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Gastronomía de Nueva Zelanda

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Pavlova el postre nacional de Nueva Zelanda.

La Gastronomía de Nueva Zealanda está caracterizada por los elementos más frescos
y más jóvenes. La diversidad se debe a su juventud relativa, en términos mundiales, ya
que trae consigo una buena voluntad de experimentar con los platos. La frescura se debe
a su océano circundante y sus tierras fértiles. Su distinción más relevante acerca del
estilo a la hora de comer sea la manera que los habitantes de Nueva Zelanda comen -
generalmente prefiriendo estar relajados y tan pausados como sea posible.

La cocina de Nueva Zelanda ha sido descrita como Borde pacífico, tomando la


inspiración de los pueblos de Europa, Asia, Polinesia así como de sus etnias indígenas,
los Maoríes. Para los platos existe un estilo distintivo propio de Nueva Zelanda, hay
cordero, cerdo y venado, salmón, langosta, ostras, paua (abalone), mejillón, vieiras, pipi
(vivalvo típico de Oceanía) and tuatua (cuyo nombre científico puede ser Paphies
donacina y Paphies subtriangulata ambos son moluscos típicos de Nueva Zelanda);
kumara (batata), kiwi, tamarillo, feijoa, Hokey Pokey Ice Cream y la afamada pavlova,
el considerado como postre nacional.

Contenido
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• 1 Vinos
• 2 Cocina casual Kiwi
• 3 Platos
• 4 Postres

• 5 Enlaces externos

[editar] Vinos
Artículo principal: Vinos de Nueva Zelanda

Es posible que en Nueva Zelanda los vinos sean quizás incluso más cocnocidos que la
carne de cordero. Existen 10 centros productores de vino en Nueva Zelanda, con
Marlborough afamado por su sauvignon blanc, Gisborne por su chardonnay, y el
Central Otago y Martinborough elaborando su reputación para el pinot noir y el pinot
gris. Hawkes Bay es conocido por su oscuro cabernet y Auckland Waiheke Island es el
hogar de uno de los más reputados cabernets del mundo. Marlborough y Hawkes Bay
son dos regiones con premios internacionales.

[editar] Cocina casual Kiwi


El verano de Nueva Zelanda muestra muchos lugares al aire libre donde se celebran
comidas casuales, a menudo barbacoas. Las barbacoas Kiwi se caracterizan por el uso
de ternera, cordero y pescado - son un aparte fundamental de la cultura de Nueva
Zelanda, y caracterizan la naturaleza relajada de la gente de Nueva Zelandia.

Una especialidad Maorí es el hangi (pronunciado hung-ee), elaborado con carnes o


pescado cocinados con vegetales. Se excava un agujero profundo en el suelo, se ponen
piedras al rojo y los alimentos se ponen en la parte superior. Se espolvorea agua y se
rodea el plato con la vegetación, se tapa el agujero con tierra y se deja cocinar durante
horas.

La cocina de Nueva Zealanda tiene una afición a los muy tradicionales fish and chips,
que se sirven en un papel envuelto (cucurucho), herencia de la cocina colonial inglesa.

[editar] Platos
Los platos típicos de Nueva Zealanda incluyen:

• Fish and chips. Son muy similares a los ingleses


• Colonial Goose (una sorprendente y efectiva preparación de pierna de cordero
asada)

[editar] Postres
• Pavlova (un merengue suave y ligero que tiene su nombre en honor de la
bailarina de ballet, Anna Pávlova)
• Lamingtons (una especie de pastel esponjoso (elaborado de forma más
tradicional con mantequilla) cubierto de chocolate o mermelada de frambuesa y
coco desecado)
• Anzac biscuits

Cultura

La cultura de los maoríes

Nueva Zelanda, uno de los extremos de la gran área polinesia, estaba habitada, antes de
la llegada de los europeos, por pueblos maoríes que, según la tradición, se establecieron
allí en sucesivas migraciones, iniciadas hacia el siglo X y concluidas en el XIV,
procedentes de la Polinesia oriental (islas Cook, de la Sociedad o incluso Hawaii). Estos
pueblos tuvieron que adaptar su economía y su organización social a las nuevas
condiciones ambientales y, aislados del resto del mundo, crearon una cultura original.

