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MIÉRCOLES 23 DE SEPTIEMBRE DEL 2015 | 19:40

Menores infractores serán


privados de libertad hasta 10
años
Modificación aplica para menores que cometan delitos de homicidio calificado,
violación, o integren una organización criminal

Cuando el adolescente acusado de los delitos mencionados (homicidio,


feminicidio, extorsión etc.) adquiera la mayoría de edad, serán separados de los
demás e internados en ambientes del INPE.(El Comercio)
Los adolescentes entre 16 y menos de 18 años de edad que cometan delitos
como el homicidio calificado, feminicidio, extorsión, pandillaje pernicioso o
violación sexual, o que integren alguna organización criminal, serán privados de
su libertad entre 6 y 10 años, según una reciente modificación del Código de los
Niños y Adolescentes.

Este cambio y otras modificaciones -que buscan regular las sanciones a


adolescentes infractores de la ley penal- están contenidos en el Decreto
Legislativo 1204 publicado hoy por el Poder Ejecutivo en el marco de las
facultades otorgadas para legislar en seguridad ciudadana.

La misma sanción (de 6 a 10 años de internación o pena privativa de la libertad)


recibirán los adolescentes del mismo rango de edad que cometan lesiones
graves contra otra persona, cuando estén involucrados en sicariato, cuando
asesinen a algún agente policial o cuando promocionen o favorezcan al tráfico
ilícito de drogas.

En cambio, cuando se trate de adolescentes entre 14 y menos de 16 años de


edad que han cometido los mismos delitos mencionados, la sanción de
internación en los centros juveniles será de 4 a 8 años.

TIPOS DE SANCIONES

Se precisa que el adolescente que comete delito o falta, de acuerdo a la


legislación penal, solo puede ser sometido a las siguientes sanciones:
socioeducativas (por ejemplo, prestación de servicios a la comunidad), limitativas
de derechos (no ausentarse de un lugar de residencia sin autorización) y
privativas de la libertad (internación domiciliaria, libertad restringida o
internación).
La internación -que se aplica como último recurso- es cumplida en los centros
juveniles exclusivos para adolescentes, preferentemente en el más próximo al
entorno familiar y social del infractor. Los adolescentes son ubicados según su
edad, sexo, la gravedad de la infracción y el informe preliminar del Equipo
Multidisciplinario del Centro Juvenil.

Cuando el adolescente acusado de los delitos mencionados (homicidio,


feminicidio, extorsión etc.) adquiera la mayoría de edad, serán separados de los
demás y trasladados a un ambiente del establecimiento penitenciario que habilite
el Instituto Nacional Penitenciario con dicha finalidad, dentro de una sección
especial y separada de la población penal ordinaria.
VIERNES 06 DE NOVIEMBRE DEL 2015 | 20:50

Adolescentes infractores:
5.900 fueron condenados en
el Perú
El 60% consumió drogas y alcohol antes de reclusión, dijo el director de Política
General Criminal y Penitenciaría del Minjus

El funcionario de la cartera de Justicia indicó que el 56% de los menores


infractores proviene de familias desintegradas. (Foto: Laura Urbina)

Hoy se realizó una feria comunicacional de la Política Nacional ‘Puedo’ en la


Plaza de Armas de Chimbote, en Áncash. (Foto: Laura Urbina)
A nivel nacional, 5 mil 900 adolescentes infractores fueron condenados por el
Poder Judicial, así lo informó el director de Política General Criminal y
Penitenciaria del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Carlos Zoe
Vásquez.

El funcionario de la cartera de Justicia indicó que el 56% de los menores


infractores proviene de familias desintegradas, el 85% ha desertado de la
escuela y el 60% ha consumido drogas y alcohol antes de ingresar a un centro
correccional.

“Muchos factores de riesgo van impactando en el crecimiento de un adolescente.


