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HeleneCioux
R. BARTHES
La habitabilidad del cuerpo, tanto en su dimensión material como simbólica se torna una
cuestión de análisis y reflexión para las Ciencias Sociales. La posibilidad de explorar aquí
la noción del cuerpo, en particular su uso en la teoría social, sirve para desatacar algunas
consecuencias de pensar el cuerpo en el marco de los estudios en comunicación.
también. Los individuos no pueden conformarse con una identidad que se les
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entrega... En gran parte, una persona tiene que descubrir, construir y
índice negativo del avance de éstos hechos en la vida diaria. [...] Decidir qué
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sobre racismo, eugenesia, jóvenes o nuevas tecnologías de comunicación , que
convergen en uno u otro momento tanto en el esfuerzo por comprender y analizar el
carácter del cuerpo, como por producir una crítica de su sentido práctico, político y
simbólico. No obstante, no todos tienen al cuerpo como problema central y en muchas de
estas teorías es uno más de los elementos explicativos de problemas de diferentes
órdenes.
El campo de los estudios del lenguaje, MijailBajtin (1966) propone leer el modo en
que el discurso acerca del cuerpo es usado en la Edad Media como manifestación
simbólica de la cultura popular. El cuerpo en el carnaval materializa con la parodia, lo
bufonesco y la risa una concepción alternativa del mundo en la que lo ambivalente dialoga
con el discurso oficial. Esta práctica da visibilidad al cuerpo como instancia de
transgresión de la cultura oficial, encarnada en la Edad Media por la Iglesia.
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Suele traducirse como “incardinamiento”, vocablo que proviene de la jerga religiosa y
significa “incorporar a una persona o cosa a algo que ya está organizado”. RossiBraidotti
señala “el cuerpo o incardinamiento del sujeto es un término clave en la lucha feminista
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extraído de la fenomenología. Nick Crossley hace una distinción similar, al decir que la
«sociología del cuerpo», aunque «sociología carnal», examina lo «que hace el cuerpo»
(1995, 43). El cambio metodológico que ambos reivindican «requiere que el cuerpo sea
entendido como el ámbito existencial de la cultura, no como un objeto con el que «es
bueno pensar», sino como un sujeto cuya «existencia es necesaria» (Csordas, 1993,135).
Csordas defiende un estudio de la corporeidad a partir de la fenomenología de Maurice
Merleau Ponty (1976,1981), así como la «teoría de la práctica» de Pierre Bourdieu (1989).
Su paradigma de la corporeidad marca, pues, un alejamiento de los textos para centrarse
más en la experiencia corporal y la práctica social. Crossley también identifica la
preocupación por la experiencia corporal con ErvingGoffman.
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La noción del espacio es crucial para la experiencia vivida según Merleau-Ponty,
dado que el movimiento de los cuerpos es una característica importante de la percepción
que las personas tienen sobre el mundo y su relación con los demás y con los objetos que
hay en él. Esta preocupación por el espacio también se torna evidente en el trabajo de
Foucault.
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de relaciones sociales. Podemos observar la relación en entre cuerpos y
sociedad en los cuerpos mismos” (Marín 1996:162).
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registro de las relaciones de poder, de las relaciones de fuerza, del grado en que cada
fuerza social se ha constituido como tal. El tema con la disconformidad es amplio ya que
la disconformidad es incomodidad con las relaciones sociales, es inquietud, es molestia,
malestar. Y eso se expresa de diferentes modos. Estos modos de procesar la
conflictividad social podrían estar derivando en enfermedades de todo tipo. Distintos tipos
de carácter y personalidades surgen de este modo de procesar los enfrentamientos. Son
resultado de relaciones sociales impensadas, imposibles de ser identificadas en poco
tiempo
Por lo tanto, la sociedad en todo su conjunto se dedica a crear nuevas estructuras sobre
la corporalidad, la afectividad, la intimidad, es decir, a constituir un nuevo modo de ser-en-
el-mundo. Los ejercicios del biopoder sobre los cuerpos buscan precisamente un control
preciso y sutil de los mismos: observar sus prácticas, manejar su tiempo, delimitar su
capacidad y determinar toda relación afectiva, sintiente, corporal.
