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TEXTO BIBLICO

Ustedes estudian con diligencia las Escrituras porque piensan que en ellas hallan la vida
eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor! Sin embargo, ustedes no quieren
venir a mí para tener esa vida.
Juan 5:39-40
Nueva Versión Internacional

INTRODUCCIÓN

Hoy al igual que en el judaísmo de los tiempos de Jesús, la mayoría de los cristianos

procuramos el estudio diligente de las escrituras. Esta práctica se procuró desde los principios

del cristianismo, la prueba de esto es la aparición temprana de las diferentes escuelas de

interpretación y de la ortodoxia, en constante lucha contra la heterodoxia o “desviación

doctrinal del pensamiento mayoritario de la Iglesia”.1 La historia nos recuerda que el

cristianismo no fue un movimiento monolítico, de hecho Antonio Piñero concluye que: “el

cristianismo primitivo fue tan complejo y variado desde sus inicios… que nunca constituyó

una realidad estática, sino dinámica.”2

Esta realidad dinámica ocasiono, por desgracia, el surgimiento de divisiones,

descalificaciones y la separación de definitiva entre ortodoxia y heterodoxia acompañada de

la afirmación de una “sana doctrina” que delimitaba el sistema de creencias propio de cada

grupo, y la tendencia de descalificar a los del grupo contrario. Este “mal”, no por la diversidad

de opiniones, sino por la tendencia de descalificar al otro, ha perdurado por siglos hasta llegar

al presente. De tal manera que hoy existen un sin número de confesiones, denominaciones o

movimientos religiosos, cuyo centro es la persona de Jesús, el Cristo.

1
Antonio Piñero, “Los cristianismos derrotados”, pág. 27.
2
Ibid. Pág. 21
COMENTARIO

En el texto en cual se basa la presente reflexión, se le presenta al lector una escena en

la que Jesús da por sentado que sus compatriotas tienen como valor central el estudio de las

escrituras, con el propósito de encontrar en ellas vida eterna. Lo paradójico de este asunto es

que ellos no respondieron a la palabra de Jesús, autor y dador de la vida (vv. 21), aunque las

escrituras de hecho dan testimonio a favor de él.

La pregunta que surge es: ¿Por qué los judíos no quieren creer en Jesús, a pesar de

que las escrituras que ellos estudian y tienen en gran estima, hablan en su favor? La respuesta

que propongo, y que no es para nada definitiva, nos remite a los primeros 18 versículos del

capítulo 5 donde Jesús, después de haber sanado a un paralítico, es cuestionado porque hizo

esto en sábado y además porque “decía que Dios era su Padre, y que por eso era igual a

Dios.”3 Las dos cosas que causaron molestias dejan ver que los judíos, no solamente eran

estudiosos de las escrituras, sino que eran férreos defensores de la rigurosidad con que ellos

guardaban las leyes como fruto de su estudio. El problema aquí no es el mensaje mismo de

las escrituras, sino la interpretación particular que los judíos les dieron, de tal qué manera

que cualquier conclusión o enseñanza diferente a la que ellos habían llegado se le consideraba

herética.

Afortunadamente hoy no todo es negativo, pues algunas iglesias están tomando

iniciativas para revertir esta situación. Cito aquí solo dos ejemplos:

1. “la reconciliación oficial y pública el 22 de julio de 2010, después de un diálogo


de ocho años, entre Luteranos y Menonitas, siendo que por más de cinco siglos
estas dos comunidades cristianas estuvieron separadas como consecuencia de las
discrepancias teológicas, no solo teóricas sino prácticas, surgidas en el siglo
XVI”4

3
Juan 5:18, “Nueva Versión Internacional”.
4
Cesar Moya, “Muros caídos, comunidades erigidas; la metáfora de la reconciliación en Efesios 2:11-22”, en
RIBLA No.68, pág. 56.
2. El Consejo Mundial de Iglesias que se define a sí mismo como:

“una comunidad de iglesias que confiesan al Señor Jesucristo como Dios y


Salvador según el testimonio de las Escrituras, y procuran responder juntas a su
vocación común, para gloria del Dios único, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es una
comunidad de iglesias en camino hacia la unidad visible en una sola fe y una sola
comunión eucarística, expresada en el culto y la vida común en Cristo. Trata de
avanzar hacia esa unidad, que Jesús imploró por sus seguidores, "para que el
mundo crea" (Juan 17:21).”5

Conclusión

Procurar la paz, el amor y la unidad, que son temas centrales de la enseñanza de Jesús,

dejando atrás todo tipo de descalificaciones entre denominaciones u organizaciones

cristianas, sobre todo las que surgen de presupuestos doctrinales, tomando en cuenta que todo

acercamiento al texto bíblico esta medido por la subjetividad del lector, por lo cual su

conclusión nunca llegara a ser totalmente objetiva, mucho menos absoluta. En este sentido

debemos optar por la mutua edificación fruto, del diálogo y el trabajo conjunto, hasta llegar

a la unidad plena sabiendo que: “El que no está contra nosotros está a favor de nosotros.”6

5
Tomado de: https://www.oikoumene.org/es/about-us
6
Marcos 9:40, “Nueva Versión Internacional”.

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