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Introducción

Entre los acontecimientos geológicos que tienen mayor importancia y que ayudan mucho

a datar estructuras y/o períodos de movimiento estructural, hay que destacar la

discontinuidad sedimentaria o discordancia. La discordancia es una superficie de erosión

o de no deposición que separa rocas más modernas (arriba) de rocas más antiguas (abajo).

Existen varios tipos de discordancia. Una discordancia angular se caracteriza por la

existencia de un plano de separación entre dos series de materiales o estratos no paralelos.

Una disconformidad está caracterizada por una superficie de discontinuidad marcada e

irregular entre dos familias de estratos, a grandes rasgos paralelos. Los hiatos

sedimentarios o para conformidad corresponden a superficies que evidencian un periodo

de no-sedimentación en ausencia aparente de erosión. En algunas circunstancias, es difícil

reconocer esas superficies de discontinuidad sin un detallado análisis paleontológico,

geoquímico, etc. Por último, la discontinuidad heterolecita o no-conformidad corresponde

con una situación en la que el plano de discontinuidad erosiva separa rocas estratificadas

de otras que no lo están (por ejemplo, rocas ígneas. La facilidad para el reconocimiento

de discordancias en mapas geológicos depende de su propia naturaleza. Así, las

heterolecitas y angulares se caracterizan por la aparición de eventuales puntos triples

donde se ponen en contacto tres litologías distintas. En el caso de las disconformidades,

el análisis de las direcciones de capa pondrá evidenciar variaciones entre el techo y la

base de una determinada formación geológica. Por último, en el caso de las para

conformidades, habremos de analizar la secuencia temporal de materiales a fin de

identificar posibles pérdidas de secuencia (lagunas o hiatos estratigráficos). Así, como

hemos visto, los acontecimientos geológicos pueden ser ordenados, aunque no existan

determinaciones absolutas de la edad. Cuando existe una interrupción en la

sedimentación, un periodo de erosión o de deformación y sedimentación ulterior, las


formaciones sedimentarias son susceptibles de registrar esa circunstancia mediante la

formación de superficies denominadas discordancias. Las discordancias pueden ir desde

pequeñas interrupciones erosiónales hasta muy marcadas diferencias angulares entre los

estratos. Una discordancia indica un periodo en el que el registro rocoso no está presente

y, por esa misma razón, su alcance temporal puede llegar a ser muy largo.

Discordancias

Existen varios tipos de discordancia. Una discordancia angular se caracteriza por la

existencia de un plano de separación entre dos series de materiales o estratos no paralelos.

Una disconformidad está caracterizada por una superficie de discontinuidad marcada e

irregular entre dos familias de estratos, a grandes rasgos paralelos. Los hiatos

sedimentarios o paraconformidad corresponden a superficies que evidencian un periodo

de no-sedimentación en ausencia aparente de erosión. En algunas circunstancias, es difícil

reconocer esas superficies de discontinuidad sin un detallado análisis paleontológico,

geoquímico, etc. Por último, la discontinuidad heterolítica o no-conformidad corresponde

con una situación en la que el plano de discontinuidad erosiva separa rocas estratificadas

de otras que no lo están (por ejemplo, rocas ígneas. La facilidad para el reconocimiento

de discordancias en mapas geológicos depende de su propia naturaleza. Así, las

heterolíticas y angulares se caracterizan por la aparición de eventuales puntos triples

donde se ponen en contacto tres litologías distintas. En el caso de las disconformidades,

el análisis de las direcciones de capa pondrá evidenciar variaciones entre el techo y la

base de una determinada formación geológica. Por último, en el caso de las

paraconformidades, habremos de analizar la secuencia temporal de materiales a fin de

identificar posibles pérdidas de secuencia (lagunas o hiatos estratigráficos). Así, como


hemos visto, los acontecimientos geológicos pueden ser ordenados aunque no existan

determinaciones absolutas de la edad. Cuando existe una interrupción en la

sedimentación, un periodo de erosión o de deformación y sedimentación ulterior, las

formaciones sedimentarias son susceptibles de registrar esa circunstancia mediante la

formación de superficies denominadas discordancias. Las dicordancias pueden ir desde

pequeñas interrupciones erosionales hasta muy marcadas diferencias angulares entre los

estratos. Una discordancia indica un periodo en el que el registro rocoso no está presente

y, por esa misma razón, su alcance temporal puede llegar a ser muy largo.