La censura aparece entonces como una estrategia de vigilancia sobre la totalidad de las
dinámicas de la existencia humana para acondicionar el desarrollo de las conductas. Esto
quiere decir que, al violentar la vida íntima, el poder constituye un sistema regulador que
gobierna todas las actividades de la vida afectiva, desintegrando el cuerpo como marca
de una experiencia auténtica: no es un cuerpo del que se dispone como de un “sí mismo”
propio, sino que es un cuerpo resultado de la maquinaria fría y calculadora de las nuevas
tecnologías moderna,
Al rizoma le son atribuidos una serie de caracteres (de lo contrario, dicen Deleuze y
Guattari, nadie les creería): 1º y 2º. Principios de conexión y de heterogeneidad: cualquier
punto del rizoma puede ser conectado con cualquier otro, y debe serlo. 3º. Principio de
multiplicidad: sólo cuando lo múltiple es tratado efectivamente como sustantivo,
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multiplicidad, deja de tener relación con lo Uno como sujeto o como objeto, como realidad
natural o espiritual, como imagen y mundo. No hay unidad que sirva de pivote en el objeto
o que se divida en el sujeto. No hay unidad, ni siquiera para abortar en el objeto o para
“reaparecer” en el sujeto. Una multiplicidad no tiene ni sujeto ni objeto, sino únicamente
determinaciones, dimensiones que no pueden aumentar sin que ella cambie de naturaleza
(las leyes de combinación aumentan, pues, con la multiplicidad). La noción de unidad sólo
aparece cuando se produce —en una multiplicidad— una toma de poder por el
significante, o un proceso correspondiente de subjetivación.
Guattari afirma en el libro Micropolítica: Cartografías del Deseo: “La noción de territorio
aquí es entendida en sentido muy amplio, que traspasa el uso que hacen de él la etología
y la etnología. Los seres existentes se organizan según territorios que ellos delimitan y
articulan con otros existentes y con flujos cósmicos. El territorio puede ser relativo tanto a
un espacio vivido como a un sistema percibido dentro del cual un sujeto se siente ‘una
cosa’. El territorio es sinónimo de apropiación, de subjetivación fichada sobre sí misma. El
es un conjunto de representaciones las cuales van a desembocar, pragmáticamente, en
una serie de comportamientos, inversiones, en tiempos y espacios sociales, culturales,
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estéticos, cognitivos” (Guattari y Rolnik, 1986: 323; en Haesbaert, 2004). La territorialidad
es una característica central de los agenciamientos.
Corpografías
Gilles Deleuze
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hegemónicos en los que se encuentra tanto reproducción, adaptación, como resistencia y
negociación, en la medida de que las relaciones culturales son complejas. El registro
material de las prácticas es el discurso que proporciona tanto visibilidad como
enunciabilidad al cuerpo. Las relaciones entre los discursos producen un orden donde el
cuerpo se hace presente como problema de análisis.
CUERPO /ACONTECIMIENTO
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Herkunft, la procedencia de algo que se haya enraizado en el cuerpo a modo de
distribución dispersa de marcas que en él han inscrito los acontecimientos y, Entstehung,
la emergencia o entrada en escena de nuevas fuerzas y personajes a la lucha histórica.
Es aquí donde Foucault hace su principal aporte, pues atribuye a una tarea histórica, la
necesidad de buscar la irrupción de los acontecimientos en el escenario histórico. No con
el objeto de subsumirlos bajo un gran patrón explicativo (origen o teleología), sino, por el
contrario, con tal de captar su singular constitución y diagnosticar la medida en que
permite sostener una lucha entre fuerzas. Como lo expresa también en El Orden del
Discurso el propósito de una tarea tal debe tener por objeto la explicación no de “la
sucesión de los instantes en el tiempo” sino de la serie discontinua que los sustenta y que
permita la dilucidación de sus condiciones, su juego y sus efectos; es decir, cómo los
acontecimientos son capaces de articular determinadas fuerzas por medio de dispositivos
diversos, ponerlas en juego y distribuir con ellos efectos definidos en los cuerpos.
