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INTRODUCCION

La declaración y proclamación de la Independencia del Perú constituye uno de los hechos más trascendentales de la
historia de América, ya que la liberación del Perú era muy importante para la seguridad de las naciones circundantes,
pues allí se hallaba el núcleo del poderío español en Sudamérica. Por ello fue que el Ejército Unido Libertador del Perú,
al mando del general José de San Martín, arribó al Perú procedente de Chile. Ya en territorio peruano recibieron el
apoyo de la población, especialmente en el norte, donde una inmensa jurisdicción, la Intendencia de Trujillo, se sumó a
la causa independentista sin violencia, bajo el mando del marqués de Torre Tagle. Tras Trujillo, sucesivamente juraron
la independencia Piura, Cajamarca, Chachapoyas, Jaén y Maynas; antes ya lo había hecho Lambayeque. El mismo San
Martín reconoció posteriormente que si no hubiera sido por el apoyo masivo del norte peruano, se habría visto en la
necesidad de volver a Chile para reorganizar sus fuerzas, ya que estas eran inferiores a las fuerzas virreinales.
San Martín estableció su cuartel general en Huaura, al norte de Lima. Fue en Huaura donde por primera vez proclamó
la independencia del Perú, en noviembre de 1820. Lima, la capital virreinal, se vio amenazada por el avance del ejército
libertador y el acoso de las montoneras patriotas (estas mayormente conformadas por hombres andinos). A comienzos
de julio de 1821 se vivía en Lima una tremenda escasez de alimentos, debido precisamente al asedio de las
montoneras, que cortaron las vías de comunicación con el exterior. Las tropas realistas no contaban con recursos y los
patriotas ya habían conseguido importantes victorias al interior del país, en tanto la población entera reclamaba la
presencia del libertador.
Así que desde julio de 1821 el Perú colonial se convirtió en la República del Perú. Lo cual traería consecuencias
positivas y negativas para el país.
LA PROCLAMACION DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU
ANTECEDENTES.
REBELIONES DURANTE LA CONQUISTA Y EL PERÍODO COLONIAL
 Rebeliones (Utopía andina)
Las rebeliones durante la conquista y el período colonial del Perú se produjeron desde la captura del inca Atahualpa en
la emboscada de Cajamarca, el 16 de noviembre de 1532, y que llevó a la conquista del Imperio inca por parte de
Francisco Pizarro. Algunos pretendidos sucesores de los incas trataron en varias ocasiones de retomar el país,
reconquistar su imperio e instalar de nuevo su gobierno. Unos intentos ocurrieron inmediatamente; otros, más tarde, en
los siglos XVII y XVIII. Desde 1536 hasta 1572, tuvo lugar la resistencia de los incas de Vilcabamba; acción que había
comenzado con la huida de Manco Inca de Cuzco y que terminó con la ejecución de Túpac Amaru I.
 Revolución de Túpac Amaru II
Posteriormente, en relación con las reformas borbónicas, se produjeron la rebelión de Túpac Amaru II y la de Túpac
Catari en el Alto Perú. Entre la revuelta de José Gabriel Condorcanqui y la llegada del general José de San Martín al
Perú, tuvieron lugar otras revueltas como las de Felipe Velasco Túpac Inca Yupanqui, Francisco de Zela, la
conspiración del Cuzco de José Gabriel Aguilar y Manuel Ubalde. En él siglo XVIII, se llevaron a cabo rebeliones de la
más diversa índole:
1. Azángaro, Carabaya, Cotabamba y Castrovirreyna.
2. Protestas de Vicente M. Chi
3. Protesta de los caciques de Paita.
4. Rebelión de Cacma Condori y Orco Huaranca.
5. Juan Vélez de Córdova.
6. Juan Santos Atahualpa
7. Revolución de Huarochirí.
8. Movimiento de Quito.
9. Movimiento de Sicasica.
10. Movimiento de Pacajes.
11. Protesta de La Libertad.
12. Respuesta de los indios cusqueños.
13. Movimiento de Huanuco.
14. Movimiento en el Valle Sagrado.
15. Movimiento en las alturas del Valle Sagrado.
16. Movimiento de José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, Inca Rey del Perú.
REBELIONES EN LA INDEPENDENCIA HISPANOAMERICANA
Tres siglos después, además de las revueltas locales anteriores, se sucedieron otros hechos fuera del Perú que
tuvieron influencia en las ideas independentistas, tales como la independencia de Estados Unidos en 1776 y la
Revolución francesa de 1789; sin embargo el principal detonante de la emancipación fue la invasión napoleónica a
España en 1808. Desde entonces, los patriotas, denominados así por sus ideas liberales, recurrieron a las armas con el
objeto de lograr la independencia de España.