Correlación

El método de emplear similitudes entre unidades geológicas a fin de extender

espacialmente la información geológica recibe el nombre de correlación. Dicha

correlación puede ser de tipo litológico (cuando se comparan características de los tipos

de roca dentro de las secuencias sedimentarias).


Pliegues

Elementos Geométricos que Describen un Pliegue y Otras Definiciones

Pliegue (Fold): Curvatura desarrollada sobre una superficie planar (estratos, cualquier

tipo de foliación, etc.) como resultado de la actuación de esfuerzos. Dichos esfuerzos

pueden tener un origen tectónico o gravitatorio.

Cresta (Crest): Punto del pliegue que se encuentra a mayor cota topográfica.

Seno o Valle (Trough): Punto del pliegue que se encuentra a menor cota topográfica.

Longitud de onda (Wavelength): Distancia que separa dos crestas o dos valles

consecutivos en una superficie plegada.

Punto de inflexión (Inflection point): Punto en los flancos de un pliegue en el que la

curvatura de la superficie plegada pasa de cóncava a convexa o viceversa.


Superficie o Plano medio (Median surface): Plano o superficie que une los puntos de

inflexión de una superficie plegada.

Amplitud (Amplitude): Distancia que separa los puntos de inflexión de la cresta o valle

de una superficie plegada, medida de forma perpendicular a su superficie media.

‰ Charnela y Zona de Charnela (Hinge): Alineación de puntos dentro de una superficie

plegada que han experimentado la máxima deformación. La zona de charnela es la región

inmediatamente adyacente a la línea de charnela.

‰ Flanco (Limb): Zonas adyacentes a la zona de charnela y que, comparativamente, han

experimentado una deformación mucho menor, llegando a ser incluso nula en los puntos

de inflexión.

Eje de un Pliegue (Fold axis): Línea generatriz ideal de cualquier pliegue. Para un pliegue

cilíndrico, la revolución de una recta daría lugar a la generación del pliegue. De esa

manera, no tiene una localización específica en ningún punto del pliegue.

Plano o Superficie Axial (Axial surface): Superficie geométrica ideal que une las líneas

de charnela de distintas superficies plegadas, dentro de un pliegue.


Pliegue cilíndrico e indicación de sus elementos geométricos principales. Las superficies

plegadas se representan con la letra S mientras que S1 corresponde a la superficie axial.

Con una trama punteada se indica la localización de la zona de charnela y con otra rayada

la de flanco. A la derecha, sección vertical del mismo pliegue de acuerdo con el plano

indicado a la izquierda.

Clasificación de los Pliegues

De Acuerdo con la Forma y/o Edad de los Materiales

Anticlinal (Anticline). Pliegue, en general convexo hacia arriba, y en cuyo núcleo se

encuentran las rocas estratigráficamente más antiguas.

Anticlinorio (Anticlinorium). Estructura anticlinal compuesta de escala regional y

formada por pliegues laxos.

Antiforme (Antiform). Pliegue de morfología convexa hacia arriba pero del cual se

desconoce la edad (absoluta o relativa) de los materiales que se encuentran en el flanco o

en el núcleo.
Sinclinal (Syncline). Pliegue, en general cóncavo hacia arriba, y en cuyo núcleo se

encuentran las rocas estratigráficamente más modernas.

Sinclinorio (Synclinorium). Estructura sinclinal compuesta de escala regional y formada

por pliegues laxos.

Sinforme (Synform). Pliegue de morfología cóncava hacia abajo pero del cual se

desconoce la edad (absoluta o relativa) de los materiales que se encuentran en el flanco o

en el núcleo.
Relación de las superficies plegadas con otras estructuras

Los pliegues llevan asociados diferentes estructuras. Así por ejemplo, los pliegues de

arrastre y las grietas de tensión se forman por el movimiento relativo entre las capas de
los flancos de un plegamiento de tipo concéntrico. A parte de la foliación de plano axial,

conviene no obstante destacar los micropliegues, así como foliaciones y lineaciones

asociadas a las diferentes fases de plegamiento de una determinada estructura plegada.