Si bien es cierto hay que sancionar ejemplarmente a quienes trasgredan la ley
penal, se deben crear planes de prevención en la familia, escuela y la
comunidad”, manifestó a la prensa en la Feria Comunicacional de la Política
Nacional ‘Puedo’ realizada en la Plaza de Armas de Chimbote.

Instalarán bloqueadores

Zoe Vásquez confirmó que a fin de ese año se instalarán bloqueadores de


celulares en el penal Cambio Puente, en Chimbote, con el propósito de evitar
que los reos realicen llamadas extorsivas.

Además, dijo que la construcción de un centro penitenciario en la provincia de


Casma sigue en evaluación, motivo por el cual se viene sensibilizando a los
pobladores que se oponen.
Viernes, 25 de septiembre de 2015 | Leída 5829 veces
TRASLADO A PENALES SE HARÁ EFECTIVO CUANDO ALCANCEN LA
MAYORÍA DE EDAD

Menores infractores serían


internados hasta por 10 años
en centros juveniles
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El decreto legislativo 1204 establece sanciones más severas contra


aquellos adolescentes entre 16 y 18 años de edad que hayan incurrido en
delitos graves. Así, no solo se prevé internamiento de seis a diez años, sino
también internación domiciliaria y reparación directa a la víctima. Conoce
más detalles en esta nota.
Se han aumentado las sanciones que podrán imponerse a los adolescentes
infractores de la ley penal. Así, podrá establecerse un internamiento de seis a
diez años cuando el adolescente tenga entre 16 y 18 años de edad y haya
incurrido en delitos graves.

Aquellos delitos que permiten al juez que ordene los 10 años de internamiento
son: homicidio calificado, feminicidio, sicariato, lesiones graves, instigación o
participación en pandillaje pernicioso, secuestro, violación sexual, violación de
menor de edad, robo agravado seguido de muerte, extorsión, promoción o
favorecimiento al tráfico ilícito de drogas, entre otros, y cuando el adolescente
infractor sea integrante de una organización criminal, actúe por encargo de ella
o se encuentre vinculado a la misma.

Así lo ha establecido el Decreto Legislativo N° 1204, publicado en el diario oficial


El Peruano el miércoles 23 de setiembre de 2015 y que ha modificado e
incorporado diversos artículos al Código de los Niños y Adolescentes.

La norma establece que la internación es una sanción privativa de libertad de


carácter excepcional, que debe aplicarse como último recurso, siempre que se
cumpla cualquiera de los siguientes presupuestos: i) cuando se traten de hechos
tipificados como delitos dolosos y sean sancionados en el Código Penal con
prisión no menor de seis años, siempre que se haya puesto deliberadamente en
grave riesgo la vida o la integridad física o psicológica de las personas; ii) cuando
el adolescente infractor haya incumplido injustificada y reiteradamente las
sanciones de mandatos y prohibiciones o las privativas de libertad impuestas
distintas a la de internación; iii) la reiteración en la perpetración de otros hechos
delictivos graves en un lapso que no exceda de dos años; o iv) cuando según el
informe preliminar del equipo multidisciplinario, el adolescente infractor sea
considerado de alta peligrosidad, en atención a sus características,
personalidad, perfil y demás circunstancias y rasgos particulares.

Traslado de menores infractores a centros penitenciarios

Por otro lado, la norma establece que los adolescentes internos en centros
juveniles por haber cometido delitos graves y que hayan cumplido la mayoría de
edad durante la ejecución de su sanción, podrán ser separados de los demás
adolescentes y trasladados a un ambiente del establecimiento penitenciario que
habilite el Instituto Nacional Penitenciario con dicha finalidad.
Este ambiente debe tratarse de una sección especial y separada de la población
penal ordinaria, donde el adolescente deberá continuar el tratamiento
individualizado, a cargo del Centro Juvenil, que estuvo recibiendo hasta
culminarlo.