 Tacna y las expediciones rioplatenses al Alto Perú
Primera revuelta de Tacna de 1811.
Los patriotas peruanos, conocedores del avance de los ejércitos argentinos en el Alto Perú (actual Bolivia), organizaron
en Tacna un movimiento libertario contra el virrey José Fernando de Abascal y Sousa. El 20 de junio de 1811 (día de la
batalla de Guaqui, en donde las tropas realistas al mando del General José Manuel de Goyeneche vencieron a los
independentistas rioplatenses), los patriotas, dirigidos por Francisco Antonio de Zela, asaltaron los dos cuarteles
militares realistas de Tacna, proclamando a Zela comandante militar de la plaza, a Rabino Gabino Barrios como coronel
de milicias de infantería y al curaca Toribio Ara como comandante de la división de caballería. El día 25 de junio se supo
en Tacna de la derrota de los patriotas argentinos en Guaqui. Aprovechando el desconcierto provocado por la noticia,
los realistas desmontaron el movimiento y tomaron preso a Francisco Antonio de Zela, a quien llevaron a Lima donde
fue condenado a cadena perpetua en la cárcel de Chagres, Panamá, donde falleció en 1819, a los 50 años de edad.
Segunda revuelta de Tacna de 1813
El general argentino Manuel Belgrano reorganizó las tropas argentinas derrotadas en la batalla de Guaqui. El 14 de
septiembre de 1812, se enfrentó a las tropas comandadas por el general Pío Tristán, las venció y detuvo el avance del
ejército realista sobre Tucumán. Más tarde, obtuvo otra victoria en la batalla de Salta, por lo que Pío Tristán, capituló el
20 de febrero de 1813, con lo cual el Ejército argentino volvió a emprender otra ofensiva y ocupó nuevamente el Alto
Perú. El general español Joaquín de la Pezuela, que había reemplazado a Goyeneche en La Paz por disposición del
virrey del Perú Abascal, reorganizó el Ejército Real del Perú y derrotó al argentino Manuel Belgrano en la batalla de
Vilcapugio el 1 de octubre de 1813 y seguidamente en la batalla de Ayohuma, el 14 de noviembre de 1813.
El tacneño Juan Francisco Paillardelli fue emisario de Belgrano en las coordinaciones que el general argentino
pretendió establecer en Perú. Junto a Juan Francisco Paillardelli, su hermano Enrique Paillardelli conspiraba en Tacna y
Julián Peñaranda lo hacía en Tarapacá. Enrique recibió sus instrucciones de Belgrano en Puno. El plan consistía en
concertar el alzamiento de todo el sur del Perú. Bajo el liderazgo de Enrique Paillardelli, los patriotas tacneños, el 3 de
octubre de 1813, se apoderaron de los cuarteles tacneños y apresaron al gobernador realista de la provincia.
El intendente de Arequipa, José Gabriel Moscoso, enterado de los acontecimientos, envió una milicia realista al mando
de José García de Santiago. Se produjo el combate de Camiara, el 13 de octubre, donde fueron derrotados los patriotas
de Paillardelli que se replegaron a Tacna. A los pocos días se supo de la derrota de Belgrano y los patriotas se volvieron
a dispersar. Enrique Paillardelli y unos cuantos seguidores huyeron hacia el Alto Perú, el 3 de noviembre de 1813,
mientras que Tacna fue retomada por los realistas.
Rebelión de Huánuco de 1812
La rebelión indígena de Huánuco del 22 de febrero de 1812 se dirigió contra el régimen colonial. Las tropas del virrey se
organizaron en Cerro de Pasco y se dirigieron a Huánuco, donde se produjo la batalla de Ambo el 5 de marzo de 1812.
El intendente de Tarma José González Prada reconquistó Ambo el 10 de marzo con un contingente colonial. Los
rebeldes abandonaron Amboy Huánuco; los realistas entraron a ambas ciudades el 19 de marzo de 1812. González
Prada salió de la ciudad en persecución de los insurrectos, que contaban con 2.000 hombres. Los indígenas se
dispersaron y los cabecillas fueron capturados por González Prada, entre ellos, a Juan José Crespo y Castillo, al curaca
Norberto Haro y al alcalde pedáneo de Huamalíes, José Rodríguez, quienes fueron enjuiciados sumariamente y
ejecutados con garrote vil. A otros sublevados se les desterró y muchos fueron puestos en prisión.
