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Ya desde la época del hombre prehistórico, y a raíz del abandono del nomadismo
y la aparición de la agricultura, surge el comercio en forma de exceso de
producción, ya sea excedentes alimenticios, ropajes o utensilios y herramientas
varias.
Con diferentes monedas de diferentes valores, ya era posible hacer una buena
cuantificación de los bienes que satisficiera a todos los componentes de este
sistema mercantil. La moneda es quizá el antecedente por antonomasia del
derecho mercantil, de hecho hoy en día sigue siendo el método utilizado por todas
las culturas del mundo.
Derecho romano
El derecho romano, con su famoso Ius civile y el Ius gentium, trató de regular las
relaciones entre los propios romanos, así como las relaciones entre romanos y los
pueblos extranjeros y externos al imperio. Todo este tipo de legislación hacía
referencia más al derecho civil actual que hoy conocemos que al propio derecho
mercantil.
Fue durante la edad media que se separó de forma identificativa lo que venía a ser
el derecho mercantil del anterior derecho civil romano. Por primera vez, y sirviendo
de precedente, se le otorgaba al comercio su justo valor, derivado, no obstante,
por el crecimiento exponencial de las relaciones comerciales entre todos los
pueblos medievales. Distintos productos, distintas monedas, y distintas formas de
comerciar merecían su justo estudio y regulación en una parte indivisa ajena al
antiguo derecho civil romano.
Durante la alta edad media, destacan algunos tratados, siempre relacionados con
leyes comerciales marítimas, como pueden ser las famosas leyes de Wisby
asentadas sobre Escandinavia, o también la obra conocida como “Guidon de laa
mer” de origen francés y autor desconocido, que concretaba numerosas
reglamentaciones en torno al comercio marino.
Surge en Francia en el siglo XVII lo que viene a ser el nacimiento del llamado
derecho mercantil moderno tal y como lo conocemos. Se redactaron numerosos
edictos y legislaciones que por primera vez y sirviendo de precedente,
comprendían y sentían las necesidades reclamadas por las actividades
comerciales.
Fue tal el impulso del derecho mercantil que poco tardo en extenderse por el resto
de naciones, celebrándose congresos y conferencias internacionales, tratando
diversos temas y acordando negociaciones entre ellas, como por ejemplo la
famosa reunión de Berna de 1878.
En España, en 1829, de la mano de pedro Sainz de Andino aparece un código
mercantil de influencia napoleónica que posteriormente fue modificado y sustituido
en 1885. En Italia aparece el código Albertino de 1829 y en Alemania el código del
comercio de 1861. Como nota final, cabe destacar también el código de las
obligaciones de Suiza de 1911 donde se regulaban de forma unida tanto las
materias de derecho civil como las del derecho mercantil.
Derecho mercantil o Derecho comercial es aquella rama del Derecho privado que
regula el conjunto de normas relativas a los comerciantes en el ejercicio de su
profesión, a los actos de comercio legalmente calificados como tales y a las
relaciones jurídicas derivadas de la realización de estos. Esto es, en términos
amplios, la rama del Derecho que regula el ejercicio del comercio por los distintos
operadores económicos en el mercado. La progresiva internacionalización de los
negocios y la necesidad de los poderes públicos de establecer un marco de
protección de los consumidores y de mantenimiento de la estabilidad económica y
financiera ha venido dando lugar a lo que se conoce como el fenómeno de la
«publificación» del Derecho Mercantil, consistente en que son cada vez más y
más normas de Derecho público las que se entremezclan con normativa
puramente de Derecho privado para salvaguardar dichos intereses. Notable
ejemplo lo constituye toda la normativa de supervisión y sanción en materia del
sistema financiero, donde todas las sociedades operantes en él y las operaciones
que en él se realizan están fuertemente vigiladas.