Para que proceda el traslado deben concurrir los siguientes presupuestos: a)


haber cumplido los 18 años internado en un centro juvenil; b) se cuente con un
informe técnico del equipo disciplinario que sustente la necesidad del traslado;
y, c) que el ambiente a donde son trasladados permita continuar con su sanción
separados de los adultos, debiendo contar con estrictas medidas de control y
seguridad, así como con atención médica especializada de ser necesario.

Se establece que la disposición de traslado es de carácter administrativo y de


competencia exclusiva de la Gerencia General de Centros Juveniles del Poder
Judicial, quien autoriza o deniega la solicitud de los directores de los centros de
internamiento. La decisión que se emita es inimpugnable. Esto significa que el
traslado del menor infractor a un penal no requiere de mandato judicial y menos
de opinión del Ministerio Público.

Otras sanciones: internamiento domiciliario y reparación directa a la víctima

La norma clasifica en tres grupos las sanciones que pueden recibir los
adolecentes que hayan cometido un hecho tipificado como delito o falta: a) las
socioeducativas (amonestación, libertad asistida, prestación de servicios a la
comunidad y reparación directa a la víctima), b) las limitativas de derechos (fijar
un lugar de residencia determinado, no frecuentar determinadas personas o
lugares, etc.), y c) las privativas de libertad (internación domiciliaria, libertad
restringida e internación).

Entre todas ellas destaca la de internación domiciliaria, por la cual el adolescente


deberá permanecer en su domicilio habitual, esto es, donde se encuentre su
familia. Su duración no es mayor de un año, y no debe afectar el trabajo o su
asistencia a un centro educativo. Se prevé que la Gerencia de Operaciones de
Centros Juveniles del Poder Judicial supervisará el cumplimiento de esta
sanción, a través de un trabajador social designado.
Igualmente es de destacar la sanción de reparación directa a la víctima, la cual
consistirá en la prestación directa de un servicio por parte del adolescente a favor
de la víctima con la finalidad de resarcir el daño causado. Esta sanción se
aplicará siempre que exista acuerdo entre las partes, el cual deberá ser aprobado
por el juez. Los servicios son asignados, en lo posible, conforme a las aptitudes
del adolescente, estando prohibido todo tipo de trato inhumano o degradante
hacia su persona. Se deberá cumplir entre los días sábados, domingos o
feriados, sin perjudicar su salud, escolaridad ni trabajo, durante el periodo que el
juez determine, atendiendo a la magnitud del daño ocasionado y, en todo caso,
sin exceder las 36 jornadas.
Sábado, 03 de Octubre de 2015 | 04:30 am

A veces la gente se
embrutece
“A veces la gente se embrutece…”, así arrancaba Patricia Lara Salive su
columna de ayer en El Espectador hablando de una cosa muy distinta a la que
me lleva a escribir estas líneas (aunque en el fondo se trate de lo mismo: la
política conducida por ignaros, lo público tomado por aventureros).
En los Estados Unidos se celebra hoy un histórico acuerdo bipartidista para
reformar el sistema de justicia criminal y penitenciario con el objetivo de reducir
a la mitad la población en cárceles, innovando con alternativas al
encarcelamiento, asegurando la reducción de los índices de reincidencia y una
eficaz reintegración social. En un mundo paralelo, el presidente Ollanta Humala
firmó la semana pasada el Decreto Legislativo #1204 que pretende reformar
nuestro sistema de justicia penal juvenil y aquí no hay nada que celebrar:
La justicia penal juvenil en el Perú no está dando resultados (y, si acaso, estos
son negativos). Y Humala parece no contar con expertos que le demuestren, con
evidencia en mano, que su propuesta –penas más severas para adolescentes
que para adultos– no resuelve nada, lo empeora: por ejemplo, el Plan Nacional
para la Prevención y Tratamiento del Adolescente señala expresamente que “el
tiempo máximo de internamiento (para adolescentes infractores) debería ser de
tres años” y que “se ha demostrado que a partir del segundo año inicia una
involución en el tratamiento”. Por si eso fuera poco, en su diagnóstico dice lo
siguiente: “(…) el aumento de las penas no ha tenido el impacto esperado en la
prevención de infracciones cometidas por adolescentes”. Eso es: ineficiencia y
mayor peligro para el adolescente y para la sociedad. Finalmente, el estudio
“¿Quiénes son delincuentes en el Perú y por qué?” señala que “el más
importante condicionante social del delito en el Perú es la deserción escolar
(59,8% de sentenciados)”, dejando en claro dónde debe ponerse la atención.