Rebelión del Cuzco de 1814
En 1814, se produjo la Rebelión del Cuzco que abarcó el sur del virreinato del Perú. La rebelión de 1814 se inició con la
confrontación política entre el Cabildo Constitucional y la Real Audiencia del Cuzco: el primero era percibido como pro
americano y el segundo como pro peninsular. A raíz de este enfrentamiento, fueron encarcelados los hermanos Angulo
a fines de 1813. Para agosto de 1814, los hermanos Angulo y otros criollos escaparon y tomaron el control de la ciudad
del Cuzco. En esos momentos, ya se habían aliado con el brigadier y cacique de Chincheros Mateo Pumacahua. Este
último personaje fue uno de los grandes defensores de la monarquía española durante la rebelión de Túpac Amaru II y
comandante de los indígenas realistas en la batalla de Guaqui; sin embargo, había cambiado su postura beligerante
movido por imposición del virrey Abascal de no garantizar el cumplimiento de la Constitución de Cádiz de 1812 en el
virreinato del Perú.
Los hermanos Angulo y Pumacahua organizaron un ejército divido en tres secciones: la primera de ellas fue enviada al
Alto Perú, al mando del arequipeño Juan Manuel Pinelo y del cura argentino Ildefonso Muñecas. Estas fuerzas rodearon
La Paz con 500 fusileros y 20.000 indios armados con piedras y hondas, el 14 de septiembre de 1814. El 24 del mismo
mes, tomaron la ciudad. Los realistas fueron confinados en sus cuarteles, pero estos aprovecharon la situación para
hacer volar el polvorín; enfurecidos, los insurgentes paceños les dieron muerte. Para reconquistar La Paz, marchó
desde Oruro un regimiento realista de milicianos cuzqueños, con 1.500 fusileros al mando del general español Juan
Ramírez Orozco. Se enfrentaron en las afueras de La Paz, el 1 de noviembre de 1814, y los insurgentes resultaron
derrotados. Pinelo y Muñecas ordenaron replegarse y una parte de la tropa quedó dispersa en la región en forma de
guerrillas.
La segunda sección patriota se instaló en Huamanga, bajo el mando del argentino Manuel Hurtado de Mendoza y tenía
por lugartenientes al clérigo José Gabriel Béjar y a Mariano Angulo. Hurtado de Mendoza ordenó marchar a Huancayo,
ciudad que tomaron pacíficamente. Para enfrentarlos el virrey Abascal envió desde Lima al regimiento español
Talavera, bajo el mando del coronel Vicente González. Se produce la batalla de Huanta, el 30 de septiembre de 1814,
las acciones duraron tres días, luego de los cuales los patriotas abandonaron Huamanga. Se reorganizaron en
Andahuaylas y volvieron a enfrentarse a los realistas el 27 de enero de 1815, en Matará, donde fueron nuevamente
derrotados. Los patriotas volvieron a reorganizarse gracias a las guerrillas formadas en la provincia de Cangallo. Entre
tanto, el argentino Hurtado de Mendoza conformó una fuerza con 800 fusileros, 18 cañones, 2 culebrinas (fundidas y
fabricadas en Abancay) y 500 indios. Estas fuerzas estuvieron bajo el mando de José Manuel Romano, apodado
“Pucatoro” (toro rojo). Debido a la traición de José Manuel Romano sobre Hurtado de Mendoza, a quien dio muerte y
rindió a los realistas, los patriotas se dispersaron y los cabecillas de la revuelta fueron capturados. Las traiciones fueron
un hecho común en las rebeliones independentistas de toda América. Las biografías de los actores sociales muestran
que los cambios de bandos no eran extraños. En el caso de los líderes locales, sus filiaciones políticas estaban
vinculadas a los conflictos locales que se expresaban en una mayor dimensión. Los hermanos Angulo, Béjar, Paz,
González y otros sublevados fueron capturados, llevados al Cuzco y ejecutados públicamente el 29 de marzo de 1815.
La Corona tenía la política del escarmiento público como un mecanismo para intimidar a la población y evitar futuros
alzamientos.
El tercer agrupamiento patriota hizo su campaña en Arequipa y Puno, al mando del antiguo brigadier realista Mateo
Pumacahua, y contaba con 500 fusileros, un regimiento de caballería y 5.000 indios. Pumacahua, como curaca de
Chinchero, tenía un gran dominio y liderazgo entre la población indígena. Al Cuzco fueron enviados los hermanos José
y Vicente Angulo, con algún resguardo de indios y negros leales. El control del Cuzco era fundamental por motivos
ideológicos y de logística. Por múltiples motivos, Cuzco tenía una fuerte influencia sobre el Alto Perú; y, a su vez, el Alto
Perú mantenía un vínculo colonial administrativo con la ciudad de Buenos Aires, uno de los grandes centros
revolucionarios de los años 1810 en Sudamérica.
Mateo Pumacahua, se enfrentó exitosamente a los realistas en la Batalla de la Apacheta, el 9 de noviembre de 1814.
