia a una clase social o económica ni por el funcionamiento, sino también –y sobre todo–
lugar que ocupan en una cierta jerarquía de en su relación con la política de lo flexible-hí-
saberes, sino por las fuerzas que las invisten. brido-fluido. Éste será probablemente uno de
Pues bien, ambas políticas de creación que los despliegues de la presente investigación.
he descrito reúnen todas las características
que enumeré anteriormente cuando descri- Antropofagia cafisheada
bí aquello que designé como “subjetividad Más recientemente, en un nuevo ensayo
antropofágica”. No obstante, éstas son que escribí al respecto18, sentí la necesidad

18> “Zombie Anthropophagy”, en Curlin, bilingüe (alemán / inglés). En español: portugués: “Antropofagia Zumbi”, en op.
Ivet, Iilic, Natasa (Org), Collective Creativity “Antropofagia zombi”, en Brumaria 8: “Arte cit. (V. nota 16).
dedicated to anonymous worker, Kassel, y Revolución. Sobre historia(s) del arte”,
Kunsthalle Fridericianum, 2005, Edición Documenta 12 Magazine Project, 2007. En

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de crear una nueva noción, la de “subjetivi- se como una verdadera salvación. El capi-
dad flexible”,19 para poner en evidencia el talismo cultural parecía liberar a las fuerzas
contexto histórico que yo tenía en mente de creación de su represión, y más aun: las
–la política de subjetivación de los años festejaba y les daba el poder de ejercer un
sesenta y setenta y su clon capitalístico– y rol destacado en la construcción del mun-
dejar la calificación de “antropofágica” pa- do que por esos tiempos se instalaba. Este
ra su versión brasileña. Problematizo el hecho agravó la confusión existente entre
proceso que desembocó en esta instru- el modo contracultural y su versión pos-
mentalización y la describo más precisa- cafisheo capitalístico, como así también
mente; apunto también la confusión que sus efectos nefastos de ello decurrentes.20
muchos de la generación de los años se- En Brasil, un tercer factor se sumó además
senta y setenta hicieron entre estas dos a esta compleja situación: precisamente, la
políticas de la subjetividad flexible y el es- presencia de la tradición antropofágica. Si
tado de alienación patológica que dicha bien ésta había desempeñado un rol en la
confusión provocó. Por último, examino la radicalidad de la experiencia contracultural
especificidad de tales efectos en países de los jóvenes brasileños de los años se-
que recién habían salido de regímenes dic- senta y setenta, ahora, al contrario, tendía a
tatoriales, en particular aquéllos cuyo pa- contribuir a una adaptación más soft al am-
sado había estado signado por un singular biente neoliberal (incluso de una buena par-
y audaz experimentalismo. Tal es el caso te de la misma generación, ya entre sus 35
de varios países Latinoamérica y de Euro- ó 45 años). El país demostró ser un verda-
pa Oriental. En esos contextos, paralizado dero campeón atlético de la flexibilidad al
por la micropolítica de las dictaduras, di- servicio del mercado21. Seducida sobre todo
cho experimentalismo habría sido reactiva- en su polo más reactivo, esta tradición pro-
do con la instalación del capitalismo cultu- dujo aquello a lo que le asigné entonces el
ral, pero para canalizárselo directamente nombre de “zombis antropofágicos”.
hacia el mercado, sin pasar por la elabora- También en este texto hago mención a un
ción de la herida de la potencia de crea- movimiento crítico que empezaba a tomar
ción, la condición para reactivar su vitali- cuerpo internacionalmente en una nueva
dad política que había sido interrumpida. generación a finales de los años noventa
Esto hizo que en dichos países el adveni- en varios países, especialmente entre los
miento del nuevo régimen tendiera a vivir- jóvenes artistas.