El presidente, como lo ilustró alguna vez el caricaturista Andrés Edery, monta el


caballo pero mirándole la cola…
LUNES 28 DE SEPTIEMBRE DEL 2015 | 18:33

Tumbes: menor implicado en


robo fue internado en centro
juvenil
El sábado asaltó a una madre y a su hija de 4 años, y robó un celular junto
con un sujeto identificado como Teodoro Benavides

(Foto referencial: Archivo El Comercio)

La Segunda Fiscalía Provincial Mixta de Tumbes logró el internamiento


preventivo de un menor que está involucrado en un robo agravado, ocurrido el
último fin de semana. El menor pasará 10 meses dentro de un centro de
rehabilitación juvenil.

Se trata de un adolescente de 16 años, que el último sábado asaltó a una


madre y a su hija de 4 años, y robó un celular en complicidad con un sujeto
identificado como Teodoro Carmelo Benavides Oviedo, de 22 años. Ambos
fueron capturados luego por la policía de Andrés Araujo.
Según explicó la fiscal, Carla Lip Zegarra, de acuerdo con el Decreto Legislativo
1204, que modifica algunos artículos del Código del Niños y del Adolescente, se
solicitó el internamiento preventivo del menor y este fue aceptado por el Juzgado
Permanente de Familia de Tumbes.

Se conoció que este es el primer caso aplicado en el Distrito Fiscal de Tumbes.


Antes solo se podía internar hasta 6 meses a los menores infractores de entre
16 y 18 años. Sin embargo ahora este internamiento preventivo puede
prolongarse hasta por 10 meses.
Urge derogar el Decreto Legislativo
1204, recomendó Comité de los
Derechos del Niño al Estado peruano

11 MAYO, 2016

Por: Sofía García Carpio

Equipo de Incidencia en Derecho – Instituto Promoviendo Desarrollo Social –


IPRODES
El 23 de setiembre del 2015 el Ejecutivo publicó el Decreto Legislativo Nº 1204
que modifica el Código de los Niños y Adolescentes para regular las sanciones
a adolescentes infractores de la ley penal y su ejecución. Dicha norma contiene
un enfoque punitivo, vulnerando el principio de progresividad de los derechos
humanos, por ejemplo, aumentando la sanción aplicable de 6 a 10 años.

El pasado 14 y 15 de enero del presente, se realizó el diálogo entre el Comité de


los Derechos del Niño de la ONU y los representantes del Estado peruano con
la finalidad de dar seguimiento a la implementación de la Convención sobre los
Derechos del Niño y sus dos protocolos facultativos. En dicho diálogo, uno de
los puntos mencionados con preocupación por parte de los relatores del Comité,
Clarence Nelson, Hatem Kotrane, Hynd Ayoubi y Renate Winter se refirieron al
Decreto Legislativo Nº 1204 debido a que endurece las penas para los
adolescentes en conflicto con la ley penal en Perú, muy a pesar de que el
porcentaje de los delitos cometidos por los adolescentes continúa siendo menor
al cometido por los adultos (el 97% de los delitos son cometidos por los adultos
y sólo el 1,7% por adolescentes, señaló Cardona).