Tomaron prisioneros al intendente de Arequipa Moscoso y al mariscal realista Francisco Picoaga, antiguo compañero de
armas de la batalla de Guaqui. Los patriotas ingresaron a Arequipa. Por presión de las tropas patriotas, el cabildo de
Arequipa reconoció a la Junta Gubernativa del Cuzco, el 24 de noviembre de 1814. Pumacahua, enterado de la
aproximación de tropas realistas, abandonó Arequipa. El cabildo abierto de Arequipa se volvió a reunir y se apresuró a
acordar lealtad al rey, el 30 de noviembre de ese año. Tales cambios de “lealtad” en los dirigentes locales fueron
normales durante toda la guerra, pues se escogía al sector que era dueño de la plaza fuerte, como una forma de
garantizar la seguridad personal, familiar y de los bienes, no necesariamente por una inclinación ideológica ni menos
una predisposición para la lucha a favor de cualquier bando.
Las tropas realistas al mando de Juan Ramírez ingresaron a Arequipa el 9 de diciembre de 1814. Luego de reponer
fuerzas y de reforzar su milicia, el general Ramírez salió de Arequipa en busca de los patriotas en febrero de 1815. Dejó
como gobernador al general Pío Tristán. Ambos ejércitos, realista y patriota, se desplazaron cautelosos por diversos
parajes de los Andes, buscando un lugar propicio para el enfrentamiento. El 10 de marzo de 1815, se encontraron en
Puno, en la batalla de Umachiri, saliendo vencedores los realistas. El triunfo realista se debió al correcto equipamiento y
mayor disciplina de sus tropas. Hubo más de un millar de muertos en el curso de la batalla.
SURGIMIENTO DE LA REPÚBLICA PERUANA
LA CORRIENTE LIBERTADORA DEL SUR
Expediciones de Thomas Cochrane
El gobierno de Chile había contratado y dado la nacionalidad a Thomas Cochrane con la cual se le había entregado el
mando de la escuadra chilena7 8 para que iniciara acciones navales para asegurar el mar y destruir la escuadra
española que estaba apostada en el fondeadero del Callao.
En enero de 1819, Cochrane hizo una primera incursión en aguas peruanas, llegando a bloquear y bombardear el
Callao donde además logro arrebatarles varios buques a los españoles. También pasó por Huacho, Huaura, Supe (cuyo
cabildo declaró su independencia), Huarmey y Paita. En estos puntos sus comisionados distribuyeron propaganda
patriota y cartas a importantes personalidades criollas para que se adhieran a la causa emancipadora.
Cumplida su misión Cochrane regresó a Valparaíso en junio, pero se embarcó en una segunda expedición en setiembre
del mismo año. En esta ocasión también bloqueó el Callao y llegó a tomar el puerto de Pisco. Después de amedrentar al
enemigo y de recoger a muchos voluntarios peruanos, el marino escocés regresó a Chile donde se dirigió al sur de éste
país y logro tomar el fondeadero de Valdivia.
Estas primeras acciones que forman parte de la corriente libertadora del sur dieron gran alarma en Perú de futuras
expediciones desde Chile como más adelante iba a pasar, además de infundir desde ya la adhesión de varios peruanos
a la causa independentista.
En esta campaña Cochrane no concluyo todos sus planes debido a los pocos elementos con los que contaba, y debido
a que todo el dinero iba para financiar una expedición de mucha mayor envergadura. Pero a pesar de esto logro
confinar definitivamente la escuadra española en el Callao y provocar la incertidumbre entre los españoles que ya no
podían lanzar expediciones para reconquistar territorios.
Cochrane seguirá apoyando las acciones patriotas al integrarse a la "Expedición Libertadora del Perú" como almirante
de la escuadra que transportaría a las fuerzas que el general José de San Martín lideraba. Apoyándolo desde el mar
con las próximas acciones navales que definitivamente terminarían con el dominio español del mar en el Pacífico.
José de San Martín y la expedición libertadora del Perú
La pacificación interior del virreinato peruano permitió al virrey del Perú la organización de dos expediciones contra los
patriotas de Chile formado por regimientos realistas de Arequipa y Lima y batallones expedicionarios europeos. En 1814
la primera expedición permitió la reconquista de Chile en laBatalla de Rancagua. En 1817 tras el triunfo de las armas
patriotas en la Batalla de Chacabuco, otra vez se recurrió al Ejército Real del Perú para salvar la monarquía, y una
segunda expedición parte en 1818, obtuvo una victoria en la Batalla de Cancha Rayada, pero finalmente fue destruida
por José de San Martín en la batalla de Maipú.
Para llevar adelante la independencia del Perú se firmó el 5 de febrero de 1819 un tratado entre Argentina y Chile. El
General José de San Martín creía que la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata no estaría
totalmente segura mientras el Perú fuera un importante bastión de las fuerzas realistas.