Después el punto de vista artístico, a partir de las premisas de un antiguo estilo de la


Polinesia centro oriental, llegaron a las realizaciones ornamentales que caracterizan su
arte. La escultura, su manifestación más representativa, comprende tres tipos de obras:
estatuas de bulto redondo, frisos ornamentales, y proas y popas de piraguas talladas. Los
temas preferidos son la figura humana estilizada y los motivos geométricos, es rara la
representación de animales. Casi toda la escultura tiene valor funcional y decorativo,
salvo algunas imágenes de significado religioso, como la de Marakihau, el mítico ser
marino de rostro humano y lengua bífida que se representa esquemáticamente, con las
manos abiertas sobre el vientre, labrado en relieve sobre una placa rectangular, a veces
calada. El rasgo más característico es la tupida decoración incisa.

Hay estatuillas masculinas, con rostros y cuerpo cubierto de dibujos a modo de tatuajes
y la cabeza adornada con cabello natural, semejantes en muchos aspectos a las halladas
en Tonga, Cook y Hawaii. Quizás son las únicas imágenes objeto de culto.

En el relieve, el arte maorí hace gala de toda su habilidad técnica. La figura humana,
aislada o en grupo, se destaca sobre un fondo de motivos geométricos calados, el rostro
se caracterizaba por una gran boca `de la que suele salir una lengua triangular' con el
labio superior muy arqueado, en forma de ocho. La decoración de motivos curvos y en
espiral, junto con la figura humana, aparece en las partes talladas de las piraguas en los
tatuajes faciales.

Entre los mejores ejemplos del arte maorí se debe recordar los ornamentos pectorales de
jade, labrados en forma del mítico hei-tiki, ser humano de cuerpo deforme, las mazas de
guerra, hechas de madera o de hueso, y los grandes estuches de madera. En todos estos
objetos la trama del dibujo se extiende en volutas y meandros de exquisitas elegancia y
sensibilidad decorativa.

El análisis de la música maorí permite seguir la evolución de la música polinesia, pues


parece que Nueva Zelanda ha conservado la más pura tradición. El canto épico
conmemorativo y narrativo, y el canto que acompaña la danza son las dos principales
manifestaciones de la música popular neozelandesa. Es pobre la tradición instrumental:
se conocen algunos tipos de flauta, denominados putorino y koauau. Se emplean
tambores, pero no para marcar el ritmo de la danza, sino como medio de comunicación
entre lugares lejanos. El baile nacional, la haka, se marca con palmas y golpeando el
suelo con los pies.

La antigua música popular de los maoríes se componía, casi por entero, de canciones,
las waiata, divididas en varios grupos, según su estilo y su función ritual o social. En
especial, la épica guerrera encuentra su natural expresión en las enfáticas y
declamatorias figuras rítmicas de la haka: son gritos y golpes rítmicos que deben
intimidar al adversario e infundir valor guerrero maorí (en la actualidad, esta danza se
ejecuta en ceremonias de recepción a visitantes extranjeros).
Esta música maorí ha sobrevivido hasta hoy entre los grupos más primitivos, a través de
un largo proceso de decadencia y corrupción. Los cantos presentan un ritmo muy
controlado y limitadas variaciones melódicas. Las canciones épicas y narrativas evocan
los acontecimientos de la historia y de la mitología nacional, y comprenden numerosos
himnos celebrativos.

Tradiciones y costumbres

A diferencia de los australianos, que por diversas razones han ido perdiendo las
tradiciones de la madre patria, los neozelandeses han modificado muy poco sus
costumbres de ingleses transplantados al hemisferio austral. Asimismo, a principios del
siglo XX, se produjo un notable fenómeno de urbanización, se formaron muchas
ciudades de tamaño mediano, pobladas por unos miles de habitantes, en las que la vida
se centraba sobre una calle principal con grandes almacenes. Caracteres menos
provincianos tienen las cuatro ciudades con funciones de polos regionales de ambas
islas. Desde el punto de vista del urbanismo son semejantes a las ciudades europeas,
sobre todo inglesas, con un centro directivo y comercial, formado por palacios de estilos
diversos que albergan bancos, oficinas, comercios y salas de cine, en torno al cual se
extienden los barrios residenciales, compuestos con frecuencia por casas de madera,
cubiertas por planchas onduladas, y delante al pequeño jardín, repartidas por calles
tranquilas y arboladas, donde la familia encuentra su intimidad.