En ese sentido, el relator Kotrane mencionó que el plazo de detención para los
adolescentes es excesivo. “Los adolescentes no deberían estar detenidos más
allá de las 24 horas y durante la espera de juicio, esta detención no debería ser
mayor a 6 meses”. En el mismo sentido, el relator Nelson, preguntó al Estado
peruano cuántos centros especializados para adolescentes existen en Lima y
cuántos en el país, así como si había entrenamiento para policías sobre la justicia
juvenil y si había tribunales especializados para adolescentes.

El 6 de enero, el Comité de los Derechos del Niño publicó las observaciones


finales recomendando al Estado peruano lo siguiente:

 Que, el sistema de justicia en materia de niñez y adolescencia sea conforme con


la Convención sobre los Derechos del Niño y las normas internacionales.

 Derogar con urgencia el Decreto Legislativo Nº 1204, y asegurar que esté en


plena conformidad con los principios y disposiciones de la Convención, en
particular las garantías consagradas en los artículos 37º y 40º de la Convención.

 Promover medidas alternativas a la detención, incluyendo la libertad condicional,


la mediación, el asesoramiento o servicios a la comunidad, siempre que sea
posible, y asegurar que la detención sea utilizada como último recurso y por el
menor tiempo posible (subrayado de la autora).
 Asegurar que la situación de los niños detenidos se revise de forma periódica,
con miras a retirarla.

 En los casos en que la detención es inevitable, garantizar que las condiciones


de detención sean conformes con las normas internacionales, en particular con
respecto a la protección contra la violencia, en alojamientos adecuados y con
acceso a la alimentación, a la educación, a la salud y a los mecanismos de
denuncia independientes adaptados a los niños y adolescentes.

 Aumentar el número de tribunales especializados para menores de edad y


proporcionarles los recursos técnicos, humanos y financieros necesarios;
designar jueces especializados para los niños y garantizar que estos jueces
reciban una educación y una formación adecuada y especializada.

 Asegurar la prestación de asistencia jurídica cualificada e independiente para


niños en conflicto con la ley en una fase temprana del procedimiento y durante
todo el proceso judicial.

 Establecer una base de datos amplia sobre los niños en conflicto con la ley, con
el fin de facilitar el análisis de su situación y utilizar los resultados para mejorar
el sistema de justicia de menores.

Finalmente, el relator Jorge Cardona mencionó que “no sólo es grave porque
han incrementado las penas sino porque se ha perdido muchas de las garantías
jurídicas que ya se habían alcanzado”. Recordó al Estado peruano que el Comité
envió una comunicación al Presidente Ollanta Humala, antes de la publicación
del DL Nº 1204, y que hasta la fecha no tuvieron respuesta alguna.
Perú: Adolescentes de 16 y 17 años
pueden ser condenados a prisión por
asesinatos
De 6 a 10 años de internación o pena privativa de la libertad tendrán los
adolescentes de entre 16 y menos de 18 años de edad, que cometan homicidio
calificado, feminicidio, extorsión, pandillaje pernicioso, violación sexual o
integren organizaciones criminales.

La misma sanción tendrán por lesiones graves contra otra persona, cuando estén
involucrados en sicariato, asesinato de un policía o si favorecen el tráfico ilícito
de drogas.

Estas sanciones, que modifican el Código de Niños y Adolescentes, están en el


Decreto Legislativo 1204 y el Ejecutivo las publicó ayer, como parte de sus
facultades para legislar en seguridad.

CENTROS JUVENILES

En adolescentes de 14 a menos de 16 años de edad, que cometan los delitos


citados, el internamiento en centros juveniles será de 4 a 8 años. El juez podrá
suspender, revocar, reducir o sustituir las sanciones y en ningún caso se aplicará
trabajos forzados.