Después de la batalla de Maipú, con la consolidación de la independencia de Chile, se organiza una fuerza militar
anfibia para intentar la independencia del Perú. Esta empresa en un principio sería financiada conjuntamente por los
gobiernos de Argentina y de Chile, pero debido a la situación de anarquía en las provincias rioplatenses, el gobierno de
Buenos Aires se desentiende de los presupuestos, siendo la casi totalidad de los costos asumidos por el gobierno de
Chile dirigido por Bernardo O'Higgins. Se determinó que el mando del ejército asuma José de San Martín y el comando
de la escuadra en el almirante Thomas Alexander Cochrane.
El 21 de agosto de 1820 se embarcó en Valparaíso la Expedición Libertadora del Perú bajo bandera chilena. Contaba
con un ejército de 4.118 efectivos. El 7 de septiembre la Expedición Libertadora arriba a las playas del Paracas, en la
bahía de Pisco en la actual Región Ica en el Perú, y el día 8 de septiembre de 1820, desembarca y ocupa Pisco. El 15
de septiembre de 1820, el virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela, proclamó la restauración de la Constitución de Cádiz
de 1812, y envió una carta a San Martín ofreciéndole entrar en negociaciones. El día 15, San Martín aceptó, y a partir
del día 25 de septiembre, los patriotas y realistas se reunieron en las Conferencias de Miraflores que concluyeron el 4
de octubre sin llegar a ningún acuerdo.
Inicio de la campaña del Perú.
El 9 de octubre de 1820 se produce el alzamiento del batallón realista de granaderos de la reserva del Cuzco que
culmina con la proclamación de la independencia de Guayaquil. El 21 de octubre de 1820 el General José de San
Martín crea la bandera del Perú.
Las acciones de guerra de la expedición libertadora comienzan con la Primera campaña de Arenales a la sierra del
Perú, y abarca todas las operaciones militares del general Juan Antonio Álvarez de Arenales en la sierra entre el 4 de
octubre de 1820 que parten de Pisco, hasta el 8 de enero de 1821 cuando se reúnen nuevamente con San Martín en
Huaura. Arenales pasó por la ciudad de Huamanga (Ayacucho) y declaró su independencia el 1 de noviembre de 1820.
El 6 de diciembre tuvo lugar la Batalla de Cerro de Pasco, batiendo una división realista enviada por Pezuela. El 23 de
octubre de 1820 la expedición libertadora se reembarca con destino a Ancón y seguidamente el 9 de noviembre al
puerto de Huacho. El marino Cochrane captura en el Callao la fragata Esmeralda el 9 de noviembre dando un golpe
mortal a la marina realista en el Pacífico. El 2 de diciembre de 1820 el batallón realista Numancia se sublevó pasándose
a los patriotas. El 29 de diciembre de 1820 marqués de Torre Tagle se declara la independencia de Trujillo. El 4 de
enero de 1821 se reunió el cabildo de Piura siguiendo el ejemplo de la intendencia de Trujillo. El 8 de enero de 1821 la
columna de Álvarez de Arenales regresa de su incursión en la sierra central se reincorporó al Expedición Libertadora en
la costa.
El 29 de enero de 1821 los jefes españoles dan un ultimátum al virrey Pezuela para que abandone el mando del
virreinato peruano que recae en el general José de la Serna. En marzo de 1821 se produce la incursión de Miller y
Cochrane sobre los puertos de Tacna y Arica. El 5 de junio de 1821, el nuevo virrey del Perú anunció a los limeños que
abandonaba Lima y ordenaba una fuerza resistir en el Primer sitio del Callao, al amparo de la Fortaleza del Real Felipe.
El ejército realista al mando del general Cantérac deja Lima, rumbo a la sierra, el 25 de junio de 1821. Álvarez de
Arenales fue enviado en misión de observar el repliegue de los realistas a la sierra sin empeñar su ejército en una
batalla frontal por orden de San Martín. Dos días después entraba en Lima el grueso del ejército patriota. Bajo el temor
al pillaje o rebeliones se solicitó a José de San Martín a ingresar en la ciudad.