Concluye, por tanto, Foucault que “es necesario aceptar la introducción del azar como
categoría en la producción de los acontecimientos”.
CARNE
Lo visible y enunciable corporal es un acontecimiento comunicacional cuando emerge
como carne en la imagen y las palabras. Allí el cuerpo se realiza como quiasmo2 , porque
lo que percibe es percibido. El quiasmo es una figura retórica que señala una disposición
cruzada en forma de X, tal como la grafía de la primera letra de esa palabra en griego
(χιασμο). El trazo mismo de ese carácter indica una interrupción y un cruce entre dos
elementos o líneas divergentes. A nivel retórico, la figura del quiasmo produce un efecto
de sorpresa y llamado a la reflexión a través de la repetición de un mismo segmento en un
orden invertido. Se trata de una forma paradójica de redoblamiento porque en la
repetición invertida se produce una interrupción del sentido primero que lo abre a nuevas
significaciones e interpretaciones.
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La noción de quiasmo rompe el dualismo sujeto/objeto, autor/escritura, imagen/mirada. la
filosofía de Merleau-Ponty puede considerarse una lógica de las relaciones quiasmáticas
que se contrapone a una lógica de las relaciones dicotómicas o dualistas. Al contrario de los
esquemas dicotómicos, que conciben las relaciones en términos de exclusión, exterioridad y
causalidad mecánica y lineal, el esquema del quiasmo permite pensar la dualidad como una
unidad en proceso, en devenir La noción de quiasmo aparece por primera vez en su libro La
fenomenología de la Percepción (1945) y posteriormente y más detallado en su libro Lo
visible y lo invisible (1964, publicado post-mortem) De manera que no es un concepto
inventado, si no construido a tenor de la fenomenología del cuerpo
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La noción de carne como quiasmo articula dos concepciones del cuerpo. La primera se
refiere al cuerpo objetivo u ordinario, como lo concebimos. Y la segunda se refiere al
cuerpo como experiencia, como vivido. De ahí que Ponty se valiera del quiasmo para
explicar que sólo existe el segundo concepto. También se resuelve la discusión que se
tiene en cuanto a que el cuerpo como tal, se pueda poseer o "como lo proponen algunos
pensadores franceses, de ser-cuerpo y de tener-cuerpo, porque no se está haciendo
referencia a dos fenómenos distintos, sino a dos modos de ser de la corporalidad.
La carne visibiliza la corporalidad en la experiencia ya no como sustancia sino cono punto
de contacto. El quiasmo son “modulaciones o relieves del ser del otro por cuanto está
preso en un circuito que lo une al mundo, como nosotros, y por ello mismo, está incluido
en otro circuito que lo une con nosotros –y este mundo nos es común, es intermundo–”
(Merleau-Ponty 1974). Es el espacio que da pie a que exista una conexión y al mismo
tiempo los constituye a ambos, sin dejar diferencia, pero sin poder mezclarlos: “Y eso sólo
es posible si mi mano, al mismo tiempo que sentida por dentro, es accesible por fuera,
tangible a su vez para mi otra mano, por ejemplo; si se coloca entre las cosas que toca; si,
en cierto sentido, se convierte en una de ellas; si se abre a un ser tangible del que forma
parte." (Merleau-Ponty, )
El quiasmo en el terreno de la carne puede en buen grado justificar una ontología de la
inmanencia, donde el espíritu no sea más que la coronación de una experiencia corporal
completamente significativa y donde el cuerpo alcance su más alto grado de expresividad.
Los cuerpos son un límite, un intersticio, la unión imposible y sorprendente entre la
materia y el lenguaje, lo que se ve y lo que se dice, el espíritu y el cuerpo
Bibliografía
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