El penalista Luis Lamas Puccio consideró que esta norma parte de reconocer la
gravedad de las infracciones de los menores para que, dependiendo de la edad,
se sancione.
La solución es la educación
Enviado el 21/10/2015

El pasado mes de abril, en el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) se presentó


el Barómetro de las Américas 2014, estudio que señala al Perú como el país con
la mayor tasa de víctimas por delincuencia en América Latina. Al día de hoy, este
anuncio nos genera la misma sorpresa que nos generaría escuchar que el mar
es salado. Y es que, directa o indirectamente, todos y todas hemos sido víctimas
de un acto delincuencial.
Pero lo que sí causa sorpresa e indignación son las supuestas soluciones a la
delincuencia que se proponen en el Perú, tales como la campaña “chapa tu
choro”, la puesta en escena de la pena de muerte, la propuesta de militarizar una
ciudad, el Decreto Legislativo 1204 y la falsa reinserción.
Chapa tu choro…
La delincuencia es un acto o conjunto de actos contrarios a la ley; alteran el orden
público, la paz social y violan derechos humanos individuales. Al igual que la
delincuencia que busca combatir, la campaña “chapa tu choro” es un acto ilegal,
altera el orden público, la paz social, viola derechos humanos y, además, asesina
personas inocentes (como ha sucedido en tres ocasiones, desde que comenzó
esta absurda iniciativa).

Luchar contra la violencia con más violencia es un completo absurdo. No se trata


de hacer justicia con las propias manos, se trata de venganza y constituye un
hecho delictivo por el que se podría pagar con 35 años de cárcel. Este tipo de
campañas no fortalece a la institución judicial; en cambio, desestabiliza la
democracia y genera mayor inseguridad social, pues nunca salimos del círculo
interminable de la violencia. Además, debemos tener en cuenta que esta
campaña fue ideada por la fujimorista Cecilia García Rodríguez, quien cuenta
con una mala reputación en asesoramiento congresal.
Es decir, la pseudo solución no sólo no pone fin a la delincuencia, sino que nos
convierte en instrumentos de una posible campaña política de una persona de
dudosa reputación.

Pena de muerte
Como lo señalé en un artículo anterior, la pena de muerte es jurídicamente
imposible. Además de tener que modificar el Código Penal, tendríamos que
reformar nuestra Constitución Política e incumplir tratados internacionales de
Derechos Humanos suscritos por el Estado peruano. Y al igual que con el “chapa
tu choro”, con la pena de muerte no hay marcha atrás, no es posible resarcir
equivocación alguna si se trata de un inocente. Además, por más grave que haya
sido el delito cometido, ni siquiera el Estado peruano -y ningún otro, en mi
opinión- puede arrogarse el derecho de poner fin a una vida. Lejos de ser justicia,
la pena de muerte implica una venganza social que no impedirá que se sigan
cometiendo actos delictivos a futuro.

Militarizar la ciudad
César Bazán, coordinador del área de Seguridad Ciudadana del IDL, señala
respecto a este tema: Los militares han sido capacitados para intervenir en
situaciones de guerra con otros países y no contra la delincuencia. Los
delincuentes, a diferencia de los ejércitos extranjeros, no están uniformados ni
respetan reglas básicas de la guerra. Los militares no están entrenados para
anticiparse a la lógica de los delincuentes comunes.

Además, la medida de que los militares resguarden el orden interno es


inconstitucional, puesto que ellos solo pueden intervenir bajo Estado de
Emergencia o en determinadas condiciones, de dudosa constitucionalidad.
Es decir, perdemos tiempo, esfuerzo y dinero del pueblo en militarizar la ciudad,
y además de poner en riesgo la vida de civiles inocentes, no solucionamos nada.

Decreto Legislativo 1204 y la falsa reinserción.