Tradiciones maoríes desaparecidas

Los maoríes, después de la llegada de los europeos, vieron restringirse su territorio hasta
quedar concentrados en reservas como las de Te Ika, en Maui (isla del norte). Al
principio fueron guerreros, pero se han ido convirtiendo en campesinos y ganaderos,
que viven como los europeos en pequeñas factorías madereras, con tendencia a
desarrollar una economía de carácter individual, al contrario del sistema comunitario de
otro tiempo. Sus esculturas tradicionales han desaparecido y su espíritu artístico parece
haber muerto para siempre. La atracción de las ciudades es muy grande, por lo que
muchos abandonan su tierra y su tribu para integrarse, incluso en condiciones poco
favorables, en las grandes urbes.

La organización social maorí era aristocrática. La población se dividía en grandes tribus


independientes entre sí, cuyos antepasados respectivos eran los míticos navegantes de la
gran migración oceánica. Cada tribu -que llevaba el nombre de una de las canoas de la
flota: arawa, aotea, matatua, tainui, etc- se dividía en tribus secundarias, a su vez
repartidas en familias, hapu.

El descendiente de una larga lista de nobles antepasados era el jefe de la tribu, el ariki
rangi, es decir el representante del cielo (rangi). Su importancia y prestigio (mana)
dependían de la antigüedad de su árbol genealógico. Después del ariki venían los
tohunga, los sacerdotes, quienes por la cantidad de mansiones que les eran confiadas, se
convertían en los personajes más influyentes de la sociedad. Les correspondía prever los
destinos de la tribu, alejar los tapu (tabú), defender de los sortilegios, purificar a los
niños, ocuparse de las honras fúnebres, además eran astrólogos, botánicos, poetas,
historiadores y preceptores de los jóvenes jefes y de los hijos de la nga tangata
rangatira, los nobles que formaban la clase media de los nga tutua, compuesta sobre
todo por los guerreros. Por fin, últimos entre los últimos eran los esclavos, nga taure
kareka, considerados como objetos de los que cada uno podía disponer a su capricho. A
pesar de esta estructuración tan presisa de poderes y deberes, la autoridad de los jefes no
era muy grande. En efecto, para asuntos importantes que afectaban a toda la tribu, el
ariki debía ser consultado siempre, pero sus decisiones no eran observadas
necesariamente. Sólo si poseía una fuerte personalidad, y si era apoyado por la
influencia mística de algunos tohunga, un jefe lograba ejercer una auténtica aristocracia.

El nacimiento y el matrimonio tenían gran importancia entre los maoríes. Al recién


nacido se le consideraba impuro, pues estaba poseído por el tapu de la madre, y sólo el
tohunga podía liberarlo, volverlo noa, con una ceremonia en la que a veces se le
imponía al mismo tiempo el nombre. Para casarse, los maoríes no hacían tanta
ceremonia como para los motivos o celebraciones más simples, desde el momento en el
que una mujer se quedaba a dormir una noche con el hombre de su gusto, la unión
quedaba formalizada ante la tribu. No ocurría lo mismo si era el hombre el que iba a
casa de la mujer.

Los maoríes era guerreros en constante alerta, pues en las aldeas el estado de guerra no
se interrumpía prácticamente y el factor sorpresa desempeñaba un papel importante en
la victoria. Cuando una expedición iba al combate, el tohunga debía hacer sus presagios:
plantaba en el suelo tantos palos como eran los jefes y los mejores guerreros, y, por el
número de los abatidos por la brisa nocturna, se predecía la suerte de la expedición. Otra
ceremonia previa al combate era el rapado de la cabeza. En cuanto al armamento, éste
no podía ser más simple, pero al mismo tiempo ferfecto en su funcionalidad mortífera.
El instrumento de lucha más común era una especie de maza corta en forma de espátula,
con los bordes y la punta muy afilados. La más apresiada era de jade verde y se llamaba
meré, había otros tipos: de basalto (patu onewa), de hueso de ballena (patu paraoa) y de
madera (tumera). Otra arma muy usada era el taiaha, o hani, una especie de venablo
fabricado con madera dura y teniendo cerca de un metro y medio de longitud total.

Bibliotecas y museos

En Nueva Zelanda hay más de 2.000 bibliotecas. La ley de 1965 sobre Bibliotecas
nacionales instituyó la Biblioteca Nacional en la ciudad de Wellington, mediante la
unión de otras. La biblioteca pública de Auckland contiene 1,2 millones de volúmenes.
Otras bibliotecas importantes son: la Biblioteca de la Universidad de Otago, en Dunedin
(1,2 millones de volúmenes), la de la Universidad de Canterbury, en Christchurch (1,2
millones de volúmenes), la biblioteca pública de Wellington (525.000 volúmenes) y la
de Dunedin con 520.000 volúmenes.

