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Consiste en dividir un proceso productivo en cada una de las operaciones que lo componen, de modo que cada

una de ellas sea efectuada por un solo trabajador.


Cada trabajador se transforma así en un experto en una o en pocas operaciones de un proceso productivo más
amplio, alcanzando su máxima Eficiencia y eliminando el Tiempo que requiere el desplazamiento de una
operación a otra.
Las técnicas de división del trabaja han alcanzado su máxima expresión en todas aquellas industrias donde
puedan aplicarse procedimientos de producción masiva, como por ejemplo las industrias que producen y
ensamblan automóviles. La división del Trabajo llevó al surgimiento de las modernas economías
de Intercambio masivo, y en ella radica una fuente importante de las Economías de Escala en la producción.
DIVISIÓN DEL TRABAJO
Consiste en la disociación de las labores productivas, de manera que cada trabajador se dedique siempre a la
misma tarea y no al conjunto de labores requeridas por la Sociedad.
El primer autor en tratar este concepto fue Platón, y el primero en mostrar las bondades de su aplicación para
el Desarrollo de una nación fue Adam Smith.

En Mesopotamia, la astronomía se inició por la inquietud de este pueblo por conocer su porvenir (guerras,
inundaciones…). Intentaban pronosticar qué les deparaba el destino mirando las estrellas. Otro de sus motivos
era la regulación del calendario. Aunque sus fines eran adivinatorios, consiguieron grandes avances, como por
ejemplo, la capacidad de prever eclipses lunares con antelación. Hacían un registro de sus observaciones
astronómicas, y apuntaban la posición de las estrellas, los planetas…, así como los eclipses. No se
preocupaban por entender el mecanismo de movimiento de los astros, su objetivo era predecir el futuro
fijándose en su situación en el firmamento. Inventaron el Zodíaco, que hizo posible el registro numérico de las
posiciones astrales en grados de longitud y también el horóscopo, a partir del cual comenzaron a hacer
predicciones para personas individuales según la posición de los astros en el momento de su nacimiento. La
astronomía mesopotámica, por tanto, no era científica en lo que se refiere las adivinaciones, ni tampoco dado
el hecho de que no les interesaba entender el por qué del movimiento de los astros. Pero sin embargo, sí lo era
si tenemos en cuenta la regulación de su calendario, el completo registro que llevaban de las posiciones de los
cuerpos celestes, la predicción de eclipses lunares y por supuesto, la invención del Zodíaco.

Los babilonios fueron los primeros en contribuir al desarrollo de las corrientes centrales de la matemática. El
adjetivo babilónico se aplica a los pueblos que ocuparon la región conocida como Mesopotamia y que hoy
forma parte del estado de Irak. La mayoría de las tablillas de arcilla recuperadas datan del 1800 al 1600 a. C. y
abarcan tópicos que incluyen fracciones, álgebra y ecuaciones cuadráticas y cúbicas. Las tablillas también
incluyen tablas de multiplicar y métodos para resolver ecuaciones lineales y ecuaciones cuadráticas. Las
matemáticas babilónicas fueron escritas usando un sistema de numeración sexagesimal (base 60). De ahí se
deriva la división de un minuto en 60 segundos y de una hora en 60 minutos, así como la de un círculo en 360
(60 × 6) grados y las subdivisiones sexagesimales de esta unidad de medida de ángulos en minutos y
segundos. También, a diferencia de los egipcios, griegos y romanos, los babilonios tenían un verdadero
sistema de numeración posicional, donde los dígitos escritos a la izquierda representaban valores de orden
superior, como en nuestro actual sistema decimal de numeración.
Anu era el nombre de una deidad en la mitología mesopotámica y mitología sumeria, descrito como el dios del
cielo. Fue posteriormente asimilado por el dios Assur (asirio-babilónico), y el dios Marduk (kassita-babilónico).

Los sumerios lo llamaban An (para acadios y babilonios Anu). De hecho, An significa precisamente "cielo" en
sumerio.

Su templo de Uruk se llamaba E-an-na (“casa del cielo”). “En el cielo está Anu sobre su trono, revestido de
todos los atributos de la soberanía: el cetro, la diadema, el tocado, el báculo”. Las estrellas constituyen su
ejército. Simbólicamente, el rey recibe su poder directamente de Anu. Por eso le invocan solo los soberanos y
no el resto de los mortales.

En la mitología de Mesopotamia, Enlil es el dios del cielo, del viento y las tempestades. Fue adorado por
sumerios, acadios, babilonios, cananeos, y asirios.

Se han propuesto dos órigenes para el nombre Enlil. Según el primero vendría de los términos sumerios en
(señor) y lil (viento), por lo que su nombre significaría literalmente "Señor del viento", o "dios del viento". La otra
opción, más reciente, indicaría una sumerización de la raíz semita il (Dios), la misma que da origen a los
términos El y Alá, significando así dios señor. Su nombre se encuentra asociado frecuentemente al término kur,
que hacía referencia a montaña y a extranjero.

Marduk (acadio AMAR.UTU, en la Biblia Merodach ‫)מר ַֹדְך‬ ְ fue el nombre de un dios de la última generación de
Mesopotamia y la deidad patrona de la ciudad de Babilonia. Cuando esta ciudad se convirtió en el centro
político de los estados unificados del Valle de Éufrates en los tiempos de Hammurabi (siglo XVII a. C.), se
levantó como cabeza del panteón de dioses Babilónicos.

Isthaar: En la mitología mesopotámica, diosa babilónica del amor y la guerra, de la vida, de la fertilidad, y
patrona de otros temas menores. Ishtar era principalmente asociada con la sexualidad: su culto implicaba la
prostitución sagrada; la ciudad sagrada Uruk se llamaba la "ciudad de las cortesanas sagradas", y ella misma
fue la "cortesana de los dioses". Ishtar tenía muchos amantes;. Sin embargo, como señala Guirand:

"¡Ay de aquel a quien había honrado Ishtar, la diosa caprichosa trataba cruelmente a sus amantes de paso, y
los infelices desgraciados suelen pagar un alto precio por los favores amontonados en ellos. Los animales,
esclavizados por el amor, perdían su vigor nativo: cayeron en las trampas colocadas por los hombres o fueron
domesticados por ellos. '¡Tú has amado el león, poderosos en fortaleza', dice el héroe Gilgamesh a Ishtar, 'y
has cavado pozos para él siete y siete! Has amado el corcel, orgulloso en la batalla, y le has destinado el
cabestro, el aguijón y el látigo.'"

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