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UN MOVIMIENTO MUNDIAL
Forjar una cultura de paz es hacer que los niños y los adultos comprendan y respeten la
libertad, la justicia, la democracia, los derechos humanos, la tolerancia, la igualdad y la
solidaridad. Ello implica un rechazo colectivo de la violencia. E implica también disponer
de los medios y la voluntad de participar en el desarrollo de la sociedad. El concepto de
cultura de paz se ha ido configurando al amparo de un vasto movimiento sociopolítico que
aglutina a interlocutores del sistema de las Naciones Unidas y otras muchas instancias.
Las amenazas que pesan sobre la paz revisten muchas formas distintas, desde la falta de
respeto por los derechos humanos, la justicia y la democracia hasta la pobreza o la
ignorancia. La cultura de paz es una respuesta a todas esas amenazas, una búsqueda de
soluciones que no pueden imponerse desde el exterior sino que han de provenir de la
propia sociedad.
Las soluciones dependen de la intervención conjunta y en frentes muy diversos de
hombres y mujeres de todos los sectores de la sociedad. La cooperación entre países en
todos esos ámbitos puede aportar la estabilidad y la ayuda necesarias para obtener
resultados duraderos. Fundar una cultura de paz, en suma, es una empresa que rebasa la
responsabilidad de un sector, una comunidad, una región o una nación concretos para
cobrar un carácter universal.…
Sobre el Foro
El 16 de enero de 2017 se conmemora el 25 aniversario de los Acuerdos de Paz de 1992,
los cuales constituyen el fundamento para el desarrollo del paradigma de cultura de paz
en El Salvador y una experiencia importante para los procesos de paz en el mundo. Un
nuevo aniversario de la firma de la paz será siempre un momento propicio para reflexionar
sobre lo que hemos avanzado en esta ruta, sobre todo en un momento en que la cultura
de la violencia y el autoritarismo resurge bajo nuevas formas y en escenarios complejos,
imposibilitando que los jóvenes, las niñas y los niños puedan desarrollarse integralmente
en ambientes pacíficos. Uno de los más grandes retos del país es encontrar los medios
para liberar a la juventud de la violencia.
Ambos conjuntos de capacidades son necesarios para construir una cultura de paz
fundada en las capacidades políticas de las personas, así como en la posibilidad real de
insertarse en el aparato productivo. Estas capacidades no se desarrollan en cualquier
condición, requieren de docentes calificados, espacios educativos agradables y pacíficos,
recursos educativos de calidad y la participación e integración de la familia y la comunidad
en el proceso educativo. De allí que el presente Foro se proponga posicionar en la
agenda pública estas esferas del sistema educativo.
Primera Infancia, Familia y Cultura de Paz
Respecto a la relación entre niñez y escuela, se ha comprobado que los niños que logran
cursar la educación orientada a la primera infancia están mejor preparados para continuar
sus estudios en los siguientes grados de la educación básica y es menos probable que
abandonen la vida escolar, en comparación con quienes no tuvieron esa oportunidad.
Parecido es el caso de la relación entre niñez y desarrollo social, según la cual, cuando el
proceso de escolarización de un conjunto de individuos inicia tempranamente, eso
contribuye a disminuir los rangos de de-
sigualdad social, creando mayores oportunidades para todos y a superar los estragos de
la pobreza.
En este contexto, según sea el medio psicosociológico, afectivo y cultural en que le toca
en suerte nacer y moverse en sus primeros días, meses y años al niño o la niña, así será
en gran medida el nivel de respuesta y comportamiento en la escuela cuando ingrese a la
educación formal, así será su relación con sus compañeros y maestras, así será la
práctica del Valor Respeto en las aulas de clase y así serán sus calificaciones en el
boletín escolar; de igual manera, también en gran medida, así será su manera de
comportarse en su vida adulta y ciudadana en la cuadra, el barrio y la comunidad, en el
centro de trabajo y los lugares de diversión y prácticas religiosas.