Literatura

Poco después de la llegada de los europeos a Nueva Zelanda, la historia y leyendas


maoríes de transmisión oral, se complementaron con los relatos escritos por los
primeros viajeros, como los del capitán James Cook, quién visitó el país en 1769.
Durante los cien primeros años de asentamientos europeos (de 1820 a 1920), los textos
más importantes eran los correspondientes a los periódicos o relatos verídicos que
hablaban de la vida de los pioneros, como lo es el caso de El primer año del
asentamiento de Canterbury (1863) del novelista inglés Samuel Butler. Sólo unos pocos
colonos fueron capaces de plasmar con propia voz la preocupación general por la
tradición cultural de la época. Entre ellos destacan los novelistas William Satchell y
Jane Mander, y los poetas R.A.K. Manson y Blanche Edith Baughan, aunque fue
Katherine Mansfield, coetánea a todos ellos, quién ganó la atención de los lectores sobre
las peculiaridades de Nueva Zelanda. En su corta vida, consiguió una gran reputación
internacional y escribió su obra dentro de una tradición literaria de Nueva Zelanda.
Hasta la década de 1970, Mansfield junto con el escritor de novelas policíacas Ngaio
Marsh y la novelista Sylvia Ashton-Warner, destacaron de entre el pequeño elenco de
escritores conocidos fuera del país.

La depresión económica de la década de 1930 y la II Guerra Mundial ayudaron a


reforzar el creciente sentimiento de identidad nacional, que quedó expresado a partir de
1945 por una nueva generación de escritores poscoloniales. A lo largo de las décadas de
1950 y 1960, la poesía floreció de manos de Allen Curnow y James K. Baxter. Curnow
sigue publicando en la década de 1990. Entre los poetas de generaciones anteriores y
posteriores, cabe destacar a Kendrick Smithyman, C.K. Stead, Dennis Glover y Vincent
O´Sullivan, quien además es dramaturgo y exponente del relato corto actual. Las
generaciones de 1970 y 1980, cuentan con Lan Wedde, Bill Manhire, Leigh Davis,
Elizabeth Smither y Heather McPherson como figuras más representativas.

La figura más sobresaliente de la novela de ficción de posguerra fue Frank Sargeson,


escritor de relatos cortos y novelista cuya obra perduró durante casi cinco décadas, hasta
su muerte en 1982. Su plena dedicación a la escritura y a la búsqueda del lenguaje que
expresará la voz de Nueva Zelanda sirvió de inspiración a muchos escritores
posteriores. Entre sus protegidos están Maurice Duggan y Janet Frame. La primera obra
de Frame se publicó en 1952, pero no fue hasta la década de 1980, con la publicación de
su autobiografía en tres volúmenes, cuando alcanzó renombre internacional. Otros
escritores importantes cuyas obras se publicaron a partir de la década de 1970 son
Maurice Gee, Maurice Shadbolt y Keri Hulme (literatura maorí).

Literatura maorí

La mayor parte de la rica tradición oral del pueblo maorí la recogieron los eruditos
europeos a finales del siglo XIX, conscientes de que este pueblo estaba abocado a la
desaparición como resultado de las guerras y enfermedades traídas del continente.
Algunas de las leyendas más importantes fueron publicadas entonces, y de la misma
forma que se cuenta la historia de los maoríes -el dios hombre que pescó la isla Norte
del mar-, todas ellas entraron a formar parte de la consciencia nacional. Casi todo el
material literario quedó agrupado en las bibliotecas y se consideró un emblema del
archivo histórico.

La contribución maorí al desarrollo de la principal corriente literaria de la Nueva