19> “Subjetividad flexible” es una noción <http://transform.eipcp.net/transversal/ toda índole al que se hace mención en el
que creé en 2003 y se inspira parcialmente 1106>; publicado por: Eipcp – European cuerpo del texto.
en la de “personalidad flexible” sugerida Institute for Progressive Cultural Policies; 21> Algunas señales de este fenómeno:
por Brian Colmes en un texto escrito en contact@eipcp.net; <http://www.eipcp.net>. las agencias brasileñas suelen ganar
2001. La desarrollo desde la perspectiva 20> Europa Oriental comparte con todos los concursos internacionales de
de los procesos de subjetivación (V. Brian Latinoamérica situaciones que llevaron a publicidad; las novelas de la red Globo de
Holmes, “The Flexible Personality”, en que la instalación de la flexibilidad televisión se difunden en más de 200
Hieroglyphs of the Future. Zagreb: WHW / capitalística generase efectos similares a países; la mujer brasileña es según las
Arkzin, 2002; o en el blog del autor: los sugeridos en el texto (lo que merecería estadísticas la que más se identifica y se
brianholmes.wordpress.com). Holmes ser objeto de una investigación común). somete a los modelos ideales del cuerpo
retomó la idea, más recientemente (en Sin embargo, un fenómeno totalmente femenino que establecen los medios, lo
2006), en el ensayo “The Flexible distinto entra en juego en algunos países que ubica a Brasil en la cima del ranking
Personality. For a New Cultural Critique” de Europa Oriental en este mismo de consumo de cosméticos, de
(transversal 11/06: machines and contexto, que es precisamente el medicamentos para adelgazar y de
subjectivation - surgimiento de los fundamentalismos de cirugías plásticas.

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¿Y qué tiene que ver el arte con todo esto? críticos que las acompañan y en las direc-
Así llegamos al terreno de la producción trices de los museos que las reciben, y por
artística. No resulta una mera coincidencia último (o por empezar), en todas las prácti-
que sea en este terreno que el referido mo- cas que se hacen en el marco de una deriva
vimiento se manifieste con mayor vehe- ubicada más allá del terreno institucional
mencia: la situación antes descrita lo afec- del arte, en la cual se encuentra embarcada
ta directamente. Las artes plásticas nunca parte de la producción contemporánea.
habían tenido tanto poder en el trazado de La fuerza que predomina hoy en día en este
la cartografía cultural del presente como territorio es la de la denegación de dichas
en estos últimos diez o quince años. Más turbulencias, propia de una flexibilidad reac-
allá de la prominencia que la imagen en tiva: la baja antropofagia descrita anterior-
general ha adquirido en este trazado en el mente. Las megaexposiciones se han con-
transcurso del siglo XX, en el campo espe- vertido en una de las principales fuentes de
cífico del arte, las exposiciones internacio- cartografías prêt-à-porter vacías y sin relie-
nales se han convertido en un dispositivo ve, adaptables al consumo en cualquier pun-
privilegiado para el desarrollo de lenguajes to del planeta y a la rápida adquisición de un
planetarios. De hecho, en ellas se concen- repertorio globalizado. Ésta es probablemen-
tra y se compone, en un mismo espacio y te una de las razones por las cuales este tipo
tiempo, la mayor cantidad posible de uni- de exposiciones se propaga por todas par-
versos culturales, tanto del lado de las tes a vertiginosa velocidad, a punto tal que
obras como de su público. podamos suponer que, en un futuro para na-
Al comienzo de este texto señalé que el da lejano, tengamos bienales, gigantescas
preguntarse si a las cartografías que traen ferias de arte y museos de arte contemporá-
consigo la impronta de la hibridación, la fle- neo con sus despampanantes arquitecturas
xibilidad y la fluidez debe rechazárselas o en las capitales de todos los países del pla-
celebrárselas constituye un falso problema. neta (el franchising de museos europeos y
Pues bien, es tan falso como preguntarse norteamericanos forma parte de esta lógica).
sobre la pertinencia del rol del arte en la in- Sin embargo, paralelamente y a contrapelo
vención de dichas cartografías. También en de ese mainstream, se agitan otras fuerzas
este caso, lo que importa son las fuerzas que, de diferentes modos, trabajan en la
que están en juego en cada propuesta ar- construcción de cartografías basadas en las
tística: cuánto de la creación parte de las tensiones de la experiencia contemporánea y
turbulencias de la experiencia sensible con- no en su denegación. Por entre ellas se afir-
temporánea. Dichas fuerzas resultan de los ma el poder poético del arte: dar cuerpo a las
inevitables rozamientos, las tensiones y las mutaciones sensibles del presente. El volver-
imposibilidades que la compleja construc- las aprehensibles participa de la apertura de
ción de una sociedad globalizada implica posibles en la existencia individual y colecti-
singularmente en cada contexto y en cada va: líneas de fuga de modos de vida estériles
momento. En el terreno de las artes plásti- que no sustentan cosa alguna a no ser la
cas, las mismas cobran cuerpo no sola- producción de capital. ¿No será ésta precisa-
mente en las propias obras, sino también mente la potencia política propia del arte?
en sus exposiciones y en los conceptos cu-
ratoriales que éstas expresan, en los textos Traducción del portugués por Damián Kraus

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