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CONTAGIO EMOCIONAL | ¿CÓMO NOS

AFECTAN LAS EMOCIONES DE LOS DEMÁS?

En nuestra vida diaria interactuamos naturalmente con un gran número de personas,


desde nuestra familia, amigos, compañeros de trabajo o de la escuela, personas en la
calle, sitios donde acudimos a comer, de compras, entre muchísimos ejemplos más,
cada uno de nosotros interactúa con más o con menos personas, estas interacciones por
pequeñas que parezcan nos dejan algo ya sea positivo o negativo.

Cuando hablamos de contagio emocional nos referimos a la tendencia de adoptar las


tonalidades emocionales de otra persona, tanto de las emociones positivas como
negativas.

Tanto el lenguaje verbal como no verbal pueden afectar nuestros sentimientos y


emociones, particularmente todas aquellas señales no verbales que recibimos de otras
personas, tomando en cuenta que incluso pueden afectarnos aunque no nos demos
cuenta de forma consciente de dicha señal.
Neumann y Strack (2000) encontraron que cuando los individuos oyen a otra persona
leyendo o hablando, el tono de su voz (alegre, neutral o triste) puede influir en el estado
de ánimo de los oyentes, aunque ellos estén concentrados en el contenido del discurso y
no en el estado emocional del que hace la lectura.

Neumann y Strack se refieren a tales efectos como contagio emocional —el mecanismo
a través del cual los sentimientos son transmitidos de una manera automática de una
persona a otra.

Las emociones las desplazamos a través de un número de canales básicos como: la


comunicación no verbal, la expresión facial, la postura, los patrones de conducta
específicos, y el tono de voz.

Las dos caras del contagio emocional

Por un lado, si nosotros nos mostramos emocionalmente de forma positiva con los
demás es muy probable que recibamos el mismo resultado, incluso podemos ayudar con
algo tan sencillo a las personas que hayan tenido un mal día, además de poder motivar a
los demás, con lo cual, si nos dedicamos al área de organizaciones, nos serviría de
mucho en nuestro trato con nuestros compañeros, y en el desempeño individual y de
grupo.

Ahora bien el principal problema se encuentra en el hecho de que las personas


susceptibles pueden llegar a contagiarse de las emociones de otros muy fácilmente, lo
cual implica que si en su entorno se encuentran personas negativas, esto podrá afectar
claramente al sujeto.

Referencia:

Baron, R. (2005). Psicología Social. Madrid. Pearson Educación S.A.

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