Zelanda poscolonial, no fue muy significativa hasta mediados de la década de 1960.
Jaqueline Sturn, en 1966, fue la primera escritora maorí que apareció en la antología de
escritores neozelandeses. Dos años antes, el gran poeta Hone Tuwhare había publicado
su primera colección, Un sol poco común. El éxito de los novelistas Witi Ihimaera y
Patricia Grace durante la década de 1970, fue la confirmación a lo que los escritores
maoríes ya habían establecido por sí mismos en la línea del género literario moderno.
Keri Hulmes fue probablemente el escritor maorí más conocido fuera dee su país. Su
novela El pueblo hueso ganó el premio Booker de la Academia Británica de las Letras
en 1985. Como la mayoría de documentos descriptivos del siglo XIX.
La Organización del Turismo en Nueva Zelanda, es referirnos a que pocos países
en el mundo, ofrecen un turismo tan integrado y variado, donde las cosas funcionan de manera
fluida, sin trastornos ni contratiempos, con paisajes que dejan sin aliento hasta los propios
tiburones. Viajar por Nueva Zelanda es relajamiento y diversión, Así también, para el turista con
espíritu intrépido podrá experimentar las más fantásticas aventuras que ofrece este país con
total seguridad y tranquilidad en sus ciudades o en el campo. Además podemos comentar que
el pueblo neozelandés es muy hospitalario y trata al turista como un verdadero rey o reina. Si
usted aún no ha tenido la oportunidad de conocer Nueva Zelanda, no tiene idea de las cosas
maravillosas y fantásticas que se está perdiendo de disfrutar. Por otro lado, es importante
comentar que en las páginas sobre turismo que les presentamos, también incluimos algunos
datos y pistas de quienes ya viajamos por Nueva Zelanda durante 7 años, para que usted las
tenga en consideración en su próximo viaje por estas hermosas tierras de acuerdo con su
tiempo y sus posibilidades de viaje.

Las ventajas que ofrece viajar a Nueva


Zelanda son muchas como por ejemplo, ser un país
pequeño que no necesita de mucho tiempo para
desplazarse de una ciudad a otra, por lo que podemos
decir que todo queda cerca. Tener gente amable y
dispuesta a atender al turista. Ser uno de los países más
seguros del mundo. Ser un país con ciudades modernas
que ofrece servicios de primera calidad. La otra gran
característica es la variedad y belleza de los diversos
paisajes que son cambiantes cada 200 Km.
aproximadamente. Esa misma variedad de paisajes
permite a los turistas disfrutar en cada momento una
diferente experiencia, evitando el tedio de mirar siempre la misma película por la ventana. Cada
paisaje que aparece a los ojos del turista lo dejara boquiabierto, entre ellos podemos comentar
los alpinos, campos verdes, regiones volcánicas envueltas de cortinas de humo y lodo
efervescente, playas con sus colores exuberantes. La cantidad de atractivos y cosas para
hacer es muy grande, y da ganas de hacer todo.

La Isla del Norte en Nueva Zelanda

La Isla del Norte es por sus características


geográficas más ancha pero más corta que la Isla del
Sur, cuenta con un clima más cálido, con un paisaje
bastante diferente con respecto de su vecina del sur. En
el centro de la Isla del Norte se localiza el imponente
Volcán Ruapehu que domina el paisaje y además
algunas importantes ciudades alrededor como son Taupo
y Rotorua, mismas que cuentan con bellísimos lagos en
medio de una intensa manifestación termal y volcánica
por toda la región. Un poco más arriba se encuentra la
región de Bay of Plenty que tiene uno de los mejores
climas de Nueva Zelanda y también las mejores playas
mismas que se extienden hasta la Península de Coromandel. .
Al Este, se localizan la llamada Eastlands, que continúan prácticamente vírgenes formando una
secuencia de ensenadas y playas absolutamente desiertas pero de inigualable belleza. Por
encima de la ciudad de Auckland en las llamadas Northlands, se localizan montañas bajas con
vegetación abundante y con playas espectaculares para realizar deportes acuáticos. En el
Oeste, las ciudades de Gisborne y Napier, se localizan entre la montaña y el mar en una
planicie que es propicia para plantaciones vinícolas. Ya al Sudeste, se encuentra la ciudad de
New Plymouth en la ribera del mar, acompañado del Volcán Taranaki que se divisa al fondo. Y
finalmente al Sur, la ciudad de Wellington y su sofisticación encantan al turismo por su bella
bahía y por sus interesantes y modernas construcciones.

El Cook Strait
El Estrecho de Cook separa a las dos islas de NZ con una distancia de 90 Km misma que
puede ser atravesado por Barco (Ferry) que transportan vehículos y pasajeros, o en su caso y
como otra alternativa en avión.