Existen además otras estructuras menores que son sobre todo consecuencia de la

diferencia de comportamiento entre capas más y menos competentes en relación con el

tipo de plegamiento. Entre ellas cabe señalar microestructuras como las venas

ptygmáticas o microlitons. Los rods, mullions y boudins son otras estructuras que están

relacionadas con la ruptura de capas más competentes.

Simbología de Pliegues en Mapas Geológicos

En la figura se resumen los principales tipos de símbolos que se emplean en cartografía

geológica para hacer referencia a pliegues. Debe hacerse notar que los símbolos indicados

corresponden al eje de un pliegue y en los mapas suelen localizarse en la zona próxima a

la línea de charnela del mismo. En el caso de que los pliegues sean fosilizados por

discordancias o que sean interceptados por fallas, la traza del eje del pliegue debe

indicarse con una línea discontinua (en el primer caso) o interrumpirla, en el segundo.
Fallas

Las fallas (fault) y diaclasas (joints) son las principales discontinuidades de origen

tectónico que aparecen en los mapas geológicos. Su origen suele estar asociado a

episodios geológicos de deformación, ya sean estos de tipo compresivo o distensivo. Su

datación relativa se efectúa de acuerdo al Principio de Intersección.

La diferencia más significativa entre falla y diaclasa es que en la primera existen

evidencias de movimiento relativo entre los bloques a ambos lados de la misma. En las

diaclasas (a menudo referidas como fracturas sin desplazamiento o, simplemente, juntas)

no se reconocen tales evidencias de movimiento.

Uno de los indicadores de movimiento más importantes en planos de falla son las propias

estrías de falla, las cuales nos informan no solo del movimiento de los bloques alrededor

del plano de falla, sino de la propia dirección y sentido de movimiento.


Estrías desarrolladas sobre un plano de falla. Tanto los escalones como el recrecimiento

de cristales de cuarzo en los mismos nos dan idea de la dirección y sentido de

desplazamiento de los bloques a ambos lados de la falla.


Criterios de polaridad que nos indican el movimiento relativo de los bloques de falla y

que pueden ser observados, en circunstancias favorables, sobre su propio plan.

El movimiento de las fallas puede conducir a la fragmentación de los bloques de falla a

lo largo del plano de ruptura dando la textura característica de una brecha de falla o bien,

si la fragmentación es muy intensa a la formación de una papilla de falla (o gouge) cuya

granulometría puede ir desde arena a arcilla Por motivos de espacio, en los mapas

geológicos tan solo se representa la traza de las principales fracturas de la región

cartografiada, indicándose la presencia de diaclasas (y su orientación) mediante símbolos

geológicos adecuados.

Elementos Geométricos en Fallas

Se resumen los elementos geométricos principales relativos a fallas. De forma general,

respecto del propio plano de falla se distinguen un bloque superior (hanging wall) y un

bloque inferior (foot wall) tomando como referencia cual de los dos descansa sobre la

superficie de discontinuidad apoya. A la hora de considerar los movimientos de los

bloques rocosos alrededor del plano de falla es conveniente cuantificarlos a fin de obtener

información precisa y de potencial utilidad en el análisis de distintos problemas de campo.

Para ello hemos de definir, a continuación, algunos conceptos importantes.


Clasificación y Tipos de Falla

La clasificación de las fallas se realiza de acuerdo a cómo ha sido el movimiento relativo

de los bloques y respecto del buzamiento del propio plano de falla. Así, una falla normal

es aquella en la que el bloque superior ha sufrido un movimiento descendente respecto al

plano de falla mientras que en una falla inversa el movimiento relativo del bloque superior

ha sido en sentido ascendente.