Acta y proclamación de la independencia del Perú
En Lima, el general José de San Martín invitó al Cabildo y población de Lima a jurar la Independencia. La firma del Acta
de Independencia del Perú tuvo lugar el 15 de julio de 1821. Manuel Pérez de Tudela, letrado arequipeño, más tarde
Ministro de Relaciones Exteriores, redactó el Acta de la Independencia©. El almirante Cochrane fue recibido en Lima el
17 de julio. El sábado28 de julio de 1821, en una ceremonia pública muy solemne, José de San Martín, enunció la
célebre proclamación de la Independencia del Perú. Primero lo dijo en la Plaza Mayor de Lima, después en la plazuela
de La Merced y, luego, frente al Convento de los Descalzos. Según testigos de la época, a la Plaza Mayor asistieron
más de 16.000 personas. El libertador con una bandera peruana en la mano, exclamó:
“DESDE ESTE MOMENTO EL PERÚ ES LIBRE E INDEPENDIENTE POR LA VOLUNTAD GENERAL DE LOS
PUEBLOS Y POR LA JUSTICIA DE SU CAUSA QUE DIOS DEFIENDE. ¡VIVA LA PATRIA!, ¡VIVA LA LIBERTAD!,
¡VIVA LA INDEPENDENCIA!” José de San Martín. Lima, 28 de julio de 1821.

Basil Hall, capitán de la marina británica, dice que al comenzar la ceremonia: Sus palabras fueron recogidas y repetidas
por la multitud que llenaba la plaza y las calles adyacentes, mientras repicaban todas las campanas y se hacían salvas
de artillería entre aclamaciones como nunca se había oído en Lima.
Fragmentos de la carta que mandó Tomás Guido, amigo de San Martín, a su esposa sobre las Ceremonias de 28 de
Julio de 1821:
"...El 28 del mes anterior se juró en esta capital la Independencia del Perú. No he visto en América un concurso ni más lucido ni más
numeroso. Las aclamaciones eran un eco continuado de todo el pueblo... Yo fui uno de los que pasearon ese día el estandarte del
Perú independiente... Jamás podría premio alguno ser más lisonjero para mí, que ver enarbolado el estandarte de la libertad en el
centro de la ciudad más importante de esta parte de América, cumpliendo el objeto de nuestros trabajos en la campaña ... ). En esa
misma noche se dio refresco y baile en el cabildo. Ninguna tropa logró contener la aglomeración de gente y no pudo lucir el ambiguo
que se preparó para los convidados (...). En la noche siguiente se dio en el palacio del general un baile, al que asistieron todas las
señoras, esto requeriría una descripción particular para lo que no tengo tiempo. La compostura con que se presentaron aquellas era
elegante... Yo bailé mi contradanza de etiqueta con una señora y me separé con mis amigos a analizar los efectos de la política del
gobierno antiguo" Tómas Guido

San Martín abandona el Perú


José de la Serna, al mando del virreinato, traslada su cuartel de operaciones al Cuzco, y trata de auxiliar el Callao, y con
dicho propósito mandó a la costa tropas al mando de Cantérac que arriban a Lima el 10 de septiembre de 1821, y sin
que las tropas patriotas detengan su avance, llegó hasta el Callao y se unió a las fuerzas sitiadas del general José de
La Mar, en el Castillo del Callao o Fortaleza del Real Felipe. Luego de dar a conocer las órdenes del virrey y de
avituallarse, regresó a la sierra el 16 de septiembre de ese año. El mando patriota que contaba con 7.000 efectivos y
3.000 montoneros, reaccionó tarde. Las tropas patriotas al mando del general Guillermo Miller persiguieron la
retaguardia del ejército realista, produciéndose escaramuzas principalmente por la acción de los montoneros patriotas.
Cantérac y La Serna, lograron reunirse en Jauja el 1 de octubre de 1821.
Antonio José de Sucre, en Guayaquil, solicitó ayuda a San Martín y desde Piura el 15 de enero de 1822 se puso en
marcha la Expedición Auxiliar de Santa Cruz a Quito. Posteriormente en la Entrevista de Guayaquil los dos libertadores
trataron el tema de a quien correspondía la soberanía sobre la Provincia Libre de Guayaquil, y cuál sería la solución
para la independencia del Perú y el sistema político que se instalaría: uno monárquico constitucional como deseaba San
Martín, o Republicano como lo quería Bolívar. Pero siempre ambos sistemas independientes de España. La entrevista
se saldó favorablemente para los intereses de la Gran Colombia que ratificó su anexión de Guayaquil. Tras la Entrevista
de Guayaquil José de San Martín terminaría abandonando el Perú el 22 de septiembre de 1822.
Por indisposición contra San Martín, el almirante Lord Cochrane se había retirado del Perú el 10 de mayo de 1822,
siendo reemplazado en el mando de la escuadra peruana por Martín Guisse. Cochrane consideraba que “el
protectorado que estaba ejerciendo San Martín carecía de decisión, se mostraba dubitativo y su contribución no era
realmente apreciada ni aprovechada”. En abril de 1822 se produce otra incursión realista a la costa de Cantérac que
destruye un ejército patriota en la Batalla de Ica. Por último en octubre de 1822 se pone en marcha las infructuosas
operaciones sobre los puertos intermedios del sur peruano dirigidas por el general Rudecindo Alvarado y que concluye
casi con la destrucción de la división de los Andes.