El pasado 23 de setiembre fue publicado, en el diario El Peruano, el Decreto


Legislativo 1204, norma que modifica el Código de los Niños y Adolescentes,
regulando sanciones de pena privativa de libertad, de hasta diez años, para
menores de entre 16 y 18 años de edad que incurran en delitos tales como
homicidio calificado, feminicidio, extorsión, pandillaje pernicioso o violación
sexual, o para aquellos que integren alguna organización criminal.
Más de una persona debe estar de acuerdo con penas más drásticas y con la
inclusión de menores en estas medidas, que no estaría del todo mal si es que
nuestra realidad fuese otra. Pero tenemos un sistema judicial ineficaz, donde la
carga procesal es extrema; y la defensa pública, estigmatizada por la sociedad,
es ineficiente, pero no porque los abogados sean profesionales ineptos (incluso
muchos de ellos orientan a los defensores particulares en las audiencias), sino
porque cada uno de ellos debe atender mínimo 20 casos al día, y en condiciones
deficientes, porque el ministerio de Justicia no les brinda las facilidades básicas
y mínimas para trabajar.

Por otro lado, qué ganamos con aumentar las penas, qué ganamos con procesar
a los menores como adultos, si el sistema penitenciario es un caos.
En principio, este debe estar organizado en base al respeto a los derechos
humanos, y su fin principal debe ser la reinserción social del interno a través del
trabajo, la capacitación, la “educación”, la salud y el deporte. Sin embargo,
nuestra realidad es otra; los internos, lejos de reinsertarse socialmente, aprenden
nuevas técnicas delincuenciales. Incluso los inocentes -porque sí los hay- al
abandonar el centro penitenciario, lo hacen para delinquir. Entonces, aumentar
la población en los penales no resuelve nada; por el contrario, sirve como una
escuela de post grado con especialidad delincuencial.
Solución al problema.
Si queremos solucionar un problema, primero debemos conocer las causas. La
delincuencia nace por lo general en las zonas más pobres del país, o en los
extremos sociales: Muy alto o muy bajo; también en el seno de familias
resquebrajadas, entre padres adolescentes, en un marco de violencia familiar, a
consecuencia de alcoholismo y drogadicción, etc.; también es producto de un
gobierno corrupto e ineficaz, que solo se ha dedicado a robar y malgastar los
recursos públicos para beneficiar a su círculo más cercano, dejando en total
desamparo al sector que más necesita (Por ejemplo: Alberto Fujimori, Alejandro
Toledo, Alan García, Ollanta Humala y buena parte de los congresistas
conocidos hasta hoy); una causa final, pero no menos importante es la poca y
precaria educación que se recibe en el país.

Entonces, para combatir la delincuencia necesitamos primero: Educación;


segundo: Educación; y tercero: Educación. Con educación la pobreza no existe.
Puede faltar trabajo, pero una persona con una buena base educativa sabrá
distinguir y prever consecuencias futuras. Con la educación no existen familias
resquebrajadas, no existen padres adolescentes, no existe violencia doméstica
ni feminicidio, porque tanto el hombre como la mujer saben respetar sus
derechos y el derecho de los demás. Con educación no existen gobiernos
corruptos, porque todos y todas estaríamos capacitados para elegir a nuestros
gobernantes, exigir y levantar nuestra voz. Pero, sobre todo, ningún líder político
podría engañarnos como lo hacen tantas veces durante las campañas políticas.
Una población educada no admite engaños, no admite gobernantes corruptos.

En conclusión, la única opción para acabar con la delincuencia es la educación;


mejorar la educación pública en un 100%. Es necesario, por ejemplo, incluir
proyectos de educación en derechos humanos en los colegios, institutos y en las
universidades públicas y privadas, independientemente de la carrera; también
en instituciones públicas y privadas. Con mayor énfasis, la educación en
derechos humanos debe ser obligatoria para todos los funcionarios públicos, en
la academia de la Policía Nacional, en la escuela militar y en todos los centros
penitenciarios del país. Hay que exigir también que la educación sexual sea
obligatoria en todos los colegios del país.

Por último, el gobierno debería dar facilidades y no poner tantas trabas a las
personas que contamos con proyectos de educación, así como da luz verde a
todas las empresas extractivas para acabar con nuestros recursos naturales.

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