La Isla del Sur

La Isla del Sur es más larga aunque más angosta que


su vecina del norte, con poco más de 200 Km de distancia
entre un lado y el otro. En la parte Norte, se localizan las
ciudades de Picton y Nelson, que son verdaderas tarjetas
postales por su belleza que disfrutarán aquellos que lleguen
en barco, además se pueden apreciar increíbles ensenadas
que con mirarlas son capaces de quitar el aliento, cuenta
con muchos parques nacionales excelentes para realizar
caminatas.
Más al sur, se encuentran Blemheim y Kaikoura,, que son de
los mejores lugares en el mundo para observar ballenas,
además marcan el inicio de la gran cordillera de montañas
que se extiende hasta el sur de la Isla. En la parte este, se
encuentran Christchurch y Dunedin, que encantan por sus
construcciones victorianas y por un estilo joven de vida y
relajado. La ciudad de Queenstown, se localiza en el
suroeste y es considerada la capital mundial de los deportes
radicales, así también se localiza un bello lago y las
cordilleras de montañas que cercan esta ciudad, dando un aire de ciudad salida de cuento de
hadas. La ciudad de Milford Sound impresiona por los altísimos fiordos que entran mar adentro
con decenas de cascadas que se proyectan directamente en el mar.

Muchos consejos y pistas de esos lugares obtendrás, así como las rutas para
llegar a cada uno de esos lugares mediante la consulta a nuestra página, así también te
proporcionaremos información adicional para que usted pueda realizar la mejor programación
para disfrutar de un inolvidable viaje a la bella y exótica Nueva Zelanda.p

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Economía de Nueva Zelanda


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Nueva Zelanda tiene una economía próspera y moderna, encuadrada dentro de los
países desarrollados, con un PIB estimado en 2006 de 106.000.000.000$. El país cuenta
con un alto nivel de vida, con un PIB per capita estimado de 26.000$. También ha sido
clasificada, en el año 2006, en el puesto vigésimo en el Índice de Desarrollo Humano
que elabora las Organización de las Naciones Unidas.

El sector terciario es el más amplio de la economía (67,6% PIB), seguido del secundario
(27,8% PIB) y el primario (4,7% PIB).

Nueva Zelanda es un país muy dependiente del comercio internacional, particularmente


de los productos agrícolas, las exportaciones alcanzan casi el 28% de sus ventas. Esto
hace a Nueva Zelanda particularmente vulnerable a las oscilaciones de los precios y la
economía internacional. Sus principales productos de exportación provienen de la
agricultura, la horticultura, la pesca y los bosques. Estos productos cubren la mitad de
las exportaciones del país. El destino principal de las mismas en 2005 fueron Australia
(21,4%), Estados Unidos (14,1%), Japón (10,6%), China (5.1%) y Reino Unido (4,7%).

[editar] Indicadores económicos


• PIB (2006): 106.000.000.000$
• Tasa de crecimiento del PIB:
o 2004 3,50%
o 2005 4,80%
o 2006 2,30%
• Tasa de inflación (2006): 3%
• Tasa de desempleo (2006): 3,7%

[editar] Historia económica reciente


Históricamente Nueva Zelanda disfrutó de un alto nivel de vida gracias a las
exportaciones al Reino Unido con él que mantenía una estrecha relación y un acuerdo
especial de comercio. Sin embargo en 1973 el acceso del Reino Unido a la Comunidad
Económica Europea, hoy Unión Europea, terminó con este régimen comercial de
carácter especial, lo que provocó un enorme descenso de las exportaciones. Durante los
años setenta otros factores como la crisis del petróleo acrecentaron la caída de la
economía de Nueva Zelanda; que en los años anteriores a 1973 había llegado a alcanzar
niveles de vida por encima de Australia y Europa Occidental, pero estos sucesos
llevaron una crisis económica muy grave, durante la cual el nivel de vida cayó por
detrás de Australia y Europa Occidental y así en 1982 Nueva Zelanda fue el país con
menor ingreso per capita de todos los países desarrollados según el Banco Mundial.

Desde 1984, los sucesivos gobiernos han transformado la economía de Nueva Zelanda
desde un país altamente proteccionista con una economía muy regulada hasta una
economía muy liberalizada y de libre comercio. Estos cambios son conocidos como
“Rogernomics” y “Ruthanasia” por los Ministros de Hacienda, Roger Douglas y Ruth
Richardson, que llevaron a cabo estas reformas. En 1987 se produjo una recesión tras la
crisis de los mercados de ese año y esto y las reformas causaron que el desempleo
subiera y alcanzara el 10% al principio de los noventa. Sin embargo la economía se
recuperó y la tasa de desempleo en Nueva Zelanda está ahora situada en el 3,7%, lo que
supone la segunda tasa más baja de los veintisiete países de la OCDE.

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