Simón Bolívar y la corriente del Norte y el fin colonial en Ayacucho.
Tras la proclamación de independencia del estado peruano el proceso parecía estancado por la resistencia militar
española, y la inestabilidad del protectorado. Así, mientras la costa y el norte del Perú eran independientes, la sierra
peruana y el Alto Perú seguían siendo realistas. El virrey La Serna había restablecido su sede de gobierno en el Cuzco.
Mientras el motín de Balconcillo fue el primer golpe de Estado que hubo en el Perú y el inicio del caudillaje militar
(Primer Militarismo); vale decir, un alzamiento de militares en Lima, el 27 de febrero de 1823, que pidió la proclamación
de José de la Riva Agüero como Presidente de la República. Una nueva campaña militar dirigida por el general Santa
Cruz que trata de terminar con el Ejército Real del Perú también es derrotada.
La conclusión de la guerra en el Perú vendría con la intervención de la Gran Colombia. Ante la retirada del Protector, y
tras las derrotas militares del presidente Riva Agüero, el Congreso peruano decidió solicitar en 1823 la intervención de
Simón Bolívar. Bolívar ya había enviado antes al general Antonio José de Sucre, quien mantuvo la autonomía de las
agrupaciones militares de Colombia, sin comprometerlas en las campañas de intermedios. Bolívar tras acabar con la
resistencia de los pastusos en la batalla de Ibarra, se embarcó y arribó a Lima el 10 de septiembre de 1823.
En 1824, desarticulado el ejército realista por la Rebelión de Olañeta en el Alto Perú, dio lugar la campaña militar de
Junín y Ayacucho que sería favorable a los patriotas. El Ejército Unido Libertador del Perú triunfó en la batalla de Junín
a las órdenes del Libertador Simón Bolívar, y en la batalla de Ayacucho a las órdenes del general Antonio José de
Sucre. La capitulación de Ayacucho puso fin al virreinato peruano.
Sucre cruza el río Desaguadero con la división de Córdova y la división del Perú del ejército libertador. Bastiones y
unidades realistas capitulan unas tras otras. La guerra regular en el Alto Perú termina con el combate de Tumusla. El
gobierno del Perú (lo mismo que el rioplatense el 9 de mayo de 1825), emite un decreto donde pide la delimitación de la
fronteras y también deja en libertad a Simón Bolívar para resolver la pertenencia del Alto Perú a la Argentina o el Perú,
o la independencia de Bolivia que fue lo que finalmente ocurrió.
Resolución del Congreso constituyente del Perú se deja al juicio del Libertador el establecimiento de un gobierno provisorio en las
provincias indemnización para el caso de que las Altas queden separadas de las del Perú. Decreto del 23 de febrero de 1825:
artículo 3º: que si verificada la demarcación según el artículo constitucional resultaren las provincias Altas separadas de esta
república el gobierno a quien pertenecieren indemnizará al Perú los costos causados en emanciparlas.
La guerra sin embargo continuaría hasta su conclusión en el año 1826 con la Campaña de Chiloé y la rendición de la
fortaleza del Real Felipe.
El 4 de septiembre de 1826, Bolívar se embarca en el bergantín "Congreso" con dirección a Colombia y no regresaría
más al Perú.
EL ACTA DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ
El Acta de la Independencia del Perú se conserva en la Municipalidad de Lima.
El domingo 15 de julio de 1821, cumpliendo el pedido de San Martín, el alcalde Conde de San Isidro convocó a los
vecinos en cabildo abierto. Sin embargo, no fueron citados todos los ciudadanos de Lima, sino solo los regidores
perpetuos, los títulos de Castilla, los miembros de las órdenes militares, el cabildo eclesiástico y los titulares de familias
distinguidas. El resto fue totalmente excluido, incluido el pueblo llano.
Redacción
Reunido el cabildo, el pueblo limeño se agolpó en las afueras del edificio, gritando su adhesión a la causa
independentista. En medio de ese bullicio, los cabildantes, que eran mayormente viejos representantes del colonialismo,
se apresuraron a aprobar el Acta de la Independencia, que fue redactada por el abogado Manuel Pérez de Tudela,
quien más tarde sería el Ministro de Relaciones Exteriores de la nueva Nación.
