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De los primeros años del siglo XX datan sus composiciones más conocidas, como las dos

Rapsodias Rumanas (1901-02), la Suite nº 1 para la orquesta (1903), su primera Sinfonía de


Madurez (1905), Siete Canciones para los versos de Clément Marot (1908). Sus conciertos
se dieron en muchos países de Europa y en ocasiones fue acompañado de personas
prestigiosas como: Alfredo Casella, Pau Casals, Louis Fournier o Richard Strauss.

Durante la Primera Guerra Mundial permaneció en Bucarest y dirigió la Sinfonía nº 9 de


Ludwig van Beethoven (que se tocaba íntegramente por primera vez en Rumanía),
composiciones de Hector Berlioz, Claude Debussy, Richard Wagner, y también sus propias
composiciones: la Sinfonía nº 2 (1. 913), Suite para orquesta nº 2 (1915) y la ópera Edipo
(1936) En el mismo año tuvo lugar la primera edición del concurso de composición que
lleva su nombre: George Enescu.

Después de la guerra, continuó su actividad dividida entre Rumania y Francia. Han


quedado para siempre sus interpretaciones del Poema para violín y orquesta de Ernest
Chausson y de las sonatas y las partitas para violín de Johann Sebastian Bach. Hizo algunos
viajes hasta Estados Unidos, donde dirigió las orquestas de Filadelfia (1923) y Nueva York
(1938).

Su actividad pedagógica tuvo también gran importancia. Entre sus alumnos se encuentran
violinistas como: Christian Ferras, Ivry Gitlis, Arthur Grumiaux, Ginette Neveu o Yehudi
Menuhin. Este último manifestó un gran cariño y admiración por Enescu, considerándolo
como su padre espiritual:

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