Los términos falla normal y falla inversa son aplicables en tanto y en cuanto las

componentes principales de movimiento de los bloques alrededor del plano de falla están

contenidas en un plano vertical. Ahora bien, cuando el movimiento de los bloques posee
una cierta componente de movimiento contenida en el propio plano de la falla

(componente ‘en dirección’, por estar comprendido en la dirección del plano de falla) se

acompaña a la descripción del tipo de falla (normal o inversa) de un adjetivo que indica

esa circunstancia. Una falla se dice que es dextra (ó dextrógira) cuando el sentido de

movimiento entre los bloques es en sentido horario. De igual manera, la falla será sinistra

(o levógira) cuando el sentido de movimiento 26 entre los bloques sea antihorario. Por

último, cuando el movimiento de la falla está comprendido principalmente en un plano

horizontal, se dice que la falla es en dirección (o falla de desgarre) y será levógira

(sinistra) ó dextrógira (dextra) según sea el sentido de movimiento de un bloque respecto

al otro (antihorario u horario).

Formación y análisis de suelos

La meteorización
Los suelos se forman principalmente por los procesos de meteorización de rocas

anteriormente formadas en sus lugares propios de afloramiento. Todos los materiales son

susceptibles de sufrir los efectos de la meteorización.

La meteorización o alteración de una roca preexistente conlleva la desintegración y

descomposición fisico-química de las rocas que se hallan en contacto con los agentes

externos principales, es decir, la atmosfera y la hidrosfera. La meteorización puede ser

esencialmente física, o mecánica, y química. Los procesos principales de la meteorización

física son la gelifracción, la descompresión, la expansión térmica, la hidratación y la

actividad biológica.

La gelifracción engloba los procesos mecánicos de fragmentación por el hielo. En la

naturaleza, el agua se abre camino a través de las grietas de las rocas y, tras su

congelación, expande y aumenta el tamaño de esas aberturas. Los ciclos repetidos de

congelación y deshielo rompen la roca en fragmentos angulares, originando canchales o

pedregales, lo que representa un proceso importante de la meteorización mecánica.

La descompresión se origina cuando grandes masas de roca pierden de alguna manera su

presión de confinamiento, por descompresión, y quedan expuestas a la presión

atmosférica y a la erosión. Se forman entonces diaclasas de expansión por descompresión

o lajeamiento. Se piensa que esto ocurre, al menos en parte, debido a la gran reducción

de la presión que se produce cuando la roca situada encima es erosionada. En los macizos

graníticos el lajeamiento suele tener formas concéntricas o en cáscara de cebolla. La

minería nos proporciona ejemplos de descompresión al observar cómo se comportan las

rocas una vez que se ha eliminado la presión de confinamiento. Se conocen casos de

estallidos de grandes bloques de roca en las paredes de las galerías de minas, así como de

fracturas paralelas al suelo de las canteras cuando se eliminan grandes bloques de roca.
La expansión térmica produce la desintegración por fracturación repetida de las rocas

debido al ciclo diario de temperaturas. Este fenómeno se ve agudizado en especial en las

regiones desérticas, donde los cambios en las temperatura diarias son más importantes.

Es pues de esperar que la expansión debida al calentamiento y la contracción debida al

enfriamiento pueden además contribuir a la fracturación progresiva y a la desintegración

de los minerales de las rocas con índices de expansión diferentes

La hidratación física produce también fracturación pues modifica el volumen de la roca

por humectación y desecación. La roca sufre expansión y contracción por adsorpción y

deserción de agua entre los vacíos intergranulares o planares de la roca.

La actividad biológica también contribuye a la meteorización, en especial mediante la

actividad de las raíces de las plantas, de los animales excavadores y de toda la variedad

de actividades de los seres humanos sobre el suelo. Además, algunos organismos también

producen ácidos que contribuyen a descomponer químicamente la roca.


La formación de los suelos

La meteorización física y mecánica del la roca contribuye a la formación de la capa de

rocas y fragmentos minerales que constituyen el regolito, el cual forma parte del suelo.

Sin embargo, el suelo es una combinación de la materia mineral o regolito y orgánica o

humus (restos descompuestos de la vida animal y vegetal), agua y aire, que sustenta la

vida animal y el crecimiento de las plantas. La formación de los suelos depende de ciertos

factores de importancia, entre los que hay de destacar: el tipo de suelo, el clima, la

topografía, el tiempo, la actividad orgánica y la dinámica del medio. La dinámica del

medio contribuye a la formación del suelo mediante el papel que juegan la erosión en la

conservación del conjunto del suelo y de los minerales originados en la meteorización de

la roca original. Los minerales del suelo pueden ser no alterados y neoformados por

alteración de los anteriores.

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