Contenido
"En la ciudad de Los Reyes, el quince de Julio de mil ochocientos veintiuno. Reunidos en este Excmo. Ayuntamiento los
señores que lo componen, con el Excmo. e Ilmo. Señor Arzobispo de esta santa Iglesia Metropolitana, prelados de los
conventos religiosos, títulos de Castilla y varios vecinos de esta Capital, con el objeto de dar cumplimiento a lo prevenido
en el oficio del Excmo. Señor General en jefe del ejército Libertador del Perú, Don José de San Martín, el día de ayer, cuyo
tenor se ha leído, he impuesto de su contenido reducido a que las personas de conocida probidad, luces y patriotismo que
habita en esta Capital, expresen si la opinión general se halla decidida por la Independencia, cuyo voto le sirviese de norte
al expresado Sr. General para proceder a la jura de ella. Todos los Sres. concurrentes, por sí y satisfechos, de la opinión de
los habitantes de la Capital, dijeron: Que la voluntad general está decidida por la Independencia del Perú de la dominación
Española y de cualquiera otra extranjera y que para que se proceda a la sanción por medio del correspondiente juramento,
se conteste con copia certificada de esta acta al mismo Excmo. Y firmaron los Sres.: El Conde de San Isidro- Bartolomé,
Arzobispo de Lima, Francisco Javier de Zárate, El Conde de la Vega de Ren, El Conde de las Lagunas, Toribio Rodríguez,
Javier de Luna Pizarro, José de la Riva Agüero, El marqués de Villa fuerte ..."
Firma
Firmaron esta acta 339 prohombres de la ciudad. Entre otros, el conde de San Isidro (Alcalde), Bartolomé, (Arzobispo
de Lima), Francisco de Zárate (Regidor), Simón Rávago, Francisco Vallés (Regidor), José Manuel Malo de Molina
(Regidor), Pedro de la Puente, (Regidor), el conde de la Vega del Ren (Regidor), fray Gerónimo Cavero, Antonio Padilla
(Síndico procurador general), José Mariano Aguirre, el conde de las Lagunas, Javier de Luna Pizarro, José de la Riva-
Agüero, el marqués de Villafuerte, etc. Segundo Antonio Carrión, Juan de Echeverría y Ulloa (Regidor), etc.
En la primera página firmaron las personas mencionadas. Posteriormente la rubricaron 3504 personas de diversos
sectores sociales. Según el historiador Timothy Anna, la gran mayoría firmó por miedo a las tropas de ocupación. Otros,
por ambición de recompensas y nombramientos. También había gente de elevado espíritu patriótico. Se sabe de
españoles y criollos que se escondieron para no firmar el Acta, temerosos de las represalias del Virrey cuando
recuperase Lima. Al respecto, sobre la caída del gobierno español del Perú, escribe: Además, dos semanas después de
la Declaración de la independencia cuarenta y tres de los sesenta y cuatro miembros del Consulado huyeron. Solo
diecisiete de los miembros del Consulado firmaron la Declaración. También señala que muchas personas prominentes
firmaron la Declaración de Independencia y posteriormente huyeron del país... Más aún, de los que firmaron la
Declaración de Independencia, muchos retornaron al bando realista
Tanto la firma del Acta como la proclamación de la Independencia del Perú fueron meras formalidades, podría decirse
hasta simbólicas. Las fuerzas realistas continuaron dominando las regiones más extensas, más pobladas y más ricas
del país: la sierra central y todo el sur peruano, teniendo como nueva capital virreinal al Cuzco. De hecho, Lima volvió a
ser ocupada eventualmente por las tropas realistas. No sería sino hasta 1824 cuando se pondría fin a la dominación
española en el Perú.

Firmantes del Acta


• Bartolomé María de las Heras, arzobispo de Lima.• Francisco Valdivieso y Prada.• Francisco Xavier
de Echagüe.• Francisco Xavier de Luna Pizarro, secretario del Cabildo. • Fray Gerónimo Cavero.• Hipólito
Unanue• Isidro de Cortázar y Abarca, V Conde de San Isidro, alcalde de Lima. • José Cavero y Salazar.•
José de Larrea y Loredo.• José de la Riva Agüero, VI marqués de Montealegre de Aulestia.
• José de Morales y Ugalde.• José Ignacio Palacios.
• José Mariano de Aguirre• José María Sancho-Dávila y Salazar, II marqués de Casa Dávila.
• José Matías Vázquez de Acuña y Rivera, VII Conde de la Vega del Ren, regidor.
• Manuel Bartolomé Ferreyros.• Manuel de la Puente y Querejazu, VI marqués de Villafuerte.
• Manuel Salazar y Baquíjano, IV conde de Vista Florida.
• Mariano José de Arce.• Nicolás de Araníbar.
• Pedro de la Puente, regidor. • Simón de Ontañón y Ximénez de Lobatón, II conde de Las Lagunas.
• Toribio Rodríguez de Mendoza, sacerdote y ex rector del Convictorio de San Carlos.

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